DOI: 10.19137/praxiseducativa-2017-210305
ARTICULOS
Resumen: El presente artículo recoge los resultados realizada en Chile durante 2015, en la cual se ha indagado respecto al uso del debate de temas controversiales para el desarrollo de competencias en ciudadanía. En concreto, setenta y cuatro jóvenes de primer año de secundaria, con edades entre los 14 y 15 años, han investigado y debatido en torno a la posible despenalización de la marihuana en Chile y la demanda marítima que mantiene el Gobierno de Bolivia, contra el de Chile, en la Corte Internacional de La Haya (Países Bajos). Los resultados obtenidos apuntan al gran potencial de este tipo de asuntos para el aprendizaje de competencias ciudadanas, a una alta valoración de este método por parte del alumnado y a la necesidad de incorporar este tipo de temas en la nueva asignatura chilena de formación ciudadana.
Palabras clave: Educación ciudadana; Temas controversiales; Problemas sociales; Debate; Democracia.
Abstract: This paper presents the results of an Chile, in 2015, which has inquired about the potential of controversial issues debate for the development of citizenship skills. Specifically, seventyfour secondary school students, aged between 14 and 15 years old, have researched and debated about the possible decriminalization of marijuana in Chile and about the Bolivian maritime claim, against the Chilean government, at the International Court of Justice located in The Hague (Netherlands). The results show the big potential of such issues for the development of citizenship skills, a high positive evaluation of this method by students and the need to incorporate these kinds of issues in the new Chilean citizenship subject.
Keywords: Citizenship education; Controversial issues; Social problems; Debate; Democracy.
El presente artículo analiza la experiencia de un módulo
didáctico basado en el debate de temas controversiales,
destinado al desarrollo de competencias ciudadanas en
jóvenes de secundaria. Con ello se ha buscado determinar las
fortalezas y debilidades de dicha propuesta, así como la valoración
que hace de ella el alumnado partícipe.
En un primer momento, son planteadas las posibilidades
del debate de controversias en el marco de la nueva asignatura
chilena de ciudadanía. Luego, son explicitados diversos aspectos metodológicos del presente estudio y
son expuestos sus resultados. Finalmente, se
formulan una serie de conclusiones referentes
al proyecto realizado, así como una reflexión
sobre la necesidad de enfoques didácticos que
sitúen al alumnado al centro del proceso de
enseñanza y aprendizaje.
El Ministerio de Educación de Chile (MINEDUC)
ha instaurado recientemente una
nueva asignatura de ciudadanía para secundaria.
Sin embargo, la investigación realizada
hasta el momento nos plantea la existencia de
una serie de retos para lograr su adecuada implementación
(Magendzo & Toledo, 2009). En
dicho sentido, para Bonhomme, Cox, Tham& Lira(2015) resulta de especial preocupación el
apego de buena parte del Profesorado de Ciencias
Sociales a estilos docentes expositivos.
Junto a lo señalado, los llamados “Aprendizajes
Transversales” del currículum, que supuestamente
debían abordar los saberes en ciudadanía,
han quedado marginados en el aula frente
a la obligación de las escuelas por lograr que el
alumnado memorice los contenidos disciplinares
evaluados en la prueba de medición nacional
SIMCE (Salinas, Oller& Muñoz, 2016).
Pese a lo expresado anteriormente, y desde
una mirada más optimista, constatamos que la
nueva asignatura de ciudadanía es una valiosa
oportunidad para implementar en las escuelas
chilenas metodologías didácticas innovadoras.
Es en este punto donde se ha situado el presente
estudio, llevando al aula la teoría del debate
de temas controversiales como herramienta
para el desarrollo de competencias ciudadanas
(Claire & Holden, 2007). Con ello se ha pretendido
contribuir a la reflexión sobre el uso
y potencialidades de dicho enfoque didáctico.
La validez de tal propuesta es expresada por
Santisteban (2012) cuando señala que:
…la competencia social y ciudadana solo se puede desarrollar en el alumnado si trabajamos a partir de cuestiones centrales de la sociedad actual… problemas sociales relevantes o temas controvertidos (Santisteban, 2012: 227).
Debemos tener presente que la vida en
comunidad conlleva la existencia de una serie
constante e infinita de conflictos. Por ello,
un requisito fundamental de toda sociedad
democrática es la capacidad para gestionar
dichas pugnas en un marco de respeto y diálogo.
En dicho sentido, una escuela –o un
sistema educativo– que ignore la existencia
de controversias está evitando su responsabilidad
con la sociedad. Por el contrario, el
rol de las instituciones educativas debe ser
precisamente enseñar el origen de las desavenencias
y los mecanismos para resolverlas
democrática y pacíficamente. Ello implica,
necesariamente, aceptarlos conflictos y propiciar
el debate entre las diversas posturas
(Benejam, 1997).
Los temas controversiales resultan de gran
utilidad para generar debates en el aula, debido
a su facilidad para implicar emocionalmente
al alumnado. Ello asegura un mayor interés
y participación, estableciendo así mejores condiciones
para el logro de aprendizajes significativos.
En esta misma línea, López (2011) señala
que tratar controversias en clases permite
a los jóvenes:
…aprender a argumentar y fundamentar las opiniones en fuentes de información fiables, datos verificables, y razonamientos lógicos… compartir esos argumentos, comunicarlos, contrastarlos y debatirlos con otros, aprender a defender puntos de vista… y, en su caso, aceptar argumentos diferentes o alternativos al propio hasta llegar a modificar la posición inicial… (López, 2011: 70).
Los temas controversiales no suelen estar
disponibles en los libros de texto tradicionales.
Al respecto, es importante tener presente
que los medios de comunicación usualmente
informan al alumnado, al menos parcialmente,
de estas problemáticas (Tutiaux-Guillon,
2011). Del mismo modo, al tratar controversias
en el aula es importante expandir nuestros
materiales educativos tanto a la prensa como
a otras formas de difusión de ideas y contenidos,
siempre buscando representar, adecuada
y equilibradamente, los diversos grupos de
opinión presentes en cada uno de ellos. Igualmente,
es crucial impulsar a los jóvenes a investigar
por su cuenta y permitirles insertar
nueva información al debate.
En cuanto a las estrategias docentes para
tratar temas controversiales en el aula, López (2011) destaca dos: en la primera de ellas es
el profesor quien asigna a los estudiantes las
posturas que deben defender, bajo la idea de
que ello contribuirá a desarrollar su empatía.
Sin embargo, esto implica que los alumnos,
al no verse identificados por la posición que
sostienen, difícilmente se sentirán motivados
a investigar sobre los asuntos tratados o a elaborar
argumentos complejos en torno a ellos.
Una segunda estrategia, aquella utilizada en
este estudio, supone que el docente plantea el
tema y organiza el trabajo, pero son los jóvenes
quienes se agrupan por sí mismos según sus
propias afinidades. Lo mejor de este método es
que garantiza el entusiasmo de un alumnado
que defiende aquello en lo que realmente cree.
Su punto más débil es que raramente se cambia
de idea fruto del debate y ningún grupo
es capaz de convencer al otro, sino que, por el
contrario, tienden a reafirmarse a sí mismos.
No obstante, como señala el mismo autor:
…[en] el transcurso del debate se van a ver obligados a refinar los argumentos para tratar de responder a las objeciones y a los razonamientos contrarios a los suyos. Y esto tiene gran relevancia educativa… (López, 2011:70).
Existen una serie de conocimientos, actitudes
y habilidades que buscamos desarrollar
mediante el debate de temas controversiales.
En tal sentido, Morillas (2006) ha definido
cuatro tipos de competencias necesarias
para el ejercicio ciudadano: críticas y creativas;
afectivas y sociales; comunicativas; y
digitales.
Las competencias críticas y creativas de la
ciudadanía se refieren a la capacidad de cuestionar
críticamente la realidad que nos rodea
y nuestra relación con ella. De este modo se
logra pensar realidades alternativas en base a
un posicionamiento valórico orientado hacia
la justicia (Pagès, 2012). Así mismo, en un
mundo actual dominado por los medios de
masas y la manipulación social a gran escala,
estas competencias nos permiten discernir
entre hechos y opiniones. Al respecto, la investigación
y debate de temas controversiales
ayuda a los jóvenes a hacerse conscientes de
las ideas previas que tienen acerca de la realidad
y a contrastar críticamente las fuentes de
conocimiento.
Por su parte, las competencias afectivas y
sociales suponen el desarrollo de los valores y
las habilidades que nos permiten tener empatía
con otros. En este sentido, discutir temas
de actualidad posibilita adquirir mayor sensibilidad
ante lo que ocurre a nuestro alrededor
a nivel local, regional y global, utilizar las diversas
inteligencias emocionales para aprender
nuevos conocimientos sobre la realidad e
interiorizar afectivamente los valores sociales
y ambientales descubiertos.
Las competencias comunicativas de un
ciudadano son aquellas que le permiten dialogar
y debatir con los demás. Poseen una gran
importancia ya que el ejercicio de la ciudadanía
requiere, imprescindiblemente, tanto
de la capacidad de expresar las ideas propias
como de la aptitud para escuchar y analizar las
opiniones de los demás (Aguado, Ballesteros,
Mata& Sánchez, 2013). Respecto a este tipo de
competencias, debatir temas actuales nos ayuda
a escuchar y percibir la realidad con todos
nuestros sentidos, argumentar ideas y comunicarnos
desde una estructura dialógica, respetuosa
y responsable.
En cuanto a las competencias digitales, éstas
implican el desarrollo de habilidades para
el manejo, análisis y evaluación de las diversas
herramientas tecnológicas que el siglo XXI
ofrece a la ciudadanía. Investigar y debatir en
torno a temas controversiales plantea al alumnado
el reto de buscar y seleccionar información,
lo impulsa a valorar críticamente la comunicación
de ideas y saberes a través de las
TIC.
El presente estudio corresponde a una investigación-
acción desarrollada bajo una mirada
esencialmente cualitativa (Latorre, 2004).
Sin embargo, se han utilizado algunas herramientas
cuantitativas al organizar parte de los
datos obtenidos, por ello, podemos hablar de
un modelo mixto.
Los objetivos de la investigación fueron: a)
diseñar, aplicar y evaluar un módulo didáctico
basado en temas controversiales; b) explorar
en las ideas de los jóvenes sobre el trabajo en aula con dichos asuntos; y c) valorar el potencial
de la investigación y el debate para el desarrollo
de competencias ciudadanas.
El estudio ha sido realizado en un centro
educativo particular, subvencionado, con un
alto índice de vulnerabilidad social, ubicado
en la Provincia de Concepción (Chile). Han
participado de la intervención didáctica setenta
y cuatro jóvenes de primer año de secundaria,
divididos en dos cursos, cuyas edades, al
momento de comenzar las indagaciones, fluctuaban
entre los 14 y 15 años.
Para recoger información se ha utilizado
un cuestionario semiestructurado destinado
a conocer las ideas del alumnado respecto al
uso de temas controversiales en el aula. Con
el mismo objetivo, se han efectuado ocho entrevistas
personales y dos focus groups con
la participación de cinco estudiantes en cada
uno. Fuentes de información secundaria han
sido el registro escrito de las actividades realizadas
y las grabaciones en video de cada una
de las clases.
El denominado “Módulo de Debate de Temas
Controversiales” se ha llevado adelante en
seis clases, de 90 minutos cada una. Se han analizado
y debatido dos cuestiones polémicas en
la opinión pública chilena en aquel momento:
la posible despenalización de la marihuana y
la demanda marítima que el Gobierno boliviano
mantiene contra su homólogo chileno en el
Tribunal Internacional de La Haya. Entre los
materiales utilizados se cuentan guías de trabajo
grupal, tarjetas didácticas sobre valores
universales, prensa, imágenes impresas y videos.
En el Cuadro 1 se presentan las diversas
etapas de esta propuesta.
En el módulo descripto, la etapa 1 cumple
un rol de “fase previa” destinada a preparar
a estudiantes habituados a clases expositivas
para un modelo de aprendizaje participativo y
deliberativo. Su importancia para el desarrollo
del conjunto de la propuesta didáctica radica
en que las competencias comunicativas y valóricas
(Morillas, 2006) son cruciales para que
los jóvenes asimilen el derecho de los demás a pensar diferente y, por tanto, también puedan
expresar sus propias ideas sin temor.
Durante el módulo se ha utilizado un estilo
de enseñanza participativo y centrado en los
alumnos, pues han sido ellos, y no el docente,
quienes han tenido la palabra durante la mayor
parte del tiempo. El rol del profesor se ha
limitado a determinar las actividades, a definir
los tiempos y a garantizar una discusión respetuosa.
Durante las sesiones de debate el docente/
investigador ha mantenido una actitud de neutralidad
activa, a fin de permitir a los jóvenes
partícipes una elaboración autónoma de sus
opiniones y no inclinarles hacia una posición
determinada. Ello, sin embargo, no ha implicado
el abandono de una postura intelectualcrítica,
sino que, por el contrario, éste ha insistido
continuamente en la importancia de
debatir temas controversiales como parte de
un ejercicio crítico y activo de la ciudadanía.
En el Cuadro 2, a modo de ejemplo, se indican
las posiciones, principales argumentos y
resultados de la votación final sobre la posible
despenalización de la marihuana en Chile.
Los resultados del presente estudio se han dividido en dos partes: la valoración del alumnado sobre tratar temas controversiales en el aula y nuestra propia valoración del módulo didáctico empleado.
Un 99% de los jóvenes partícipes ha señalado en el cuestionario estar de acuerdo con tratar controversias en el aula. Sus motivos son expuestos en el Cuadro 3:
El análisis cualitativo del registro escrito y
audiovisual ha evidenciado un alto grado de
participación e interés de los jóvenes por los
temas tratados. En las grabaciones de los debates
se aprecia una fuerte compenetración con
la posición asumida, mostrando incluso una
gran vehemencia expositiva que, sin embargo,
no ha llegado a interrumpir una actitud de respeto
por las opiniones ajenas que se ha mantenido
durante todo el módulo.
En las entrevistas y focus groups el alumnado
partícipe ha valorado de forma muy positiva
la experiencia de los debates realizados.
A modo de ejemplo, se exponen los siguientes
relatos:
“Me gustó debatir porque pude decir lo que sentía. Los alumnos hemos sido los protagonistas, hemos sido nosotros los que hemos debatido y todo se ha tratado de nosotros” (Antonio).
“Me ha servido para sacar mis propias conclusiones sobre estos temas y que así nadie me diga qué pensar” (Valeria).
“…nos hemos podido expresar libremente, siempre con respeto, y sin miedo a equivocarnos” (Alejandro).
El 1% que no estuvo de acuerdo con tratar temas controversiales representa a una única alumna, cuyos argumentos pueden ser resumidos en la siguiente frase:
“…creo que no es algo para hablar en una sala de clases, sino en las casas, con la familia” (Sonia).
Durante el focus group 2, se preguntó a los jóvenes sobre las posibles diferencias entre sus clases habituales de ciencias sociales y el módulo realizado. El diálogo subsecuente es transcripto a continuación.
Investigador: “¿Ustedes ven alguna diferencia entre las clases habituales de la asignatura de el módulo?”.
Rayen: “Sí, en muchas actividades dimos nuestra opinión, en cambio, muchos otros profesores no nos escuchan”.
Juan: “Los profesores nos ponen las diapositivas y de eso debes escribir”.
Javiera: “Y obedecer lo que nos dicen [risas]. Ahora hemos podido opinar y expresarnos”.
Rayen: “Y los demás respetaban nuestra opinión”.
Javiera: “Sí, y pudimos debatir también, pudimos participar todos”.
Vicente: “Fue como si nosotros hiciésemos la clase”.
Rayen: “Acá nos han dejado participar”.
Juan: “Hemos podido conversar y dar nuestra opinión en clases”.
Javiera: “Hemos podido expresarnos también, eso ha sido muy distinto a las otras clases”.
Ignacio: “En las clases usuales siempre es una la respuesta”.
Vicente: “Sí, y ahí no puedes conversar con tus compañeros, como para complementar bien la información, en cambio, acá hemos podido hablar entre todos y ayudarnos”.
En un sentido similar al expresado en los relatos precedentes, un alumno entrevistado ha señalado que:
“En la asignatura normal es: poner atención, escribir, de vez en cuando ver videos sobre el contenido, estudiar y prueba. Y el ciclo se renueva. Pero el módulo de formación ciudadana es mucho más didáctico, entretenido y bastante interesante…” (Alejandro)
Por otro lado, resulta preocupante que varios alumnos se refiriesen a lo que consideran la poca utilidad práctica de estudiar historia. Al respecto, una joven señaló:
“…es bastante aburrido tratar esos temas que pasaron hace mucho tiempo. En cambio, en el módulo se han visto temas actuales, se tratan temas importantes y nos sirve para aprender sobre nuestros derechos. Lo que aprendimos en el módulo sí nos va a servir en el futuro.” (Noelia).
El módulo didáctico empleado se ha mostrado
efectivo para el desarrollo del proyecto
y para el aprendizaje de competencias ciudadanas.
En tal sentido, ha destacado entre los
jóvenes: su alta participación al momento de
expresar sus puntos de vista, su interés por
buscar información en internet que les permitiese
argumentar y contraargumentar, su evaluación
crítica de las diversas posturas e ideas
y el continuo respeto mostrado por las diversas
opiniones durante los debates. De especial importancia
ha resultado la etapa 1 de módulo, la
cual ha servido como una fase de preparación
del alumnado para llevar adelante un modelo
de clases participativo y deliberativo.
La elección de los temas controversiales
debatidos fue realizada en base a asuntos candentes
en la opinión pública chilena de aquel momento. Esta decisión resultó acertada y
prueba de ello fue el entusiasmo de los jóvenes
por abordarlos. Así mismo, la estrategia de
tratar dos controversias simultáneamente se
ha mostrado útil en dos sentidos: 1) aumentó las posibilidades de que el alumnado se sintiera
motivado por alguno de los temas tratados e
identificado por algunas de las posturas defendidas
en torno a ellos; y 2) permitió la existencia
de un número de compañeros de aula aún “por convencer” respecto a cada tema, debido a
que si bien cada grupo de jóvenes investigó sobre
una sola problemática, en los debates y en
la votación final de cada controversia participó toda la clase.
Tanto el enfoque didáctico como el material
empleado fueron valorados positivamente
por el alumnado. No resulta extraño, pues
ambos aspectos han sido diseñados a fin de
permitirle asumir el protagonismo de la clase
y empoderarse con el proceso de enseñanza aprendizaje.
”La Mari”, escultura. Marta Arangoa
Se han determinado dos aspectos del módulo que deben ser replanteados: a) pese a que la etapa 1 ha cumplido su función como fase previa, es recomendable asignarle un tiempo mayor con el objetivo de tratar con mayor solidez la dimensión valórica del ejercicio ciudadano y de contemplar discusiones que promuevan el pensamiento histórico, entendido éste como un elemento fundamental de una ciudadanía crítica capaz de comprender la realidad actual desde el pasado que le ha dado forma; y b) se deben incrementar los esfuerzos por explicitar al alumnado los objetivos educativos de la formación ciudadana, a fin de incentivar la confianza de jóvenes que presenten reticencias ideológicas al tratamiento de controversias en el aula. En dicho sentido, se ha de tener presente que una mayor profundización de este tipo de métodos y un conocimiento cabal sobre los mismos, contribuirá a disipar las dudas en torno a ellos.
Los resultados de esta investigación-acción
respaldan el potencial de los temas controversiales
para el desarrollo de competencias ciudadanas.
Los jóvenes partícipes han mostrado
una mejora notable en su capacidad para
analizar críticamente la información y diseñar
argumentos, han ejercitado sus habilidades comunicativas
y han interiorizado el respeto por
las opiniones de otros. En relación a ello, los resultados
apuntan a que la necesidad de pensar
argumentos y contra respuestas en defensa de la
posición propia, potencia de forma importante
la habilidad de los jóvenes para debatir y sostener
sus ideas. Sin embargo, y pese a los múltiples
aspectos del módulo que han sido valorados
positivamente, se han destacado algunos
puntos que deben ser mejorados en el diseño de
futuras intervenciones de este tipo.
Alumnos y alumnas han valorado positivamente
las actividades realizadas. Los aspectos
que más han destacado son: la posibilidad de
debatir temas de actualidad en un marco de
respeto por las diferentes opiniones; poder
informarse adecuadamente acerca de problemáticas
que les preocupan; la oportunidad de
formarse opiniones por sí mismos; su rol central
en el proceso de aprendizaje; la utilidad
práctica de lo aprendido y una dinámica de
clases que consideran activa y entretenida. Por
otro lado, resulta preocupante que varios de
estos jóvenes señalan que sus clases habituales
no les son útiles pues tratan de “cosas que ya
sucedieron”.
Una única alumna ha estado en desacuerdo
con el módulo realizado. Sus motivos tienen
relación con un discurso que plantea que
la escuela debe evitar entregar aprendizajes
ciudadanos, pues éstos serían del patrimonio
exclusivo de la familia. Esta situación nos habla
de la eventual permeabilidad de los adolescentes
a discursos neoconservadores que buscan
desconocer que la formación ciudadana,
antes que todo, se opone a cualquier tipo de
adoctrinamiento moral o político y que, por el
contrario, se orienta a que los jóvenes logren
desarrollar opiniones fundamentadas por sí mismos.
Los resultados confirman que, tal como
ha afirmado López (2011), en un modelo de
debate donde los alumnos defienden ideas que
realmente los identifican, éstos tienden a reafirmarse
en sus posiciones iniciales. Sin embargo,
el mismo autor señala:
No podemos esperar que en unas pocas sesiones de debate alguien modifique radicalmente sus creencias, sus prejuicios o sus opiniones. Pero en la medida en que tiene que buscar razonamientos más sutiles, aprende a cuestionarse algunas proposiciones, aprendiendo a apreciar las fortalezas cuando se basan en hechos o datos incontrovertibles y debilidades cuando son incoherentes o simples juicios de valor… (López, 2011: 71).
En el caso concreto de nuestro estudio, el
compromiso con la visión defendida, la disposición
a escuchar y comprender los argumentos
del otro, la gran pasión expositiva y la
riqueza argumentativa, que han demostrado
estos jóvenes durante los debates, justifican sobradamente
el enfoque elegido.
La reflexión más importante surgida de este
estudio es la necesidad de que la nueva asignatura
chilena de formación ciudadana contemple
el debate de asuntos de actualidad como
herramienta para el desarrollo de competencias
ciudadanas. Si pretendemos que el nuevo
programa sea algo más que otro contenido que
memorizar –y rápidamente olvidar–, debemos
proponernos seriamente avanzar más allá de
las tradicionales clases expositivas e incorporar
nuevas formas de enseñar y aprender, no
sólo en materia de temas controversiales, sino
también en el abanico de métodos que hoy se
desarrollan desde la didáctica de las ciencias
sociales.
La nueva asignatura de formación ciudadana
es un desafío para todo el sistema educativo
chileno, pero lo es aún más para el Profesorado
de Ciencias Sociales, pues en él recae la mayor
responsabilidad de llevarla adelante de forma
exitosa. No obstante, la investigación reciente
apunta a que una buena parte de éste persiste
en un modelo de enseñanza tradicional
(Bonhomme et al., 2015; Salinas et al.,2016).
En dicho sentido, desarrollar, aplicar y valorar
nuevos métodos de enseñanza es crucial para
apoyarles.
En definitiva, resulta fundamental para
la exitosa inserción de la educación ciudadana
en Chile la puesta en práctica, por parte
del MINEDUC y las universidades, de un
amplio proceso de formación del profesorado
en esta área. Así mismo, de gran importancia
es crear comunidades de práctica
docente que a escala local/global potencien
la enseñanza-aprendizaje de la ciudadanía.
Igualmente, es necesario capacitar a las escuelas
y orientar a las familias en cuanto a
las características de este tipo de educación
y cuál es su rol en ella.
La nueva asignatura de formación ciudadana
supone grandes retos y oportunidades para
el sistema educativo chileno. Se trata, sin duda,
de un desafío que no sólo debe ser abordado
adecuadamente desde la teoría, sino también
desde la práctica.
Notas
* Profesor de Estado en Historia y Geografía, y Magister en Historia por la Universidad de Concepción (Chile). Master en Investigación Educativa y doctorando en educación en la Universidad Autónoma de Barcelona, España | juanjosalinas@udec.cl.
** Profesora titular del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura, y de las Ciencias Sociales, de la Universidad Autónoma de Barcelona. España | montserrat.oller@uab.cat.
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Fecha de Recepción: 17 de mayo de 2017
Primera Evaluación: 12 de junio de 2017
Segunda Evaluación: 5 de agosto de 2017
Fecha de Aceptación: 15 de agosto de 2017
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución - No Comercial - Sin Obra Derivada 4.0 Internacional.