DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2018-2203
ARTÍCULOS
Borders as spaces of concurrent territorial configurations. The case of the Republic of Mali in Africa
Juan Cruz Ramón Margueliche1
Resumen: Cuando hablamos de fronteras en África ingresamos en un terreno difuso
y complejo. Cualquier posicionamiento teórico-conceptual nos lleva a
disipar del análisis otras perspectivas teóricas y realidades concretas que
solapadamente se gestan en los espacios fronterizos. Cuando el papel del
Estado y los efectos de sus políticas son subestimados se corre el riesgo de
caer en el “esencialismo de la hermandad”, minimizando conflictos, y de
esta manera dificultando la visualización de la asimetrías y dimensiones de
inclusión y exclusión (Grimson, 2011).
Pero por otro lado, las fronteras se construyen en procesos de hegemonía
relacional, donde si bien hay lógicas de poder que se imponen, los espacios
de resistencia también entran en juego. Tobío (2014) plantea la territorialidad
de instancia dominante y la territorialidad de instancia subalterna.
Ambas territorialidades nos permiten no solo comprender cómo se configurar
las fronteras, sino también las dinámicas de las mismas.
Tomaremos como caso de análisis a la República de Malí y las diferentes
fronteras que se están gestando en su interior en la actualidad: la frontera
de las empresas extranjeras, la de la ciudad controlada, la de la comunidad
de los tuareg, la de la configuración impuesta por el afroislam y la que asigna la presencia física y ambiental de la franja sahelina. El objetivo es
poder identificar las configuraciones territoriales que presentan las fronteras
y detrás de ellas las estrategias y anclajes territoriales que despliegan
los diferentes actores en su territorio, a partir de las categorías espaciales
mencionadas.
Palabras claves: Frontera; Territorialidades; Poder; Estrategias; Malí.
Abstract: When we discuss borders in Africa, we enter a vague and complex field.
Any theoretical or conceptual approach to the subject might lead us to
remove from the analysis other theoretical perspectives and concrete realities
which are developed slyly in border spaces. When the role of the
State and the effect of its politics are underestimated, we run the risk of
falling into “essentialist brotherhood”, minimizing existing conflicts and
thus making it difficult to visualize the asymmetries and the dimensions of
inclusion and exclusion (Grimson, 2011).
On the other hand, borders are built through processes of relational hegemony,
where, even though certain logics of power are imposed, spaces
of resistance also come into play. Tobío (2014) considers the concept of
territoriality as instance of dominance and also as instance of subordination.
Both territorialities allow us to understand the process of construction
of borders and of their dynamics.
We will focus our analysis on the case of the Republic of Mali and the different
borders that nowadays are being developed in the area: the border
of foreign business organizations, the borders of the controlled city, the
borders of the Tuareg people, the borders of the configuration imposed by
the Afro-Islamic community, and the borders that mark the physical and
environmental presence of the Sahelian region. Our aim is to identify the
territorial configurations presented by the borders along with the underlying
strategies and territorial anchoring displayed by the different actors
in their territory, basing our analysis on the spatial categories mentioned
above.
Keywords: Border; Territorialities; Power; Strategies; Mali.
La propuesta que compone este trabajo no se sustenta en realizar una
investigación sobre las fronteras en el sentido teórico. Al contrario se
busca indagar las formas en que territorialmente se pueden expresar. Para
ello trabajaremos con una categoría propuesta por el geógrafo Omar Tobío
(2014), en donde identifica prácticas de territorialización en manos de sectores
dominantes y en manos de sectores subalternos. Si bien esta propuesta
es implementada en el caso de los movimientos sociales, nos permiten despejar
ciertas condiciones que son compartidas por otros actores en distintos
espacios temporales. Creemos que las fronteras se expresan en clave de
una doble territorialización, las cuales nos permiten identificar y localizar
actores, como así también sus estrategias, intereses y relaciones. Pensamos
las diferentes construcciones territoriales como categorías dinámicas, atravesadas
por procesos históricos y coyunturales que nos invitan a indagar a
través de categorías que puedan compendiar esas dinámicas y transformaciones.
Las categorías son construcciones operativas, fuertemente cargadas
de inestabilidad y heterogeneidades. La frontera es un concepto que necesariamente
nos invita a realizar una lectura interdisciplinaria, o al menos
suponer nuestras limitaciones al intentar acercarnos a un análisis global de dicho término desde una mirada disciplinar. Por lo cual, consideramos que
el recorrido o trayecto hacia un análisis sobre las fronteras nos invita a una
necesaria mirada interdisciplinaria, por un lado. Y por el otro, en cuanto
al abordaje territorial, una lectura “in situ” complementaria a los trabajos
teóricos previos. Esto se conoce como una etnografía de frontera. Claro
está, que esta metodología de análisis nos implica trasladarnos al lugar
para desarrollar nuestro análisis, lo cual para este tipo de casos en espacios
lejanos nos plantea un limitante. Pero no podemos dejar de reconocer que
en esas dos perspectivas: la teórica y la de la experiencia de campo, es la
que nos acercará a la unidad de análisis con mayor veracidad. Por lo tanto,
es en estas dos cuestiones, es donde quizás encontremos mayores riquezas
e identificaciones en los estudios de fronteras: la construcción de un cuerpo
teórico interdisciplinar y trabajo de campo.
Por estos motivos, no creemos suficiente desde la geografía tener una
definición acabada al respecto, pero sí herramientas teóricas y metodológicas
para complementar a otros trabajos y disciplinas. Las fronteras, no son
solo objetos de estudios que se teoricen (solamente), sino que son espacios
de experiencias e historias de vida donde las diferentes escalas y lógicas de
poder se entrelazan. Grimson plantea que hace unas dos décadas aproximadamente,
las ciencias sociales comenzaron a cuestionar el estudio de
territorios “nacionales” a partir de los imaginarios estatales y a considerar
esos imaginarios como objeto de sus trabajos. Lo que plantea el autor, es la“desnaturalización” de los espacios de la soberanía estatal para identificar
otras voces. Esta situación, abrió nuevos horizontes y escenarios a investigar,
reposicionando de manera distinta al estudio de esta temática. Cuando
hablamos de fronteras, también estaríamos hablando de culturas. La ingeniería
(política) que construyó el Estado Nación, se vio plasmada en el territorio,
y fueron las fronteras las que operaron como marcos contenedores
(o al menos así se lo propuso) de las diferentes culturas. Esta afirmación
ya no es posible en el sentido práctico de las diferentes configuraciones
culturales que se expresan en el territorio. Podemos hablar de dos lógicas
simultáneas en las fronteras que operan con fuertes contradicciones. Una
frontera construida “desde arriba” (física e institucional) que construye
significados de carácter formal y una frontera vivida “desde abajo” con
un fuerte carácter simbólico que configura el espacio a través de la propia
práctica de habitar. Es en este contexto que debemos explorar los territorios
de fronteras. Es la figura del “cruzador - traspasador”, (la mayoría de
veces deslegitimado y estigmatizado), quien actúa como “reforzador” de
fronteras, acercando con su experiencia recogida en las zonas de contacto,
el diálogo intercultural junto a las diferentes exclusiones que debe afrontar.
Esta teoría, nos impulsa a buscar en la frontera nuevos sujetos, como así también sus diferentes territorialidades. Boaventura Sousa Santos (2009)
en su propuesta de “epistemología del Sur” como herramienta analítica,
propone realizar un trabajo de “traducción” en las denominadas zonas de
contacto.
Hablamos de una traducción intercultural, ante las profundas diferencias
entre conocimientos. Para ello nos dice que es necesario llevar a cabo procesos
de traducción que permitan identificar elementos de inteligibilidad
recíproca (relaciones de poder hegemónicas y las experiencias de la propia
historia de los agentes subalternos). El autor habla de procedimientos de
traducción de saberes, como de prácticas y agentes. Plantea que a través de
la razón cosmopolita podemos identificar nuevos campos de experiencias
y prácticas. El trabajo de traducción nos permite comprenderlos, pensarlos
y realizar convergencias entre ellos. Por eso, en estos espacios podemos
encontrar interesantes propuestas de (re) lecturas territoriales.
Es común escuchar hablar de las fronteras como lugares de conflictos
territoriales y no como espacios de intercambio. Pero el concepto de conflicto
territorial además plantea otras construcciones que se gestan en las
fronteras y que pasan a formar parte de una marginación epistemológica.
Los conflictos territoriales (Sabatini, 1997), diseñan y conforman a su vez
nuevas territorialidades.
(…) estos enfrentamientos o conflictos territoriales irrumpen al generar una escena y una temporalidad donde se intercambian argumentos, se vuelven visibles formas de justificación, se modifican representaciones sociales y en definitiva, se modifican los registros de legitimidad (Merlinsky, 2013 en Capdeville, 2014, p. 5).
Para Sack (1986), la territorialidad es la capacidad de establecer reglas
espaciales para afectar, influenciar o controlar recursos y personas a través
de un área dominada. En términos geográficos se puede afirmar que
la territorialidad es una forma de comportamiento espacial que puede ser
impulsada y finalizada voluntariamente. Estas características se dan en un
marco de temporalidad que se expresan en el territorio de la mano de actores
sociales que portan lógicas de poder y estrategias diferentes.
Podemos mencionar, en palabras del geógrafo Tobío, dos tipos de territorialidades.
Las territorialidades de la instancia subalterna como espacios
en los que pone en juego las formas de ser, de habitar circunstancias y
de apropiarse del mundo y la naturaleza. Y por otro lado, se encuentran
las territorialidades de instancia dominante, donde la existencia de actores
concretos establece significados del espacio, el tiempo y el dinero. Por medio del ejercicio de su territorialidad dominante, implantan reglas básicas
del juego social, reglas en los que la hegemonía ideológica y política del
capitalismo son nodales. Entre estos actores, se destacan grandes empresas
de capital extra-local, que tienen la capacidad de controlar el contexto material
de la experiencia personal y social.
Además de las diferentes transformaciones que imponen en la actual
configuración territorial, tienen la capacidad de modificar tiempo y espacio,
determinando nuevas dinámicas de la circulación del capital nacional pero
sobre todo global. A su vez Tobío, nos habla de dos territorialidades más.
Una de carácter contencioso, donde se expresan a través de reclamos colectivos
y públicos en una serie de esfuerzos organizados en representación de
alguna agenda, programa o conjunto de intereses compartidos. Esto se realiza
a través de canales no institucionales. Y por otro lado, las de carácter no
contencioso, siendo éstas aquellas que buscan canalizar los reclamos por vías
institucionales. Ambas territorialidades se presentan en escenarios de tensión
que se expresan en diferentes escalas y dimensiones en el espacio. Podemos
pensarlas (a ambas territorialidades) como espacios de configuraciones territoriales
simultáneas que se expresan en el territorio. Es interesante pensarlas
en esta clave ya que nos aportaría varias cuestiones:
− Nos permite identificar procesos territoriales que no sólo surgen de los sectores hegemónicos de poder y de los instrumentos formales del Estado-Nación. En estos territorios, los controles se recrudecen y se efectivizan de diferentes formas. Pero a su vez, existen prácticas de resistencia que confrontan las territorialidades dominantes. Estas visiones se expresan en lugares geográficos específicos.
− Observar cómo los diferentes actores se espacializan en el territorio y van configurando diferentes fronteras.
− Entender los territorios como construcciones (también) de poderes desde abajo (Zibechi, 2009).
− Visualizar las fronteras como construcciones de territorialidades simultáneas que buscan deslegitimarse para imponer una lógica de poder, generalmente desde las propuestas del mercado global.
Las fronteras en el sentido tradicional como las unidades territoriales nacionales con su orden sociocultural (convergencia entre cultura y territorio) están siendo cada vez más cuestionadas (Jungemann, 2008). Predominan procesos de desterritorialización, descentralización y desnaturalización, que no resultan necesariamente una desregulación completa y una ausencia de ciertas condiciones estructurales, sino la existencia (o al menos visibilización) de nuevas jerarquías y nuevos centros, de nuevas redes de poder y nuevas territorialidades (Jungemann, 2008). Jungemann (2008) menciona a Berking quien recomienda que no habría que hablar de desterritorialización sino de reconfiguración territorial suponiendo que las escalas y los límites socio-espaciales sólo se desplazan, nunca se disuelven. De allí, que también proponen la necesidad de estudiar menos la región o el lugar en sí y/o comparar distintas regiones y considerar más bien su proceso de configuración, la reproducción de las peculiares relaciones sociales, económicas y políticas de cada contexto regional y local, sin obviar su ubicación con lo global. Pero los diferentes movimientos de población (intercontinentales, intracontinentales, campo-ciudad, etc), sumado a la interconexión permanente que ofrece los medios de comunicación, hacen que la“metáfora insular” (Grimson, 2011) se resquebraje y vivamos espacios no solo interconectados, sino fuertemente transnacionales. Debemos abordar el estudio de las fronteras necesariamente como sitios de encuentro entre una cultura dominante y una subalterna. Pero no sólo desde una lógica de asimetrías o jerarquías, sino de construcción en un sentido más amplio.
Las fronteras son espacios donde antes no existían límites y donde los Estados y otros actores sociales (a veces hegemónicos y otras veces subalternos) intervienen de modos múltiples para fabricarlos e institucionalizarlos. Según Álvarez Acosta (2011), muchos fueron los intentos, fracasos y desaciertos, para la lucha de la liberación nacional que África desarrolló en defensa de la independencia de sus espacios. Pero sabemos, en palabras de Mbuyi Kabunda Badi (2017), que África es una gran región multi cultural, multi bilingüe y multi confesional, pero que a la hora de optar por erigir una estructura política organizativa acorde estas especificidades, decidió importar el Estado Nación occidental-europeo, viendo esta diversidad como una amenaza a la unidad africana. Álvarez Acosta (2011) reúne algunas referencias en común de las fronteras africanas:
− Las fronteras actuales de la región tienen un poco más de cien años;
− Los Estados africanos son multiétnicos. Esta condición de pluralidad, ha sido aprovechada por las élites africanas (Sur imperial) y los agentes externos (Norte hegemónico). Los primeros para tratar de detentar y monopolizar el poder (conformando muchas veces lo que se denomina Etnoestados), y los segundos, también para mantener el poder, pero derrocando a los sectores no amigables y de esta manera retener el control sobre los recursos.
− Muchos conflictos en África superan la escala estatal, y deben ser entendidos en una escala regional (Como el caso de Los Grandes Lagos).
− En los análisis se obvian, se minimizan o se desestiman, “otras” peculiaridades de las sociedades africanas como comunalismos, solidaridades de grupos, los rasgos de familias, etc. Y de esta forma no se analizan otras territorialidades configuradas desde la base de la sociedad africana, muchas veces surgidas del contexto de necesidad y de carácter espontáneo y endógeno.
− Rodriguez Gelfenstein (2006), establece que las fronteras contienen un contenido sociológico y económico, y expresa que constituye la concreción de una intensa relación y hasta una interdependencia en las diversas manifestaciones de la vida en sociedad, promovida y ejecutada por las poblaciones asentadas a uno y otro lado del límite entre dos países.
− Existen dos distinciones sobre las características de las fronteras, que conlleva procesos de inclusión/exclusión de poblaciones, como así también políticos. Por un lado la “linealidad” de la frontera que expresa la necesidad del Estado de defender el control soberano de su territorio. Y la “zonalidad” que expresa la visión social y económicas, culturales, comerciales, humanas, etc.
− La Nación, también es un fenómeno histórico-social. Por ello, el análisis de la nacionalidad africana amerita concepciones y prácticas que se adecuen a sus particularidades.
Grimson plantea que en los estudios de las zonas fronterizas se encuentran diferentes cuestiones a analizar:
− Gran diversidad de situaciones;
− Heterogeneidad vinculada a historias diferentes y contextos espacio- temporales específicos;
− La regionalización disuelve las hipótesis de conflicto (en África se daría a la inversa) pero abandona toda política activa y desarrollo social de las zonas fronterizas;
− Se encuentran en retirada las políticas estatales de ocupación (en Argentina los enclaves minero – industrial como Río Turbio en Santa Cruz que actuó como escenario geopolítico y marcas identitarias en la frontera) para dar lugar a la llegada de las políticas del capitalismo global.
Como se ha venido expresando en párrafos anteriores, en la actualidad
la concepción de frontera, en cuanto a su división y contacto de unidades
políticas principales, debe ser revisado. Y la elección de una perspectiva
política y/o cultural nos abre nuevos horizontes de análisis y entendimiento.
Para Grimson, las fronteras políticas constituyen un terreno sumamente
productivo para pensar las relaciones de poder. El Estado continúa teniendo
un rol dominante como árbitro del control, la violencia, el orden, etc.
Pero cuando el papel del Estado y los efectos de sus políticas son subestimados,
se corre el riesgo de caer en el “esencialismo de la hermandad” o
en el “esencialismo de la hibridación generalizada”. Es decir, que al subestimar
los conflictos y sus tramas de relaciones entre los diferentes actores,
se dificulta la visualización de las asimetrías y las dinámicas de inclusión/
exclusión. Otros estudios, han identificado que las poblaciones limítrofes
han llevado a la práctica desde hace mucho tiempo una “integración” por
y desde abajo. Grimson, aclara que se tiende a considerar el proceso de “nation-building” (construcción de nacionalidad) como un proceso desde “arriba” hacia “abajo” y desde el “centro” hacia la “periferia”. En estos términos,
el autor coincide que hablamos de comunidades fronterizas como
agentes de cambio sociopolítico más allá de su localidad e incluso de su
Estado. También, sostiene que se da un doble proceso. Por un lado, el Estado
se retira de su función de protección y por otro lado, reaparece en su
papel de control y regulación. Algunos hablan de un proceso de desterritorialización
generalizada o mejor dicho a la sustitución de un modelo de
territorialización por otro. Es allí, donde no hay que cuestionar la existencia
de fronteras, sino analizar la existencia de diferentes territorialidades.
La existencia de fronteras del centro conforma espacialidades cargadas de
registros extrovertidos como occidentalización, lógica del mercado global,
procesos urbanos, etc. Y las fronteras de la periferia, se construyen en los
intersticios del poder y que buscan cargar de nuevos registros a esos territorios.
Ambas fronteras buscan (des) legitimarse espacialmente.
El objetivo del trabajo es poder identificar las configuraciones territoriales
que presentan las fronteras y detrás de ellas las estrategias y anclajes
territoriales que despliegan los diferentes actores en su territorio. Por ello,
tomamos un estudio de caso para poder visualizar cómo se implementan estas propuestas y categorías conceptuales. Consideramos que no hay mejor
manera de comprender las fronteras que analizando a los diferentes actores
y sus tramas relacionales de poder en el territorio, tratando de adentrarnos en
las categorías universales y dotando los espacios de sus particularismos.
Tomaremos como caso de análisis o “laboratorio de pruebas”3, a la República
de Malí (África) y a las diferentes fronteras que se están (o estarían)
gestando en su interior en la actualidad. Entre ellas podemos identificar la
frontera de las empresas extranjeras, la de la ciudad controlada, la de la
comunidad de los tuareg, la de la configuración impuesta por el afro islam
y la que asigna la presencia física y ambiental de la franja sahelina. El
objetivo es poder identificar las configuraciones territoriales que presentan
las fronteras (internas y externas) y detrás de ellas las estrategias y anclajes
territoriales que despliegan los diferentes actores en su territorio, a través
de las categorías antes mencionadas de las diferentes territorialidades y
fronteras que se van configurando. La construcción teórica de las fronteras
en la República de Malí a partir de la territorialidad de instancia dominante
y territorialidad de instancia subalterna, nos permite identificar y localizar
actores, sus diferentes estrategias y territorialidades. Por otro lado,
debemos superar la mirada de las fronteras desde las linealidades como
líneas de separación sin ninguna interacción, para pensarlas en marcos de
zonalidades, donde los contactos se dan en diferentes relaciones: alianzas,
solidaridades, conflictos, etc.
El norte de Malí se le conoce también como Asawad. Hablamos de una
extensísima región de 820.000 km2 de la República de Malí (sus dos terceras
partes), cuya parte septentrional corresponde al desierto del Sahara y
la meridional a esa franja de territorio conocida como el Sahel (del árabe
costa, límite o zona limítrofe) que separa al desierto de la sabana africana
al sur. Cuenta con una población de 1.584.000 habitantes, agrupados en dos
etnias: azawadíes blancos o claros: tuareg y los azawadíes negros: peuls,
songais o fulanis4. Las condiciones ambientales, por su precariedad de sustentabilidad económica y climática presentan condiciones para el asentamiento
de unas organizaciones desestabilizadoras. El Sahara-Saheliano es
una de las zonas más vastas e inestables de la geografía mundial. En cuanto
a la instrumentación del poder, hablamos de una geografía dividida por el
islam y la presencia de actores extranjeros.
En el norte de Malí operan yihadista nacionales, pertenecientes a diferentes
grupos étnicos malienses, albergando un sentimiento de fracaso social
y abandono institucional. Y por otro lado, se encuentran los yihadistas
internacionales, a quienes les pesan más las convicciones políticas que las
sociales. Sumado a las condiciones internas de Malí y al interés del yihadismo
internacional, debemos sumar la presencia e interés de Francia. La
intervención de Malí por parte de Francia se sustenta por dos razones:
1) Avance de los movimientos yihadistas hacia Bamako la capital de Malí.
2) Salvaguardar la integridad territorial de Malí, y por lo tanto extrapolación de la soberanía de este país y evitar su división.
Pero el interés de Francia de evitar los conflictos en el territorio maliense, se debe a que tiene importantes multinacionales en el país africano, además del interés del algodón y el oro en el norte; y el uranio entre la frontera de Malí y Níger. Por lo cual, la situación de Malí se encuentra polarizada entre intereses internos y externos. Las características regionales y nacionales que presentan las fronteras africanas, como así también sus condiciones político-ambientales, nos permiten contextualizar el continente africano desde particularismos territoriales. Las condiciones político-ambientales de algunos territorios de África, actúan como campo de refugio y resistencia de diferentes movimientos. Sin caer en un determinismo geográfico-ambiental, tenemos que reconocer que las condiciones climáticos y naturales, como así también su estructura socio-económica de la región africana fortalecen algunas situaciones de conflicto, producto de la escasez y dificultad de acceso a los recursos.
Las diferentes territorialidades planteadas, a su vez configuran dos tipos de fronteras, que no solo responden a cuestiones físicas y formales, sino hablamos de construcciones simbólicas y de poder, que polarizan el territorio en varias dimensiones. Siguiendo las categorías propuestas en el comienzo del trabajo, podemos sugerir la siguiente distinción en Malí.
En esta categoría se encuentran las empresas (extranjeras y locales), el gobierno de Francia y el Estado africano. Estos actores a su vez construyen y configuran fronteras del centro, dando lugar a una territorialidad dominante que se despliega a partir de estrategias de territorialidades no contenciosas. Entre los actores dominantes, podemos encontrar al sector empresarial que configura fronteras de resguardo y seguridad, para evitar consecuencias de pérdida financiera. Se protegen los recursos y se identifican áreas de protección. Es claro, que su lógica de poder es sustentar en tiempo y espacio sus fines comerciales. Tras las privatizaciones, los sectores de interés para los inversores extranjeros son las minas de oro, agroindustria y textil. Los países inversores en el país son Francia, Sudáfrica y Holanda, aunque en estos últimos años se han posicionado inversores como China, Tailandia, India o Marruecos, gracias a privatizaciones o proyectos puntuales5. Pero es el Estado el responsable de facilitar la llegada de las inversiones cediendo ciertas funciones a manos del sector privado. Podemos hablar de una alianza Estado-Empresas que configuran territorialidades dominantes y refuerzan las asimetrías en el territorio. Esta decisión, fortalece algunasáreas bajo el control y seguridad y deja otros espacios marginados que pasan a conformar una periferia no controlada ni asistida. Francia interviene en el país bajo exclusivos intereses económicos y estratégicos. Sobre todo en aquellos territorios controlados por los separatistas Tuareg y los grupos yihadistas radicales. El temor es que puedan dominar estos territorios y desplegar un mayor poder de organización y negociación. Para Francia la situación de Malí era un problema de seguridad nacional, en virtud de que su industria nuclear depende en buena parte del uranio6 que explota en el Sahel (Figura 1). Y más aún cuando es uno de los países del mundo con mayor dependencia de la energía nuclear, debido a que más del 75% de su producción de energía dependen de sus 58 plantas nucleares. Malí es el tercer productor de oro de África y octavo del mundo, y desde hace más de una década el oro se ha convertido en su principal producto de exportación, cuyas explotaciones son controladas en gran parte por empresas francesas. La mayoría de los recursos se encuentran en zonas de conflictos territoriales, y es allí donde la frontera sufre la mirada analítica naturalizada de la violencia. En este caso, las fronteras se vuelven fuertemente cerradas y los centros de poder se refuerzan, y a su vez polarizan actores emergentes que también van construyendo “otros” centros de poder desde abajo. Lo contradictorio es que el Estado al detentar las herramientas formales no despliega territorialidades de carácter no contenciosas, sino que opera en alianzas con poderes extra-local, fomentando las acciones informales y de reclamos: territorialidades de carácter contenciosos.
Figura 1. La franja del Sahel y sus conflictos cercanos
Fuente: Philippe Rekacewicz (2012) Sahara-Sahel: movements and routes. Le Monde Diplomatique.
Recuperado de https://mondediplo.com/maps/saharasahel
En esta categoría podemos encontrar a la gran mayoría de la población de Malí (urbanos/rurales), a los Tuareg (civiles y militarizados) y a los movimientos del Afro islam como es el caso de Ansar Dine. Estos actores construyen y configuran fronteras de la periferia desplegando una territorialidad subalterna a partir de estrategias de territorialidades contenciosas para visibilizar sus reclamos e ir construyendo y fortaleciendo centros decisorios de poder. Por cuestiones de tiempo, nos enfocaremos en el caso de los tuareg y sus diferentes instancias de territorialización en el marco de un proceso histórico y político. Este caso es interesante porque presenta el pasaje (entre otras cuestiones) de actores subalternos que logran (re) posicionarse al menos en un momento como actores hegemónicos y de esta manera poner en tensión las relaciones de poder configurando nuevas fronteras. Los diferentes grupos yihadistas que operan en el norte de Mali y los países vecinos del Sahel han conformado un nuevo grupo dirigido por Iyad Ag Ghali, ex militante independentista tuareg que se convirtió al yihadismo, creando en el año 2012 el grupo denominado Ansar Dine y conocidos como “Defensores de la Fe”. Si bien para algunos autores como Kabunda Badi (2017), esta posición radical implantados en Malí, como en la región africana en general, no estaría representando (todavía) una lógica de terrorismo global como en otras áreas del planisferio. Pero sin ningún lugar a dudas, es un grupo emergente que está sumando nuevas variables al conflicto territorial y regional y se está suscitando (en la región) de manera acelerada. Por otro lado encontramos el espacio de rebelión de los Tuareg (Figura 2), el cual estaría conjugando dos instancias territoriales diferentes. Por un lado, el crecimiento de participación y acción de los Tuareg en busca de consolidar un espacio de poder escalado para obtener su autonomía y con ello el control de sus territorios. Y por otro lado, este foco de “rebelión” sumado a la desestabilización de la región, que abre un espacio de oportunidades para los movimientos fundamentalistas para ingresar al territorio, a través de la fuerza, alianzas, etc.
Figura 2: a la izquierda: caravaneros Tuareg. A la derecha: combatientes Tuareg
Fuente:http://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/los-tuareg-principes-
del-desierto-del-sahara_4845/2 (8 de septiembre de 2011).
Tuareg es una palabra árabe de carácter toponímico con la que los árabes
llamaron a este pueblo en el siglo X. Su raíz es “Targa”, y viene a significar “abandonado por Dios”. Los franceses adoptarían el nombre tuareg
para llamar a este pueblo, “targui” el masculino y “targuia” el femenino. El tuareg es un pueblo bereber directamente relacionado con su modo de vida
nómada en la cual está su inveterado control de las rutas del desierto del
Sahara, el cobro de impuestos por las mercancías que por éstas transitaban
y que ellos ayudaban a transportar, así como su dedicación en el pasado
al saqueo, al robo y al pillaje. Actualmente, la clave de su economía está en la ganadería, la agricultura, la artesanía y en el turismo. Los tuareg viven
en tierras pertenecientes a países como Malí, Argelia, Níger, Burkina
Fasso y Libia (también hay poblaciones de carácter residual en Nigeria y
Senegal). Las zonas en las que viven y por las que nomadean son áridas
o semiáridas, con escasa pluviometría. A partir de la segunda mitad del
siglo XX, el pueblo tuareg ha sufrido un proceso de sedentarización (forzada),
y se ha concentrado en ciudades del sur del desierto del Sáhara y del
Sahel (N). Este proceso se ha debido a complejas razones, entre otras: la
pérdida del control de las rutas de las caravanas que cruzaban el Sáhara;
la disolución por parte del colonialismo francés de su antigua sociedad
feudal; la explotación de recursos mineros e hidrocarburos de zonas que
antes controlaban y que pasaron a ser controladas por los gobiernos locales;
los avances en los medios de transporte y comunicación; y la muerte de
inveteradas costumbres y modos de vida ligados a la ganadería. Este pasaje
del nomadismo al sedentarismo, le permitió ir reconfigurando una relación
particular con su entorno, a partir de lógicas de desplazamiento itinerante,
articulando momentos de movilidad e inmovilidad. Consideramos que estas
características los ponen ante la idea de territorios móviles y fronteras
desplazadas, en parte por su actividad, como por haber sido marginados
por el Estado. Estas condiciones de vida, imprimen una autodeterminación
sobre el espacio más compleja, ya que los procesos de territorialización
están atravesados por fronteras simbólicas, históricas y políticas.
Por lo tanto, este proceso de desafiliación territorial ha llevado la lucha
de los Tuareg a otras dimensiones del conflicto, buscando alternativas para
poder reposicionarse en un nuevo contexto. Este ejemplo de proceso histórico
del desplazamiento de los tuareg sobre el territorio, es un claro patrón
de cómo las fronteras se van (des) configurando a partir de los diferentes
actores y procesos que se van desarrollando. Y también, queda claro que
si bien pierden poder y control sobre algunos territorios, de ningún modo,
dejan de representar simbólicamente espacios propios.
Manuel Moraleda Martín-Peñato (2013) realiza un corte temporal por
períodos para representar el estado de situación del conflicto Tuareg:
Período 1960-2007. En 1960, y debido a la división política del África
sahariana, se gestó el establecimiento de fronteras, zonas de influencia eintereses creados afectando dramáticamente al pueblo tuareg. También hay
que sumar la represión por parte del gobierno maliense, generando que muchos
tuareg emigraran a otros países, y otros se quedaran en Malí, aceptando
sin condiciones las reformas territoriales gubernamentales. A esto, hay
que sumar las crisis climatológicas de sequías que azotaron en las décadas
del 70 y 80, y que el gobierno maliense no aportó ayuda ni políticas contenedoras,
agravando el conflicto entre tuareg y gobierno fortaleciendo aún
más la desconexión entre ellos. Esto generó nuevas territorialidades subalternas
que fueron buscando nuevos territorios para asentar su comunidad.
El conflicto estuvo latente hasta 2007, sumado a la ya instalada guerra con
el terrorismo global, iniciándose un nuevo conflicto que también se articula
con conflictos urbanos (ciudad de Kidal) propios del éxodo rural. Es a
partir de allí, en que las ciudades pierden esa contención y las fronteras se
polarizan hacia adentro.
Período 2012-actualidad. La última rebelión tuareg en Malí posee un
elemento a destacar: la presencia de actores exógenos, que podemos calificar
como “aliados coyunturales” del pueblo tuareg. La rebelión estalló en la región de Azawad situada en África Occidental y al Noreste de Malí (Figura 3), que comprende las regiones de Kidal, Tombuctú, Gao y una
parte de Mopti (la ciudad más poblada de Azawad es Gao). El seis de abril
de 2012, el Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA)
declaró la independencia de este territorio. Este Movimiento nació de la
fusión entre el Movimiento Nacional del Azawad (MNA) y el Movimiento
Tuareg del Norte de Malí (MTNM), y aglutinó así a todos los tuaregs que
perseguían la independencia del norte de Malí. En esta discusión podemos
observar, cómo los sectores subalternos en un periodo histórico, sujetos a
diferentes situaciones de marginalidad físico-ambiental y política ha dado
lugar a una periferia de construcción de contra poderes desde abajo. Pero
que se involucran en un contexto emergente de dimensiones regionales y
globales que superponen intereses y territorialidades. Estas territoriales subalternas
a pesar de ser marginales políticamente, concentran una fuerza de
poder en crecimiento que está operando con alianzas y conflictos, abriendo
nuevos canales de diálogo y protestas, como así también poder de negociación.
Conforman fronteras de las periferias que se fueron redibujando entre
fuerzas que impulsan desplazamientos pero a su vez nuevas fijaciones. En
cuanto a sus estrategias, se presentan bajo el carácter contencioso, ya que
deben expresarse políticamente fuera de la institucionalidad. Aunque, no se
descarta que puedan tener un carácter mixto e ir articulando acciones formales
e informales, de acuerdo a las coyunturas políticas de la región.
Figura 3. Mapa Tuareg y región de Azawad
Fuente: https://elpais.com/internacional/2012/05/18/actualidad/1337366258_482180.html (18 de mayo de 2012).
En el trabajo intento tomar marcos teóricos y categorías conceptuales
propios de nuestra situacionalidad latinoamericana, para poder abordar
estos espacios denominados lejanos. No cabe duda de que en cualquier
lugar del mundo se expresan diferentes territorialidades en manos de actores
hegemónicos y subalternos. Pero los contextos y diferentes momentos
históricos, despliegan realidades socio – territoriales que ameritan ser observarlas
de manera atenta y a diferentes escalas. El caso de Malí, responde,
por un lado, a cuestiones trasversales que viene sufriendo el continente
africano, pero a su vez enfrenta particularismos que generan realidades
distintivas. La propuesta metodológica intentó poder identificarlas más
allá de las teorías afropesimistas, donde África se hunde inevitablemente
en un contexto de extrema violencia. La propuesta de fronteras, en este caso internas y simbólicas, como así también políticas y externas tratan de visibilizar el estado actual de los procesos de configuración territorial y
organización espacial que vive actualmente Malí. Las territorialidades por
cuestiones operativas, fueron expresadas de manera individual, pero la lectura
final es de configuraciones territoriales simultáneas, nunca acabadas y
siempre en tensión. Lo cierto, es que los diferentes territorios hegemónicos
y subalternos se van relacionando y van conformando nuevas realidades
socio-territoriales. Grimson nos recomienda hablar de configuraciones
culturales que remite a un espacio en el cual hay tramas simbólicas compartidas,
hay horizontes de posibilidad, hay desigualdades de poder y hay
historicidades. Tobío, en este sentido, habla de la descolectivización de
los territorios abriendo un espacio para un importante número de personas
que quedan fuera de la posibilidad de gobernar sus vidas. De esta manera
aparecen otros espacios y espacialidades. ¿Cuáles son esos (otros) espacios?¿Qué grado de protección brindan? ¿Quién legitima el poder sobre
estos espacios? Consideramos que esas preguntas requieren de un trabajo
no sólo teórico, sino etnográfico, para poder dar respuestas lo más cercanas
a estas realidades. Desde este trabajo se intentó acercar a la visualización
e identificación de actores y sus respectivas manifestaciones de poder en
el territorio.
Pero se ha demostrado que ni el Estado ni la Nación eran realidades preexistentes
a su realidad socio-espacial, tanto desde el punto de vista simbólico
como material. Quizás podamos hablar de “fronteras móviles” para
calificar el hecho de que ya no es la línea política – institucional la que solo
se mueve a lo largo del tiempo, sino que son las funciones fronterizas y con
ello la “negociación” entre actores territoriales que se están adaptando a
un mundo de flujos (Szary, 2013). Para Kabunda Badi el conflicto de Malí necesita dejar de leerse en la relación a los binomios entre “islam y terrorismo”,
y la guerra entre el sur de este país y el norte habitado exclusivamente
por los tuareg yihadistas. Se trata de simplificaciones y generalizaciones
abusivas (apoyados por los medios y sectores de poder), que pasan por alto
los aspectos históricos y estructurales acercando un análisis que no pretende
exponer el conflicto en su totalidad. Como hemos venido identificando
en el trabajo, los actores internos y externos, y las perspectivas que se presentan
nos abre un escenario más complejo. Por ello, Kabunda propone
trabajar desde un análisis histórico, destacando consecuencias internas,
externas, causas lejanas (conflictos precoloniales y coloniales), inmediatas
(crisis guerra civil argelina que generó que parte de Malí fuera refugio de
movimientos radicales) e intermedias (Programas de Ajustes Estructurales).
Como así también, analizar los diferentes actores (locales y externos) de Malí: El Estado de Malí (“Simulacro de Democracia”), los movimientos
rebeldes Tuareg e islamistas y la intervención francesa (neocolonialismo
o lucha anti-terrorista). En todo este proceso, en el marco de un conflicto
de carácter multi escalar y multi actoral, también tiene responsabilidad la
región africana como así también los organismos internacionales, que hacen
caso omiso al problema o actúan de manera aletargada, dejando lugar
a que se consuman los conflictos en manos de los intereses excéntricos.
Por ello, hablar de fronteras, conflictos territoriales, territorialidades, etc.
en el marco de estas problemáticas, nos lleva a desnaturalizar las acciones
por parte de los sectores de poder y por otro lado, a reconocer a los otros
actores que a pesar de estar en un claro marco de asimetría, construyen sus
propias territorialidades.
Notas
1 Integrante del Proyecto Geopolítica del Atlántico Sur. Las relaciones sur-sur y la presencia de las potencias hegemónicas. IdIHCS. Centro de Investigaciones Geográficas (CIG). Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Profesor en Geografía FaHCE-UNLP y Magister en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad FAU-UNLP. Docente de trabajos prácticos de la cátedra de Geografía de Asia, África y Oceanía FaHCE-UNLP. Integrante de proyectos de investigación sobre Geografía Política y Cultural.
2 Este trabajo se enmarca en el Proyecto de Investigación y Desarrollo (PID) “El Atlántico Sur y sus relaciones con otras regiones de interés geopolítico mundial. Estudios de casos frente a las actuales tendencias hegemónicas” Código 11/H822 (2017-2022). Director: Prof. Héctor Dupuy. Facultad de Humanidades y Ciencias de La Educación. Universidad Nacional de La Plata.
3 Preferimos hacer referencia en este trabajo a la idea de “laboratorio de pruebas” como un espacio de indagación, discusión y análisis a través de una propuesta teórico-metodológico en espacios lejanos para abordar las actuales configuraciones territoriales que se vienen gestando en la región.
4 Nievas, D. (2014). Rebelión y Sharía en el Sahel: una aproximación al estallido de la rebelión Tuareg y la ocupación del norte de Mali por grupos Yihadistas e Islamistas armados. UNISCI Discussion Papers, Nº 34 (Enero / January) 119-138. Recuperado de https://www.ucm.es/ data/cont/media/www/pag-72482/UNISCIDP34-7NIEVAS.pdf
5 Tuba Sahin (2018). “Mali ofrece muchas oportunidades de inversión”. En: África Info Market. Recuperado de: http://www.africainfomarket.org/item/19157-mali-ofrece-muchas-oportunidades- de-inversion
6 BBC Mundo (7 de febrero de 2013). Francia, Mali y el uranio de Níger. BBC Mundo (formato digital). Recuperado de http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/02/130205_mali_francia_ uranio_niger_men
Referencias bibliográficas
1. Álvarez acosta, M. E. (2011). África Subsahariana: Sistema capitalista y relaciones internacionales. 1era edición. BS AS, Argentina. Consejo Latinoamericano de Cs Sociales. Clacso. Recuperado de: http://biblioteca.clacso. edu.ar/clacso/sur-sur/20120312101517/ africa-subsahariana.pdf
2. Aramayo, A. & Margueliche, J.C. (2014). Un abordaje territorial al estudio de las migraciones. En: Tendencias y desafíos de la Geografía en el Siglo XXI. Peretti, Gómez y Finelli (Comp). Rosario, Argentina.
3. BBC Mundo (7 de febrero de 2013). Francia, Mali y el uranio de Níger. BBC Mundo (formato digital). Recuperado de http://www.bbc. com/mundo/noticias/2013/02/130205_mali_ francia_uranio_niger_men
4. Capdeville, J. (2014). Estrategias habitacionales de resistencia: la lucha de la mutisectorial“Defendamos Alberti” en la Ciudad de Córdoba, Argentina. Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
5. Cembrero, I. (2012). Azawad: Una Somalia a las puertas de Europa. Recuperado de: https://elpais.com/internacional/2012/05/18/ actualidad/1337366258_482180.html
6. De La Torre, M. V. (2015). Informe trimestral N° 1: África. El origen de los núcleos terroristas africanos. En: Observatorio de Política Internacional UCSF. Disponible en:http://www.ucsf.edu.ar/wp-content/ uploads/2015/11/Africa-y-sus-nucleos-terroristas. pdf
7. Gónzalez, A. R (2011). Nuevas percepciones del territorio, Espacio social y el Tiempo. Un estudio desde los conceptos tradicionales (o clásicos) hasta su concepción en el siglo XXI. En: Instituto de Investigaciones Gino Germani. VI Jornadas de Jóvenes Investigadores.
8. Grimson, A. (2004). Fronteras, naciones y región. En: Fórum Social das Américas, Quito, Equador. Um projeto Ibase, em parceria com ActionAid Brasil, Attac Brasil e Fundação Rosa Luxemburgo: Brasil.
9. Grimson, A. (Compilador, 2000) Fronteras, naciones e identidades. Ediciones La Crujía: Buenos Aires. Argentina.
10. Grimson, A. (2011). Los límites de la cultura: crítica de las teorías de la identidad. Editorial Siglo XXI: Buenos Aires, Argentina.
11. Jungemann, B. (2008) Organizaciones sociales y anclaje territorial. Escenarios y componentes de la transformación socioterritorial y local en Venezuela. En Cuadernos del Cendes AÑO 25. N° 67. Tercera Época. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=40306702
12. Kabunda Badi, M. (2017). El conflicto de Malí: retrospectivas, introspectivas y perspectivas. Revista Pueblos. Recuperado de: http://www.revistapueblos.org
13. Keita, Z. D. (2012) La rebelión tuareg en Malí: un estudio del conflicto y su impacto en la región del África Occidental (Tesis de Grado en Licenciatura en Relaciones Internacionales). Colegio de San Luis, Potosí, Bolivia. Disponible en: http://biblio.colsan.edu.mx/tesis/ DiarabaKeitaZoumana.pdf
14. Margueliche, J. C. (2014). Conflictos enÁfrica Subsahariana. Una mirada desde el concepto de violencia. Anuario 2014-2015. Centro de Estudios Internacionales para el Desarrollo (Ceid), Un análisis del mundo desde el Sur
15. Merlinsky, G. (2013). La cartografía de los conflictos ambientales: notas teórico metodológicas a propósito de dos estudios de caso en Argentina. XXIX Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología, Santiago de Chile
16. Mesa, B. (2014) Transformaciones del yihadismo en el norte de Malí: de causa política o economía criminal. Unisci Discussión Papers, N° 34. Recuperado de: https://www.ucm.es/data/ cont/media/www/pag-72482/UNISCIDP34- NUMERO%20ENTERO.pdf
17. Moraleda Martín –Peñato, M. (2013). El pueblo Tuareg y su papel en con conflicto de Mali. Instituto Español de Estudios Estratégicos. Documento en Opinión. Recuperado de: http://www.ieee.es/
18. National Geographic (2011). Los Tuareg: príncipes del desierto del Sahara. Recuperado de http://www.nationalgeographic.com. es/mundo-ng/grandes-reportajes/los-tuaregprincipes- del-desierto-del-sahara_4845/2
19. Nievas, D. (2014). Rebelión y Sharía en el Sahel: una aproximación al estallido de la rebelión Tuareg y la ocupación del norte de Mali por grupos Yihadistas e Islamistas armados. UNISCI Discussion Papers, Nº 34 (Enero / January) 119-138. Recuperado de https:// www.ucm.es/data/cont/media/www/pag- 72482/UNISCIDP34-7NIEVAS.pdf
20. Rekacewicz, P. (2012). Sahara-Sahel: movements and routes. Le Monde Diplomatique Recuperado de https://mondediplo.com/ maps/saharasahel
21. Rodríguez Gelfenstein, S. (2006). La Frontera, un concepto múltiple, visión diversa. En Política Exterior y Soberanía. Publicación Trimestral del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos “Pedro Gual” (Caracas) Año 1, Nº 3, octubre/diciembre.
22. Sabatini, F. (1997). Conflictos ambientales y desarrollo sustentable de las regiones urbanas. Revista eure Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales (Vol. XXII, Nº 68), pp. 77-91, Santiago de Chile. Recuperado de: https://www.eure.cl/index.php/eure/ article/view/1157
23. Sack, R. D (1986). Human territoriality: its theory and history. Cambridge: Cambridge University, pp. 256.
24. Sahin, T. (2018). Mali ofrece muchas oportunidades de inversión. África Info Market. Recuperado de: http://www.africainfomarket. org/item/19157-mali-ofrece-muchas-oportunidades- de-inversion
25. Sousa Santos, B. (2009). Una epistemología del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social. Clacso Coediciones, Siglo XXI: México.
26. Szary, A. (2013). Cultura de fronteras. En: Frontera, frontera. Beatriz Nates Cruz (ed). Colombia
27. Tobío, O. (2012). Territorios de la incertidumbre. Apuntes para una geografía social. Universidad Nacional San Martín, Argentina. Cuadernos de cátedra.
28. Tobío, O. (2014). El doble carácter de la territorialidad de la experiencia piquetera en el norte de La Argentina: una conceptualización. Universidad de Barcelona. XIII Coloquio Internacional de Geocrítica. El control del espacio y los espacios de control. Barcelona
29. Zibecchi, R. (2009). Las periferias urbanas¿Contrapoderes de abajo? (pp 11- 75) En: Territorios en resistencia. Cartografía política de las periferias urbanas latinoamericanas. 2da edición. Editorial Lavaca: Buenos Aires, Argentina.
Recibido: 15/02/2018
Aceptado: 16/04/2018