https://dx.doi.org/10.19137/praxiseducativa-2023-270201

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 EDITORIAL

Conversaciones pendientes

María Graciela Di Franco

Universidad Nacional de La Pampa, Argentina  

chdifranco@gmail.com

ORCID  0000-0002-6312-1825  

Cada día llegan a nuestra revista artículos, ensayos, reseñas, que ponen en valor el análisis y ´soluciones´ en estos tiempos de emergencia sociosanitaria, que desde nuestros relatos hemos entendido de excepción y de posibilidad. Tiempos que exigen reflexión sobre el sentido de lo que hacemos en educación y en la formación en las instituciones educativas. Ese para qué en el que aparecieron vacíos de conversaciones no llevadas adelante y nos mostraron un panorama educativo con muchas necesidades -a veces no conocidas, otras no profundizadas, en medio de la incertidumbre.

Las que primero nos movilizaron al inicio mismo de la pandemia tenía que ver con desigualdades que seguían gestando exclusión. Las instituciones nos pusimos de urgencia a atender para que nadie quedara afuera:  se dialogó con estudiantes, se evaluaron posibilidades tecnológicas, se atendieron necesidades cercanas. Luego generamos conversatorios con especialistas, estudiantes, equipos directivos de las escuelas, graduadas/os identificando voces, recuperando dificultades, susurrando acciones, discutiendo posibilidades, modificando reglamentaciones, programas, seleccionado bibliografía, reorganizando cursadas, atendiendo tiempos y espacios otros.

Luego nos propusimos -y aún lo hacemos- habitar la universidad y la escuela.

Para ello necesitamos que la academia sostenga una pedagogía del cuidado que atienda nuevas necesidades que estamos conociendo, subjetividades con las que dialogamos, precariedades con las que nos encontramos.  Sostenemos que otra formación es necesaria y posible.

Una de las dimensiones que ha resultado más significativa para pensar esta nueva formación radica en la confianza de una formación cada vez menos fragmentada, articulada en un complejo, conflictivo y desafiante Campo de las Prácticas:  

- Un Campo de Prácticas que apunta a la construcción y desarrollo de capacidades para y en la acción práctica profesional en las aulas y en las escuelas, en las distintas actividades docentes en situaciones didácticamente prefiguradas y en contextos sociales diversos. Difícil de construir y demorado después de la pandemia.

- Unos diseños curriculares que han logrado una significativa mejora en el incremento y en la inclusión de espacios curriculares dirigidos a la formación en la práctica.

- Un Campo de Prácticas que se inicie desde el comienzo de la formación y acompañe, progresivamente a los otros campos curriculares y que se constituya en un eje integrador en los diseños curriculares, vinculando los aportes de conocimientos de los otros campos.

Quedó escrito en los planes, pero los acuerdos aún son más discursivos que reales.

- Un Campo de Prácticas que avanza en la superación de los enfoques verticales y aplicativos, en los que las prácticas docentes tenían lugar sólo al final de los estudios. Se logra en cuanto se instala la escuela como contexto de referencia del ejercicio profesional docente.

-Un Campo de Prácticas que permita discutir las condiciones de trabajo de formadores e instituciones para seguir formándose e interpelando aquellas prácticas heredadas.

Dos dispositivos proponemos activar para la formación que editamos en estos nuevos tiempos:  la escritura colaborativa de la memoria narrativa institucional y etnografiar procesos analíticos, escribir juntas/os nuestra historia formativa a la par de analizarla, reflexionarla, actuarla cognitiva y emotivamente.

Escritura colaborativa de la memoria narrativa institucional

La escritura colaborativa en la construcción de la memoria narrativa institucional es la que reconstruye/hace/ y rehace retazos significativos y fundantes de la implementación del Campo de las Prácticas en los planes de estudio de la Facultad. Resulta el primer momento del agenciamiento de nuestra propia historia para analizar los caminos trazados. Para esta narrativa institucional, necesitamos habitar esta memoria primero para conocer la “realidad” construida como propuestas de formación, para lo cual la recuperación de la historia es indispensable y, segundo, cómo a partir de esos procesos de restitución se puede dar cuenta de otras narrativas que confrontan la oficial, las nuevas, las alternativas, las otras. Estos argumentos habilitan la mixtura de campos de conocimiento y de prácticas políticas y organizativas que inciden en la recuperación/ construcción/ deconstrucción de la historia institucional. Esta historia está orientada a la construcción “desde abajo”, recuperando el carácter comprometido de quienes estamos involucrados en lo cotidiano del campo de las prácticas. El cual surgió después de una prescripción curricular que lo enunciaba. Ahora trabajamos para posibilitar relato y acción propios, contrarios tal vez, conflictivos, contradictorios al preguntarnos acerca de la formación de profesoras/es entre las distintas interpretaciones que habitan los modos de actuarnos.

Para la construcción de la historia, la práctica se constituye en el escenario donde se produce conocimiento. El acto de conocer no está separado de la experiencia de los sujetos, es ante todo un acto vivido (Cuevas Marín, 2013). Esto implica el acercamiento de los sujetos como actores sociales a la comprensión de esa historicidad y, además, conlleva la necesidad de generar herramientas compartidas para su análisis. Buscamos analizar y reflexionar desde la recuperación de la historia sobre el sentido pensado y realizado, así como desde los aspectos que definen su identidad y autonomía (para poner en cuestión aquella hegemonía positivista heredada y sobre la que habría operado la colonialidad del saber).

Este proceso identitario en construcción propone la coformación en el interior del proceso social, lo que exige la articulación con los contextos escolares, barrios, estudiantes, docentes, padres, saberes, entre otros. Las/os sujetas/os del territorio centrales en nuestra tarea; la formación debe estimular a los sujetos a que sepan de primera mano cómo viven y qué sienten los menos favorecidos, estos contactos tienen una fuerza enorme. “Nos resulta fácil no tener en cuenta las necesidades de quienes no conocemos. (…) Sin ello no podremos esperar que los profesores adquieran una preparación social (Kilpatrik, 1933, p. 266 en Giroux, 1990).

Etnografiar procesos analíticos

Junto con el escribir/actuar compartido nuestra formación debe continuar habilitando procesos investigativos que nos permita indagar cómo las personas construimos y reconstruimos la realidad social en interacción institucional/interinstitucional/comunitaria y las interpretaciones de los sentidos de las decisiones tomadas en relación con el campo de la práctica. En este sentido al centrarnos en las prácticas, podemos genera registro detallado y profundo de lo cotidiano en las aulas y analizar las huellas de la palabra viva en la escritura.

En estos procesos analíticos volveremos recursivamente la mirada hasta advertir los propios atravesamientos de contradicciones y naturalizaciones. Volver a los sentidos de la formación, a los mandatos fundacionales institucionales y libertarios, buscar nuevos significados, ahondar en sentires profundos. Tejer y destejer en esa urdimbre ayuda.

Disponemos de conocimientos acerca de nosotras mismas y del mundo social, donde se generan nuevos modos de construir saber local, situado, nuevas formas de escritura cualitativa que se adaptan a este mundo de incertidumbre que vivimos, como etnografías de procesos analíticos creativos (Richardson y St. Pierre, 2017). Estas etnografías discuten la idea de triángulo, reconoce más de tres lados desde los cuales enfocar el mundo. “No triangulamos, cristalizamos” (Richardson & St. Pierre; 2017, p. 135). Desde esta perspectiva metodológica, proponemos en esta actividad investigativa el cristal como imaginario de validez que combina variedad de formas, multidimensionalidades, multiterritorialidades. “Los cristales son prismas que reflejan externalidades y refractan dentro de sí mismos, creando diferentes colores, diseños y matices que zarpan en diferentes direcciones” (Richardson & St. Pierre, 2017, p. 135).

Abandonamos el plano para asumir esta tridimensionalidad que nos brinda una comprensión compleja, profunda y parcial de investigación educativa que pone el foco en el modo de construir de la formación centrada en una episteme de la práxis.

Algunos de rasgos identitarios que quisiéramos sostener en la formación y en la investigación:

Partimos de pensar en estas conversaciones pendientes la importancia de la educación y de la formación en el contexto de la universidad. Recreamos la decisión política y curricular de la gestación del campo de las Prácticas como espacio esencial en la formación de profesoras/es en estos tiempos de incertidumbre. Nos dejamos el compromiso y la exigencia de sostener una escritura colaborativa de la memoria narrativa institucional como modo de hacer compartido y etnografiar procesos analíticos que nos permitan indagar lo que sucede en el campo de la práctica, lo que nos sucede en ese campo.

Finalmente, técnica mixta. Adriana Chavarrí

Referencias

Cuevas Marín, P. (2013). Memoria colectiva: Hacia un proyecto decolonial en Walsh, C. (editora) Pedagogías decoloniales: Prácticas insurgentes de resistir, (re)existir y (re)vivir. Ediciones Abya-Yala

Giroux, H. (1990). Los profesores como intelectuales. Hacia una pedagogía crítica del aprendizaje. Barcelona, España: Paidós/MEC.

Richardson, L., ST, Pierre (2017). La escritura: un método de investigación. En: Denzin, N., Lincoln, I. El arte y la práctica de la interpretación, la evaluación y la presentación. Gedisa

Rivera-Vargas P., Miño-Puigcercós, R., Passeron, E.  (coords.). (2022)   Educar con sentido transformador en la universidad, Ediciones Octaedro.