DOI: http:/dx.doi.org/10.19137/cienvet-201921035
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ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN
Un modelo para el Sistema Ganadero Nacional
A cattle raising model for the National Livestock Farming
Arzubi, A.1
1 Cátedra de Administración Agropecuaria. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad
Nacional de Lomas de Zamora. Kilómetro 2, Camino de Cintura, B1836 Lomas de Zamora,
Buenos Aires. República Argentina
Correo electrónico: aarzubi@yahoo.com
RESUMEN: El objetivo es representar el sistema de producción nacional en equilibrio para la ganadería bovina mediante un modelo que incluya indicadores característicos a nivel macro, tales como porcentaje de destete, tasa de extracción, porcentajes de hembras en faena, porcentaje de mortandad, vida útil de las vacas, entre otros. Para tal fin se utilizaron las bases de existencias SENASA de la serie 2003-2018 (16 años) surgidas a partir de la vacunación Aftosa, y las bases de faena surge de la información histórica publicada por la Secretaría de Agroindustria de la Nación. La primera es una medida de stock, representada por las existencias en un momento determinado del año (marzo); la segunda es una medida de flujo, representado por la cantidad de animales faenados durante todo el año. Se concluye que el stock del modelo se compone de 53,7 millones de cabezas, de las cuales 22,6 millones son vacas. De la faena total, los machos representan el 56,2%. La faena de hembras de equilibrio es, por lo tanto, 43,8%. Si se consideran todos los indicadores en relación al stock de vacas, estableciendo a estas como el 100%, la faena de hembras representa un 25,3% y la de machos un 32,5%, lo que representa una tasa de extracción de animales para faena del 57,7%. El destete nacional se ubica en 67,8%. Los toros representan un 5% respecto al stock de vacas. Con un descarte de vacas - que van destino a faena - del 10,1% y una pérdida de hembras por mortandad del 6,7%, queda definida una reposición de vaquillonas del 16,8%. Con ello, la vida útil de las vacas resulta de 7 pariciones. De las terneras destetadas, se destinan aproximadamente la mitad hacia reposición (50,6%) y la otra mitad (49,4%) al engorde. Como comentario final debe indicarse que se trata de una representación simplificada de la realidad, por lo cual las conclusiones surgidas en este marco de análisis, deben utilizase con las limitaciones del caso. Se ha intentado reflejar todo el sistema ganadero con unúnico modelo, que puede utilizarse para estimar la posible evolución del rodeo de acuerdo a la composición actual, analizar escenarios posibles, analizar la relación entre indicadores, inferir el impacto que pueden tener medidas para incentivar alguno de los indicadores respecto a los indicadores restantes, y establecer comparaciones con los sistemas ganaderos de otros países.
Palabras clave: Ganadería; Bovinos; Modelo; Sistema de producción
ABSTRACT: The objective is to represent the national production system in balance for cattle raising through a model that includes characteristi indicators at the macro level, such as weaning percentage, extraction rate, percentages of females in slaughter, death rate, cows’ useful life, among others. For that purpose, SENASA stock bases series 2003- 2018 (16 years) arising from FMD vaccination were used, slaughter bases arise from the historical information published for the National Secretary of Agroindustry. The first is a stock measure, represented by stocks at a certain time of the year, (March); the second is a measure of flow, represented by the quantity of slaughtered animals during throughout the year. It is concluded that the model stock consists of 53,7 million heads, from which 22,6 million are cows. Of the total slaughter, males represent 56,2%. Thus, the slaughter of balancing females is 43,8%. If all indicators are considered in relation to the stock of cows, setting theses as 100%, the female slaughter represents 25,3% and the one of males 32,5%, which represents an animal extraction rate for slaughter a 57,7%. National Weaning is located at 67,8%. Bulls represent a 5% regarding the cows’ stock. With a cow discard of the 10,1% – that are destined to slaughter – and a loss of females by death of the 6,7%, a replacement of heifers is defined of the 16,8%. With that, cows’ useful life consists of 7 deliveries. Of the weaned calves, approximately half are destined to replacement (50,6%) and the other half (49,5%) to fattening. As a final comment it should be noted that it is a simplified representation of reality, whereby the conclusions emerged in this analysis framework, should be used with the limitations of the case. An attempt has been made to reflect all the livestock system with a single model, which may be used to estimate the possible evolution of the herd according to the current composition, analyze possible scenarios, analyze the relationship between indicators, infer the impact that may have measures to encourage some of the indicators regardin the remaining indicators and establish comparisons with livestock systems in other countries.
Keywords: Cattle raising; Bovine; Model; production system
En los últimos tiempos, especialmente durante el primer semestre
del 2019, se ha instalado nuevamente el debate respecto a si la alta
participación de hembras en la faena pone en riesgo a la ganadería
nacional. Asi lo expresan, directamente, Garzón y Torre (2019)(1) en un
artículo publicado en el Diario La Nación, el 19/7/2019. Allí se indica: “Debiera preocupar en la cadena de la carne bovina lo que está sucediendo
con la faena de hembras. Más aún, los actores debieran ocuparse
cuanto antes en revertir el fenómeno que pone en riesgo el crecimiento
de la producción para los próximos años.”
No son los únicos que participan de la discusión, el diario simplemente
se hace eco del debate que en los ámbitos especializados abordan
de manera reiterada diversos representantes de la cadena de la
carne. Por ejemplo, Informe Ganadero (2019)(2) indica “…puede decirse
que, de mantenerse estos niveles de faena de hembras durante un año
ganadero entero, el stock de vacas caerá. La liquidación estaría recién
comenzando”.
Sin embargo, casi en simultáneo, el vicepresidente de la Federación
de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas, Daniel Urcía, indicaba
que “la alta tasa de faena de hembras registrada en los últimos meses
no constituye un riesgo para la producción de carnes en el país” (3) La Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la
República Argentina indica, en su último informe (CICCRA, 2019)(4) hace referencia a este fenómeno en varios apartados de su informe
mensual: “… por undécimo mes consecutivo la participación de las hembras
en la faena total continuó siendo muy elevada…”, y también “…La participación de las hembras en la faena total se ubicó en 48,8% en el
séptimo mes del año. Este fue uno de los guarismos más elevados para
julio…”.
A pesar de la fuerte preocupación del sector en relación al incremento
de la participación de las hembras en la faena, los mismos especialistas
tienen opiniones contradictorias, como las indicadas, que
evidencian que no está claro cuál es el valor del indicador que permite
el equilibrio del sistema, el también conocido como “faena de hembras
de equilibrio”. Los mismos autores citados Garzón y Torre(1) confirman
ese desconocimiento, cuando indican: “Si bien no está claro qué nivel
debe ser el que inicie la preocupación, ni que éste sea inmutable o constante
en el tiempo, el umbral que no debiera traspasarse está probablemente
en cercanías de una tasa de faena del 45%/47%”.
Algunos trabajos y artículos han abordado el tema de la faena de
hembras de equilibrio. Este indicador, claro está, no depende solamente
de la cantidad de cabezas hembras que se faenen en un determinado
periodo sino, también, de otros indicadores, tales como la faena
de machos, el stock de vacas, el porcentaje de destete de la ganadería
nacional, etc. Y, además, estos valores surgen luego de conocerse otros,
tales como cuál es el porcentaje de mortandad de hembras y de machos,
cuál es la vida útil media de una vaca, cuál es el porcentaje de
reposición de vaquillonas necesario para mantener el stock de vacas,
entre otros.
En la publicación Decisión Ganadera (2018)(5), por ejemplo, se
afirma:
“…Tal como se advierte visiblemente en la evolución de las curvas contenidas
en el gráfico expuesto, el porcentaje de hembras en la faena total, viene
creciendo en los últimos años de manera concomitante a una disminución de
la participación del novillo. Todo ello en un contexto de expansión de la faena.
Por ello, y ante una posible consolidación de dichas tendencias, tanto por
la creciente y sostenida demanda de vacas de china, como por la propia exigencia
coyuntural de una seca que termina condicionando cualquier intento
de retención en la actualidad, es que entendemos relevante el análisis de la
capacidad de extracción de la actual estructura del stock bovino nacional
en condiciones de equilibrio. A tal efecto, y contando con datos preliminares
y estimados de una faena para el 2018 en torno a las 13.400.000 cabezas,
un índice de destete a nivel nacional cercano al 61.6%, una continuidad relativamente
estable de la estructura del stock por categorías, y suponiendo
que el stock arrojado por la última campaña de vacunación 2018 fuera de
alrededor 54,34 millones de cabezas, resulta posible estimar como punto de
extracción de equilibrio una faena de entre 44 y 45% de hembras. En consecuencia,
y frente al dato fáctico de que la faena de hembras alcanzó valores por encima del 44% en los últimos 5 meses, si bien, aun no estaríamos en
un escenario de liquidación de stocks, sí se estaría llegando a los límites de
extracción de equilibrio".
Es este uno de los pocos artículos que, a partir de información oficial,
estima la faena de equilibrio. Sin embargo, los autores de la nota
no aclaran de qué manera realizan la estimación y tampoco qué porcentaje
de mortandad y de reposición están considerando.
Sobre estas inquietudes, se abordó el presente estudio. Algunas de
las preguntas que guiaron la investigación fueron:
• ¿Cuál es el porcentaje medio de destete a nivel nacional?
• ¿Cuál es la proporción de terneras que se dejan para reposición?
• ¿Cuál es la faena de hembras de equilibrio para el sistema
ganadero?
• ¿Cuál es el porcentaje de mortandad? ¿Es diferente para machos
que para hembras?
• ¿Cuál es la vida útil media de una vaca?
OBJETIVO: representar el sistema de producción ganadero nacional
en equilibrio mediante un modelo que incluya indicadores representativos
a nivel macro, tales como porcentaje de destete, tasa de extracción,
porcentajes de hembras en faena, porcentaje de mortandad,
vida útil de las vacas, entre otros.
Se utilizaron bases de existencias bovinas y bases de faena bovina.
Las bases de existencias corresponden a fuente SENASA(6), surgidas a
partir de la vacunación Aftosa, en tanto las bases de faena surgen de
la información histórica publicada por la Secretaría de Agroindustria
de la Nación.
La primera es una medida de stock, representada por las existencias
en un momento determinado del año (marzo); la segunda es una
medida de flujo, representado por la cantidad de animales movidos
con destino a faena durante todo el año.
Se consideró la serie 2003-2018, es decir, 16 años.
Se intentó representar, de una manera simplificada y a través de
un único modelo, todo el sistema ganadero nacional. Por supuesto, un
modelo es siempre una representación simplificada de la realidad y
no representa ni el stock ni la faena de un año en particular, sino un
esquema que permite estudiar las relaciones entre las distintas variables
del sistema, confirmar algunos valores, cuestionar otros y explorar
algunas hipótesis. Además, se intenta comprender las relaciones
entre las variables y, con ello, que pueda utilizarse para realizar estimaciones
hacia el futuro.
En este modelo deben definirse los parámetros para algunas variables
de gran importancia en la ganadería nacional, tales como:
• El stock medio de vacas: cantidad de vacas en existencias, en
cabezas.
• El porcentaje de destete: proporción de terneros nacidos y destetados
cada año en relación a la cantidad de vacas en existencia.
• La tasa de extracción: mide la relación entre la cantidad de animales
faenados y el stock total en cabezas.
• El porcentaje de hembras en la faena: proporción de hembras
(terneras, vacas y vaquillonas) faenadas en relación al stock de
hembras.
• El porcentaje de hembras en la faena de equilibrio del sistema:
la misma relación, pero considerando que dicha proporción de
hembras faenadas no altera la existencia del stock de hembras
del rodeo nacional.
• La vida útil de las vacas: duración de las vacas, en años, desde
que ingresa a servicio por primera vez hasta que se destina a
faena, o muere.
Para la construcción del modelo se partió de algunos supuestos que
es necesario indicar, para que puedan interpretarse correctamente los
resultados y, a la vez, entender las limitaciones de proyectar las cifras
en otro contexto. Supuestos:
a. La serie de 2003-2018 (16 años) se considera lo suficientemente
larga como para pensar que los valores medios para cada categoría
de hacienda resulten válidos para construir el modelo
del sistema ganadero nacional.
b. Todos los datos, tanto de existencias de hacienda como de faena,
son ciertos.
c. El modelo que se construye es un modelo en equilibrio, donde
todo lo que sale del sistema (muertes y faena) queda equilibrado
con todo lo que ingresa al sistema (nacimientos).
d. Dado que se trabajó sobre una serie de tiempo lo suficientemente
larga se considera que nacen y se destetan la misma proporción
de terneros machos que hembras.
e. Los años de sequía, inundaciones, épocas de buena oferta forrajera
y otras no tanto, épocas de liquidación de stocks y épocas de
retención, y todos los fenómenos climáticos, políticos y económicos
que han ido modificando el stock ganadero y también la
faena, quedan neutralizados entre sí, dada la longitud de la serie.
f. A pesar de algunos cambios en la definición de las categorías
de faena ocurridos en el periodo bajo análisis, se considera que– dado el abordaje metodológico utilizado – carecen de incidencia
en cuanto a las variables consideradas y, por tanto, sobre las
conclusiones finales.
Por último, es necesario señalar que se realizó la simplificación de
que todos los animales se ubican en torno a un único sistema ganadero.
Con ello, quedan incorporadas en el modelo las cabezas provenientes
de otras actividades, como el tambo, que no han sido separadas en
el análisis. Sin embargo, dado que el tambo, al fin y al cabo, también
funciona como un sistema de cría y venta de carne (por supuesto, además
de la producción de leche), y dada la preponderancia del sistema
cría-engorde-faena en cuanto a número de cabezas en el sistema total,
se decidió representar todo en un único sistema.
En un futuro podría intentar separarse el tambo de la carne, pero
para ello será necesario recabar otras fuentes de información, de momento,
no disponibles.
En el siguiente apartado, que trata directamente sobre la representación
del sistema, se incluyen los pasos dados hacia la construcción
del modelo y, a la vez, se van incluyendo comentarios a medida que
surgen los principales indicadores del modelo.
Los pasos seguidos para la modelización fueron los siguientes
1. El stock de vacas representativo del sistema ganadero: surge de
promediar las existencias de la categoría “Vacas” en el periodo
2003-2018.
2. Se procedió con igual criterio para el resto de las categorías del
stock ganadero.
3. Se le adjudicó el valor 100 al stock medio de vacas y las demás
categorías se relacionaron con respecto al stock de vacas.
Por ejemplo, las vaquillonas representan 34,5% de las vacas.
Cuadro Nº1.
Cuadro 1. Stock ganadero por categoría, en base a media del periodo
2003-2018
4. La relación media terneros/vacas da 59,7%.
5. Sin embargo, se pone en duda que ese sea el porcentaje de destete,
el cual se verificará mediante otros indicadores.
6. Como se dijo en el apartado metodológico, se considera que nacen
y se destetan la misma proporción de terneros machos que
hembras Cuadro Nº2
Cuadro 2. Faena bovina por categoría, en base a media del periodo 2003-2018
7. La faena (ver cuadro 2) se representó mediante los valores medios
de cada categoría en el mismo periodo y luego se agrupó en machos y hembras.
8. La faena de hembras representa el 43,8% y la de machos el
56,2%, respecto a la faena total.
9. De este último dato surge la primera conclusión del modelo:
la faena de hembras de equilibrio es, precisamente, 43,8%.
Efectivamente, al tratarse de un modelo en equilibrio, la faena
de hembras necesariamente indica el porcentaje de hembras
que pueden faenarse para mantener el modelo ganadero en
equilibrio.
10. Consultando otros trabajos en los que se ha abordado el tema,
se encuentra el realizado por AACREA (2012)(7), en el que se indica
lo siguiente:
Al no encontrar un valor único de porcentaje de hembras en la faena que
distinga los ciclos de retención de los de liquidación se buscó el rango más
acotado que explique el comportamiento de la mayor cantidad de puntos.
Así se llegó a la conclusión que donde el porcentaje de hembras en la faena
fue mayor a 45% el ciclo fue mayoritariamente de liquidación. En aquellos
años en que las hembras en la faena fueron menores a 43%, los ciclos en la
mayoría de los años fueron de retención. Por último, los años donde el porcentaje
de hembras en la faena se encontró entre el rango de 43% y 45% no
presentaron un patrón de comportamiento claro.
Como puede observarse, los valores que se mencionan en el citado
trabajo son compatibles con el indicado en nuestro estudio.
También en relación al porcentaje de hembras de equilibrio,
Roberto Lopez et al (2016)(8) analizan la faena de hembras, hallando
conclusiones semejantes a las aquí enunciadas, aunque se concentran
más, en su estudio, en la tasa de extracción global del país, planteando
que esta tasa del 24% hallada estaría respondiendo, precisamente, a
un modelo ganadero de nuestro país.
Sin embargo, ambos estudios mencionados, aceptan como válida la
relación ternero/vaca para representar el destete nacional, cosa que
cuestionamos en el presente estudio, como veremos más adelante.
11. La tasa de extracción (EXTR), representada por cabezas faenadas
en relación al stock de cabezas totales, se ubica en 24,4%.
12. Se sabe que todo animal faenado primero fue un ternero/a al
pie de la madre. Por lo tanto, es el stock de vacas el único generador
de animales que - más tarde o más temprano – son
faenados. Así, se construyen los indicadores siguientes en base
a un stock de vacas=100.
13. Sobre ese total de vacas=100, la faena representa un 57,7%,
donde las hembras representan el 25,3% y los machos el 32,5%.
Es decir, las vacas produjeron 57,7% de terneros/as que luego
se engordaron y acabaron en la faena, más una cantidad indeterminada
de terneros/as que no llegaron a la faena porque se
murieron antes.
14. Ahora bien, si los terneros que se incorporan cada año al sistema
representan el 59,7% del stock de vacas, y la faena – principal
salida de animales del sistema - representa el 57,7% con
respecto a ese mismo stock, la conclusión que surge es que la
mortandad media del sistema es 2%, es decir, la diferencia entre
ambos indicadores. Sin embargo, a continuación se demuestra
que esto no puede ser así.
15. Si los machos faenados representan 32,5% respecto al stock de
vacas, debieron haberse destetados –cuanto menos, y sin considerar
los machos que se pierden por mortandad – 32,5% de
machos
Y lo mismo podría indicarse respecto a las hembras: debieron haber
nacido la misma cantidad que machos, es decir 32,5%, sin considerar
mortandad.
Sin embargo, el stock medio de terneros machos es 29,5%. Es decir,
menor a lo que se faena. Tampoco se alcanza dicho valor con el stock
medio de terneras, 30,1% (Cuadro 1).
Ello nos lleva a plantear la primera discusión: es evidente que los
terneros que se declaran no son la totalidad de terneros que genera
el sistema. Las causas podrían atribuirse a diferentes hipótesis, o una
conjunción de ellas:
a. Que se registren menos terneros que los efectivamente nacidos.
Ello sería probable si se tiene en cuenta que, al momento
de la vacunación (de donde surgen los datos de SENASA)
(6) una parte de los terneros aún no han nacido y, por lo tanto,
no son capturados en los registros.
b. Que los productores los clasifican en otra categoría (para
la vacunación), que podría ser novillitos en el caso de los
terneros.
c. Que los datos, de stock o de faena, no sean necesariamente
correctos. Sin embargo, al contrastar otros parámetros del modelo obtenido en este trabajo con otros trabajos, resultan
concordantes.
16. El porcentaje de mortandad: es necesario estimarlo para poder
completar el modelo del sistema ganadero, dado que no existen
fuentes que lo releven.
Luego de consultas bibliográficas (MAGyP, 2019; AACREA, 2012)(9,7) y con especialistas del sector se estimó una mortandad media para los
machos de 2,0% sobre el stock de machos. Dicho valor surge de ponderar
la mortandad para cada una de las categorías de machos. Ello
representa 376.920 cabezas.
Como dato complementario puede mencionarse que, si el valor de
machos muertos se relaciona con la faena de machos totales, representa
un 4,5%.
17. Por lo tanto, si a la faena de machos (7.355.060) se le suman
los 377 mil machos muertos, deberían ingresar al sistema casi
7,68 millones de terneros por año, que son los nuevos terneros
o terneros machos destetados.
Esto representa un 33,9 % en relación al stock de vacas
18. Siguiendo la lógica de que deben nacer la misma cantidad de hembras que de machos, debieran destetarse 33,9 % de hembras.
Y, por lo tanto, 7.682.817 cabezas de hembras.
Acá surge la segunda conclusión: la tasa media de destete es,
por lo tanto, 67,8 %.
Por lo tanto, el destete medio (67,9 %) se ubica muy por encima de
la relación ternero/vaca en el stock (59,7 %) de cada año.
Esta conclusión estaría en línea con lo indicado en el trabajo de
AACREA (2012)(7) “si se ajusta el balance de entradas y salidas del sistema,
y se ajusta el valor de nacimientos a la faena anual registrada,
se estarían contabilizando en promedio 19% menos de terneros por
año”.
19. Si ahora se tiene en cuenta que, de los 7,5 millones de terneras
que se incorporan cada año al sistema, se faenan 5,7 millones,
entonces faltan 1,95 millones de cabezas. Esta sería la mortandad
de hembras del sistema.
Aquí realizaremos una reflexión: parece un número muy alto de
muertes de hembras en el sistema; sin embargo, es el único número
lógico, si se tiene en cuenta lo enunciado precedentemente: en 16
años, deberían haber nacido un número muy similar de hembras y de
machos.
20. Porcentaje de mortandad por sexo: es lógico pensar que la mortandad
de hembras sea mayor que la de machos si se tiene en
cuenta que, dentro de la categoría hembras, se encuentran las
vacas. A diferencia de los novillos, novillitos y terneros, que se
destinan para engorde y faena luego de un relativamente corto
periodo de tiempo, las vacas viven toda su vida útil a campo y
están, lógicamente, más expuestas a enfermedades, inundaciones,
sequías, mala alimentación, depredadores, partos distócicos,
etc.
A partir de aquí, se explica de manera diferenciada el circuito de los
machos y el circuito de las hembras en el sistema ganadero.
21. Se parte del dato conocido de toros faenados (197.227) a los
cuales se agrega una mortandad estimada del 3% sobre el stock
de toros (34.103), lo que representa un total de salidas de toros
del sistema de 231.330 cabezas.
22. Esas salidas deben reponerse con terneros que se destinan a
toros. Por lo tanto, los terneros que se derivan a producción de
carne son los restantes:
23. De los machos destinados a engorde (7.451.486) se faenan 7.157.833 de cabezas; por lo tanto, la mortandad surge como diferencia, y es de 293.653 cabezas.
24. Se parte, como se indicó anteriormente, que las hembras destetadas
son las mismas que los machos destetados; es decir
7.682.817 cabezas.
25. La faena de terneras y de vaquillonas son datos conocidos, a los
que se le debe estimar una mortandad de cada uno de esos sistemas
de engorde. Las mortandades estimadas fueron del 2%
para las vaquillonas y del 3 % para las terneras.
26. Ello hace un total de 3.793.335 hembras destinadas a engorde,
como se puede observar en el siguiente gráfico
27. Las hembras restantes, respecto a las derivadas para engorde, serían las que se destinan a la reposición. Es decir:
De las hembras que se destinan a reposición (3.889.482 cabeza)
debe descontarse la mortandad, que se considera del 2% (77.790 cabezas).
Por tanto, las vaquillonas que efectivamente quedan para reposición
son 3.811.692 cabezas.
28. Los 3,81 millones de cabezas que entran al sistema como reposición
deben quedar en equilibrio con las salidas, representadas
por la faena y las muertes. Dado que la faena de vacas
es 2.296.534 cabezas, entonces las muertes de vacas deben ser,
por diferencia, 1.515.158 cabezas.
Este dato resulta, tal vez, el más llamativo. Si se considera en porcentaje,
representa una mortandad de vacas del 6,7%. En Informe
Ganadero (2019b)(10) se indica, por caso, que varía según el clima desde
2% en años benignos a 4% en años con inclemencias climáticas.
Y acá pueden seguirse dos caminos: aceptar los datos de base y aceptar la mortandad o pensar que hay otras salidas en el sistema, como podría ser la faena no registrada. Si se elige el primer camino,
puede realizarse la siguiente reflexión:
La reposición de vaquillonas representa el 17% de las vacas en
existencias, bastante coherente en relación con lo que se enuncia en
diversas fuentes bibliográficas, aunque menor que el que podría esperarse
a nivel de predio. Seguramente, el hecho de que no se descarten
los vientres vacíos en buena parte de las explotaciones explica ese número
a nivel macro. Pero, ese 17% de reposición debe leerse junto con
la faena de vacas, que representa el 10% respecto al stock de vacas.
Dados estos valores, obviamente, la diferencia debe ser la mortandad
(7%).
Para que este valor fuese menor, la mortandad de las otras categorías
debería ser mayor. Pero aquí surge otro problema: si fuese
mayor la mortandad de las otras categorías de hembras (terneras y
vaquillonas para engorde) entonces bajaría la mortandad asignada a
la categoría vacas y, con ello, bajaría el porcentaje de reposición con
vaquillonas. Pero ello implicaría una mayor vida útil para las vacas,
que superaría las 7 pariciones, algo que parece poco probable para
representar la vaca media a nivel nacional.
Por ejemplo, con una mortandad del 3% para vaquillonas y del 4%
para las terneras, cae la mortandad de vacas al 6% y también la reposición
al 16%. Pero en este caso, las vacas deberían vivir, en el modelo,
más de 10 años.
En efecto, si se considera que la reposición es 16% y la tasa de
mortandad del 6%, el rodeo ganadero quedaría representado de la siguiente
manera:
En este modelo, se ha supuesto una tasa de mortandad uniforme
para todas las categorías. En este marco, el stock en servicio sería de
94 vacas y habría 10 vacas que no se sirven, son las vacas CUT (crían
ultimo ternero) pues una vez que destetan su ternero al pie, se venden.
Es decir, el modelo queda constituido por vacas de 7 servicios. Pero
si a los 7 años como vaca se le suman los 27 meses que necesitan para
que las terneras nacidas se puedan ingresar a servicio y también los 6
meses que necesita el ternero de la vaca CUT para destetarse, implica
que las vacas tienen todas, en promedio, 10 años de edad. Realmente,
parece exagerado.
Si se conservan los valores de mortandad indicados originalmente,
es decir, 2% para las vaquillonas y 3% para las terneras, el modelo de
rodeo quedaría representado de la siguiente manera:
El stock en servicio sería de 99 vacas y habría 11 vacas CUT, destinadas
a venta. Debe señalarse que, si se aplica un 6% de mortandad
sobre las 11 vacas CUT quedan 10,5, valor bastante parecido a la media
nacional (10,1%), antes señalada. Es decir, el modelo queda constituido
por vacas de 6 años de vida útil.
Es oportuno indicar que, si se decidiera incrementar el porcentaje
de mortandad a las hembras que van con destino a engorde, habría
que hacer lo propio con la mortandad de los machos, dado que parece
lógico que la mortandad recaiga por igual en machos que en hembras
con destino engorde. Y, si se procediera de esta manera, se incrementa
la cantidad de terneros machos de destete (ya que la faena se mantiene
constante) y, con ello, también las terneras (dado el supuesto
que nacen por igual hembras que machos). Por lo tanto, nuevamente
habría que incrementar la mortandad de vacas a valores aún más altos–y menos probables– para que el modelo cierre.
A continuación, puede observarse el modelo completo, tanto en cabezas
(primer esquema) como en porcentajes en relación al stock de
vacas (100%) (segundo esquema).
Se construyó un modelo en equilibrio del sistema ganadero nacional,
a partir de información de stock y de faena correspondiente al periodo
2003-2018. El stock del modelo se compone de 53,7 millones
de cabezas, de las cuales 22,6 millones son vacas. De la faena total, la
faena de hembras representa el 43,8% y la de machos el 56,2%. La
faena de hembras de equilibrio es, por lo tanto, 43,8%.
Si se consideran los indicadores en relación al stock de vacas, estableciendo
a estas como el 100%, la faena de hembras representa un
25,3% y la de machos un 32,5%, lo que representa una tasa de extracción
de animales para faena del 57,7%.
El destete nacional se ubica en 67,8%. Este valor es claramente superior
a la relación media terneros/vacas obtenida, que da 59,7%. Por
lo tanto, dicha relación, a menudo utilizada como un proxi del destete,
no estaría representando adecuadamente el porcentaje de destete global
del país.
Los toros representan un 5% respecto al stock de vacas.
Con un descarte de vacas - que van destino a faena - del 10,1% y
una pérdida de hembras por mortandad del 6,7%, queda definida una
reposición de vaquillonas del 16,8%. Con ello, la vida útil de las vacas
resulta de 7 pariciones. De las terneras destetadas, se destinan aproximadamente
la mitad hacia reposición (50,6%) y la otra mitad (49,4%)
al engorde.
Como comentario final debe indicarse que se trata de una representación
simplificada de la realidad, por lo cual las conclusiones surgidas
en este marco de análisis, deben utilizase con las limitaciones del caso.
Se ha intentado reflejar todo el sistema ganadero con un único modelo,
que puede utilizarse para estimar la posible evolución del rodeo de
acuerdo a la composición actual, analizar escenarios posibles, analizar
la relación entre indicadores, inferir el impacto que pueden tener medidas
para incentivar alguno de los indicadores respecto a los indicadores
restantes, y establecer comparaciones con los sistemas ganaderos
de otros países.
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Fecha de recepción artículo original: 04-11-19
Fecha de aprobación para su publicación: 28-11-2019