DOI: 10.19137/anclajes-2019-2328
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RESEÑAS
Crónicas travestis. El periodismo transgresor de Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno Mariela Méndez, Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2017, 312 páginas.
La crónica latinoamericana ha sido, desde su constitución como forma moderna a fines del siglo XIX, un espacio literario capaz de representar el tiempo presente, sus escenarios y protagonistas siempre en constante transformación. El desafío de este género ha radicado en la aprehensión de lo nuevo, en definitiva, de la contemporaneidad del escritor. Desde Desencuentros de la modernidad en América Latina (1989) de Julio Ramos, sabemos que la crónica es una forma menor capaz de procesar zonas de la cotidianidad capitalista y, principalmente, que es producto de pujas de autoridades discursivas. Esta caracterización ubica en el centro de la escena el poder de la crónica para apropiarse de aquello cotidiano que se encuentra silenciado o invisibilizado ya que no ha sido objeto de representación hasta ese momento.
En Crónicas travestis, Mariela Méndez apunta a lo que denomina el “periodismo transgresor” de tres escritoras faros del siglo XX como son Alfonsina Storni, Clarice Lispector y María Moreno para destacar gestos y representaciones que traspasaron los límites socialmente construidos en torno al género femenino. Estudia las colaboraciones de estas escritoras para secciones de diarios y revistas dedicadas a la mujer, espacio periodístico que presenta, entre sus contenidos específicos, temáticas relativas a la moda, la belleza, la salud y el estilo. Considerando este contexto, Méndez se focaliza en la relación, la imbricación, el diálogo o, para ser más precisos, la negociación que dichas autoras han realizado, en distintos momentos de la historia del siglo XX, con las llamadas “páginas para mujeres”.
Concebido como un “proyecto crítico feminista” (9), estudia las “performances travestis”, esto es, actuaciones de clase y género por medio de las cuales las cronistas logran correrse del lugar esperable por su condición femenina y forjarse nuevos espacios. Se refiere a las transgresiones
producidas por Alfonsina Storni en las columnas Bocetos femeninos y Feminidades a principios de los años veinte; por Clarice Lispector en Correio da Manhã y Diário da Noite a fines de la década del cincuenta; y por María Moreno, desde la vuelta a la democracia en 1983, en alfonsina y las secciones “La mujer” y “Señores” del diario Tiempo Argentino. Este corpus permite iluminar desvíos y desarticulaciones discursivas de sexualidades pensadas desde la norma heterosexual. Dichas cronistas “trans-visten” –esta es la hipótesis de lectura planteada– la prensa femenina porque, en algunos casos, se apropian de una mirada masculina provocando un cambio de género en la firma autoral; en otros, exhiben operaciones de construcción de la feminidad; o bien, plantean la coexistencia de ambos polos del binarismo.
El travestismo en tanto “sistema retórico de significación que involucra el vestir, el nombrar y el actuar” (181) se posiciona en un límite o un entre lugar que “anula el binarismo y habilita el exceso, de deseos, de subjetividades, de cuerpos, de discursos, un espacio más bien liminar” (181). Algunos de los gestos travestis en los que Méndez se detiene son: la impostura de Tao Lao, esto es, el hecho de que Alfonsina Storni haya tenido que construir una figura autoral masculina para ingresar a un campo cultural regido por hombres; la sobreactuación y exageración de los cuidados femeninos que aparecen en la escritura de Lispector vehiculizando una crítica al modelo de mujer consumista; la mirada transgenérica de Moreno devenida Alfonsina y, al mismo tiempo, Juan González Carballo, escribiendo en la página femenina y también en la masculina. El recorrido crítico finaliza con el análisis de El Teje. Primer periódico travesti latinoamericano (20072010), proyecto periodístico publicado en Buenos Aires por integrantes del movimiento travesti, que puede pensarse como una continuidad del corpus ya que esos
escritos también buscaron desestabilizar e interpelar las clásicas representaciones de lo femenino.
El libro historiza así el género crónica a partir de relevar autoras que provocan cambios notables en las representaciones femeninas. Storni, Lispector y Moreno intervienen –subrayamos este verbo para destacar la intención de participar allí– un espacio que históricamente ha establecido e instalado modelos de comportamientos basados en la heteronormatividad. Es por ello que la incomodidad –concebida por Méndez en términos de ambigüedad o ambivalencia– de estas cronistas en relación con el campo artístico y social del momento constituye una marca que singulariza sus posicionamientos. Ello conlleva la imposibilidad de establecer una única lectura de estas producciones al tiempo que visibiliza el cuestionamiento a lo establecido.
En el libro, las columnas de Alfonsina Storni y Clarice Lispector son leídas como performances en las que las cronistas posan –en el sentido dado por Sylvia Molloy, esto es, actúan, dan a ver– una “temporalidad queer” (38) capaz de cuestionar los binarismos sexuales. María Moreno, además de travestirse en múltiples heterónimos, practica una simultaneidad de roles y funciones que manifiesta (potenciando la apuesta de las escritoras anteriores) la arbitrariedad de los binarismos. A modo de síntesis, señalamos que Mariela Méndez investiga escrituras travestis constituidas como tales a partir del despliegue de máscaras y poses, nombres, autorías e identidades desdobladas, posicionamientos y autofiguraciones excéntricas, modos alternativos de habitar la escena literaria que cifran actos culturales desestabilizadores.
Julieta Viú Adagio
Universidad Nacional de Rosario
Instituto de Estudios Críticos en Humanidades, IECH
Argentina
ORCID 0000-0003-4172-5828