DOI: http://dx.doi.org/10.19137/qs.v23i2.3530


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RESEÑAS

 

Alex Borucki. De compañeros de barco a camaradas de armas. Identidades negras en el Río de la Plata, 1760- 1860. Buenos Aires: Prometeo, 2017, 320 páginas.

 

Fernando Gómez
Universidad Nacional de General Sarmiento
Universidad de Buenos Aires
Argentina
Correo electrónico: fedagofe@gmail.com

 

La obra de Borucki se presenta como una pieza más de la conocida colección de la editorial Prometeo. El trabajo se puede inscribir dentro de la “historia popular” en la medida que toma como sujeto de análisis a los africanos y sus descendientes en el Río de la Plata, sin dudas uno de los actores sociales que componen los estratos más bajos de la sociedad. Sin embargo, la propuesta también dialoga con otros campos historiográficos entre los que pueden destacarse los estudios sobre la esclavitud y la historia atlántica o la historia global, por estos tiempos en el centro de la escena. El libro da a conocer un trabajo minucioso, con citas a distintos reservorios documentales y análisis de cifras y trayectorias personales que atesoran innumerables horas de trabajo. Se trata de la tesis doctoral del autor defendido en 2011 en la Emory University. En los diálogos con la bibliografía se pueden contemplar ciertas huellas de la investigación: mientras que las referencias a los trabajos internacionales son abundantes, las citas y el cruce con la producción rioplatense es menor.
El objetivo del autor es estudiar a los africanos y sus descendientes en Montevideo y Buenos Aires para comprender como crearon y recrearon sus identidades sociales. Para ello trabaja sobre las experiencias compartidas, desde sus vivencias en tierras africanas hasta la forma en que se organizan en tiempos posteriores a la emancipación. En este largo trayecto aparecen como centrales los lazos establecidos en los viajes a través del atlántico y el servicio como milicianos y soldados desde la época colonial hasta la guerra revolucionaria.
En la introducción de la obra, Borucki propone una perspectiva desde los actores priorizando la experiencia que atraviesan en los momentos más intensos de sus vidas y también en la cotidianeidad. Indaga en la utilización de las categorías por parte de los africanos y sus descendientes, como los denomina el autor, evitando los términos tradicionales de afroargentinos o afrouruguayos, puesto que se trata de conceptos modernos que obturan la interpretación de la formación de identidades negras.
En el primer capítulo se analiza el tráfico esclavista desde una mirada atlántica con eje en el Río de la Plata. El autor indica cuatro períodos. El primero, entre 1777 y 1791, con un promedio anual bajo de incorporación de esclavos, aunque con picos entre 1782 y 1788. Un segundo momento, entre 1792 y 1799, marcado por la legalidad de la trata pero con un crecimiento leve debido a la guerra, la hostilidad al negocio de los grandes comerciantes establecidos y la falta de información. La tercera etapa, entre 1800 y 1806, estuvo signada por un auge notorio del comercio esclavista, en gran medida apuntalado por el apoyo de las autoridades coloniales. Finalmente, un último período entre 1807 y 1812, marcará el declive de la actividad debido a las circunstancias políticas que en definitiva llevaron a la prohibición de la trata. Tomando este último punto, Borucki remarca que fueron acontecimientos políticos los que pusieron fin al comercio de esclavos y no razones de índole económica como la desaparición de la demanda.
En este mismo apartado el autor desarrolla las rutas del tráfico, remarcando por un lado el contacto directo entre la región rioplatense y el África, y por otro la constante dependencia de los flujos negreros originarios de Río de Janeiro y Salvador de Bahía. En definitiva, se consolidó una verdadera red trans-imperial de comercio esclavo. El origen del tráfico hacia el Río de la Plata se centró prioritariamente en el Golfo de Biafra, África Centro Occidental y la zona sudeste del continente. El lugar de partida de los esclavos constituyó una marca identitaria que en ocasiones ocultaba las diferencias en torno a las comunidades y/o regiones que los cautivos habían dejado atrás antes de ser trasladados a los puertos. En la ruta esclavista se forjaban nuevas relaciones solidarias marcadas por la intensidad de las situaciones traumáticas. Estas relaciones tuvieron un papel preponderante en las nuevas identidades que se fueron construyendo una vez arribados al destino prefijado. Esto es lo que el autor despliega con claridad en el segundo capítulo. El lector podrá encontrar allí un profundo análisis de expedientes matrimoniales que denotan justamente la importancia de los lazos tejidos durante el largo periplo marítimo. Las actas matrimoniales permiten apreciar cómo los vínculos de amistad y solidaridad en ese duro trayecto fueron un elemento clave en la posterior socialización negra.
En el tercer capítulo Borucki analiza la vida social colonial negra a partir del estudio de las milicias, las cofradías y las “naciones”. Las milicias conformaban un espacio prioritario en la relación de los afrodescendientes libres con la monarquía, puesto que su pertenencia en esa estructura institucional les permitía asimilarse a la comunidad local. Las redes sociales establecidas en el servicio miliciano se entrecruzaban con las que se reproducían en las cofradías. Principalmente, los liderazgos de las cofradías se replicaban en la oficialidad de las milicias ya que los españoles impulsaban la existencia de una oficialidad propiamente negra. Las “naciones” que estaban por fuera de las asociaciones autorizadas se juntaban habitualmente los domingos a realizar celebraciones o rituales. Solían concentrar personas de diversas etnias, lo que el autor define como un ejemplo de etnogénesis.
El cuarto capítulo se centra en el proceso revolucionario y más precisamente en la ciudad de Montevideo. La política y la guerra imponen nuevos desafíos a la comunidad negra. En primer lugar, casi toda la población masculina de origen africano se involucra en las milicias. La experiencia militar fue un elemento sustancial en la configuración de identidades colectivas. Se forjó entonces un sólido espíritu de cuerpo con contundentes lazos de solidaridad. La participación miliciana afrodescendiente fue tal que para 1830 constituía el pilar de la infantería oriental; situación que generó a su vez una serie de redes con caudillos y políticos de la época, destacándose el caso de Fructuoso Rivera y Venancio Flores.
El quinto capítulo se enfoca en el análisis de la celebración del Día de Reyes. En principio se trató de una festividad católica, pero al mismo tiempo permitía el despliegue de un repertorio de costumbres antiguas que rememoraban la vida al otro lado del Atlántico. Además, los afrodescendientes incorporaban símbolos nacionales y vestían uniformes militares para la ocasión. Si en un comienzo la elite montevideana repudió la celebración y la policía intentó reubicarla en las afueras de la ciudad, posteriormente la sociedad criolla fue cambiando de parecer y progresivamente la fue aceptando debido a que era un espacio de refugio para su superioridad ante la llegada de los inmigrantes europeos.
El último capítulo de la obra conforma un análisis puntual de la figura de Jacinto Ventura de Molina, un letrado negro. Nació en Rio Grande y vivió en Montevideo y Buenos Aires, donde detentó continuos lazos con miembros de la elite que fueron sus benefactores. Su trayectoria deja entrever los límites y las problemáticas que vivieron los afrodescendientes en los convulsivos tiempos revolucionarios. Este apartado es una suerte de complemento de una obra que no parece necesitarlo. Sin embargo, la profundidad del análisis que hace Borucki permite comprender en forma concreta el lugar que ocuparon los africanos y sus descendientes a lo largo del período en cuestión.
El trabajo de Borucki puede ser pensado como un aporte a la historia Atlántica; aunque podría ser más preciso enfocarlo entre los análisis que Federica Morelli (2006) ubica dentro de “la nueva historia atlántica”, en particular vinculado a las temáticas del “Atlántico Negro”. No sería incorrecto pensarlo también como un aporte en la perspectiva de historia global, considerando la indicación que recientemente hicieron Erika Pani y Bernd Hauseberger (2018) al sostener la necesidad de descentrar el análisis incorporando las oposiciones, resistencias e ideas propias de aquellos que sufrieron el expansionismo occidental. Quien mejor ha planteado los reveses de las perspectivas globales fue Jeremy Adelman (2017) al resaltar los avances de los anti-globalistas en distintas regiones, pero al mismo tiempo como respuesta ante el inquietante porvenir. Al respecto, ha indicado que se necesitan narrativas de vida global que contemplen tanto la desintegración como la integración. En esa dirección el libro también puede ofrecer respuestas. De todas formas, el esfuerzo por ubicar la obra no deja de ser una muestra más de los múltiples interrogantes que inspira y el abanico de perspectivas metodológicas que abre y ofrece.
Antes de terminar, debemos agregar que el libro cuenta con una interesante serie de cuadros e imágenes. No se trata de meras ilustraciones sino que constituyen un pilar explicativo en pasajes claves. Justamente el cierre del libro recupera dos imágenes de la guardia de honor que acompaña el cuerpo del coronel León Pallejas, caído en la Guerra de la Triple Alianza. Una es una fotografía tomada en medio de la guerra en 1866, la otra, un dibujo realizado en 1893 siguiendo la toma previa. Lo impactante en este caso es que en el dibujo los sujetos aparecen blanqueados; como indica el autor, la guardia de honor fue totalmente “desafricanizada”, lo que constituye una cabal muestra del “encubrimiento” que se dio al fenómeno a lo largo de la historia (y de la historiografía) posterior.

 

Referencias bibliográficas

1. Adelman, J. (2017). ¿Qué es la historia global hoy en día? Recuperado de http://historiaglobalonline.com/2017/03/10/que-es-la-historia-global-hoy-en-dia-por-jeremy-adelman/.

2. Hausberger, B. y Pani, E. (2018). Historia global. Presentación. Historia Mexicana, 68 (1), 177-196. DOI: http://dx.doi.org/10.24201/hm.v68i1.3640.

3. Morelli, F. y Gómez, A. (2006). La nueva Historia Atlántica: un asunto de escalas. Nuevo Mundo Mundos Nuevos, 1-11. DOI: 10.4000/nuevomundo.2102.