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y calidad (Kent, 2019). Con un manejo
adecuado, se logran muy buenos resultados en
cantidad y calidad forrajera, por la elevada
productividad en materia seca (MS), asegurando
así elevados aumentos diarios de peso vivo en
invernada y una mayor producción de carne.
En este trabajo se evaluó la factibilidad
económica de la fertilización nitrogenada en
algunas de las especies y variedades más usadas,
y con mayor distribución regional (Arelovich et
al., 2011). La pérdida de fertilidad de los suelos
por falta de un macronutriente como el nitrógeno
(además de otros micronutrientes), ha
demostrado ser limitante en la producción de
forraje de hasta un 50 % (Romero y Ruiz, 2011).
Si bien la práctica de la fertilización está
difundida en la mayoría de los sistemas
productivos de la región, cabe preguntarse si la
respuesta obtenida en una eventual mayor
productividad forrajera se asocia a una
conveniencia económica de la misma. Esto es
capital cuando el insumo de referencia, como es
la urea, muestra volatilidad en su cotización a lo
largo del tiempo. Por esta razón, se analizará el
impacto del costo adicional que implica la
fertilización en la implantación de verdeos y en
el costo unitario del forraje producido. La
pregunta fundamental es: ¿conviene
económicamente fertilizar? Si la fertilidad de los
lotes es baja y cae la productividad, hay que
tomar decisiones y pensar indudablemente en un
esquema de fertilización que permita revertir
esta situación. Pero existe la posibilidad de que
el forraje pueda convertirse en un recurso
costoso, aun cuando su uso directo y la relación
producción y calidad lo hagan un insumo
accesible económicamente. Por otro lado, si
dejar de fertilizar puede resultar costoso para el
sistema, porque una baja productividad aumenta
el costo por kg de MS.ha-1 y consecuentemente
reduce la producción potencial de carne.ha-1. El
proceso de toma de decisiones busca combinar
de la mejor manera los recursos existentes,
costos y beneficios resultantes. En este sentido,
se propone realizar el análisis económico desde
distintos enfoques metodológicos, vinculados
entre sí. Desde el punto de vista de los costos,
como cualquier plan de siembras general y en el
caso de los VI en particular, se debe decidir un
planteo tecnológico determinado que define la
estructura de costos directos y el costo total por
hectárea. En el mismo se incluye el sistema de
siembra (directa o convencional), labores de
preparación de suelo, pulverizaciones,
fertilización y los insumos de la sementera. En
esta experiencia, todos los componentes son
fijos y la fertilización nitrogenada es la única
variable del planteo, por lo que incrementa los
costos por el insumo utilizado (urea), y la labor
necesaria para su aplicación. La relación entre
este costo total y la biomasa producida
determina el costo unitario (CU) por kg de
materia seca que es un primer indicador
fundamental sobre la conveniencia o no de
realizar la práctica.
El enfoque metodológico propone medir el
impacto de la fertilización sobre el producto
final, en este caso la producción de carne, como
derivado de la producción de forraje. Para ello
es necesario establecer una conversión técnica
promedio para todos los materiales. La hipótesis
es que la cotización del producto carne amplíe,
reduzca o eventualmente ratifique los resultados
previos sobre la conveniencia de fertilizar un VI
según el cálculo del CU. Ambos enfoques
estarán aplicados en una serie de tiempo y en
moneda constante. Con ello se espera detectar
variaciones de los precios relativos de insumos
y productos, dentro de la serie.
La combinación de la información recopilada
en los dos enfoques anteriores plantea el desafío
de determinar un umbral económico para decidir
la conveniencia o no de realizar una fertilización
nitrogenada. Modelos ajustados para distintas
regiones y utilizados en cultivos agrícolas como
trigo o maíz (Alvarez, 2007; Bono y Alvarez,
2006), generan un primer indicador de
Eficiencia Productiva/Agronómica (EAGR)
marginal, que define cuantos kg de un producto
(grano) se obtienen por kg de insumo utilizado
(nitrógeno). El modelo decisorio queda definido
entre la relación de la EAGR y el contenido
variable del nitrógeno total en el suelo. En este
trabajo el producto es la producción adicional de
carne por efecto de la fertilización en relación
con las dosis de urea utilizadas en cada
tratamiento. Paralelamente se establece una
relación insumo producto (RIP: urea/carne) para
Hernández, M. L., Fontana, L. M. C., Lorda, H. O., Porta Siota, F. y Babinec, F. J.
SEMIÁRIDA,Vol. 34, N° 1. Enero-Junio 2024. ISSN 2408-4077 (online), pp. 63-74