DOI: http://dx.doi.org/10.19137/qs.v22i1.2511
RESEÑAS
Paula Bruno1
Los dos libros que aquí comento tienen en común el uso del concepto de “redes intelectuales” para pensar en configuraciones, sociabilidades y entramados
de relaciones en el siglo XX. En el libro editado por Claudia Salomón
Tarquini y María Lanzillotta se usa el concepto para pensar en un marco regional,
mientras que en la publicación compilada por Alexandra Pita González
el escenario es América Latina (pensada como región) en clave transnacional.
Apostar por el uso de este concepto implica varios desafíos dado que, desde
la teoría de redes, se ha discutido y cuestionado la efectividad del mismo para
pensar fenómenos y dinámicas culturales e intelectuales. De hecho, en ambos
libros, las responsables de escribir las “Palabras Preliminares” en un caso
(Salomón Tarquini y Lanzillotta) y la “Introducción” en otro (Pita González)
se ocupan de dar cuenta de los motivos por los que han decidido denominar
de esa forma los fenómenos estudiados en los volúmenes. Mientras que en el
primer caso, las editoras señalan que en el libro “se ha usado el concepto de
red en sentido metafórico”, en contraposición a un “uso fuerte” (p. 9, cursivas
en el original), en el segundo se plantea que la propia experiencia de la realización
del libro fue una oportunidad para los miembros de un proyecto de
pensar si la idea de redes es una “herramienta útil para el estudio histórico de
los intelectuales” (p. 7).
El libro de Salomón Tarquini y Lanzillotta contiene tres partes, la primera
se titula “Espacios de sociabilidad y redes intelectuales en la primera mitad
del siglo XX” y cuenta con contribuciones de Soledad Martínez Zuccardi, Ana
Clarisa Agüero, Carolina Romano, María de los Ángeles Lanzillotta); la segunda se titula “Instituciones y espacios de sociabilidad intelectual en las nuevas provincias” y está conformada por textos de Claudia Salomón Tarquini, Ana María
Romaniuk, Florencia Prina y Silvia Mellado; la tercera lleva el título “Itinerarios
y discursos” y reúne textos de Federico Martocci, Flavia Fiorucci, Lucía Lionetti
y Anabella Abbona. Como señalan las editoras, el hilo conductor de los trabajos
es el de indagar acerca de espacios culturales y figuras que tuvieron como
vector de sus prácticas la “elaboración de discursos identitarios para caracterizar
los ámbitos regionales” (p. 9). De este modo, se encuentran en los distintos
aportes una serie de consideraciones sobre instituciones o círculos (Instituto
Provincial de Bellas Artes de La Pampa, Centro de Escritores Patagónicos, por
ejemplo), figuras (Juan Ripa, Germán Canuhé, Salomón Wapnir, entre otros) y
discursos identitarios (pampeanidad, por mencionar uno de ellos). Como indica
en el prólogo Ana Teresa Martínez, a partir de estos distintos objetos de
estudio, el libro plantea interesantes interrogantes sobre las tensiones centros/periferias y las identidades de provincias argentinas “nuevas” y “viejas”, así como también una serie de preguntas sobre cómo compatibilizar el concepto
de redes con el de sociabilidades y de campo cultural. Por todas estas cuestiones,
el libro es un aporte para pensar la Argentina y su vida intelectual más
allá de Buenos Aires; a su vez, es en sí mismo sugerente, porque nos habilita
a pensar todo lo que resta por hacer en nuestra joven historiografía. Por dar
solamente un ejemplo, como lectora me pregunto cómo se podrían poner en
diálogo las investigaciones que dan cuenta de lo que sucedía en la ciudad capital
con las contribuciones que nos revelan los ritmos de ámbitos caracterizados
de distintas formas a lo largo del volumen (espacios regionales, provincias,
periferias, culturas del interior). Creo que este es un desafío que permitiría dejar
de pensar el mundo porteño, por un lado, y todo el resto de los espacios, por
otro, como objetos de estudio privativos de líneas de interpretación que no se
articulan, en general, entre sí. Esta es solamente una de las sanas inquietudes
que esta publicación genera.
El libro de Pita González, por su parte, está compuesto por diez capítulos
(sus autores son Daniel Iglesias, Fabio Moraga Valle, Alexandra Pita
González, Marco Antonio Vuelvas Solórzano, María del Carmen Grillo, Irma
Guadalupe Villasana Mercado, Cristina Fernández, Blanca Mar León Rosabal,
Pablo Requena y Regina Crespo) que pueden agruparse de la siguiente forma:
aquellos que piensan las redes a partir de empresas editoriales (como Revista
de Filosofía, Ábside. Revista de Cultura Mexicana, Ulises, La Campana de Palo
y Revista Cubana, por ejemplo); aquellos que piensan en el entramado de una
red intelectual a partir de una institución (como la Junta de Historia y Numismática
Americana); y otros que hacen foco en una trayectoria particular (José Ingenieros o Rómulo Bentancourt, por mencionar dos casos) como articuladora
de relaciones. A lo largo de los capítulos cada uno de los autores dedica unas
páginas a dar cuenta de la metodología utilizada para su contribución y de las
hipótesis de trabajo que se testean. Considero que el volumen deja también
algunas cuestiones centrales para la reflexión. Recientemente, Iván Jablonka
ha señalado que los historiadores y los cientistas sociales suelen mostrar los
resultados de sus investigaciones sin hacer explícito el revés de la trama. Como
si las reglas del oficio generaran una falsa idea de “acabado” que no permiten
ver cuáles fueron las dinámicas que llevaron a los resultados mostrados.
En este sentido, creo que un libro como el coordinado por Pita González da
muestras de las potencialidades que pueden generar en la investigación las
dudas y las incertidumbres respecto del uso de un concepto o una herramienta
metodológica.
En suma, ambos libros permiten poner en discusión cuestiones de orden
conceptual e interpretativo. Creo que, en este sentido, la lectura de estas
obras puede ser de gran utilidad para discusiones historiográficas y metodológicas
fructíferas en el marco de la historia cultural e intelectual argentina y
latinoamericana.
Notas
1 Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas/Universidad Di Tella. Argentina. Correo electrónico: pbruno@utdt.edu.
Referencias bibliográficas
1. Michael, E. (2002). Deux traditions d’analyse des réseaux sociaux. Réseaux, 5 (115), 183-212. DOI: 10.3917/res.115.0183.
2. Mustafa E. y Goodwin, J. (1994). Network Analysis, Culture, and the Problem of Agency. The American Journal of Sociology, 99 (6), 1411-1454.