DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2022-2624


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Cita sugerida: Patronelli, H., Peterson, M., Frettes, D. y Margueliche, J. C. (2022). La (Nueva) Ruta de la Seda. Un abordaje desde claves geográficas a partir de la obra Periodistán.   Revista Huellas, Volumen 26, Nº 2, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

ARTÍCULOS

La (nueva) ruta de la seda. Un abordaje desde claves geográficas a partir de la obra Periodistán

The (new) silk road. An approach from geographical keys from the work Periodistán

A (nova) rota da seda. Uma abordagem geográfica a partir da obra de Periodistán

Hilario Patronelli[1] 

Universidad Nacional de La Plata

hpatronelli@gmail.com

Mariano Peterson[2] 

Universidad Nacional de La Plata

marianopetersongeo@gmail.com

Daiana Frettes[3]

Universidad Nacional de La Plata

dfrettes@gmail.com

Juan Cruz Margueliche[4]

Universidad Nacional de La Plata

jcruzmargueliche@gmail.com

Resumen : La propuesta que aquí se presenta buscó identificar las potencialidades conceptuales y metodológicas que se encuentran compendiadas en Periodistán – Un argentino en la Ruta de la Seda. Para ello, se buscó acercar la mirada y la experiencia situada del autor a través de su viaje para abordarla desde y a través de un marco analítico - conceptual en clave de interpretación geográfica.  La metodología propuesta se centró en abordar los relatos del autor como una hoja de ruta etnográfica, para identificar en la escala del lugar la perspectiva de los habitantes de espacios lejanos. Cabe destacar que este tipo de trabajos nos permite abordar y entender a la (Nueva) Ruta de la Seda desde una mirada (des-orientalizada) de los actores que habitan y vivencian estos territorios. La obra nos invita a poder salirnos de los estereotipos y alteridades geográficas de los territorios no occidentales. La dificultad de abordar espacios lejanos nos lleva a presentar este tipo de propuestas para colaborar con nuevas miradas a las configuraciones culturales impuestas por los medios de comunicación. En este sentido, Periodistán nos permite activar nuestra imaginación geográfica, descubriendo espacios lejanos, cruzando fronteras, conociendo culturas, desmontando estereotipos y aprendiendo de la historia.

Palabras clave: Nueva Ruta de la Seda, Cultura, Viaje, Orientalismo

Abstract : The proposal presented here sought to identify the conceptual and methodological potentialities that are summarized in “Periodistan – An Argentine on the Silk Road”. To do this, we sought to bring closer the author's perspective and situated experience through his journey to address it from and through an analytical-conceptual framework in as a geographical interpretation. The proposed methodology focused on addressing the author's stories as an ethnographic roadmap, to identify the perspective of the inhabitants of distant spaces on the scale of the place. It should be noted that this type of work allows us to approach and understand the (New) Silk Road from a (dis-orientalized) perspective of the actors who inhabit and experience these territories. The work invites us to get out of the stereotypes and geographic otherness of non-Western territories. The difficulty of approaching distant spaces leads us to present this type of proposal to collaborate with new perspectives on the cultural configurations imposed by the media. In this sense, “Periodistan” allows us to activate our geographical imagination, discovering distant spaces, crossing borders, knowing cultures, dismantling stereotypes, and learning from history.

Keywords: New Silk Road, Culture, Travel, Orientalism

Resumo : A proposta aqui apresentada buscou identificar as potencialidades conceituais e metodológicas que se resumem em Periodistan – Um argentino na Rota da Seda. Para isso, buscamos aproximar a perspectiva do autor e a experiência situada por meio de sua jornada para abordá-la a partir e por meio de um quadro analítico-conceitual em chave de interpretação geográfica. A metodologia proposta se concentrou em abordar as histórias do autor como um roteiro etnográfico, para identificar a perspectiva dos habitantes de espaços distantes na escala do lugar. Note-se que este tipo de trabalho nos permite abordar e compreender a (Nova) Rota da Seda a partir de uma perspetiva (desorientalizada) dos atores que habitam e experienciam estes territórios. A obra nos convida a sair dos estereótipos e da alteridade geográfica dos territórios não ocidentais. A dificuldade de abordar espaços distantes nos leva a apresentar esse tipo de proposta para colaborar com novos olhares sobre as configurações culturais impostas pela mídia. Nesse sentido, o Periodistán nos permite ativar nossa imaginação geográfica, descobrindo espaços distantes, cruzando fronteiras, conhecendo culturas, desmantelando estereótipos e aprendendo com a história.

Palavras-chave: Nova rota da seda; Cultura; Viagem; Orientalismo

RECIBIDO 30-06-2022 / ACEPTADO 11-08-2022

Fundamentación

El trabajo que se presenta no propone acercar nuevos aportes teóricos en el contexto de las Relaciones Internacionales ni en el ámbito de lo que tradicionalmente se denominaba Geografía de los espacios mundiales. Por el contrario, aprovecha estos escenarios de escala global/mundial para proponer y recuperar los aportes metodológicos provistos por las categorías como: el viaje, el lugar y la cultura desde la perspectiva de los actores. La trayectoria del viaje que Duclos nos propone se enmarca en lo que podemos denominar los espacios lejanos. Espacios que aún se encuentran atravesados por lo que Said (2013) supo denunciar y deconstruir en su obra Orientalismo. Las imágenes y discursos colonizados aún por la perspectiva occidental alimentan a estos territorios no europeos bajo escalas globales y homogeneizantes que terminan por imponer generalizaciones esencialistas, inmutables y perennes a lo largo del tiempo. Perpetuando así un sesgo cultural y vinculando a los diferentes pueblos a lecturas mecanicistas y descontextualizadas.

Por otro lado, la propuesta busca poner en diálogo las experiencias de viaje del autor con la dimensión espacial desde una perspectiva política y cultural, como así también analizar el rol de la mujer en el islam. En este sentido, la estructura argumentativa del artículo se desplaza entre pasajes de corte académico - conceptual y registros narrativos del autor de carácter ensayístico. Pero en ningún momento del trabajo se renuncia a los aportes teóricos, sino que por el contrario se busca explorar sus potencialidades metodológicas. En síntesis, el viaje de Duclos se desempeña como un laboratorio social que aloja en su narrativa una base empírica (rica y desordenada), la cual utilizamos para interpretar esos datos (sociales) en clave espacial.

Por otro lado, la organización y articulación interna del trabajo se sustenta a través del viaje del autor. Y es a partir de sus diferentes instancias de (in) movilidades que aparecen las lecturas y aportes de la geografía política y cultural. Si bien no se evidencia un aporte sustancial en la elaboración de categorías sí proponemos nuevos recorridos conceptuales que buscan correlatos espaciales, culturales y políticos a las crónicas del viaje.

Por lo expuesto, el artículo puede ser considerado a primera instancia como una reseña extendida o como un análisis centrado solo en la obra. Pero lo que hemos propuesto para este trabajo es pensar y analizar el libro Periodistán más allá de sus objetivos, buscando a través de un abordaje disciplinar una comprensión más acabada de los territorios recorridos, retomando la crónica del viaje como un recurso metodológico.

Antes de seguir avanzando con el artículo debemos brevemente contextualizar este tipo de prácticas: la crónica de viaje. Históricamente las crónicas de viajes han sido consideradas como un género literario que se extendió con el colonialismo. Para Pratt (2011), los libros o la literatura de viajes a través de la exploración y narrativa crearon y moldearon las concepciones y representaciones de un “otro” no europeo. Europa a través de esta literatura desarrolló una visión acerca de sí misma en relación con algo que llegó a ser posible llamar "el resto del mundo”. Esta alteridad geográfica (que aún persiste) es una mirada anclada en los medios de comunicación occidentales; y es en parte posible reflexionar con otros lentes solo a través de este tipo de experiencias.

Por ello, las crónicas de viaje son recursos de estudio que se remiten desde las obras del colonialismo o la antropología de viajes. Donde a través de la observación, seguimiento y convivencia con las personas en el lugar ha podido penetrar a las adscripciones culturales de manera situada.

Introducción

El libro Periodistán – Un argentino en la Ruta de la Seda es una obra escrita por Fernando Duclos, un joven periodista que ha dedicado una parte de su vida a viajar y recorrer diferentes continentes. En este sentido, estamos en presencia de una obra configurada por diferentes estilos de redacción. Podemos identificar estilos narrativos que mezclan la crónica periodística, la experiencia de viaje, y la historia con un trabajo etnográfico implícito.

De este modo se busca acercar la mirada y la experiencia situada del autor a través de su viaje para abordarla desde y a través de un marco analítico - conceptual en clave de interpretación geográfica. En este sentido, se trabajará desde las perspectivas proporcionadas por la geografía política y cultural para acompañar las descripciones de los diferentes acontecimientos que centra el autor.

El libro comienza presentándonos un mapa en blanco y negro en donde se inscribe la trayectoria de viaje del autor. En esta trayectoria el punto de partida se da en el continente europeo, Barcelona puntualmente, donde el autor/protagonista subraya su viaje a través de diferentes medios de transporte: avión, tierra y barco. A este viaje se le suma también los diferentes relatos de personas (de distintas nacionalidades) que acompañaron al autor en sus recorridos.

Figura Nº 1. El viaje de Periodistán

Fuente: Duclos, 2020, p. 4.

En el viaje emprendido por Duclos se aúnan las miradas del turismo, los medios de comunicación y de los habitantes locales de estas tierras. Correr el velo del Orientalismo (Said, 2013) es el principal desafío del autor. Por ello se evidencia el esfuerzo alfabetizador del libro en cuanto a comprender estos lugares lejos de los esencialismos impuestos por el mundo occidental. Convirtiendo a la obra en un documento de difusión en primera instancia, pero sin resignarse a ser solamente un panfleto turístico. Al contrario, sus relatos y crónicas de viaje convergen con otras herramientas discursivas acercándonos información para comprender mejor a los lugares.

En su recorrido y sus diferentes desplazamientos, el autor nos propone un interesante juego de escalas. Si bien su relato junto a sus exhaustivas descripciones de los paisajes nos lleva a viajar con él en un plano vivencial y en primera persona, resulta interesante el análisis regional y global que emerge en cada recorrido. La “cortina de hierro”, esa frontera intangible durante la guerra fría, es el comienzo de su aventura. Una aventura que nos invita a poder salirnos de los estereotipos y alteridades geográficas. Así el artículo aprovechará el trabajo de campo provisto por el autor y lo complementará con una lectura geográfica y geopolítica.

El libro también se nutre de recursos de la historia para contextualizar los lugares. En este sentido, las diferentes temporalidades utilizadas no se superponen, sino que se complementan para nutrir los espacios de diferentes perspectivas y miradas. La lógica del espacio cobra un carácter de palimpsesto donde los diferentes registros temporales se van superponiendo sin anularse entre sí. Estos recursos utilizados nos dejan en claro dos cuestiones. En primer lugar, que las historias en los lugares habitan y circulan mostrando tramas temporales y espaciales que no terminan de desaparecer. En segundo lugar, no hay lugares esencialistas, sino que por el contrario son las configuraciones culturales que hacen referencia a un marco compartido por actores, y articulaciones complejas de la heterogeneidad social, los cuales se caracterizan por ser campos de posibilidad. A diferencia de lo que solía entenderse por cultura, las configuraciones culturales se definen por la heterogeneidad, la conflictividad, la desigualdad, la historicidad y el poder. Estas configuraciones permiten pensar las identificaciones y culturas no ya como compartimentos exclusivos y excluyentes, sino como espacios simbólicos que pueden combinarse, hibridarse, etc. y sin embargo dar lugar a un orden con fronteras claras (Grimson, 2011). En este sentido, Duclos nos acerca una obra con una perspectiva desorientalizada en donde los lugares no están cargados de registros extrovertidos ya que lo que se busca en los relatos es conocer los lugares a través de la propia movilidad, la experiencia situada y las perspectivas desde  los habitantes.

La metodología propuesta por el autor y para este artículo

En este apartado hay que generar dos distinciones metodológicas. La primera es aquella que utiliza el autor del libro. En ese sentido, Duclos aclara que el nombre de “Periodistán” es una mezcla entre periodismo y geografía de los destinos elegidos. Por ello, su manera de describir y narrar (periodísticamente) los recorridos se fueron entremezclando (quizás de manera inconsciente) con formas etnográficas.

La segunda aclaración es la metodología utilizada para el abordaje el artículo en cuestión. En este sentido, tomamos la obra como una crónica de relatos y campo de estudio, buscando en ella tópicos de análisis con correlatos espaciales desde la geografía política y cultural. Desde una geografía de los espacios lejanos y sujetos a distancias físicas y simbólicas, este tipo de trabajos nos permite tener un campo de análisis o unidad espacial para trabajar. También indirectamente nos aporta las herramientas provistas por el viaje y la movilidad. Duclos en su trayectoria y movimientos logra salirse de la sustancialización de los lugares como una cualidad directa.

Por otro lado, debemos destacar que la experiencia de Duclos a través de su viaje lo configura como un sujeto cognoscente el cual le permite explorar los lugares recorridos como fuentes de conocimiento. En este sentido Alicia Lindón nos recuerda que:

[...] el punto de vista de la experiencia no conduce al investigador a explorar al individuo en sí mismo, sino al individuo orientado hacia los otros, y actuando desde un universo de sentido socialmente compartido; por eso, colocar el foco en la acción social no es independiente de la subjetividad social, más bien ambas están estrechamente relacionadas. (Lindón, 2001, p. 16).

La autora a partir de estas afirmaciones busca recuperar la centralidad de la experiencia del sujeto para la comprensión del espacio. Señala también que las imágenes o representaciones del espacio expresadas en la nominación de los lugares, se construyen en la interacción entre individuos, por lo que son configuradas colectivamente y redefinidas situacionalmente (Lindón, 2001).

Cabe aclarar que la obra de Periodistán no es un trabajo que se pueda catalogar como una etnografía propiamente dicha. En ella no podemos traer debates como la construcción del campo etnográfico, o reflexionar sobre los pormenores y avatares de un etnógrafo como lo ha sabido expresar Nigel Barley (2010) en su obra “Antropólogo inocente”. Pero su propuesta si nos deja ingresar a momentos e intersticios interesantes de la vida y cultura de las personas, lo cual nos permite conocer desde adentro experiencias de vida de sociedades y lugares distantes.

La estructura interna del artículo parte del recorrido que nos propone el autor, teniendo en cuenta los siguientes criterios: Europa Occidental es una región de la cual hay vasta bibliografía, por lo tanto, no entra como parte del análisis. Por otro lado, fue necesario realizar un recorte y jerarquización de los espacios a trabajar: Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central emergen como destinos desconocidos, no sólo por la distancia física, sino también por las diferencias culturales, sociales y económicas que nos separan de ellos. Por otra parte, se destaca la importancia que el autor le da a su recorrido por Irán y Afganistán. Estos países nos dan pie para poder analizar el rol de la mujer en el islam, sin caer en la mirada peyorativa que hay sobre oriente al respecto de este tema.

El lugar como categoría de análisis

Antes de ingresar al análisis de esta categoría debemos aclarar dos cuestiones importantes. Por un lado, debemos destacar que la NRS desde el año 2013 ha cobrado relevancia no solo desde el discurso de la Política Exterior de China, sino también desde los medios de comunicación. Por otro lado, en las Relaciones Internacionales y en la geopolítica ha primado una mirada hacia la gran escala o lo que tradicionalmente se ha conocido como geografía general o mundial. No obstante, si bien la NRS atravesará grandes extensiones, diferentes culturas y organizaciones políticas heterogéneas, no puede deslindarse de las cuestiones locales y sus configuraciones político - culturales.

Es por ello que en la escala local es donde se destaca el rol de los diferentes actores que habitan este micro-espacio y que su vez se encuentran atravesados por cuestiones globales. En esta escala (la del lugar) podemos identificar muchas dimensiones que salen de los esencialismos e imposiciones propugnados por los Estados Nacionales y por el orden colonial-eurocéntrico. En este contexto es que se destaca el trabajo de Massey (2012) “Un sentido global del lugar” el cual permite aportar elementos claves para comprender el concepto de lugar como categoría conceptual y a su vez metodológica. En este trabajo la autora no solo analiza los conceptos de espacio y de lugar, sino que se enfoca sobre las relaciones entre espacio y poder, sobre las conexiones entre lo local y lo global, y sobre los distintos grados de responsabilidad de determinados centros de poder sobre otros espacios. También se destaca el concepto “geometrías del poder” donde Massey lo define en la siguiente cita:

Porque los diferentes grupos sociales y los diferentes individuos están situados de maneras muy distintas en esos flujos e interconexiones. Esto tiene que ver no solo con quien se mueve y quién no, aunque eso ya es un elemento importante del asunto; tiene que ver también con el poder en relación a los flujos y al movimiento (Massey, 2012, p. 117).

Esta categoría nos permite pensar en los recorridos del viaje de Duclos en clave espacial y relacional. Ya que los habitantes que se cruzan en la ruta de este viaje se encuentran sujetos y atravesados por lógicas de poder que intervienen fuertemente en los flujos y anclajes de las personas. En este sentido, la escala del lugar nos permite conocer las potencialidades de las culturas y sus actores que habitan permanentemente estos espacios. Son sus relatos y experiencias de vida que actúan como verdaderas etnografías. También, cuando Duclos trae el recurso historiográfico en sus relatos nos permite comprender las trans-temporalidades de estos lugares y el grado de inserción a escalas regionales y globales. Es decir, el autor no se queda solo con el registro acontecimental, sino que se detiene antes, durante y a posteriori de sus diferentes contactos para reflexionar sobre sus propias experiencias. Por lo tanto, no deja llevarse solo por el pensamiento en acción, sino que logra distanciarse del fervor de lo que observa. De esta manera los diferentes recursos utilizados por el autor permiten configurar escenarios de análisis ricos y complejos que van más allá de la mirada superficial.

Haciendo frente a las perspectivas construidas durante la modernidad, Duclos construye su propio testimonio en relación a lo experimentado en el viaje, dando por tierra a la concepción esencialista de los Estados-Nación, describiendo de esta manera la heterogeneidad existente entre la clase urbana pudiente de Teherán y el gobierno de Irán:

[...] en los grandes centros urbanos, son millones los jóvenes que llevan un estilo de vida parecido al nuestro: se juntan a ver series, organizan fiestas, juegan a la Play Station, tienen sexo, [...] Generalmente, los deseos y motivaciones de esta clase social urbana y de buen pasar económico chocan de frente contra las políticas de la elite religiosa que gobierna la nación, tendientes a garantizar el orden y que el “libertinaje occidental” no corrompa los cimientos de la sociedad. (Duclos, 2020, p. 278).

Esta heterogeneidad identitaria se torna aún más clara. Así como podemos observar una diferenciación en términos de clase social, podemos también mencionar las diferencias regionales dentro de un “Estado-Nación” que está próximo a cumplir 80 años (1943-2023). Otro ejemplo al respecto radica en el siguiente apartado:

Entre la clase alta de Teherán y los agricultores de los montes nevados existen un sinfín de posiciones políticas, en un país que, además, está atravesado por lógicas religiosas, regionales y étnicas: el pensamiento de un azerí en el noroeste del país no será el mismo que el de un baluchí en el sureste, y la forma en que un árabe del sur entiende la vida difiere una enormidad de cómo la concibe un turcomano del norte. (Duclos, 2020, p. 238).

Estas experiencias y relatos situados de los habitantes permiten comprender que la vida “real” de las personas no se encasilla en generalidades; por el contrario se nutren de múltiples dimensiones.

Un viaje (trans) cultural

Los diferentes desplazamientos del autor por los territorios consignados en la obra no eluden la mirada particular y situada de las comunidades. Pero no debemos dejar de lado el análisis del viaje como categoría cultural y como categoría de movilidad. Quizás uno de los autores que mejor sintetizan el viaje como cultura y movilidad sea James Clifford (1999) quien trabajó la idea de “itinerarios transculturales”. Con esta propuesta conceptual, Clifford pudo referirse a los viajes y a los diferentes contactos con las culturas como situaciones trascendentales para una modernidad que aún no había terminado de configurarse. En este sentido los viajes y las prácticas de desplazamiento podrían aparecer como “constitutivos” de significados culturales, en lugar de su simple extensión o transferencia (Clifford, 1999). Por ello, cada viaje, traslado, percance, desvío, retorno, etc., configuraría una forma de habitar y comprender el mundo (Chaves y Margueliche, 2018). Por otro lado, centrándonos específicamente en el viaje, Gutiérrez (2014) nos acerca una subdivisión sobre la categoría de viaje. Por lo cual, sostiene que el estudio del viaje como nexo material entre necesidades y servicios se organiza en el tiempo, como encadenamiento de momentos o etapas: una “pre viaje”, enfocada en su decisión y organización; otra “viaje”, enfocada en los medios y condiciones de transporte; y otra “pos viaje”, enfocada en el servicio o actividad fin del viaje.

En este sentido, la propuesta de Gutiérrez conecta con la metodología de Duclos a la hora de abordar los lugares a través de los diferentes desplazamientos que realiza en su viaje. La propuesta de dividir al mismo en estos tres momentos permite comprender cómo el viaje se enmarca en procesos más complejos que el simple desplazamiento de un punto a otro. Es en cada etapa donde podemos comprender los intereses, objetivos y lógicas que impregnan al viaje, el viaje en sí, en donde se desarrolla la búsqueda de conectar espacios y llegar a un destino. Por último, la instancia de pos-viaje en donde Duclos logra reflexionar sobre todo el recorrido, tratando de desarrollar un balance del mismo. Por otro lado, la constitución de los límites y las fronteras toma una relevancia no solo con los lineamientos impuestos por el Estado-Nación sino también cuando los sujetos transgreden estos límites y de esta manera emergen las categorías de extranjero o intruso. En este sentido, Duclos no solo en sus desplazamientos se ponen en contacto con otras culturas e identidades; sino que él mismo viaja con su propia cultura. Es allí donde el cuerpo y la corporalidad actúan como dispositivos de una performance estética que, al moverse de un lugar a otro, se convierte en un obstáculo o una oportunidad.

Por lo cual, es interesante pensar los límites como espacios socialmente construidos, que se caracterizan por ser instrumentos móviles. Por ello, debemos entender a los límites como dispositivos materiales e inmateriales que se manifiestan en el territorio a través de muros, alambrados, puestos fronterizos de control, símbolos, paisajes y representaciones. Estas marcas territoriales también expresan culturas y formas de representar los entornos. Estas líneas materiales e imaginarias son identificadas por Duclos todo el tiempo a lo largo de su viaje. En su recorrido, los obstáculos no son solo los físicos o los provistos por la morfología territorial, sino que hay un paisaje percibido que se involucra e interrumpe en su experiencia. Por otro lado, debemos tener en cuenta que el surgimiento de los Estados, en ciertas regiones como Asia Central, es un fenómeno novedoso que se dio a partir de los años noventa con la caída de la Unión Soviética. Otro ejemplo que podemos mencionar son los territorios del actual Cáucaso disputados históricamente entre otomanos, persas y rusos y que hoy se encuentran entre el libre ejercicio de su soberanía nacional o la concesión de una mayor autonomía por parte del poder central de Moscú.  

Esto es importante porque, como mencionamos anteriormente, rompe con los esencialismos característicos de los estados nacionales. A partir de la ruptura de esta concepción podemos observar que Rusia comparte en su área de frontera sur intercambios culturales disímiles. Las áreas de frontera son más o menos difusas dependiendo de la región en cuestión. Pero Duclos logra de alguna manera habitar las fronteras desde abajo, encontrando otras realidades que escapan, eluden o resisten a los parámetros del Estado- Nación. Lo que anteriormente comprendía un espacio en común, como La Ruta de la Seda o la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), en la actualidad comprende distintos estados nacionales dando lugar a áreas de frontera que son ámbito de contacto y transculturación produciéndose una hibridación del territorio.

La influencia eslava, que históricamente ejerció Rusia, se puede apreciar en territorios que ahora comprenden otros estados nacionales con la misma potencia que en las mismas repúblicas autónomas[5] que comprenden la actual Rusia. En los pueblos túrquicos de Asia Central, antiguamente denominado Turquestán, y en el Cáucaso, se constituyen así los procesos de hibridación de los que estamos hablando. Así lo descubre Duclos:

Mi primera ciudad kazaja fue Atyrau. Bañada por el río Ural, su gran atractivo es un puente de unos cien metros de largo: de un lado queda Europa y del otro, Asia (Duclos, 2020, p. 142).

Esta distinción jurídico-política que hace el autor la podemos ver simbólicamente representada en:

[...] en aquel momento era verano, y el calor era insoportable. En la playa, algunas chicas se metían al agua con ropa - debido a que Kazajistán es un país musulmán -y otras lo hacían con bikini -porque la influencia de la Rusia liberal se siente en todo momento-. (Duclos, 2020, p. 142).

La perspectiva cultural y política

Para continuar con el análisis del libro Periodistán las perspectivas provistas por la geografía política y cultural nos permitirán enriquecer y reflexionar sobre la experiencia del viaje de Duclos. El enfoque cultural parte de una visión diferente de lo real ya que se rechaza la idea de que la naturaleza, la sociedad, la cultura o el espacio son identidades globales y homogéneas. Este criterio nos hace descubrir el sentido que le dan los seres humanos a los decorados que los rodean y que, en gran medida, han construido a lo largo del tiempo. En este sentido, nos adentramos en el universo de sus valores y creencias, y podemos identificar las estrategias que retienen en su vida social, política o cultural. De este modo la ciencia (social) es una práctica discursiva, incluso si se diferencia por la aplicación de normas que garantizan su autenticidad (Claval, 2002). Por otro lado, Claval sostiene que el investigador para ir al meollo de lo real, se debe interrogar acerca de lo que sucede en el plano local. Un trabajo como éste exige tiempo y conlleva el riesgo de obtener, durante mucho tiempo, únicamente resultados parciales y, con frecuencia, difícilmente aplicables (Claval, 2002)

El espacio de los geógrafos ya no es una extensión natural o un soporte de la vida social. Es un dato sensible donde se yuxtaponen zonas repletas de objetos y seres, y áreas que parecen vacías. Se compone de lugares y territorios a los que los hombres otorgan su afectividad. Es un teatro; las obras que hay, se representan en ambientes que varían en función del decorado formado por los paisajes (Claval, 2002, p. 34).

Dentro de esta perspectiva, el paisaje nos permite comprender varias cuestiones. En primer lugar, Duclos atraviesa diferentes lugares que se expresan paisajísticamente con su materialidad y su representatividad simbólica. Es por ello, que cada lugar tiene una dimensión visual particular. Pero cuando Duclos ingresa a los lugares más allá de los ambientes transformados se centra en las experiencias de habitar de las personas, y de esta forma logra comprender sus representaciones con el lugar. Es a partir de allí, donde el autor “rompe” los esencialismos de las culturas no occidentales o al menos se quita esa mochila a la hora de emprender su viaje.

Para identificar algunas cuestiones desde la perspectiva cultural nos gustaría recalar en dos casos específicos que se encuentran dentro de la obra:

 

[...]Sofía, capital de Bulgaria, me pareció una de las ciudades más interesantes de Europa, principalmente porque se la puede disfrutar a varios niveles de altura. Bajo la tierra se encuentran los restos de la antigua localidad de Sárdica (importante centro urbano en los tiempos del Imperio romano) [...], una capa más arriba, resisten aún varios vestigios del Imperio Otomano, por ejemplo, la mezquita Mahmud Paşa, de hace quinientos años, y en el piso superior se conservan importantes edificios de estética soviética del siglo XX, de cuando la región se encontraba bajo la órbita de Moscú (Duclos, 2020, p. 28).

En esta cita podemos reconocer como el espacio material contiene diferentes capas culturales. El espacio simbólico se expresa sobre objetos fijos y materializaciones que a lo largo del tiempo se fueron depositando en diferentes capas, dando una apariencia externa que se nos presenta sin evidencias claras de sus génesis. Estos espacios se encuentran atravesados por diferentes épocas. Pero muchas veces las cosas que observamos se pueden presentar bajo la misma forma y llevarnos a una percepción engañosa sobre ellas mismas y sobre el tiempo. La continuidad de los acontecimientos muchas veces impide que las formas permanezcan iguales porque cambian su contenido. Por esas razones, la verdadera empirización del tiempo se alcanzará cuando podamos resaltar el diferente valor de las formas-contenido, mostrando que es necesario “reducir” los isomorfismos para sorprender los eventos en su surgimiento originario y descubrir la novedad de la historia (Silveira, 2013). Por otro lado, es interesante la experiencia de Duclos en Kosovo. En su recorrido por este lugar encuentra percepciones y representaciones muy diferentes en pocos kilómetros. En Kosovo se encontraba el monumento y avenida “Bill Clinton” y en Pristina comercios llamados Hillary producto del “apoyo” de EEUU al conflicto. Por su parte, desde el lado albano – kosovar se veían los grafitis al otro lado del río con frases como “Fuck you Albania” o “Kosovo is Serbia”. Y cuando uno atravesaba el puente, ya desde la margen Serbia, aparecen en el campo visual las pintadas de la orilla contraria: “Albania rules” o “60 out Serbia”. Recorriendo Kosovo, en pocos segundos y metros otro mundo se aparece ante los ojos del turista desprevenido (Duclos, 2020). Ambas experiencias (Bulgaria y Kosovo) desde la perspectiva de la geografía cultural permite comprender al espacio como un fenómeno multidimensional, en donde la cultura entra en juego en la representación y percepción de los entornos.

Por su parte, la perspectiva de la geografía política nos invita a reflexionar sobre las relaciones de poder en el espacio las cuales producen territorio (Raffestin, 2020). En su recorrido, Duclos, (de forma consciente o no) nos propone un interesante juego de escalas y de actores. Si bien su relato in situ nos lleva a viajar con él, resulta interesante el análisis regional y global que emerge en cada recorrido. Así resulta importante identificar las transformaciones en el territorio desde una perspectiva de la geografía política. Para poder plasmar algunas de estas ideas de forma acotada, nos centraremos en analizar dos regiones en particular: Ucrania y el Cáucaso y el ex espacio soviético de Asia Central. Esta región, que podríamos denominar como Eurasia ha sido y es objeto de análisis de la geopolítica. De hecho, la teoría que surgiera al respecto por parte de Mackinder hoy tiene más validez que nunca. Este geógrafo y político inglés en su artículo “El pivote geográfico de la historia” (1904) avanza en su teoría del corazón continental, región clave que sería la llave para dominar el mundo. En 1919 Mackinder actualiza su teoría y establece que Asia Central sigue siendo el corazón continental (Heartland), rodeado de una región periférica (denominada Rimland), en la cual Europa del Este es la llave para poder acceder a ese corazón continental. Es decir, quien controle el Rimland (especialmente Europa del Este) controlará el Heartland, y quien controle este controlará la isla-mundo.

Hecho este necesario recorrido por la teoría de Mackinder, Duclos al llegar a Georgia destaca su importancia estratégica:

La posición geográfica de esta región tiene dos implicancias fundamentales. Por un lado, al vincular un continente con otro y dos mares entre sí, el Cáucaso siempre fue considerado un lugar de paso [...]. Además, funcionaba como escudo a los ataques de otras potencias. (Duclos, 2020, p. 82).

Este territorio caucásico es parte del Rimland, por lo que era fundamental su dominio por parte de los soviéticos. Una vez producida la desintegración de la URSS, Georgia logra su independencia la cual ha sido traumática, ya que las regiones prorrusas de Osetia del Sur y Abjasia se escindieron sin antes pasar por tortuosas guerras. Más allá del no reconocimiento oficial de estas regiones, allí emergen otros poderes que configuran un entramado geopolítico tenso. Georgia sigue jugando a dos puntas: por un lado mantiene una dependencia comercial con Rusia pero a su vez pretende ingresar a la Unión Europea.

Tras su viaje por Georgia, Duclos desembarca en Ucrania, particularmente en Crimea, una región anexada (o recuperada, según desde qué óptica se lo mire) por Rusia. Al hablar de este país, el autor recuerda algo que le dijo una profesora en la universidad:

Rusia no es un país: es una parte del mundo [...]. Durante más de cuatrocientos años, mientras las naciones de Europa Occidental consolidaban su expansión marítima rumbo a América, África, Asia y Oceanía, Rusia adoptó una estrategia diferente: en vez de ir por mar, sus ejércitos avanzaron por tierra, desde Moscú, y principalmente rumbo a oriente (Duclos, 2020, p. 94).

En su crónica por describir al gigante euroasiático, Duclos nos brinda una brillante clase de geopolítica mackinderiana. El fin de la guerra fría generó importantes cambios geopolíticos en la región: Ucrania logra su independencia y sale del control directo de Rusia. Con esto Crimea pasa a formar parte de territorio ucraniano, pero con la salvedad de que Rusia siguió alquilando una base militar en Sebastopol.

No es objeto de análisis el conflicto ruso-ucraniano, sino que nos da el puntapié para retomar la teoría de Mackinder, en la cual Europa del Este es la llave necesaria para ingresar al corazón continental. Esta región siempre actuó como tapón al expansionismo ruso, por lo que desestabilizar y controlar el Rimland ha sido la estrategia por parte de las potencias occidentales[6]. La disolución de la URSS provocó el surgimiento de quince nuevas repúblicas[7], las cuales mayoritariamente se fueron alejando de la influencia política de Moscú, lo que hizo que este poco a poco vaya perdiendo el control sobre estos espacios. Paralelamente, a partir de la década de 1990 se produce el avance de la OTAN y la Unión Europea hacia el este[8] con el objetivo de cercar a Rusia y así cumplir con la máxima de Mackinder: quién controle el Rimland podrá controlar el Heartland, y quién controle esté último dominará el mundo. La otra región de análisis es Asia Central, poco conocida pero con una relevancia geopolítica que en breve atenderemos. En su recorrido, Duclos visitó tres de las cinco ex repúblicas soviéticas de la región: Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán.

Como mencionamos anteriormente, esta región es parte fundamental de la configuración geopolítica mundial, ya que otrora fue espacio de dominio de la potencia terrestre (la URSS) y que para la política exterior estadounidense es clave en su estrategia de dominación global. Por ello, será necesario ahondar brevemente en el pensamiento estratégico de Zbigniew Brzezinski (1998) cuya estrategia de contención del poder terrestre debía trasladarse al Rimland, ya que un conflicto en el Heartland podría desatar una escalada militar que no favorece a Estados Unidos. Con la disolución de la URSS el espacio de Asia Central sale del control directo de Moscú.

Las independencias de los países centro asiáticos fueron tumultuosas, ya que su principal sostén, Rusia, se encontraba en un estado de extrema debilidad después de su transición al capitalismo. Esto fue aprovechado rápidamente por Estados Unidos, cuya estrategia era ocupar los espacios de la periferia euroasiática, algo que lograría en el 2001, posterior al ataque a las Torres Gemelas, dónde logra instalar una serie de bases militares, que operarían como sostén en su invasión a Afganistán.

El nuevo siglo traería cambios, ya que estos tres países[9] vuelven a la órbita de Moscú, configurando un reordenamiento del poder en Asia Central en favor de Rusia, a partir de su adhesión a la Organización para la Cooperación de Shanghái y a la Unión Económica Euroasiática. En este recorrido, Duclos nos presentó una perspectiva política de una región que es clave para el dominio del mundo. La tesis de Mackinder se escribió hace más de un siglo, pero a través del relato de Duclos podemos constatar que aun goza de una vigorosa vigencia.  

La mujer en el islam y la mirada occidental

Los hombres de Occidente consideran que la mujer es una mercancía y por eso la exhiben; los de Oriente la aprecian como un tesoro y por eso la esconden: en todo caso, casi siempre deciden ellos. (Duclos, 2020, p. 66).

A lo largo de la lectura de Periodistán podemos encontrar en algunos capítulos y pasajes, páginas destinadas a cuestiones de género como el uso del velo, el rol de las mujeres en el hogar, en ciudades y pueblos, el lugar de las disidencias sexuales como gays o lesbianas, entre otras cosas. Cuando miramos desde Occidente a las mujeres de los países orientales, sin dudas la utilización del velo es lo que más destacamos como una marca explícita de la desigualdad de género que ellas sufren en sus cuerpos. Sin embargo, el uso de éste cambia acorde a la interpretación que se realice del libro sagrado del islam: “[...] el Corán no prescribe específicamente llevar velo, sino que recomienda a las mujeres, en forma general, vestirse con recato.” (Fernández Guerrero, 2011, p. 275), es por ello que como describe Duclos, las vestimentas de las mujeres cambiaban acorde al país que se encontraba recorriendo. Cuando el autor cuenta su estadía en Afganistán, remarca constantemente que no podía compartir los mismos espacios con las esposas, hijas o hermanas de quien lo recibía, y a las que llegaba a ver, se encontraban completamente cubiertas, ya que en ese país:

El velo es pensado como herramienta de protección familiar. Si un hombre no puede ver a la mujer de su prójimo, se evitarán potenciales malos pensamientos y acciones lo que ayudará al bienestar de la pareja y colaborará a la salud general de la sociedad (Duclos, 2020, p. 66).

Es interesante poder analizar el uso del velo como una imposición sobre el cuerpo de las mujeres de los pueblos musulmanes estableciendo una comparación con las imposiciones que sufren las de occidente, aquí Duclos retoma a Fatema Mernissi[10]:

[...] el estereotipo de belleza vigente en el mundo occidental, que hiere y humilla a las mujeres que no se adaptan a él, puede asemejarse a la imposición del uso del velo en países extremistas como Irán, Afganistán o Arabia Saudita. (Duclos, 2020, p. 66).

Si continuamos con una línea comparativa entre la vida de las mujeres de Oriente y Occidente, nos damos cuenta de que el patriarcado y las violencias de género no son una cuestión sólo del Oriente, sino que algo común entre ambas culturas. Cuando el autor se encuentra en Daguestán plantea que los roles de género están asignados de forma muy clara: la esfera pública para los varones y la privada para las mujeres, dedicadas al cuidado de las hijas e hijos y del hogar. Este trabajo doméstico no remunerado[11] es un eje central en los estudios de género y trabajo que se han desarrollado en el Occidente (Toffoli, 2016). Las opresiones en los cuerpos de las mujeres, por otro lado, se ven reflejadas en la violencia física, como son aquella que sufren las activistas afganas que reclaman por sus derechos, o las mujeres asesinadas en América Latina y el Caribe, con números que estremecen: según datos de la CEPAL, en 2021, 251 mujeres perdieron la vida a partir de la violencia machista y patriarcal, por quienes decían amarla. (Le Monde Diplomatique, 2018). Finalmente, no podemos desde el Occidente pensar que las mujeres del Oriente son las que más violencia de género sufren sólo por el uso del velo o las restricciones que pueden llegar a tener acorde al país donde se ubican, sino que debemos replantearnos el alcance por diversas latitudes que el patriarcado tiene.

Reflexiones finales

El trabajo que aquí se presentó trató de reflejar desde las perspectivas de la geografía (política y cultural) la dimensión espacial comprendida en la obra Periodistán. Entre sus potencialidades, nos ha permitido eludir (por un momento) las distancias (físicas y simbólicas) del mundo no occidental y aprovechar este viaje como un trabajo de campo en movimiento. Los recursos de la obra detentan una espesura que hemos tratado de aprovechar. Las temporalidades que Duclos esgrime se complementan en el libro para nutrir los espacios de diferentes perspectivas y miradas que enriquecen su hoja de ruta. La obra también nos acerca un trabajo de campo en movimiento. El viaje puede ser leído como un itinerario en construcción que se va abriendo entre la movilidad y los espacios. También el paisaje actúa como recurso: las imágenes, los sonidos y los olores acompañan el viaje para dotar a la crónica de un viaje situacional. ¿Estamos ante una etnografía inconsciente? El autor nunca explicita este tipo de metodología, pero al ingresar al libro y en la medida que avanzamos sobre los capítulos nos damos cuenta que la obra desborda sus propias estrategias de viaje. Duclos por momentos se funde en los escenarios, observa, se acerca, dialoga, recorre y contempla; y es allí donde se complejiza y enriquece su metodología. La obra nos propone un pequeño laboratorio social que permite exportar y/o articular con la gran escala. Es una invitación para repensar las Relaciones Internacionales desde la escala del lugar. La fuente primaria utilizada para este artículo fue la obra Periodistán y no se buscó realizar un trabajo comparativo con otras fuentes o materiales de investigación obtenidos de primera mano. Lo que se llevó adelante en la propuesta fue un trabajo de análisis espacial tomando el viaje como trabajo de campo.

La dinámica propuesta por el viaje esgrime en algunos apartados del libro una mirada superficial, acontecimental y fugaz. Mientras que en otros pasajes se detiene a un análisis más riguroso que no se centra en la profundidad reflexiva sino en la creatividad del uso de múltiples recursos como la ficción, la observación, entrevistas, recursos históricos, entre otras cuestiones.

La propuesta de Duclos permite detenernos en algunos insight reveladores del autor producto del viaje y de los diferentes encuentros culturales. Estos insight no nos permiten arribar a conclusiones profundas, pero sí nos abre un camino de indagación a temas que no se abordan desde estas perspectivas y escalas de análisis.

Periodistán nos llevó a activar nuestra imaginación geográfica, descubriendo espacios lejanos, cruzando fronteras, conociendo culturas, desmontando estereotipos, aprendiendo de la historia. La riqueza y diversidad de la obra hizo imposible abordar de forma exhaustiva cada uno de los momentos del recorrido. Pero consideramos el abordaje geográfico clave para interpretar no sólo las estrategias impulsadas por el autor, sino también para llevar a la obra a una instancia de análisis académico que contemple a Periodistán más allá de la crónica de viaje.

Referencias bibliográficas

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Brzezinski, Z. (1998). “Una nueva clase de hegemonía” (13-38). El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos. Buenos Aires: Paidós.

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Notas


[1] Profesor ayudante diplomado de la cátedra de Geografía de Asia, África y Oceanía (FaHCE - UNLP) e investigador del Centro de Investigaciones Geográficas –CIG- e Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales –IdIHCS-, Universidad Nacional de La Plata –UNLP-.

[2] Profesor de Geografía (FaHCE – UNLP).

[3] Profesora de Geografía (FaHCE – UNLP).

[4] Profesor Adjunto de la cátedra de Geografía de Asia, África y Oceanía del Departamento de Geografía (FaHCE - UNLP). Ayudante Diplomado Geografía Cultural del Departamento de Geografía (FaHCE - UNLP). Investigador UNLP, categoría IV Incentivos, con lugar de trabajo en CIG.

[5] Son divisiones jurídico-políticas que se caracterizan por representar a minorías étnicas. Tienen un grado de autonomía mayor que los Oblast, que son provincias.

[6] Particularmente la OTAN, y sus aliados geopolíticos como Japón, Israel y la Mancomunidad Británica.

[7] Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.

[8] En la jerga geopolítica son denominados Estados tapón.

[9] Kazajistán, Uzbekistán y Kirguistán forman parte de la Organización para la Cooperación de Shanghái, mientras que Kazajistán y Kirguistán de la Unión Económica Euroasiática.

[10] Profesora, intelectual y feminista marroquí.

[11] Reconocido como trabajo invisible por feministas marxistas como Federici y Cox (1975).