DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2018-2204
ARTÍCULOS
The Peruvian Amazonian territory: a theoretical discussion on the concepts of territory, de - re territorialization and coloniality
Ginno Alexander Pérez Salas1
Resumen: Este artículo tiene como objetivo analizar el concepto de territorio en la Amazonia peruana y las relaciones de poder que en él existen como mecanismos de control y dominación colonial/moderno. Se consideran categorías de análisis de la sociología y de la geografía, como: territorio, poder, des-re territorialización y colonialidad del poder, para reflexionar sobre la presencia del Estado colonial/moderno como instrumento legitimador de cualquier proceso/acción de violencia y apropiación del territorio amazónico, que el Capital colonial/moderno precise para continuar con su proceso de acumulación. Para ello se realizó una revisión bibliográfica sobre las categorías mencionadas y el análisis de los datos recolectados en campo, en el periodo de 2015 a 2017, como parte del debate teórico de la Tesis de Maestría. Este artículo procura contribuir con el pensamiento geográfico a través del análisis crítico del territorio y la colonialidad/modernidad que está presente en las formas de organización del territorio amazónico peruano.
Palabras clave: Territorio; Colonialidad; Des-reterritorialización.
Abstract: This article aims at analyzing the concept of territory in the Peruvian Amazonia and the existing power relations as control mechanisms and colonial / modern domination. We apply categories of analysis of sociology and geography, such as: territory, power, de-re territorialization and coloniality of power, in order to reflect on the presence of the colonial / modern State as a legitimating instrument of any process / action of violence and appropriation of the Amazon territory, that the colonial / modern capital needs in order to continue with its process of accumulation. To achieve this purpose, a bibliographic review was made on the aforementioned categories and the data collected in the field was analyzed for the period from 2015 to 2017, as part of the theoretical debate of my Master’s Thesis. This article tries to make a contribution to geographic thought through the critical analysis of the territory and the coloniality / modernity concepts present in the forms of organization of the Peruvian Amazon territory.
Keywords: Territory; Coloniality; De–reterritorialization.
Introducción
El territorio es el resultado de un proceso de territorialización del espacio
conducido por uno y/o varios actores sociales y que dentro de
este proceso se ejerce una influencia o “poder” (Raffestin, 1993, p.143).
El geógrafo francés Raffestin (1993) señala que, “es preciso comprender
por poder primero a la multiplicidad de las relaciones de fuerza que son
inmanentes al dominio en que ellas ejercen y son constitutivas de su organización.” (Raffestin, 1993, p. 52)2.
Esta idea de “poder” en Raffestin es reafirmada por Saquet (2010, p. 33)
quien señala que el “poder” está presente en todas las formas de acción del
Estado, instituciones o empresas, es decir, en las relaciones sociales de la
vida diaria. Así, las “relaciones de poder” o territorialidad en el territorio
generan el intercambio de ideas y de políticas de cómo debería planificarse
y aprovecharse el territorio considerando las diversas formas de relacionamiento
e intereses propios de los actores sociales.
Partiendo de estas primeras afirmaciones sobre el territorio y poder, el
presente artículo buscará analizar y comprender las diversas “definiciones” y “redefiniciones” del concepto “territorio” en la Amazonía peruana,
considerando las diversas interpretaciones e intereses sociales, políticos
y económicos de los actores que ejercen una influencia directa sobre este
territorio, generando conflictos por la organización, uso, control y gestión
del territorio amazónico.
Este artículo es enmarcado en una perspectiva dialéctica de la construcción
del concepto de “territorio” por comprender que este concepto
es construido por actores socio-políticos diversos. Este análisis dialéctico
del concepto “territorio” en la Amazonía peruana, parte desde una revisión
bibliográfica y experiencia de campo, realizadas durante el desarrollo del
debate teórico de la tesis de maestría, en el periodo de 2015 a 2017. Se hizo
una evaluación y análisis bibliográfico con el objetivo de conocer como diversos
autores (geógrafos y científicos sociales), entienden y definen lo que
es el territorio y las relaciones de poder colonial/modernos que se tejen.
Por ello este artículo busca analizar y comprender como el territorio
amazónico peruano ha creado relaciones socio-territoriales que a lo largo
de su historia se han configurado sobre un patrón colonial/moderno de
poder o territorialidad. El presente trabajo procura contribuir con el pensamiento
geográfico a través del análisis crítico del concepto de territorio
y poder de Raffestin, considerando las formas de des – re construcción del territorio planteadas por Haesbaert, así como, considerar la colonialidad/
modernidad, planteada por Quijano, se hacen presentes en las formas de
organización histórica del territorio amazónico peruano.
Figura 1. Mapa político del Perú, de color verde el territorio amazónico
Fuente: Autoridad Nacional del Agua (ANA), Ministerio de Agricultura (MINAGRI), (2012).
El territorio amazónico peruano es la región territorial más extensa del país (Figura 01), representando el 58,9% del territorio peruano, con 756 865,6 km2 (ANA, 2012, p. 19) y representa el sector con mayor extensión boscosa del Perú, que de acuerdo con Soria (2002, p. 1), está dividida en dos grandes sectores conocidos como: “La Amazonía Baja comprende [que] hasta los 800 metros sobre el nivel del mar [e] la Amazonía Alta [que] comprende por encima de los 800 metros hasta los 3000 o 3400 metros de altura sobre el nivel del mar”.
Contextualizándolo en el actual proceso de avance capitalista colonial/
moderno3, y de acuerdo con las ideas de Santos (2010), el territorio
amazónico peruano, ha sido y es el resultado de una interacción social
de disputas, que tiene dos protagonistas principales: a) Hegemónicos: al
Estado colonial/moderno peruano - las elites económicas, como actor que
a partir de la segunda mitad del siglo XIX se apropia, controla y domina
todos los territorios y recursos que puedan ser privatizado y reducido a
un valor comercial, amparados en normativas homogeneizadoras y desterritorializadoras;
b) Contra-hegemónicos: a los pueblos indígenas amazónicos,
quienes a lo largo de la historia amazónica en el Perú mostrarán
una resistencia y persistencia por el reconocimiento de sus derechos
territoriales y para mantener su control y dominio originario sobre sus
territorios y recursos.
En ese sentido se entiende que “el territorio es (...) un juego político, un
lugar de poder. Definir sus límites, recortarlo, es sinónimo de dominación,
de control.” (Medeiros, 2009, p. 217)4. Schneider y Peyré Tartaruga (2006)
señalan, basados en las ideas de Gottmann (1973), “que la relación de las
personas con su territorio se presenta de diversas maneras –geográficas,
políticas y económicas–, pero, como destaca el autor, sus análisis están
circunscritos al contexto occidental.” (p. 73).
Bajo esta mirada occidental, es que los territorios van a ir cambiando
su estatus de bien y abrigo de la población para ser visto, como una oportunidad
económica en el desarrollo actual capitalista, como dice Gottmann
(2012, p. 534). En concordancia con Raffestin (1993), el poder sobre un territorio
a través de políticas de inversión, explotación y venta de los recursos en el mercado marcarán las formas de relacionamiento y comunicación
entre estos grupos antagónicos.
Así, mientras para el Estado/Capital colonial/moderno, el territorio
amazónico es un lugar exclusivo de apropiación y control de los recursos
naturales en un espacio de oportunidades económicas; para los pueblos
indígenas amazónicos será la protección al derecho territorial y al uso colectivo
de los bienes comunes naturales5. Como destaca Raffestin (1993),“el conflicto de dos (…) por la posesión de una región no es apenas un
conflicto por la adquisición de un pedazo de territorio, sino también por lo
que él contiene de población y/o recursos” (p. 58)6.
Durante la década de 1970, la política de colonización7 para la Amazonía
peruana se resume bien en lo expresado por el ex presidente peruano
Fernando Belaúnde Terry: “tierras sin hombres, para hombres sin tierras” (Espinosa, 2009, p. 142). Por ello, desde el Estado peruano se han gestado
políticas de asimilación de estos pueblos al “Estado/Nación” o formato de
homogenización de la sociedad dentro del territorio para fines y lucro del
Capital, al incentivar la imposición de un único territorio, cultura, economía,
derechos y política.8 Quijano (2000), advierte que el capitalismo es el
patrón hegemónico que es construido desde antes de la conquista del continente
americano, deduciendo así que su mayor intensidad se hará presente,
partir de la imposición de la colonia en suelo americano9.
Por lo tanto, la construcción de ese eurocentrismo es lo que evidencia
los formatos como el Capitalismo se reproduce y controla los recursos y los
territorios en la actualidad, ayudado por lo que Quijano llama del problema
del moderno Estado-nación. Este autor indica que el Estado-nación es
una estructura de poder diseñada por unos pocos para dominar a muchos,
puesto que “toda estructura de poder es siempre, parcial o totalmente, la
imposición de algunos, (…) sobre los demás. (…) todo Estado-nación posible es una estructura de poder, del mismo modo en que es producto del
poder.” (Quijano, 2000, p. 136).
Dialogando con Raffestin se suma a esta idea que, el formato de adhesión de la “raza colonizada” (Quijano, 2000) limitará la libertad territorial, gestando “un medio de imponer (…) relaciones asimétricas.” (Raffestin,
1993, p. 134)10, lo que ahondará más en la discriminación racial por parte
de la sociedad del Estado - Nación. Quijano (2000, p. 140), dirá que el
proceso de homogeneización eurocentrista de la “sociedad imagina” se da
directamente por la exclusión de una parte de la población y no por la democratización
de las relaciones sociales y políticas, solo se consolidará el
Estado-nación.
Sumando las ideas del territorio como un campo de poder y del Estadonación
como un mecanismo de dominación y control colonial/moderno, se
puede ir afirmando que la construcción del territorio, además de ser social,
es lugar de encuentro de fuerzas políticas, económicas, cultural y territorialmente
disimétricas que van a estar en constante conflicto. Como señala
Cruz (2007, p. 103), el “territorio se construye por una combinación e
imbricación única de múltiples relaciones de poder, de lo más material y
funcional, unido a los intereses económicos y políticos”11.
En los discursos políticos del Estado colonial/moderno peruano, el
territorio amazónico ha sido etiquetado como desposeído, sin presencia
humana, “justificando” así, las pretensiones del Capital de adueñarse de
este territorio. Seoane y Taddei (2010, p. 8) explican que esa pretensión,
llamada de “acumulación por desposesión”, forma parte del proceso capitalista
desde la década de 1970, basado en la apropiación privada de bienes
o recurso que estaban fuera del mercado.
Además, Seoane y Taddei (2010) señalan que esa acumulación incluye
también la apropiación de bienes sociales para asegurar la continuidad de
la acumulación de riquezas, por parte del Capital. En la Amazonía peruana,
este territorio ha sido puesto como “de prioridad” para una “integración” económica y social del territorio nacional, poniendo así en juego la estabilidad
no solo social sino política de un Estado que confirma su sometimiento
a una supremacía supranacional12.
En ese contexto colonial/moderno, también es necesario definir el territorio
desde los pueblos indígenas. Investigadores en antropología, como Echeverri (2004) y Espinosa (2009) coinciden que el territorio indígena es definido
por su vínculo y valor social, cultural, histórico, simbólico y material.
Echeverri (2004) afirma que el territorio indígena “aunque puede demarcarse
y delimitarse, se define no tanto por sus fronteras y límites como
por sus marcas geográficas que señalan la ligazón de un grupo humano a
un paisaje y una historia.” (p. 261). En ese mismo sentido, Espinosa (2009,
p.155) indica que “la relación con el territorio implica, (…) diferentes dimensiones,
siendo la económica una de ellas, pero no la única. Con el
territorio se establece un vínculo afectivo y espiritual importante”.
Reforzando esas definiciones, en concordancia con Mayor y Bodmer
(2012), para los pueblos indígenas “el territorio es el embrión que dio origen
a su existencia”, con su cultura y su identidad propia. En otros términos,
un pueblo indígena sin territorio está destinado al exterminio. Esta
definición, que Santos (2010) podría llamar de contra-hegemónica, es parte
de las relaciones de poder en el territorio, donde el intercambio de ideas y
definiciones genera conflictos con la hegemonía. Para el Estado y el Capital
colonial/moderno, las ideas y definiciones indígenas amazónicas que
ven en el territorio algo sagrado e “intocable”, es interpretado como una
característica de atraso y barrera para el “desarrollo nacional” que esta hegemonía“impulsa”.
Para profundizar las relaciones de poder que en la organización del territorio
existen entre los actores hegemónicos como contra-hegemónicos,
es preciso definir primero dos conceptos que contribuirán a la hermenéutica
y análisis de la construcción social actual del territorio amazónico
peruano.
Iniciaremos con la territorialidad, basados primero en la definición del
año de 1983 del geógrafo americano Robert Sack y en las interpretaciones
de su libro “Human Territoriality” (1986) por parte de Saquet (2010) y
Haesbaert (2011). Sack explica que la territorialidad está relacionada con
la influencia que tiene un individuo o grupo social sobre un área determinada,
creando mecanismos de control de los recursos y poblaciones que se
encuentren en él. De acuerdo con Saquet y Haesbaert, Sack entiende que
la influencia y control que un grupo o individuo ejerce sobre un territorio
estará enmarcado en una relación de poder.
Reforzándose la idea de Raffestin (1993) se afirma que, la territorialidad
dentro de un territorio crea relaciones de poder (político, económico, social, cultural) que irán variando dependiendo de quién y cómo lo ejerza
pues “los territorios son socialmente construidos (…).” (Saquet, 2010, p.
84)13, y “el uso de la territorialidad ‘depende de quien está influenciando e
controlando quien y de los contextos geográficos de lugar, espacio y tiempo’ (Haesbaert, 2011, p. 86)14.
El territorio y las formas de territorialidad se define desde la hegemonía
como un área específica, delimitada y donde el poder se da a través de la“creación y mantenimiento del orden” (Saquet, 2010, p. 84)15; y desde la contra-
hegemonía como una relación que se torna de “familiaridad y dependencia
(…) orgánica y espiritualmente (…) conectada” (Saquet, 2010, p. 84).
El segundo concepto a definir es aquel que Monnet (1999) llama de
territorialización, que según este autor “es el proceso de identificación, definición
y producción de un espacio como territorio por un actor (…) (individual
o colectivo).” (p. 1). Monnet (1999) introduce dos concepciones
diferenciadas sobre la territorialización, donde es evidente distinguir los
actores envueltos y como sus relaciones de poder y organización construyen
el territorio:
La territorialización areolar se caracteriza (…) por la definición del territorio como una superficie continua: es por ejemplo la territorialidad resultante y regulada por el derecho, trátese del derecho de propiedad (de la tierra) o del derecho político-administrativo que define las áreas de soberanía y competencia de una autoridad (…) La territorialización reticular construye el territorio como una reja de líneas de circulación (flujos de personas, de bienes, de energía y de información) y de nexos de intercambio o de terminación (términos de línea, puntos de interfase económica o cultural, sedes de los poderes, lugares de reproducción de la fuerza de trabajo, etc.) (p. 2-3).
Echeverri (2004), refuerza estas definiciones de Monnet, argumentando que existe una marcada diferencia entre las visiones occidentales y las visiones indígenas del territorio:
Las tareas de zonificación y ordenamiento político – administrativo requieren una noción areolar del territorio: “territorio” es un área geográfica a la cual se le asigna significados o atributos (características físicas, jurisdicción política, formas de propiedad, estatuto legal, etc.). En cambio, la noción no-areolar (“indígena”) de territorio se concibe en un modelo relacional: como tejido, no como áreas. (…) la noción no-areolar se ajusta mejor a una representación modelada como un cuerpo viviente que se alimenta, se reproduce y teje relaciones con otros cuerpos (p. 263).
En ese sentido, Raffestin (1993) aporta que la territorialización muestra
las relaciones de poder que surgen con la aparición del territorio, reforzándose
que la apropiación, control y dominio del territorio son determinados
por el actor social que lo ejecute.
Los patrones y políticas de planificación que el Estado y el Capital colonial/
moderno, aplican dentro de los procesos de organización del territorio
en esta región, se sobreponen a los procesos ya concebidos por los pueblos
indígenas, desde antes de la existencia de los primeros mencionados16.
La organización del territorio para los pueblos indígenas amazónicos es
como “aquel patrimonio que es esencial para la vida colectiva de la humanidad
y que al mismo tiempo figura como sostén de la existencia misma
de la diversidad biológica del planeta” (Delgado Ramos citado por Ivars,
2013, p. 95), donde este tiene relación con la naturaleza, sus bienes, otros
indígenas y de esas relaciones nacen las diversas formas de aplicar el poder
con cada uno de los mencionados.
El territorio amazónico peruano está inmerso en un campo de poder
con desigualdades en las interacciones sociales, marcadas por un patrón
socio-económico colonial/moderno impuesto por el Capital. Esta forma de
ejecución de poder o territorialización, de arriba hacia abajo, salvaguardada
por el Estado peruano en pro del Capital representado, en el territorio
amazónico, por la industria extractiva de hidrocarburos, la exportación de
recurso forestal y en los últimos 30 años, por las corporaciones conservacionistas17;
imponiéndose sobre los pueblos indígenas invisibilizandolos
para justificar sus normativas legislativas en pro de la inversión del bienestar
de la nación.
Desde la creación de la colonia, el Estado y el Capital son los incentivadores
de un proceso de apropiación de los territorios indígenas amazónicos que “invisibilizan” y “deslegitiman” territorialidades y territorializaciones
previas en la Amazonía, para poder justificar su expansión, la cual desarraiga
cosas, personas e ideas de un lugar para formar estructuras de poder
político, económico, social y cultural internacionales sin una localización
visible (Ianni, 2008, p. 94-95).
A este efecto desarraigador, Haesbaert (2011) lo llama des-re territorialización.
Haesbaert (2011), basado en las teorías de Deleuze y Guattari
(1972/1996), afirma que el Estado y el Capital van a operar por des –re
territorialización, entendiéndose que estos actores producen una planificación
de des –re apropiación de aquellos territorios ocupados previamente,
en favor de su sistema económico, político.
Se debe de resaltar en Haesbaert que, la des-re territorialización es un
mecanismo de perdida, que impone control y dominio de un territorio indígena,
que bien podría Herner decir que “es la desarticulación del referente
clave de las culturas: el territorio, espacio común donde se materializan
las prácticas, que marca las fronteras entre “nosotros” y los “otros” (los de“adentro” y los de “afuera”).” (2009, p.170). La desterritorialización no
sólo se puede pensar como la creación de un territorio por parte de los actores
hegemónicos, sino que es una imposición arbitraria sobre la territorialización
realizada por parte del pueblo indígena, afectado la territorialidad
y propiedad ancestral.
Haesbaert (2011) apunta las diferencias entre estas territorializaciones,
que llama de pre-capitalistas y capitalistas. Mientras que en las sociedades
pre-capitalistas se “crean (…) relaciones con la tierra” (p. 135)18, en las sociedades
capitalistas existe una dominación, organización y control por parte
de “un aparato despótico y transcendente del poder, una máquina que desterritorializa
y disciplina los cuerpos” (p. 135)19. La desterritorialización se
convierte en arma de violencia política contra la población indígena que es
considerada de “obstáculo” fácil de invisibilizar a través de normas y políticas
públicas de integración e inversión estatal que favorecen al Capital.
Ianni (2008) y Haesbaert (2011) coinciden en la idea que, la política, la
economía y la cultura son campos que se van a des – re territorializar desde
la perspectiva de un actor que se visualiza así mismo como el obligado a“territorializar” aquello que él percibe como un “espacio vacío” dentro de
un territorio mayor que precisa de ser organizado para reproducir modelos
políticos y económicos, así como también, homogenizar a la población
dentro de una sola cultura servil al Capital.
Esto sucede con la Amazonía peruana, que ha sido entendida por los
grupos hegemónicos como un espacio (elemento a-priori) dentro de un territorio
mayor, llamado Perú, que es necesario organizar para “integrarlo” dentro de las políticas de desarrollo socio-económico nacional. Haesbaert
(2011) y Ianni (2008), al discutir la des-re territorialización de carácter
económica, lo relacionan directamente con la “globalización” o expansión
sin fronteras del capitalismo, a través del cual este se puede ir moviendo a
distintos territorios para acrecentar su acumulación.
Demostrando que este proceso económico/político/cultural está destinado
a crear territorios desde una lógica des - re territorializadora de aquello
que ya posee una territorialización, pero que, a través de un aparato“legitimador” se hace efectivo y posible. Generando en aquellos grupos
desterritorializados un mayor aislamiento ya que “el proceso de desterritorialización
ha acentuado y generalizado las condiciones de soledad” (Ianni,
2008, p. 101)20, profundizando el modelo hegemónico de dominación
colonial/moderno.
Dialogando con Raffestin (1993), Quijano (2005) y Haesbaert (2011) se
comprueba que el actor legitimador, creado por el Capital, va a ser el Estado
moderno/colonial, el cual impondrá las “normas o políticas” de organización,
control y desarrollo socio-económico sobre el territorio unificado
en la lógica de “Estado-nación”.21
Este sistema político-social-económico sobre la Amazonía, para Quijano
(2000) significará “un proceso de reidentificación histórica, pues
(…) les fueron atribuidas nuevas identidades geoculturales.” (p. 126). De
acuerdo con Haesbaert (2011) citando a Simon Weil (1949), explica que
estas nuevas identidades culturales, están relacionadas directamente con
un proceso de “desenraizamento geográfico” por el cual se entiende que el
Estado está sustituyendo comunidades territoriales por otras diseñadas y
controladas por este:
(…) podemos encontrar em la formación de la “nación” moderna (fundada em la identidad nacional) como un proceso destruidor de territorialidades (das fidelidades territoriales preexistentes (...) y reconstructor, en otro nivel escalar (Haesbaert, 2011, p. 219)22.
Para la Amazonía peruana, se puede decir que la creación de la “nación moderna” ejemplifica el proceso de imposición de esa nueva territorialidad sobre
la territorialidad pre-existente que poseen los pueblos indígenas, construidas
en una “multiplicidad de temporalidades históricas desiguales y diferentes que
se (des) encuentran em la contemporaneidad” (Cruz, 2007, p. 122)23.
Esta des-reterritorialización producirá el efecto (inmediato o tardío) de
resistencia por parte de los pueblos indígenas, que serán a quienes este
proceso/acción político, económico, social y cultural impuesto, excluirá e
invisibilizará de cualquier participación en la constitución de este nuevo
territorio.
Este escenario es visible en la Amazonía, donde estos actores hegemónicos,
Capital/Estado colonial/moderno, se apropian de territorios y
de recursos naturales, que en los últimos veinte años han incrementado
una apropiación “pacífica” y pro ambientalista, pero que como menciona
D’Amico (2015, p. 215), siempre deja “entrever un contenido mercantil
para referirse a la naturaleza”, desde la década de 1990 24.
A lo largo de este análisis-debate de autores, se ha mostrado como el
Estado colonial/moderno se articula para legitimar la presencia y poder del
Capital en sus formas de intervención, de apropiación y de definición de lo
que es el territorio en la Amazonia peruana, muchas veces haciendo “uso
de la fuerza, de la violencia […] por parte del Estado, de grupos paraestatales
o ilegales o de la cooperación […] entre ambos […]” (Seoane; Taddei,
2010, p. 11).
El territorio de la Amazonía ha sido un laboratorio de estas prácticas de
apropiación forzadas, muy a pesar que desde la década de 1970 el mundo “clamó” por un mejor uso y control de los bosques tropicales, se ha expropiado
y lotizado cada lugar de este territorio “olvidado”, que parece un
gran jardín donde todos pueden jugar y decir que son dueños sin preguntar
quién lo cuido, por qué y para qué.
La des-re territorialización en la Amazonía peruana, es parte de un proceso
de regeneración y reimpulso del Capital colonial/moderno para continuar
expropiando todo aquello que pueda servir a la acumulación de riquezas por parte de élites económicas y políticas. Sin embargo, la resistencia
que nace como una respuesta a estos procesos impositivos, construye un
nuevo escenario en el territorio amazónico, concretándose una derrota parcial
al capitalismo por parte de los pueblos indígenas, que a través de la
organización luchan por el retorno del poder sobre su territorio, a través del
reconocimiento de sus derechos territoriales ancestrales.
Con el pasar de las décadas y siglos, la concepción de lo que es el
territorio amazónico peruano, se han ido complejizando y diversificando,
desde un Capital colonial/moderno que ha pasado de ser un actor extractivo25 a ser un actor protector del ambiente26, así como los pueblos indígenas
que poco a poco han ido ganando terreno en la escena política del Perú,
estableciendo un nuevo sendero hacia la reorganización y redefinición de
los pueblos indígenas, así como, a la revalorización de su territorialidad
sobre los territorios que ancestralmente vienen no solo ocupando, sino que,
controlando para mantener y sustentar su economía y organización social,
a partir de los bienes comunes que ellos pueden obtener de la naturaleza y
compartirlos entre los pueblos.
Es importante resaltar, que el debate de lo que el territorio significa y
las relaciones de poder que este pueda crear y dinamizar en un proceso de
descolonización de los saberes y las formas de organización coloniales/
modernas existentes, son de vital importancia para la geografía tanto política
como socialmente.
Notas
1 Geógrafo e investigador en la Unión Geográfica Internacional - Comité Perú (UGI-PERU). Magíster en Dinámicas Territoriales y Sociedad en la Amazonía por la Universdade Federal do Sul e Sudeste do Pará (UNIFESSPA). Miembro del Grupo de Trabajo “Pensamiento Geográfico Crítico Latinoamericano” del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
2 Traducción propia.
3 Basado en las ideas de Quijano (2000) sobre las políticas económicas coloniales maquilladas de modernidad.
4 Ídem 2.
5 Existe toda una discusión teórica en la economía sobre lo referido a que es un recurso natural y un bien común natural. Algunos autores como Ivars (2013) dice que el primero de ellos sería el resultado de monetizar el segundo, osea, el bien común natural. Esta idea de los bienes comunes fue propuesta por primera vez en 1968 por Garret Hardin, en su artículo “The Tragedy of the Commons”.
6 Traducción propia.
7 Se menciona “política de colonización” para referirse que a lo largo de la historia del Perú se ha difundido la Amazonía como un lugar en atraso, con un gran vacío poblacional y con inacabables recursos esperando su aprovechamiento y comercio en el mercado nacional e internacional.
8 Así, estos pueblos indígenas amazónicos en el Perú, pasan a ser consideradas “tradicionales” por “(…) estar enmarcados en otras temporalidades históricas y configuradas en otras formas de territorialidades […]” (Cruz, 2007, p. 95) (Traducción propia).
9 Una colonia que nace como parte de un sistema de dominación y de discriminación territorial.
10 Traducción propia.
11 Ídem 11.
12 Durante los gobiernos de Belaúnde Terry (1963-1968 / 1980-1985) y García Pérez (1985-1990 / 2006-2011), se construyeron Carreteras de penetración a la Amazonía, así como también, se brindaron la mayor cantidad de Concesiones Petroleras.
13 Traducción propia.
14 Ídem 14.
15 Ídem 14.
16 En 2005, el gobierno de Alan García dictaminó una serie de decretos que fomentaban la inversión en el marco del Tratado de Libre Comercio con los E.E.U.U., lo que generó el rechazo por parte de los pueblos indígenas amazónicos, los cuales sería afectados social y territorialmente.
17 O como D’Amico (2015) denomina de la (nueva) cara verde del capitalismo, iniciada a partir de finales de la década de 1970.
18 Traducción propia.
19 Ídem 21.
20 Traducción propia.
21 “[El] Estado (…) carga indisociablemente, el papel de destruidor de territorialidades previamente existentes (…) y la fundación de nuevas en torno de un padrón político-administrativo más universalizante” (Haesbaert, 2011, p. 198).
22 Traducción propia.
23 Ídem 25.
24 En la década de 1990, el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) reconoció derechos territoriales a los pueblos indígenas a través del Convenio 169-OIT, no obstante, la política económica del país fue totalmente neoliberal permitiendo que el Capital extranjero pueda acceder a grandes concesiones petroleras y gasíferas, muchas de estas ubicadas sobre territorios indígenas.
25 Ejemplo más resaltante es la extracción del Caucho a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
26 A partir de la década de 1970, busca disimuladamente una ampliación de su apropiación y acumulación de riquezas, a partir de un nuevo mecanismo de dominación de los bosques y territorios ancestrales de los pueblos indígenas, que es llamado de “capitalismo verde”, financiando la creación de áreas naturales protegidas por el Estado, pero que económica y administrativamente son controlados por corporaciones ambientalistas privadas.
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Recibido: 01-03-2018
Aceptado: 17-04-2018