http://dx.doi.org/10.19137/qs.v26i3.7015

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Sección Debates, Ensayos y Comunicaciones

La huella de la historia cultural en Quinto Sol

María Bjerg

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Universidad Nacional de Quilmes

Argentina

Correo electrónico: mariabjerg@gmail.com 

Este aniversario de Quinto Sol constituye una ocasión propicia para celebrar la continuidad de un proyecto que sorteó con holgura los retos que impone una realidad nacional siempre inestable y jalonada de contrariedades. Pero esta revista no solo perduró, sino que logró transformarse en una referencia ineludible. A lo largo de sus veinticinco años de vida, este emprendimiento, que en sus orígenes se presentaba como una “revista de historia regional”, había nacido con el firme propósito de no ser una “publicación doméstica” que difundiera solo los aportes de investigadores de la universidad que la prohijaba. Todo lo contrario, el equipo editorial de entonces se había empeñado en que fuera una plataforma de diálogo e intercambio con otras universidades y centros de investigación.  Los frutos de ese empeño se reflejan en el auspicioso balance de 2022, que cuenta en su haber con más de doscientos artículos cuyos autores y autoras provienen de ámbitos académicos diversos y despliegan un abanico de abordajes, entre los que –en armonía con las tendencias dominantes de la historiografía argentina de las últimas décadas– sobresalen la historia social y, bastante a la saga, la historia política. En cambio, la historia cultural, a la que voy a referirme en este ensayo breve, ocupa un lugar mucho más modesto.  

Había transcurrido más de una década desde la creación de Quinto Sol, cuando apareció el primer estudio de historia cultural en el que María Andrea Nicoletti y Marta Penhos (2010) abordaban a una de las figuras descollantes del panteón religioso y de la devoción popular argentina: Ceferino Namuncurá. En busca de las tensiones entre la aboriginalidad y la santidad en las imágenes del “lirio de la Patagonia”, y de la mutación de sus representaciones a través del tiempo, las autoras encararon una indagación aguda e historiográficamente densa que puso en diálogo iconografías y relatos biográficos.  Ese mismo año, apareció una segunda contribución de la historia cultural. En su artículo “Vender las pampas…” Paula Laguarda (2010) analizó las imágenes fotográficas y la retórica del progreso y de la “domesticación del desierto”, con las que se intentó legitimar la modernización del Territorio Nacional de la Pampa en dos momentos históricos disímiles: la ocupación productiva del espacio a principios del siglo XX y el inicio de la conflictividad social en el campo pampeano en el filo de la década de 1920. También en 2010, el Chaco y la práctica de la fotografía a fines del siglo XIX y comienzos del XX animaron el sugerente ejercicio de reflexión de Alejandra Reyero y Luciana Sudar Klappenbach (2010) sobre los complejos entrelazamientos entre “el arte medio”, la memoria visual de las familias inmigrantes y las dinámicas de ocupación y colonización del espacio. Este conjunto de investigaciones, construidas a partir de los mensajes y las representaciones facetadas de personajes célebres, actores anónimos y espacios abiertos, expone la activación de la sensibilidad y las herramientas analíticas del programa culturalista en la historiografía argentina, para abordar problemas nacidos de fuentes, preguntas y campos de indagación (la historia social, la historia de la religión) de naturaleza diferente.

Dos años más tarde, un trabajo de Martina Garategaray (2012) revela hasta qué punto la historia cultural es concebida como una suerte de reformulación de las preguntas y del lugar desde donde se exploran las claves del pasado. En este caso, la autora se ubica en el cruce entre la historia cultural y una historia política que mostraba signos evidentes de lozanía expresados en su renovación temática y metodológica. Garategaray explora la construcción de genealogías, memorias e identidades a través de los usos del pasado y de los sentidos atribuidos a la experiencia peronista de los años 1970 en la revista Unidos, una publicación que buscó incidir en la vida política y cultural de la postdictadura.  En el análisis de las prácticas editoriales y de los lenguajes, la autora devela los esfuerzos de resignificación y reconstrucción a los que recurrió Unidos para ajustar la figura del último Perón a las premisas que sostenían el retorno de la Argentina a la vida democrática.  

La historia cultural pierde presencia en la revista durante cuatro años. Vuelve, apenas como interludio, con un artículo en el que Ezequiel Adamovsky (2016) descorre el velo que había mantenido fuera del radar de la historiografía al cantor popular y poeta anarquista Martín Castro, creador de “una de las impugnaciones más radicales de los discursos blanqueadores que viera la luz en la primera mitad del siglo XX”.  A través de la obra criollista de Castro, Adamovsky no solo desentraña las claves de la visión antagonista y desgarrada de la nación que el poeta encarnó en la figura del gaucho rebelde, sino que también analiza las lógicas de una cultura de consumo popular de las que Castro era tributario y a la vez productor. Dos años más tarde, Matías Emiliano Casas (2018) también escribe en torno a la figura del gaucho, una construcción mítica que, con motivo de la instauración del Día de la Tradición a fines de la década de 1930, es consagrada como símbolo nacional. En ese contexto, el autor explora los discursos que surcaron un intenso debate entre tradicionalistas y detractores empeñados en desacralizar al gaucho poniendo en duda su filiación con la identidad argentina. En el contrapunto entre panegiristas y guachofóbicos, Casas enfoca su estudio en las diferentes facetas de la narrativa de los detractores, e ilumina así una dimensión escasamente indagada del proceso –siempre abierto y signado por la controversia– de creación del gaucho como mito y como símbolo.  Ese mismo año, en “Marcas y atractivos de una provincia imaginada”, Paula Gabriela Núñez (2018) propone un diálogo entre la historia cultural y la historia política para analizar la creación de atractivos turísticos en Río Negro en las dos décadas posteriores a su provincialización. Las valoraciones estéticas y su entrelazamiento con las intenciones políticas de la provincia (que subyacían a su programa de consolidación del turismo) exponen las dinámicas de la construcción material y simbólica del paisaje.  

Dos años más tarde, Quinto Sol publica un nuevo artículo que repite el esquema de abordaje de la política desde una perspectiva culturalista. Laura Schenquer y Lucía Cañada (2020) buscan desentrañar las prácticas discursivas y materiales con las cuales la última dictadura militar argentina intervino el espacio público de la ciudad de Buenos Aires cuando, en los años 1979-1980, el consenso social del régimen manifestaba signos evidentes de resquebrajamiento. Reposando en un elenco extenso de monumentos, edificios, marcas y discursos, las autoras examinan cómo los dictadores reescribieron el pasado, inscribieron el territorio con símbolos militares y trazaron una genealogía heroica de las Fuerzas Armadas.

En el último número de 2021, los trabajos de Federico Lindenboim y Esteban Javier Campos también se despliegan en la intersección entre la política y la cultura. El primero analiza el papel de la radio en la campaña orientada a instalar el Plan de Emergencia Económica de 1952, un giro del gobierno peronista que requería cambios profundos en las prácticas de consumo, nuevos hábitos de austeridad y la reformulación del horizonte aspiracional de la clase trabajadora. Campos, por su parte, indaga en las representaciones del marxismo y en la apropiación selectiva del lenguaje de la izquierda que moldearon la identidad de Tacuara, una organización que, en un tiempo signado por el orden bipolar, el tercermundismo y los nacionalismos de izquierda, se desplazó desde una ideología nacional-católica a otra más secularizada, que invertía las premisas antimaterialistas, culturalistas y religiosas, originalmente dominantes en su construcción identitaria.  

¿Qué revelan estas publicaciones que aparecen como pequeñas pinceladas culturalistas en un cuadro dominado por la historia social?  Tal vez, la respuesta más evidente es que son representativas de la dinámica del deslizamiento de la historiografía argentina hacia la ancha frontera de la historia cultural. Un deslizamiento que más que verificar el cruce de la imaginaria línea que separa campos del saber, muestra un cambio de perspectiva, una manera novedosa de formular problemas y de reunir e interrogar fuentes, regida por una mirada situada en la amplia zona de contacto entre lo social, lo político y lo cultural. Otra lectura posible es que expresan el extraordinario peso que la dimensión simbólica y las representaciones han adquirido en una forma de hacer historia en la que la perspectiva cultural funciona “como agregado y no como reemplazo” de otras aproximaciones al objeto de estudio (Caimari, 2007). Pero estas publicaciones también podrían explicarse como el resultado de un clima historiográfico en el que entran en tensión unas prácticas cuya singularidad radica en el eclecticismo, el solapamiento, la hibridación y una cierta resistencia de la disciplina a reconocer que los bordes epistemológicos, que en algún momento delimitaron (con eficacia desigual) “las historias” (económica, social, política), hoy se han difuminado.

En algún sentido, esa tensión también atraviesa a Quinto Sol.  Es difícil saber cuántos de los numerosos artículos, que con criterios internos el comité editorial de la revista ubicó en el rubro “historia social”, son producto de ese desdibujamiento de fronteras que incentivó a los historiadores a transitar el camino que conduce desde lo social y lo político a lo cultural, o desde lo religioso a las representaciones de la santidad.[1] Para precisar este punto, voy a tomar solo dos trabajos, a modo de ejemplo. Inicialmente, el primero quedó fuera del radar de este ensayo porque no fue contabilizado por Quinto Sol entre las producciones de historia cultural sino entre las de historia social. Se trata de “La celebración de los grandes hombres: funerales gloriosos y carreras post mortem en Argentina” de Sandra Gayol (2012), en el que la autora aborda la dimensión ritual de un conjunto de funerales de Estado que tuvieron lugar en los años en torno al Centenario de la Revolución de Mayo. Gayol no solo se pregunta por la eficacia simbólica de los cuerpos muertos en aquellos acontecimientos marcados por una espectacularidad y una emocionalidad que no dejaban casi margen para la indiferencia social, sino también por su eficacia política. Rituales en los que el muerto perdía todo vestigio de individualidad para transformarse en un sujeto público y un “reservorio de la nación” que aseguraba una continuidad con el pasado. Rituales que devenían en dispositivos de una pedagogía cívica, que se nutrían de los artefactos culturales del Estado (banderas, crespones, discursos, cañonazos de despedida final) y que convocaban a la multitud.  Eran, claro está, fenómenos sociales. Sin embargo, a tono con la sensibilidad culturalista, Gayol construye un objeto poliédrico en el que lo social se imbrica con lo político y lo cultural, desafiando a las fronteras interiores que en su momento regularon al quehacer historiográfico.  Un gesto epistemológico similar se advierte en el trabajo sobre Ceferino Namucurá de Nicoletti y Penhos (2012), donde el análisis de las intersecciones entre santidad e identidades aborígenes se apoya en los instrumentos analíticos y los andamiajes conceptuales propuestos por la historia cultural. Sin embargo, su anclaje “natural” parece ser más bien la historia de la religión, como lo deja ver la contribución de Ignacio Martínez y Diego Mauro publicada en este mismo número. Soslayando la clasificación del comité editorial (que consideró que el artículo de Nicoletti y Penhos se ajustaba mejor al campo temático de la historia cultural), los autores lo incluyeron en su propio universo de interés y, llamativamente, sostuvieron que ese abordaje de intersección “abre un vasto abanico de opciones para repensar la historia política e ideológica del catolicismo” (Martínez y Mauro, 2022).

El balance de las contribuciones de Quinto Sol a la historia cultural arroja, por lo menos, dos resultados. El más evidente es el de la calidad de unas publicaciones que ofrecen miradas densas y frescas respecto a temas tan disímiles como potentes. El que subyace a los artículos, es el que permite pensar a la revista como un mapa posible de los derroteros de la historiografía argentina del último cuarto de siglo. En ese mapa se verifica un desvanecimiento de las fronteras interiores de la disciplina y una nueva convivencia, en la cual lo social, cultural y lo político se entrelazan en una saludable sinergia. En un gesto epistemológico que rehúye a las divisiones tajantes, los autores y las autoras de los trabajos reseñados en este ensayo adoptaron una sensibilidad culturalista que habilitó múltiples deconstrucciones y reconstrucciones de lo social y lo político, amplió el archivo e incorporó la dimensión simbólica en la recreación del pasado.

Referencias bibliográficas

  1. Adamovsky, E. (2016). Criollismo, política y etnicidad en la obra de Martín Castro, cantor anarquista (c. 1920-1950). Quinto Sol, 20 (3), 1-26. http://dx.doi.org/10.19137/qs0875

  1. Caimari, L. (2007). Infinito particular: lo cultural como archivo. Prismas. Revista de Historia Intelectual, 1 (2), 213-218.

  1. Campos, E. (2021). Enemigos íntimos. Percepciones del marxismo y las izquierdas en Tacuara y sus agrupaciones derivadas. Quinto Sol, 25 (3), 1-22. https://doi.org/10.19137/qs.v25i3.4381

  1. Casas, E. (2018). Los "enemigos" de la tradición: Los detractores del gaucho en la coyuntura de su oficialización como arquetipo nacional argentino (1939-1944). Quinto Sol, 22 (1), 1-26. http://dx.doi.org/10.19137/qs.v22i1.1323

  1. Garategaray, M. (2012). En el nombre de Perón: los usos políticos del pasado en la revista Unidos (1983-1991). Quinto Sol, 16 (2), 1-15. https://doi.org/10.19137/qs.v16i2.520

  1. Gayol, S. (2012). La celebración de los grandes hombres: funerales gloriosos y carreras post mortem en Argentina. Quinto Sol, 16 (2), 1-29. https://doi.org/10.19137/qs.v16i2.525

  1. Laguarda, P. (2010). Vender las pampas: El imaginario de la modernización y la fotografía propagandística en el Territorio Nacional de La Pampa. Quinto Sol, 14, 49-74. https://doi.org/10.19137/qs.v14i0.14 

  1. Lindenboim, F. (2021). Difundir y convencer. La propaganda radial durante el Plan de Emergencia Económica del peronismo (1952). Quinto Sol, 25 (3), 40-60. https://dx.doi.org/https://doi.org/10.19137/qs.v25i3.4845 

  1. Martínez, I. y Mauro, D. (2022). Quinto Sol y la historia de la religión en Argentina. ¿El vaso medio lleno o medio vacío? Quinto Sol, 26 (3), 1-6.

  1. Nicoletti, M. A. y Penhos, M. (2010). Algo más que una estampita: tensiones entre aboriginalidad y santidad en las imágenes de Ceferino Namuncurá. Quinto Sol, 14, 13-48. https://doi.org/10.19137/qs.v14i0.24

  1. Núñez, P. (2018). Marcas y atractivos en una provincia imaginada: Río Negro, Argentina, 1958-1976. Quinto Sol, 22 (1), 1-24. http://dx.doi.org/10.19137/qs.v22i1.1208 

  1. Reyero, A. y Sudar Klappenbach, L. (2010). Memorias de la inmigración. Historias de vida de los inmigrantes europeos en el Chaco a través de sus fotografías. Quinto Sol, 14, 75-101. https://doi.org/10.19137/qs.v14i0.25

  1. Schenquer, L. y Cañada, L. (2020). Monumentos, marcas y homenajes: la última dictadura, los usos del pasado y la construcción de narrativas autolegitimantes (Buenos Aires, 1979-1980). Quinto Sol, 24 (2), 89-108. https://doi.org/10.19137/qs.v24i2.3797

Notas


[1] Para simplificar la ubicación de los trabajos que se reseñan en el ensayo, gentilmente, el comité editorial me facilitó un documento interno en el que las publicaciones se clasifican siguiendo diferentes criterios, que incluyen el campo temático de pertenencia.