RESEÑAS

 

Nuria Pena, Brenda Pereyra y Verónica Soria (compiladoras), (2013) DESARROLLO Y DERECHOS DE LAS MUJERES. PARTICIPACIÓN Y LIDERAZGO EN ORGANIZACIONES COMUNITARIAS, Buenos Aires, Ciccus, 213 páginas.

 

La obra presenta como objetivo fundamental recuperar la historia de algunas organizaciones populares, movimientos sociales y colectivos. Sin embargo, ello no es rescatado desde una perspectiva universal, sino desde las miradas e historias de vida de las mujeres.
El transcurrir de la lectura busca, por medio del entrelazamiento de capítulos teóricos y abordajes empíricos interpelar a los y las lectoras de forma constante. El fin es desentrañar, de forma conjunta, el lugar que ocupan las mujeres en diferentes movimientos sociales; y si estos son una alternativa para visibilizar y transformar las condiciones de sometimiento a las que desde hace siglos las mujeres están subordinadas. O caso contrario, si su participación refuerza los estereotipos y espacios a los que siempre han sido sometidas.
Desde esta perspectiva, los diferentes capítulos conceptuales de las autoras Nuria Pena, Brenda Pereyra, María Inés Fernández Álvarez, Florencia Partenio, Graciela Maragliano, María Eugenia Díaz, Julieta Impemba, Rachel Irizarry, Annie Steiner, Verónica Soria y el autor Marcelo Impemba, abordan una serie de concepciones que guardan como punto de partida la producción teórica feminista. Es así que se realiza un breve repaso por la primera ola del feminismo –siglo XIX y XX, sufragistas- por un lado, la segunda ola por otro -1960/1980 vinculados a los derechos humanos y al desarrollo- y por último, la tercera ola la cual ha tenido más impacto – posfeminismo de la década de 1990. Si bien dentro de las distintas oleadas el concepto de género y las concepciones acerca de las mujeres han ido modificándose, las diversas teorías han logrado establecer un hilo conductor. Entonces, el feminismo, a partir de nuevos debates, construcciones, nociones, es visto como un movimiento político que busca igualdades jurídicas, sociales, culturales, políticas y económicas como una manera de cuestionar la legitimidad de las estructuras existentes.
Es en tales cuestionamientos que las mujeres comienzan a buscar espacios de participación dentro de la vida pública, se generan más debates alrededor de sus roles con el objetivo de romper con los estipulados. A su vez y dentro de ciertas coyunturas políticas, económicas y sociales como lo acontecido en Argentina en las décadas de 1990 y 2000, las mujeres llevan adelante diversas estrategias para luchar contra la pobreza: conforman cooperativas, abren nuevos comedores comunitarios, participan de movimientos sociales, entre otras intervenciones. Sus luchas contra las estructuras injustas las han llevado en Argentina a tomar y participar de espacios que contribuyen a su empoderamiento. Son terrenos de lucha y de resistencia que les permiten salir del seno de sus hogares para participar en ellos y, en muchos casos, liderar las organizaciones de las que forman parte.
Desde esta perspectiva, las autoras plantean varias posturas que se muestran como antagónicas pero que a la vez conviven. Una de ellas es que las mujeres se han organizado para evitar, entre otras cosas, el aislamiento social. En otras palabras, su participación les permite salir del ámbito privado. Sin embargo, sus primeros acercamientos no se originan por inquietudes sobre inequidades de género sino como una forma de subsistencia ante el contexto. Otra de las posturas vinculadas a esto, tiene que ver con el planteo inicial de que, en varias oportunidades, la participación de las mujeres en estos ámbitos contribuye a trasladar su tradicional trabajo del ámbito privado al público. Tal situación es denominada “patriarcado público”.
Plantear posturas opuestas abre varios interrogantes muchas veces antagónicos y que están en constante tensión. No obstante, las autoras por medio de la empiria dejan entrever una diversidad de posturas paradójicas. La exposición de experiencias de toda índole como muestran los capítulos de Marisa Bilder, Mabel Mastrolinardo, Amy Torres y Verónica Soria, entre otros, demuestran que las mujeres han asumido roles protagónicos dentro de las organizaciones sociales, pero también que muchas trasladan sus actividades privadas al ámbito público. Un ejemplo en que las mujeres asumen una presencia destacada es revelado por Marcelo Impemba y Graciela Maragliano en “Mujeres mapuche campesinas y estrategias de sustentabilidad, la situación en las comunidades mapuche del sudoeste de Neuquén”. Allí se develan cómo las mujeres mapuches desempeñan un doble rol: cuidado de la familia por un lado y, el más importante, son artesanas. El ejercicio de esta última actividad ha llevado a que no solo aporten ingresos al grupo familiar sino que mantengan viva la historia y la memoria social del grupo. Esto demuestra fehacientemente que hay un reposicionamiento del rol de las mujeres que, a su vez, es reivindicativo. Este caso demuestra también que las mujeres han asumido nuevos desafíos que las ubican en posición de liderazgo.
Otra experiencia ejemplificadora que demuestra, por un lado, la situación paradójica y, por otro, el lugar de liderazgo que han construido las mujeres es el caso de Hilda expuesto en el capítulo “Hilda y el arte de dar a comer a doscientos niños por veinticinco años” de Brenda Pereyra. En la actualidad, ella dirige un comedor comunitario en Salta. Allí se demuestra el entrelazamiento del entramado individual y social, donde a partir de su vivencia se observa como el espacio que ella ha desarrollado fue apropiado y resignificado por mujeres. En otras palabras, el comedor es mucho más que un espacio donde comen niños y niñas, sino que es un lugar de acción social y política por medio del cual las mujeres han desarrollado su autonomía y han logrado salir del aislamiento social. A partir de esta situación se pueden observar diferentes líneas. Una de ellas, es que Hilda decidió constituir el comedor como una estrategia de supervivencia al ver que personas de Salta atravesaban situaciones de marginalidad, pobreza y hambre. Otra línea es el lugar que Hilda y otras mujeres empezaron a ocupar a partir del desarrollo de la actividad: encontraron un espacio para salir de sus hogares y de a poco construyeron bases para cambiar la vida a la que habían sido sometidas. Sin embargo, en el relato permanece la discusión acerca de reproducción de las tareas cotidianas que llevan adelante en lo privado y que luego se trasladan al ámbito público. Asimismo, vale retomar la idea de que estas mujeres no se acercaron a sus organizaciones por inquietudes de índole feminista. Todo lo contrario, sus empoderamientos, sus liderazgos, sus aumentos de participación se lograron a lo largo del proceso y la toma de esos espacios se ha convertido en un lugar simbólico de sus luchas.
Todas las historias de mujeres recuperadas en el libro muestran al espacio comunitario como el lugar donde se esgrimen sus “intereses estratégicos”. Ello significa que todas ellas han podido abrir una puerta que las lleva a una transformación y toma de consciencia acerca de la división sexual del trabajo, la violencia doméstica, el sometimiento, la decisión sobre sus cuerpos, entre otros aspectos. Sus luchas, sus sentidos, la toma de los diferentes espacios comunitarios/populares, el desarrollo de sus trabajos han permitido que ellas se consagren en el espacio cultural y social del que forman parte; y que, a su vez, transmitan sus experiencias a otras compañeras con la finalidad de que otras también abran la puerta hacia la transformación y legitimidad.
Lo valorable del libro es el rescate de las historias de vida debido a que, a partir de ellas, se da lugar a ideas y acciones transformadoras de la realidad, ejerciendo presiones sobre las condiciones sociales, culturales, económicas y políticas a las que las mujeres son sometidas injustamente. Las experiencias contadas por las propias protagonistas aportan a la construcción de una historia y memoria activa por un género que alza sus voces para romper siglos de silenciamiento.

Cynthia Stefania Zorrilla
Instituto Interdisciplinario de
Estudios de la Mujer -FCH