DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2023-2702


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Cita sugerida: Decima, D. L. (2023). Entramados discursivos latentes en la producción de las fronteras simbólicas del espacio urbano en el Gran San Miguel de Tucumán. Revista Huellas, Volumen 27, Nº 1, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

ARTÍCULOS


Entramados discursivos latentes en la producción de las fronteras simbólicas del espacio urbano en el Gran San Miguel de Tucumán  

Latent discursive interweaving in the production of symbolic boundaries of urban space in Gran San Miguel de Tucumán

Estruturas discursivas na produção das fronteiras simbólicas do espaço urbano de Gran San Miguel de Tucumán

Débora Leticia Decima[1]

Universidad Nacional de Tucumán / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

decimaperiodista@gmail.com 

Resumen: El Gran San Miguel de Tucumán (GSMT) constituye una ciudad intermedia de la provincia de Tucumán, fragmentada, con asentamientos informales que padecen fenómenos de exclusión, estigmatización y marginación, profundizando sus condiciones de vulnerabilidad, impedidos de participar en los procesos de producción de los discursos hegemónicos que circulan sobre sí. Es entonces que, en este trabajo, con la misma atención que reviste analizar lo material, las fronteras simbólicas constituyen un aspecto central en la comprensión de las modalidades que operan al instalar y sostener las condiciones de desigualdad. A tales fines se toma como caso de estudio el barrio Diagonal Norte, considerado “villa miseria”, ubicado en el municipio Yerba Buena donde se concentran las urbanizaciones cerradas. Sobre este se propone, por un lado, la sistematización y análisis de publicaciones de noticas donde el barrio es mencionado; y, por otro lado, el desarrollo de entrevistas a vecinos y vecinas del barrio. Los datos obtenidos permiten evidenciar diferentes modalidades en la construcción de las representaciones sociales en torno al barrio y la puesta en circulación de distintos discursos, según la relación que guardan con las lógicas de sostenimiento o de transformación de las condiciones de desigualdad.

Palabras Clave: Desigualdad ; Representaciones sociales ; Informalidad urbana ; Tucumán 

Abstract:  Greater San Miguel de Tucumán (GSMT) is an intermediate city in the province of Tucumán, which is fragmented, with informal settlements that are affected by exclusion, stigmatization and marginalization. This context deepens their conditions of vulnerability and prevents them from participating in the processes of production of the hegemonic discourses that circulate throughout them. Thus, this paper aims at analyzing the symbolic boundaries that constitute a key role to understand the modalities operating when setting and sustaining inequality conditions, paying as much attention as when analyzing material aspects.

To this end, the Diagonal Norte neighborhood is taken as a case study, which is considered a slum located in the municipality of Yerba Buena, where private neighborhoods are mostly placed. On the one hand, the purpose is to systematize and analyze news publications where the neighborhood is mentioned and, on the other hand, to carry out interviews to neighbors. The data obtained allow us to point out different modalities in the construction of social representations about the neighborhood and the circulation of different discourses, according to the relationship they have with the logics of sustaining or transforming inequality conditions.

Key words: Inequality , Social representations , Urban informality , Tucumán

Resumo : Gran San Miguel de Tucumán (GSMT) constitui uma cidade intermedia na província de Tucumán, fragmentada, com assentamentos informais que sofrem exclusão, estigmatização e marginalização, aprofundando suas condições de vulnerabilidade e impedindo-os de participar dos processos de produção dos discursos hegemônicos que circulam sobre eles. Portanto, neste documento, com a mesma atenção dada à análise das fronteiras materiais, as fronteiras simbólicas constituem um aspecto central na compreensão das modalidades que operam para instalar e sustentar as condições de desigualdade. Para este fim, analisa-se o bairro Diagonal Norte como caso de estudo, já que é considerado uma “vila miséria”, localizada no município de Yerba Buena, onde se concentram os condomínios fechados. Por um lado, propomos a sistematização e análise das publicações jornalísticas nas quais o bairro é mencionado e, por outro lado, o desenvolvimento de entrevistas com os vizinhos do bairro. Os dados obtidos revelam diferentes modalidades na construção das representações sociais do bairro e na circulação dos diferentes discursos, de acordo com a relação que eles têm com a lógica de sustentar ou transformar as condições de desigualdade.

Palavras-chave: Desigualdade ; Representações sociais ; Informalidade urbana; Tucumán

RECIBIDO 15-02-2023 / ACEPTADO 23-03-2023

Introducción

 

El área metropolitana más importante de la provincia de Tucumán, el aglomerado Gran San Miguel de Tucumán (GSMT), fue caracterizada por Mertins (1999) como una ciudad intermedia, centro administrativo de acopio y distribución de un entorno más grande, el Norte Grande Argentino caracterizado por altos índices de pobreza y bajos niveles de calidad de vida (Bolsi y Paolasso, 2009). Se caracteriza por ser una ciudad fragmentada, con asentamientos informales que padecen fenómenos de exclusión, estigmatización y marginación, profundizando sus condiciones de vulnerabilidad. A lo largo del proceso de conformación del actual GSMT, las villas y asentamientos informales se desarrollaron de manera precipitada tomando gran impulso desde la migración campo-ciudad derivada del cierre masivo de los ingenios azucareros (Pucci, 2007; Bolsi y Paolasso, 2009).  Este proceso produjo una mayor concentración espacial de la pobreza, con estos sectores asentados en territorios caracterizados por deficientes condiciones materiales, de servicios y ambientales para el asentamiento del ser humano. Al tiempo que, las personas que residen en estos sectores se encuentran entrampados bajo las formas capitalistas del mercado de trabajo, por lo que sufren condiciones de desinserción o precariedad laboral, lo que genera mayores privaciones a la hora de la satisfacción de las necesidades (Del Castillo, 2012). Es entonces que, resultan incluidos precariamente en las metrópolis, sin posibilidad de acceso a la toma de decisiones políticas de impacto en su medio cercano. De esta manera, la espacialidad remite a la noción de desigualdad, a partir de una doble dimensión: el acceso desigual al espacio urbano y el espacio urbano como dimensión que impacta en la (re)producción de la desigualdad. Posibilitando la existencia de un determinado orden (social) con beneficiados y excluidos, velando las profundas contradicciones y conflictos que genera (Lefebvre, 2013).

Tal como afirma Grimson (2011), la pobreza y la desigualdad son producto de una sucesión de acciones sociales históricas, en relación y tensión conflictiva con otras prácticas humanas. Se trata de un proceso dialéctico en donde el sujeto es producido por el medio, a la vez que productor del mismo (Quiroga, 2001). De igual manera, las acciones humanas producen las fronteras materiales y simbólicas que marginan a los sujetos. Puesto que es en el transcurso de la vida cotidiana que se adquiere un lenguaje que clasifica cosas y personas, donde se utilizan las diferencias para imaginar fronteras entre conjuntos de personas. Naturalizadas, las fronteras devienen en objetos materiales y simbólicos, tan reales que las sociedades se organizan sobre la base de sus tipificaciones, al punto de regir la vida de las personas (Grimson, 2011). Este proceso permite al sujeto producir etiquetas para definir la otredad, al punto de estigmatizar, ser estigmatizado, y contraestigmatizar. Es entonces que, las representaciones sociales y los imaginarios urbanos que intervienen en el orden de las fronteras simbólicas constituyen un aspecto central en la comprensión de las modalidades que operan al instalar y sostener las condiciones de desigualdad.

Disputas de sentidos: procesos de comunicación

Cuando hablamos de comunicación, lo hacemos desde una mirada más integral relacionada con la condición esencial del ser humano que vive en comunidad, donde este se constituye como actor en el proceso de relacionarse con otros, a partir de las mediatizaciones de sentidos (Uranga, 2016). La comunicación, entonces, implica la producción, intercambio y negociación de formas simbólicas, apelando a la materialización de distintos recursos, donde la lengua natural es sólo uno de los mecanismos posibles (Thompson, 1998). Puesto que significa un puente entre relaciones, una forma de acción, su análisis debe basarse en el estudio de esa acción y en el carácter socialmente contextualizado de su condición. Es decir, se deben estudiar las circunstancias en que las personas emplean la lengua en el curso de sus vidas cotidianas.  

En la producción social de su existencia, el ser humano que vive en comunidad genera redes y procesos de organización basados en intercambios conversacionales, necesarios e independientes de su voluntad, mediante relaciones de producción que intervienen significativamente en la satisfacción de sus necesidades (Mattelart, 2021). En ese proceso, va constituyendo y construyendo la cultura que lo contiene y que, al mismo tiempo, configura su subjetividad (Quiroga, 2001; Uranga, 2016). Tal conjunto de relaciones sobreviene a través de las instituciones que constituyen y gestan el orden socio-histórico, de donde emergen las formas de pensamiento socialmente compartido. De allí que, los actores sociales producen la manera en que se otorga sentido a aquello que llamamos realidad, siempre sujeta a visiones particulares y sesgadas por la coyuntura. Donde es posible evidenciar, en parte, la producción y reproducción de la ideología dominante, por parte de los sectores de poder. Ideología que se presenta ante los sujetos naturalizada y reforzada por los medios de comunicación hegemónicos, cuya tarea consiste en exaltar unos aspectos y ocultar otros (Vinelli, 2014).

Frente a esto, la comunicación alternativa se presenta como una herramienta competente a la hora de librar la batalla simbólica por la democratización de la comunicación desde los sectores vulnerados, desde los barrios populares, a fin de cuestionar las verdades discursivas de los aparatos mediáticos privados representativos de la hegemonía (De Moraes, 2011). En ese sentido, la comunicación es considerada como un campo de disputas permanentes, donde ciertos sectores de la sociedad concentran y formulan enunciaciones sobre formas de ver y ser en el mundo, con lo que buscan acumular, en realidad, mayor poder y mantener el statu quo.  

La construcción de sentidos: representaciones e imaginarios urbanos

En un contexto histórico especifico, una sociedad tiene un conjunto de clasificaciones disponibles que permiten a sus miembros identificarse a si mismos e identificar a los otros. Ciertas narrativas, construcciones de ideas territoriales, nociones de categorías de personas o de ciudadanos se imponen, mientras que otras resultan desechadas. Esas clasificaciones, que posibilitan las fronteras simbólicas y materiales, hablan de una historia social, cultural y política incorporada en el sentido común de la sociedad (Grimson, 2011). Se trata de ideas imaginadas, etiquetas dispuestas sobre otros, a partir de los imaginarios sociales. Silva (2006) define este último concepto como aquellas representaciones colectivas que rigen los procesos de identificación social y con los cuales los sujetos interactúan en las culturas, como formas específicas de comunicarse e interactuar socialmente. Para este autor, lo imaginario afecta, filtra y modela la percepción de la vida, por lo que tiene gran impacto en la elaboración de los relatos de la cotidianidad.

Por todo lo dicho es que interesa pensar las fronteras simbólicas, donde las identidades se forman a partir del conjunto de clasificaciones, producto de las ideas socialmente compartidas. Donde los sectores estigmatizados, vulnerados, no pueden ser entendidos sin tomar en cuenta las relaciones de poder, atendiendo a su vez a las diferentes dimensiones del espacio geográfico. Por lo que interesa indagar la complejidad de la vida de los sujetos a través de sus dimensiones sociales, espaciales e históricas intrínsecas. Entonces, ¿los asentamientos informales, los barrios populares, son lo que sus habitantes dicen que son?, o ¿son lo que desde afuera del barrio se dice sobre estos?

Ante las preguntas planteadas, interesa en el presente trabajo tomar la noción de espacio vivido. Lefebvre (2013) elabora una tríada conceptual compuesta por las prácticas espaciales, las representaciones del espacio y los espacios de representación. A cada una de estas dimensiones le corresponde, respectivamente, un tipo de espacio: el espacio percibido, el espacio concebido y el espacio vivido. El primero engloba la producción y reproducción de lugares específicos, en referencia al espacio físico-material, que vincula realidad cotidiana (uso del tiempo) y realidad urbana (redes de personas y mercancías que se asientan y transitan el espacio). El segundo se vincula a las relaciones de producción y al orden que imponen. Es el espacio pensado a partir de cierto sistema de signos verbales, elaborados por expertos, científicos, planificadores, ingenieros sociales, que contribuyen a la generación de una representación del entorno que habita un sujeto. El tercero, finalmente, es el espacio donde se refleja una mayor subjetividad por parte de los habitantes. Es el espacio de la imaginación y de lo simbólico, un espacio personal y propio que construye cada sujeto en relación con los demás integrantes de la sociedad.

Con base en las ideas de Lefebvre, Soja (2008) menciona la concepción de tercer espacio -thirdspace-, alternativo a los espacios percibido y concebido, y a su relación dialéctica. Se refiere a un espacio enteramente vivido, combinando lo objetivamente real y lo subjetivamente imaginado, la experiencia y la agencia estructuradas, individuales y colectivas. Una interpretación del tiempo vivido del sujeto.

Aspectos metodológicos

A raíz del entrecruzamiento de distintas fuentes de información abordadas, los resultados obtenidos significan un punto de partida para la comprensión de los procesos vinculados a la informalidad urbana. Asimismo, el proceso previo de indagación sobre los discursos de los medios de información y comunicación de la provincia de Tucumán en relación a la temática, permitió ajustar la selección del caso sobre el cual se lleva a cabo la investigación. Por otro lado, se debe tener en cuenta que los procesos de comunicación inherentes a la producción del hábitat popular estudiados, fueron abordados a la luz de un enfoque que prioriza aquellos procesos colectivos de transformación del hábitat. De forma tal que, el presente trabajo hizo foco en la selección de urbanizaciones informales donde se registran procesos de organización comunitaria.

Es entonces que, el caso objeto de estudio fue seleccionado a partir de identificarse experiencias de comunicación alternativa, en las que se reconoce la participación activa de los vecinos y vecinas, en resistencia frente a los discursos y practicas sociales de los sectores de poder. Se trata del barrio Diagonal Norte, el cual se localiza dentro del área metropolitana de la ciudad de Tucumán, específicamente en el municipio Yerba Buena que concentra el mayor porcentaje de las urbanizaciones cerradas del aglomerado. Se desarrolla una estrategia de investigación mixta, cuantitativa y cualitativa, que consta de dos etapas: 1)- En primera instancia se procede a la recopilación, sistematización, categorización y análisis de publicaciones de páginas webs donde el barrio es mencionado, pertenecientes a medios de comunicación e información de la provincia, durante los años 2013 – 2017. El recorte temporal seleccionado se ajusta al período en el cual vecinos y vecinas del barrio emprenden un proceso de organización popular y comunitaria en defensa y recuperación del espacio público, ante la presión del mercado inmobiliario.

Se procede al análisis de las publicaciones con el fin de indagar el proceso de abordaje mediático y construcción de discursos sobre el barrio; develando las diferentes estrategias que operan sosteniendo y fortaleciendo, o contrarrestando y desmantelando las condiciones de desigualdad que orientan la producción del hábitat en la actualidad. 2)- En una segunda etapa, se procede al desarrollo del trabajo de campo mediante técnicas de observación in situ con participación (Yuni y Urbano, 2003; Taylor y Bogdan, 1990), y entrevistas semi-estructuradas en profundidad (Mercadé, 1986; Taylor y Bogdan, 1990) a actores claves del caso de estudio.  Con el objetivo de conocer la historia y cotidianidad del barrio, los actores que allí intervienen, sus formas de organización, principales problemáticas y emergentes. Con el fin de dilucidar lo que los habitantes piensan y sienten sobre su territorio, lo que creen que las personas que no viven allí piensan sobre ellos, y cuáles son sus sensaciones al respecto.

A partir de la información recabada, y de acuerdo a las dimensiones conceptuales de espacio concebido y espacio vivido desarrolladas por Lefebvre y Soja, a los fines de la presente investigación y con el propósito de centrarse en aquello que puede ser más revelador sobre las discursividades mediáticas y barriales particulares del caso de estudio, se proponen las siguientes categorías de análisis para estructurar los resultados: a)- espacio producido mediáticamente: espacio concebido a partir de los discursos de los medios de comunicación e información sobre el barrio; b)- espacio vivido: espacio de representación del barrio a partir de los discursos de los habitantes sobre su propio territorio; c)- espacio imaginado: representación del espacio del barrio a partir de las concepciones de sus habitantes sobre lo que creen que los de afuera piensan sobre ellos y su barrio.  

 

Encuadre urbano y caso de estudio

El caso de estudio seleccionado es el barrio Diagonal Norte, el cual se ubica hacia el oeste del aglomerado GSMT (Figura Nº 1), en un área identificada como residencial atomizada de carácter mixto, en tanto allí conviven sectores sociales con diferente poder adquisitivo (Boldrini y Malizia, 2020). Se localiza en el municipio Yerba Buena, caracterizado por su elevada calidad ambiental y por la concentración de urbanizaciones cerradas. Si bien esto podría leerse como un contexto ventajoso; por el contrario, no lo es para todo el municipio, en tanto el barrio se encuentra desarticulado de la trama urbana consolidada, rodeado por las medianeras de las urbanizaciones cerradas que intentan evadir su existencia (Malizia, 2011; Malizia y Boldrini, 2012).

 

Figura Nº 1: Ubicación del caso de estudio en el contexto urbano

Fuente: Elaboración propia junto a la Arq. Bonardi, 2022.

Sobre la base de diferentes estudios respecto a las distintas tipologías residenciales en Tucumán (Natera Rivas, 1998; Ortiz de D’Arterio, 2017; Paolasso et al., 2019), el barrio Diagonal Norte es considerado villa miseria de acuerdo a su periodo de conformación, a fines de la década de 1950. Esta tipología se vincula a aquellas urbanizaciones localizadas en el primer anillo de expansión de la capital, gestados a partir de la migración campo-ciudad durante la década de 1960[2]. Las cuales mantienen hasta hoy condiciones de irregularidad dominial y/o precariedad en la vivienda y/o carencias en la cobertura de servicios urbanos.

El barrio se asienta sobre las antiguas vías del ferrocarril atravesando parte de la centralidad del municipio de Yerba Buena (Figura Nº 2), caracterizado por un uso orientado a sectores de elevado poder adquisitivo. Comprimido entre urbanizaciones cerradas, Diagonal Norte sufre una fuerte presión del mercado inmobiliario sobre su espacio. Su población pertenece al sector medio, pero habita viviendas de escasos recursos. Consiste mayormente en desocupados u ocupados mediante trabajo informal en hogares de urbanizaciones cerradas de la zona. En el caso de las mujeres este se centra en el empleo doméstico o tareas de cuidado, mientras que los hombres se dedican mayormente a la construcción o la jardinería (Boldrini y Malizia, 2020).

Figura Nº 2: Barrio Diagonal Norte. Predio cancha El Sapito

Fuente: captura de imagen de Google Earth, 2022.

Desde el año 2007 la organización social La Poderosa ingresa al barrio llevando a cabo trabajo comunitario, acompañando especialmente a los vecinos y vecinas en el contexto de disputa por el espacio público. Enfocada principalmente en la recuperación del predio El Sapito (Figura Nº 3), donde se ubica la cancha de fútbol fundada y sostenida por la comunidad durante más de cincuenta años, alojada en un predio privado abandonado. A lo largo de los años este espacio se convirtió en uno de los pocos lugares de esparcimiento del barrio, un lugar de contención y fortalecimiento de vínculos. Sin embargo, en el año 2015 el municipio de Yerba Buena aprueba la petición de una empresa privada para la construcción de un emprendimiento habitacional cerrado sobre el espacio de la cancha, clausurando el predio de El Sapito. En ese contexto, los habitantes del barrio emprendieron un proceso de organización vecinal, acompañados por la organización social La Poderosa y por técnicos del Programa MHAPA[3], quienes elaboraron un proyecto de expropiación del predio. Dicha demanda se aprobó en el Concejo Deliberante municipal a principio del año 2017; no obstante, el conflicto sigue sin resolverse en la actualidad. Al momento de redacción del presente artículo el predio de El Sapito continúa clausurado. 

Figura Nº 3. Predio donde se ubica la cancha de El Sapito. Intervención de la organización comunitaria en defensa del espacio público

Fuente: Fuente Revista La Garganta Poderosa. Publicación Año 2017.

Principales resultados

Luego del proceso de relevamiento de medios de comunicación e información, se procedió a cuantificar el porcentaje de noticias vinculadas al barrio Diagonal Norte, lo que permitió evidenciar el interés que cada medio otorga al caso de estudio. Posteriormente se avanzó en los modos de abordaje del mismo y el tratamiento noticioso.

El material relevado se ordenó a partir de una primera clasificación en: a) medios hegemónicos y b) medios alternativos. Para definir los medios que corresponden a la primera categoría, se parte del concepto de hegemonía propuesto por Gramsci (2002, como se citó en de Moraes, 2011), el cual presupone la conquista del consenso y del liderazgo cultural y político-ideológico por parte de una clase o bloque de clases que se impone sobre las otras. En otras palabras, este concepto implica la capacidad de un determinado grupo para articular un conjunto de factores que lo habilita a dirigir moral y culturalmente, de modo sostenido, la sociedad como un todo. Desde esta perspectiva, entonces, se entiende a los medios de comunicación hegemónicos como aquellos cuyos mensajes colaboran con la configuración de un sentido común compartido, que promueve la supremacía sustentada en el statu quo impuesto para el establecimiento del orden (Saintout, 2013). A su vez, de esta categoría se deprenden dos subcategorías: (i) medios de información del Estado y (ii) medios de prensa hegemónicos. Los primeros son medios de comunicación financiados, administrados y producidos por organismos del Estado, cuyo objetivo es divulgar actuaciones gubernamentales, “convirtiéndose también en instrumento ideológico, en la medida en que hace públicas posiciones y aclaraciones por parte del Ejecutivo frente a acontecimientos y cuestiones de interés social” (De Moraes, 2011, p. 53). Mientras que los segundos son caracterizados por Gramsci (1981) como una organización material que interviene en el plano político-cultural por medio de publicaciones periodísticas destinadas a mantener, defender y desarrollar un frente teórico o ideológico sobre la base de la unificación y divulgación de ciertas concepciones del mundo.      

Por el contrario, para la segunda categoría, b) medios alternativos, se retoma la conceptualización de la comunicación popular en el contexto histórico del régimen militar en Brasil, para caracterizar “un tipo de prensa no alineada con la postura de los medios tradicionales” (Peruzzo, 2015, p. 434). Se trata de productos comunicacionales (periódicos, revistas, folletines, programas radiales y televisivos, entre otros), que representan una opción en cuanto a fuente de información, por el contenido que ofrecen y por el tipo de abordaje. Desde una concepción más abarcadora, la comunicación alternativa, popular y comunitaria está vinculada a “los movimientos populares y comunitarios y sus esfuerzos por superar las problemáticas de las desigualdades socioeconómicas, culturales y políticas que afectan a las clases subalternas” (Peruzzo, 2015, p. 426).

A partir de esta clasificación, es posible reconocer diferentes perspectivas sobre el rol de los medios de comunicación y lo que sucede con sus destinatarios. Estos ya no se tratan como sujetos pasivos, sino más bien como audiencias, concepto que comprende a las personas como nuevos sujetos de derecho activos en su relación con los medios de comunicación. Desde esta perspectiva es que surge el rol de “esa otra comunicación posible, que viene desde las tradiciones de la lucha popular por una comunicación democrática -enraizadas ellas mismas en el proceso emancipatorio latinoamericano- y busca actualmente dar pie al proceso liberador de decirse a sí mismo” (Ottaviano, 2020, p. 22).  

El primer resultado que arrojó el proceso de investigación, evidenció la poca cobertura mediática destinada al barrio, lo que presentó cierta dificultad en el proceso de análisis discursivo debido al bajo porcentaje de noticias relevadas.

a)- Espacio producido mediáticamente: lo que los medios de comunicación e información dicen sobre el barrio[4]

En el conjunto de noticias relevadas pertenecientes a medios de prensa hegemónica el barrio Diagonal Norte se encuentra, casi imperceptiblemente, en el entramado discursivo de temáticas generales, sin abordar la vida cotidiana del barrio o sus características socio-habitacionales. En ese sentido, resulta significativo cómo en ocasiones el barrio no es identificado por su nombre, sino que este puede ser ubicado por quien lee el artículo a través de la mención de las calles que lo delimitan o de los barrios privados colindantes (Figura 4: ejemplo 1). Por otro lado, en el caso de los medios de información del Estado consultados, el abordaje sobre Diagonal Norte es prácticamente nulo, con tan solo tres noticias relevadas durante el periodo de estudio, en las cuales mencionan escuetamente al barrio dentro de una lista de lugares donde se realizan obras sanitarias (Figura 4: ejemplo 2). Finalmente, respecto al abordaje de los medios pertenecientes a la prensa alternativa, se centra la atención en el proyecto colectivo de defensa del espacio público, con lo cual la comunidad barrial aparece como protagonista del proceso de recuperación del predio El Sapito (Figura Nº 4: ejemplo 3). Dato llamativo es que, de igual modo, la prensa hegemónica dedica algunas noticias a dicho proceso, ocasión en la cual sí menciona el nombre del barrio, aunque refleja un ínfimo porcentaje de artículos relevados al respecto.  

Figura Nº 4. Ejemplos de publicaciones sobre Diagonal Norte correspondiente a cada una de las tres categorías mediáticas

Fuente: Elaboración propia a partir del proceso de relevamiento de medios.

Frente a este panorama, en cuanto a la construcción del relato mediático sobre Diagonal, es posible develar cómo el barrio resulta víctima de los discursos mediáticos hegemónicos que lo invisibilizan, a partir de la escasa o nula cobertura mediática, acción que puede interpretarse como una exclusión simbólica. En contraposición, la prensa alternativa asume los sectores populares como protagonistas de procesos participativos y de organización comunitaria en relación con la mejora del hábitat. De esta manera, se observa cómo las estrategias implementadas por los medios hegemónicos reproducen la exclusión de los sectores populares de la posibilidad de participación en el proceso de producción de los discursos dominantes. Lo que profundiza las fronteras simbólicas que separan al habitante del barrio popular del resto de la ciudad, lo aíslan y, por lo tanto, se sostienen las condiciones de desigualdad. Del mismo modo, los medios del Estado colaboran con esta acción por medio de la invisibilización del barrio, ya que nada se puede hacer sobre lo que no existe o no es mencionado. En contraposición, la prensa alternativa se configura como una herramienta de ruptura del cerco mediático e informativo, ya que vehiculiza denuncias y reclamos en la voz de vecinos, con el objetivo de llegar a la opinión pública y revertir los discursos hegemónicos de los medios tradicionales.

b)- Espacio vivido: Lo que los habitantes del barrio dicen sobre su propio territorio

Cuando los vecinos y vecinas se refieren a su barrio desde la experiencia sobre el territorio como espacio vivido, surge la contradicción interna. Esta lucha de contrarios configura una unidad de múltiples aspectos que conforman el barrio (Quiroga, 2008). Así, la contradicción entre aspectos positivos y negativos que caracterizan a Diagonal Norte está presente en las principales problemáticas y en el modo en que se desarrollan sus resoluciones. Esto constituye una suerte de registro que indica el nivel de moralidad del barrio, es decir, el conjunto de ideas socialmente compartidas que poseen sus habitantes sobre lo que está bien y lo que está mal. 

En relación a los aspectos positivos en las representaciones e imaginarios presentes en los vecinos y vecinas, se destaca un elevado nivel de pertenencia al barrio. Entendiendo que, la afiliación al grupo -a la comunidad- nace de producir, adoptar y compartir las actitudes y normas que rigen la vida cotidiana del espacio vivido (Pichón Rivière y Quiroga, 2009). A lo largo del proceso de conformación y consolidación del barrio, se desarrollaron determinadas formas de relacionamiento con el medio y con la naturaleza. En este sentido, habitar el espacio es parte fundante de la identidad individual y colectiva, y eso es lo que lleva a los vecinos y vecinas a disputar el espacio público en la actualidad.

Asimismo, entre los vecinos y vecinas existe un significativo componente de familiaridad, pues afirman conocerse entre todos. Esto se debe a que el barrio se conformó a partir de la llegada de un par de familias que comenzaron a extenderse en el barrio y vincularse entre sí, lo que hace que en la actualidad muchos de los pobladores mantengan entre sí fuertes relaciones de parentesco. Además, estas existen en simultáneo con los lazos comunitarios de cooperación que se construyeron durante el proceso de autoconstrucción del barrio y que se mantienen hasta el presente. Entonces, la comunidad -a la que caracterizan como formada por gente trabajadora- opera como grupo de contención y resguardo, aun en el contexto de conflicto a partir de la presión del mercado inmobiliario.

Por otra parte, las entrevistas señalan que, frente a la falta de oportunidades laborales, las familias buscan o generan alternativas de resolución a sus necesidades, entre las que se encuentran ciertas dinámicas solidarias. Estas van desde la organización de eventos para recaudar fondos, e incluso la fundación de comedores y merenderos comunitarios.

Respecto a los aspectos negativos presentes en el imaginario social y urbano de los vecinos y vecinas, manifiestan que su barrio no posee ninguna característica negativa. No obstante, reconocen que en ocasiones son señalados como autores de hechos ilícitos por parte de vecinos de barrios cerrados. Aunque denuncian que se trata de personas de otros barrios que se dedican a cometer robos o hechos vandálicos por la zona y utilizan la calle de su barrio como vía de escape hacia las avenidas.           

De esta forma, se puede advertir la contradicción entre los discursos que construyen los vecinos y vecinas, la cual puede ser analizada como una negociación entre la aceptación y la impugnación de las valoraciones positivas propias y las valoraciones negativas externas. Tomando el estudio de Hasting (2004), retomado más adelante por Kessler (2012), podría decirse que las posturas de los habitantes de los barrios oscilan entre lo que se denomina un discurso normalizador y un discurso desafiante. El primero se encuentra en discordancia con las imágenes externas y argumenta que lo negativo también sucede en otros barrios. El segundo, que proviene de aquellos habitantes con mayor interés político y social, antepone el contenido positivo y el orgullo de la pertenencia al barrio a los aspectos negativos.

c)- Espacio imaginado: lo que los habitantes del barrio creen que los de afuera piensan sobre ellos y su barrio

Ante la pregunta acerca de cómo creen que los ven desde afuera de los límites del barrio, los vecinos y vecinas entrevistados esbozan una lista de palabras con las que sienten que son identificados, señalados de forma despectiva: “pobres, cirujas, vagos, ladrones, delincuentes, drogadictos”. Dichas categorías se plantean desde una perspectiva estigmatizante, que discrimina y culpabiliza al polo vulnerable de la desigualdad. Se trata de un estigma concreto, espacializado en una unidad territorial específica (Cravino y Bachiller, 2020; Kessler, 2012) y referido a una población identificable y localizable: el Barrio Diagonal Norte en el corazón de Yerba Buena, atravesando urbanizaciones cerradas.

Como se afirmó anteriormente, este discurso que representa al barrio como foco de ilegalidad y pobreza, es producido y reproducido en gran parte por los medios de comunicación hegemónicos: la prensa y las páginas web oficiales del Estado. Estos constituyen dispositivos de alto alcance en la construcción de identidades y alteridades que operan activamente, mediante mecanismos específicos, sobre la modelación de ideas que legitiman la desigualdad. No obstante, la estigmatización mediática no solo impacta en aquellas personas que nunca conocieron por dentro el barrio, sino que también opera sobre sus propios habitantes y sobre quienes se relacionan con ellos (Kessler, 2012). Este fenómeno promueve que el estigma sufrido sea infligido en otro, lo que provoca una discriminación dentro del barrio, entre vecinos y vecinas. En gran parte esa discriminación les genera vergüenza y se sienten humillados. Esto los lleva en ocasiones al extremo de ocultar o mentir sobre su pertenencia al barrio, como estrategia individual de distanciamiento. El efecto de este ocultamiento es una de las formas en las que el estigma afecta la autoestima y la autopercepción de las y los vecinos (Kessler, 2012). Así, estos se encuentran con una identidad en lucha (Racedo, 2010) en la que los discursos dominantes los convencen de que son “minusválidos e incapaces”, pero, al mismo tiempo, se enfrentan con la resistencia de aquellos elementos que los afirman como individuos.

Conclusiones finales

El proceso de indagación permitió evidenciar diferentes modalidades en la construcción de las representaciones sociales en torno al barrio Diagonal Norte, la puesta en circulación de distintos discursos, y la relación que guardan con las lógicas de sostenimiento o transformación de las condiciones de desigualdad. Entendiendo que el fenómeno de las fronteras materiales y simbólicas dificulta el desarrollo de procesos sociales contrahegemónicos, atenta contra la articulación entre sectores sociales, imposibilitando la integración en el seno de las comunidades, al momento de producir mejoras en el hábitat de manera participativa.

Por un lado, los vecinos y vecinas sienten que hay un afuera, el espacio tangible y no tangible construido por fuera de los límites del barrio, que los responsabiliza por la desigualdad que padecen. Ese discurso culpabilizador, fomentado desde los sectores dominantes, opera a nivel ideológico y subjetivo, y promueve la idea de un sujeto pasivo que, incapaz de afirmarse críticamente y reconocer la falta de oportunidades, adhiere a la idea de que es pobre porque así lo elige. El objetivo de este discurso es que los sectores populares, no logren contemplar las causas de su estado y se convenzan de que son justos quebrantados, lo que disminuye su capacidad de resistencia. Esta naturalización implica que los vecinos deben sobreadaptarse, condenados a padecer desigualdades inherentes a sus condiciones concretas de existencia.

Como puede observarse, entonces, los sectores de poder garantizan la preservación del orden social mediante las discursividades reproducidas a través de las instituciones de consenso; sin embargo, cuando estas no alcanzan, usan la coacción, ejercida mediante la violencia de las fuerzas de seguridad del Estado. Tales instituciones posibilitan y favorecen las estrategias de control social: la universalización de lo particular, la eternización de lo histórico y la naturalización lo social: estas promueven el surgimiento de mecanismos irreflexivos entre los vecinos y vecinas de los barrios que, en consecuencia, ni cuestionan, ni problematizan los hechos de la cotidianeidad (Quiroga, 2008). De esta manera, los sectores dominantes -desde el Estado y desde el mercado- muestran una única realidad como forma de vida posible y ocultan la esencia de la vida cotidiana. Así, en la disputa de sentidos, se van constituyendo mitos –entendidos como mensajes que evacúan lo real- de lo natural y lo eterno, que hacen que lo cotidiano sea negado en tanto ahistórico y acultural, y que distorsionan y justifican la realidad (Quiroga y Racedo, 1995).

Solo en la cotidianeidad de los sectores vulnerados es posible comprobar la distancia que existe entre los discursos que expresan lo que sucede en los barrios populares, lo que los medios hegemónicos de comunicación eligen expresar sobre esa realidad, y lo que piensan, sienten y hacen quienes allí habitan. Por lo que, el diálogo con las familias de los barrios populares se convierte en una herramienta fundamental en el proceso de, en primer lugar, analizar y develar la existencia de un discurso estigmatizante por parte de los sectores de poder; en segundo lugar, evaluar qué impacto tienen esas narrativas en sus subjetividades; y, finalmente, indagar la naturaleza de los procesos comunicacionales hacia el interior de los barrios, con el objetivo de revitalizar el poder de la palabra en la voz de los protagonistas de tales procesos históricos. Todo este proceso planteado, además, desde la pregunta por el poder, por las relaciones de poder, por los vínculos y los modos en los que estos se constituyen, por los saberes y sentidos, por las representaciones y los imaginarios. En definitiva, desde la pregunta por cómo se suceden los procesos comunicacionales en el hábitat popular.  

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Notas


[1] Doctora en Ciencias Sociales (Orientación Geografía), Universidad Nacional de Tucumán (UNT). Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UNT). Becaria Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en el Instituto de Investigaciones Territoriales y Tecnológicas para la Producción del Hábitat (INTHEP – CONICET – UNT).

[2] Entre la década de 1960 y 1970 en el interior de Tucumán se incrementaron las migraciones rural-urbanas, donde la población rural afectada por el desempleo que provocó la crisis de sobreproducción de azúcar se dirigió a aglomeraciones urbanas. Concentrándose especialmente en la ciudad capital y su área metropolitana (Ortiz de D’ Arterio, 2017, p. 87).

[3] El Programa de Mejoramiento del Hábitat Participativo (MHAPA), Servicio Técnico de Alto Nivel (STAN) en CONICET, es un programa de extensión de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UNT), que tiene por objetivo trabajar en la inclusión activa de la población en situación de vulnerabilidad.

[4] Para mayores precisiones acerca de la metodología del proceso de relevamiento y categorización de noticias, ver la Tesis Doctoral “Procesos de comunicación en la producción del hábitat popular del Gran San Miguel de Tucumán durante el período 2003-2005” (Decima, 2022).