DOI: http://dx.doi.org/10.19137/pys-2022-290202

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DOSSIER

Emigración de argentinos a España y retorno. ¿un pasaje de ida y vuelta?

Argentine emigration to spain and return migration. A round-trip ticket?

Marcela Cerrutti 

Centro de Estudios de Población,

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina.
mcerrutti@cenep.org.ar


Analía Ameijeiras

Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, CONICET, Argentina.
analia.ameijeiras@gmail.com


Alicia Maguid

Centro de Estudios de Población, Argentina.

amaguid@yahoo.es


Resumen: Este artículo examina la emigración y el retorno de argentinos y argentinas a España. Se describen las motivaciones y experiencias migratorias y de retorno, la reintegración y las expectativas de re-emigración. Se muestra que las razones tanto de la emigración como del retorno van más allá de los factores laborales y económicos. Los testimonios de 253 retornados/as indican la labilidad de los proyectos migratorios y las distancias entre deseos emigratorios y posibilidades efectivas de emigrar. Finalmente, se debate sobre el reciente repunte de la emigración a España.

Palabras clave: Migración internacional; Migración de regreso

Abstract: This article examines recent Argentine emigration to and from Spain. It describes motivations and experiences of migration and return migration, reintegration processes and re-emigration expectations. Data show multiple reasons for both emigrating and returning that go beyond those related to labor and economic factors. Testimonies of 253 returnees indicate how alterable migratory projects are, as well as the significant gaps there are between emigration desires and concrete possibilities to emigrate. Finally, the article discusses the recent rebound in Argentine emigration to Spain.

Keywords: International migration; Return migration

Recibido: 05/05/2022 - Aceptado: 28/08/2022

Introducción


España es en la actualidad el país que concentra el mayor número de personas oriundas de la Argentina (UNDESA, 2019). La migración de Argentina a España tiene una larga historia signada por marchas y contramarchas. A lo largo de las últimas cinco décadas pueden distinguirse períodos de incrementos notables de la emigración –popularmente denominados oleadas emigratorias– hacia dicho país motivadas por los avasallamientos represivos de la última dictadura militar y las profundas crisis socioeconómicas. Desde el advenimiento de la democracia, han tenido lugar al menos dos momentos de auge emigratorio, ambos asociados a un significativo deterioro en las condiciones de vida y a crisis políticas de tal magnitud que alteraron los ciclos presidenciales. En estos contextos, la principal motivación para salir del país fue la aspiración por encontrar entornos más favorables para el desarrollo personal y familiar. La elección de España, como se argumentará, poco tuvo que ver con una decisión caprichosa o apresurada por las circunstancias. El sistema migratorio1 sudamericano-español y en particular el flujo desde la Argentina hacia dicho país brinda sólidos fundamentos histórico-culturales a dicha elección. Pero la historia de estas migraciones no está trazada solo por un camino de ida. La crisis internacional del 2008 con sus fuertes impactos en la económica española y la prometedora recuperación económica en la Argentina generaron una moderada migración de retorno.

Si bien en la Argentina se ha desarrollado desde hace más de cuatro décadas un campo importante de reflexión y análisis sobre los procesos emigratorios,2 el interés por comprender los procesos de retorno y de re-emigración ha sido menor y se ha venido desarrollado más recientemente.3 El campo de los estudios de retorno en Argentina es incipiente y acompaña el creciente interés por comprender estos procesos a nivel internacional.4

En este sentido, el cambio brusco de tendencia inmigratoria en España y la verificación de un incipiente retorno de sudamericanos generó un interés por la temática tanto en la región como en el país ibérico. La magnitud, las motivaciones para regresar y los procesos de reintegración fueron ejes centrales de estas investigaciones (Colombia: Mejía Ochoa, 2012; Uruguay: Koolhaas, 2015 y 2016; Paraguay: Arrúa y Bruno, 2017; y Ecuador, México y Uruguay: Prieto y Koolhaas, 2014). Asimismo, el análisis de las imbricaciones entre el género y la migración –que fue muy relevante durante el auge inmigratorio–5 se reorientó a dar cuenta de las posibilidades diferenciales de varones y mujeres de permanecer en España (Herrera, 2013), así como a comprender diferencias en los procesos de re-integración social de varones y mujeres relacionadas con sus experiencias migratorias previas (Herrera y Pérez Martínez, 2015).

El retorno de los emigrantes argentinos, y en particular de quienes retornaron desde España constituye aún un campo en construcción. De las lecturas más simples o mecánicas sobre el significado del retorno ofrecido por las aproximaciones neoclásicas de la migración internacional, que interpretan al retorno como la culminación de proyectos migratorios exitosos o contrariamente como la respuesta obvia a proyectos migratorios frustrados, se ha venido construyendo una conceptualización más texturada de un fenómeno complejo. De este modo, investigaciones recientes como las de Rivero (2019) y Cassain (2016 y 2019) incorporan una mirada transnacional del retorno, considerando la vuelta a casa en un contexto de trayectorias migratorias más vastas conectados a entornos tanto individuales como de cambios sociales más generales. Asimismo, Esteban (2015) contribuye a complejizar la mirada sobre las motivaciones migratorias distinguiendo diversos tipos de migrantes, no sólo los económicos sino también el de los jóvenes que buscan nuevas experiencias.

El presente artículo procura contribuir a este campo de estudio. En primer lugar, se resumen las etapas de la emigración de argentinos a España, desde su apogeo, a comienzos del nuevo milenio, hasta la actualidad. Se describe el espectacular crecimiento de la emigración, para luego recalcar la repercusión de la crisis en el mercado de trabajo, que implicó un deterioro significativo de las oportunidades de vida para los migrantes en España. Luego, se aborda el proceso de retorno generado por la crisis a partir de las variadas experiencias de personas retornadas a la Argentina y finalmente, se discute en torno a los procesos emigratorios más recientes.

Partiendo de un enfoque que jerarquiza la perspectiva de las personas migrantes, se describen diferentes motivaciones y experiencias migratorias de argentinos que emigraron a España desde el año 1996 en adelante y que retornaron a la Argentina a partir del año 2000. Mediante los datos inéditos de la Encuesta a Retornados Temporary and Permanent Migration, TEMPER (2018) nos proponemos, en primer lugar, caracterizar las razones que impulsaron a los retornados a emigrar y vincularlas con los motivos del retorno y su carácter voluntario o no. Asimismo, se propone describir las trayectorias migratorias de los retornados, en cuanto al número y la duración de los movimientos migratorios, así como respecto a las discrepancias entre expectativas temporales iniciales de la migración y su duración efectiva. En tercer lugar, se examina la reintegración de las personas retornadas, tomando en consideración los procesos de movilidad ocupacional desde su partida de la Argentina, hasta el momento de la encuesta. En este sentido, se analizan los procesos de descalificación ocupacional inicial que acompañan el periodo de incorporación inicial en los mercados laborales de destino, y se extiende la descripción hasta el último empleo en España y el actual en la Argentina. Finalmente, se exploran las intenciones re-emigratorias en relación con el grado de satisfacción con el retorno. Al terminar, el artículo se interroga respecto del significado de las tendencias más recientes de la emigración.

Los intercambios migratorios entre Argentina y España

La historia de la emigración desde Argentina a España se encuentra signada por tres factores principales, la búsqueda de oportunidades profesionales, el exilio político y las duras crisis socio-económicas de la Argentina a partir de fines de la década de 1990. Al efecto de estos críticos momentos deben por supuesto sumarse otros, que devienen del propio accionar de las redes sociales migratorias y que contribuyen a renovar los contingentes de personas argentinas en dicho país. Estas redes incluyen numerosos ámbitos de acción vinculados al quehacer académico, artístico, deportivo y de negocios.

Considerando la trayectoria histórica de movimientos transatlánticos desde la situación argentina, de acuerdo a Maguid (2005), hasta mediados de los ‘70´s predominaron los profesionales y técnicos con un alto nivel educativo, como resultado de la intervención militar a las universidades en 1966.  Luego, a estos contingentes se agregaron los exiliados que sufrieron persecución política por parte de la cruenta dictadura militar que perduró siete años desde marzo de 1976. Entre 1989 y 1992 se distingue una fase que Calvelo (2008) denomina la huida hiperinflacionaria, cuando se devalúa la moneda local, los precios suben sin control y se destruye el valor de los salarios. Una imagen que patentiza la voluntad por emigrar fueron las largas colas en los consulados de España e Italia con el objetivo de lograr la ciudadanía de sus padres y abuelos, imagen que se volvió a repetir como consecuencia de la crisis argentina de fines de 2001.

Esta última y cuarta fase se inicia a partir de mediados de la década de 1990, cuando el persistente deterioro económico se traduce en elevadas tasas de desempleo y en el empeoramiento de las condiciones laborales, para eclosionar en la aguda crisis económica e institucional de fines de 2001, que disparó la salida al exterior de la mayor cantidad de emigrantes de la historia del país. Durante el primer quinquenio del nuevo milenio las evidencias disponibles muestran un incremento de los emigrados argentinos, particularmente significativo hacia España, y con una menor intensidad hacia los Estados Unidos y otros países de Europa (Calvelo, 2011). La masiva salida de argentinos al exterior estuvo acompañada por un clima emigratorio, es decir un proceso de naturalización de la emigración al exterior como respuesta a una situación considerada inviable desde el punto de vista político, económico y social. Esta percepción que emergió con crudeza por la crisis se materializó en una emigración efectiva, a la par que se consolidaba la idea de país inviable, país sin futuro o país invivible.

El clima emigratorio se tradujo tanto en emigración efectiva como en una propensión migratoria, es decir en la expresión de la voluntad de los individuos, con diversas posibilidades concretas, de migrar al exterior. De hecho, en enero de 2002, una encuesta Gallup señaló que el 26% de la población total del país prefería vivir en el exterior.

Los flujos hacia España fueron sin duda masivos y tuvieron que ver con las particularidades de los lazos entre ambas naciones. Como sostienen Reher y Sánchez Alonso (2009, p. 77) “es difícil encontrar en la historia de las migraciones mundiales un caso como el de las corrientes migratorias España-Argentina-España”. Estos vínculos datan al menos de un siglo medio y se caracterizan por un singular cambio en la dirección de la migración.  

En trabajos anteriores describimos con mayor detalle las fuerzas que fueron moldeando los flujos recientes a España (Cerrutti y Maguid, 2010, 2011 y 2016a), examinando estos procesos como parte de un sistema migratorio (Zlotnik, 1992) de larga data. El propio escenario español tuvo un rol decisivo en la elección de ese destino. Los vínculos históricos-culturales, el idioma común y la posibilidad de acceder la ciudadanía europea gracias a sus ancestros jugaron un rol fundamental para influir en la elección del destino español.  El rápido crecimiento económico que experimentó España hasta la crisis del 2008 configuró un mercado de trabajo con demandas claras de mano de obra inmigrante, en un país con escaso dinamismo demográfico. Según Domingo (2002), la inmigración pasó a tener importancia tanto para favorecer el crecimiento poblacional, como para abastecer un mercado de trabajo segmentado que le asigna a la población extranjera un rol complementario a la movilidad de las jóvenes generaciones españolas más educadas. La facilidad de entrada al país por una normativa migratoria relativamente permisiva para nacionales de Sudamérica jugó sin duda un papel relevante. Conviene tener presente el escenario migratorio español al eclosionar la crisis para comprender mejor las dimensiones del retorno posterior, que supuestamente podría haber sido masivo y que, sin embargo y como se verá más adelante, no fue tan elocuente como podría esperarse.

La significativa pérdida de dinamismo de la economía española desde finales de 2008 rápidamente se manifestó en la incapacidad no sólo de generar empleo sino de mantener los puestos existentes. Este proceso afectó más fuertemente a los inmigrantes que a los españoles, con diferencias en el nivel de vulnerabilidad de cada grupo migratorio. De acuerdo con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA, Instituto Nacional de Estadística –INE–, España), en los cinco años comprendidos entre 2007 y 2012, la tasa de desocupación de los nativos subió de 7,6% a 23%, mientras que en el conjunto de latinoamericanos de 10,4% a 32,2%.

A la par de este proceso, la Argentina se encontraba transitando un período de significativo crecimiento económico con mejoras en los niveles de los salarios reales, lo cual, si bien pudo no ser un factor fundamental en la decisión de retornar, al menos no constituyó un factor disuasorio, sino más bien atractivo a la hora de tomar la decisión.

Como se verá en la primera parte del análisis el incipiente retorno de argentinos desde España se hace notar en los datos disponibles, sin embargo, no fue masivo y posiblemente en algunos casos no sea definitivo. Al momento de la encuesta a retornados, en el año 2018 cuando comenzaba a sentirse nuevamente el estancamiento económico de la Argentina, un porcentaje elevado de entrevistados/as señalaba intenciones de volver a emigrar.

El PBI per cápita español había llegado a un máximo en 2009 (32.460US$) fecha desde la cual comenzó a decaer a partir de la crisis, llegando a un mínimo en el año 2017 (27.070 US$). Sin embargo, justo antes de la irrupción del COVID-19, la economía española estaba dando signos claros de recuperación desde la crisis, llegando el PBI per-cápita a niveles similares a los de 2007 (30.350US$). En cuanto al dinamismo del mercado de trabajo, las tasas de desocupación que alcanzan su pico máximo el primer trimestre del 2013 (alrededor del 27% afectando similarmente a mujeres y varones) caen de manera sistemática hasta situarse en el último trimestre de 2019 en 12,2% entre varones y 15,5% entre mujeres. En suma, hasta la caída en los indicadores como resultado de los impactos económicos del COVID-19, la economía española estaba dando signos de recuperación y dinamismo laboral.

Breve nota sobre la conceptualización del retorno en los estudios migratorios

El estudio sobre la migración de retorno ha cobrado un renovado interés en las últimas dos décadas. Las múltiples facetas que han generado atracción emulan en gran medida los campos de indagación sobre los procesos inmigratorios. A la preocupación más general sobre los determinantes, es decir los factores micro, meso y macro que lo motivan, se suma la indagación sobre las condiciones en las tiene lugar, y su impacto en las sociedades de origen. Más específicamente sobre los procesos de reintegración social y económica de las personas retornadas (tanto en lo que respecta a los aspectos positivos de la experiencia migratoria como en relación a las barreras y dificultades con las que se encuentran las personas al volver).

Vale destacar que tradicionalmente el estudio del retorno ha encontrado un menor desarrollo conceptual en comparación a la migración. Para Cassarino (2004) las teorías migratorias clásicas ignoraron la especificidad del retorno migratorio, concibiéndolo en el caso de la teoría neoclásica como el resultado de una subestimación de la relación costo-beneficio realizada por los migrantes previo a su movimiento; o como el producto de una experiencia exitosa, es decir la culminación de haber alcanzado determinados niveles de ingresos y posibilidades para acumulación de capital en los países de destino, para la Nueva Economía de la Migración.

Se ha señalado también que el contexto socioeconómico e institucional, fundamentalmente del país de origen, son factores determinantes a la hora de decidir regresar. De este modo, así como la relación desigual y favorable de las condiciones del país de destino respecto de las condiciones del país de origen incide en la decisión emigratoria, la asimetría a favor del país de origen auspiciaría el retorno. Sin embargo, los factores personales aparecen fuertemente imbricados con las condiciones socioeconómicas, por lo que los determinantes del retorno adquieren una notable heterogeneidad lo que a su vez impacta en una variedad de tipos de retorno. De este modo, los aspectos afectivo-emocionales se conjugan con consideraciones instrumentales y racionales en las decisiones del retorno, complejizando el abordaje sobre los determinantes del retorno (Carling y Collins, 2017; Martínez Buján, 2015; Rivera Sánchez, 2015; Parella y Petroff, 2019).

En una revisión reciente, Hagan y Wassing (2020) indican que la reflexión sobre el retorno ha estado caracterizada por dos líneas de pensamiento. Por un lado, la sociología económica del retorno, que focaliza en los resultados económicos de esta experiencia, presta particular atención a los impactos tanto a nivel individual como macro social (es decir en las relaciones más generales entre migración y desarrollo). Por el otro, la sociología política del retorno, la cual se ha venido desarrollando más recientemente, centra la atención en el rol de los estados y de los aspectos institucionales que en su afán de controlar la migración fuerzan tanto movimientos (i.e. deportaciones) como los status migratorios. Bajo esta perspectiva se ha estudiado cómo los estados y los actores institucionales estructuran la recepción de nacionales devueltos por la fuerza y ​​cómo estos migrantes politizados se ven afectados, interpretan y resisten sus devoluciones. Los autores resaltan la necesidad de tener en cuenta el país de procedencia de los retornados, así como factores institucionales y las economías locales. En otras palabras, enfatizan en que la reintegración de los retornados dependerá no solo de la acumulación de recursos (económicos y humanos) y de la preparación para el retorno (retomando a Cassarino) sino también de los contextos institucionales y familiares de los retornados y de la oportunidad de trasladar los recursos adquiridos en los países de destino.

En América Latina, el enfoque transnacional del retorno ha tenido un fuerte arraigo. Esta mirada pone en cuestión la concepción del retorno como paso final de un ciclo de movilidad y propone abordar a la migración de retorno como parte trayectorias migratorias más complejas. Señala que los migrantes que han desarrollado una identidad transnacional derivada de fuertes vínculos con el país de origen, se mueven en espacios que trascienden los límites territoriales, siendo el retorno parte de patrones fluidos de movilidad. Esta perspectiva conceptualiza a las personas retornadas como actores que preparan y organizan su regreso movilizando los atributos o habilidades adquiridas en el exterior, pero contando aún con la ventaja del contacto estrecho con su país de origen. Este enfoque es compatible con el de las redes sociales, el cual destaca la relevancia de los vínculos que apoyan los procesos de movilidad de las personas reduciendo los costos y riesgos de la migración y mejorando las oportunidades. Para esta perspectiva las redes sociales migratorias también cumplirían un rol relevante en la preparación del retorno, como también en los procesos de reintegración de los retornados (Herrera y Pérez Martínez, 2015; Gandini, Lozano y Gaspar Olvera, 2015; Rivera Sánchez, 2014).

Por su parte, la perspectiva de la Autonomía de la Migración alerta sobre las limitaciones de las explicaciones que dan cuenta de la migración laboral, indicando que no se corresponden a las complejidades empíricas (Casas-Cortés y Cobarrubias, 2019). En este sentido, señalan que las migraciones actúan con cierta autonomía respecto a sus causas, por lo que es preciso superar los paradigmas tradicionales de los estudios migratorios, ya sea el enfoque estructural como aquellos que hacen hincapié en las decisiones racionales por parte de las personas y los hogares. Esta perspectiva amplia los horizontes de posibilidad de los migrantes destacando en su habilidad para moverse más allá de las imposiciones de los Estados y enfatizando su capacidad de transformación, asimilable a un movimiento social, como motor de cambio. Si bien esta perspectiva no enfatiza específicamente en los movimientos de retorno rechazaría sin duda una mirada victimizante sobre ciertos tipos de retorno.

El presente artículo toma como punto de partida estos marcos analíticos para orientar algunos interrogantes sobre el proceso de retorno de personas argentinas que emigraron a España a partir de los años previos a la crisis del 2001. Sin pretensiones de zanjar ninguna de estas discusiones, procura brindar información descriptiva con datos inéditos sobre las motivaciones del retorno y sobre su variación en función de los perfiles de las personas y de sus experiencias migratorias y sobre los procesos de re-integración, particularmente en lo que refiere a los aspectos laborales. 

Sobre los datos

Al igual de lo que ocurre con el abordaje empírico de los procesos migratorios, la definición, estimación y análisis de los procesos de migración de retorno tiene su propia complejidad.6 Establecer la magnitud del retorno, particularmente de un destino en particular, es un objetivo complejo, que depende no solamente de la definición de migrante retornado, sino también y básicamente de la disponibilidad de datos adecuados.  Una alternativa a su estudio ha sido mediante los datos censales empleando la pregunta sobre el lugar de residencia habitual cinco años previo al censo. Estos datos pueden al menos proveer una mirada parcial al fenómeno por ya que se encuentran restringidos por el marco temporal utilizado. Además, para el estudio de un origen en particular (como en este caso España), requieren que se registre también el país de procedencia, variable clave que no fue incluida en el censo nacional relevado en Argentina en 2010. En suma, los datos censales, que comúnmente son empleados para conocer al menos alguna faceta del retorno, no constituyen en el caso de la Argentina reciente una opción viable. Afortunadamente España cuenta con una fuente de información muy apropiada para el análisis al menos de las tendencias en el tiempo y alguna información básica,7 tanto de la inmigración a España como sobre la salida de personas nacidas en Argentina de dicho país. Se trata de datos del Padrón Municipal de Habitantes y las estadísticas sobre variaciones residenciales de España, ambas fuentes elaboradas por el INE de dicho país. Los datos del Padrón Municipal de Habitantes no tienen omisiones, ya que los inmigrantes pueden registrarse aunque estén indocumentados y de ese modo pueden tener acceso a la salud pública y a la educación.

Esta información permite describir la evolución del stock de personas nacidas en Argentina en España, y las estadísticas sobre variaciones residenciales, la evolución anual de las altas y bajas de dicho Padrón.8 Para el análisis del retorno se calcularon tasas de migración de retorno anuales en base a las bajas ocurridas en el año t respecto al promedio de población registrada a lo largo de dos años consecutivos [(t-1 + t)/ 2].

Además de esta información de carácter oficial, el presente artículo efectúa un análisis sobre las experiencias del retorno a la Argentina de España en base a datos primarios provenientes de una encuesta a personas retornadas. Esta encuesta fue llevada a cabo en el marco del proyecto TEMPER, financiado por la Comisión Europea.9 Se trató de una investigación colaborativa internacional coordinada por Amparo González Ferrer del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de España en la que participó un consorcio de instituciones de España, Inglaterra, Francia, Italia, Senegal, Ucrania, Rumania y Argentina.10  Esta encuesta contiene una rica información de carácter longitudinal que recompone las trayectorias migratorias, laborales y familiares de personas retornadas, así como una multiplicidad de aspectos vinculados a las motivaciones para la emigración y el retorno, la experiencia migratoria en España y el proceso de retorno desde su inicio hasta la actualidad. La encuesta se terminó de relevar en agosto 2018.  

Debido a la falta de información para obtener un marco muestral que permitiera diseñar una muestra aleatoria de retornados se optó por emplear una muestra intencional no probabilística siguiendo un procedimiento de bola de nieve.11 Este método de muestreo es útil para llegar a poblaciones difíciles de encontrar, aunque no asegura obtener como resultado una muestra representativa de la población de interés.12 

La encuesta TEMPER fue relevada en distintas provincias de Argentina a una muestra de 253 personas retornadas de España y a un grupo de control (248 personas) de similares orígenes socio-económicos, pero sin experiencia migratoria. La muestra de retornadas/os se compone de personas que tuvieron como último país de residencia España, y que había emigrado a dicho país a partir de 1996 y retornado a la Argentina hasta 3 meses antes del relevamiento de la encuesta. El tiempo de estancia mínima en España debía haber sido de 3 meses y la persona tenía que tener al menos 20 años al momento de retorno y no superar los 75 al momento de la encuesta. Es importante señalar que la encuesta incluye personas retornadas que residieron en España con distintas situaciones documentales, desde personas que contaban con la nacionalidad europea hasta otras que no contaban con documentos que los habilitaba para permanecer en dicho país.

La encuesta contiene información completa sobre la trayectoria educativa, laboral y migratoria, el estatus migratorio, el contexto familiar vinculado a la migración y al retorno, las motivaciones de ambos movimientos, los contextos de socialización, el acceso a distintos tipos de propiedades, así como aspectos valorativos y actitudinales respecto a la migración y al retorno.

El trabajo de campo incluyó encuestas realizadas en la Ciudad de Buenos Aires, los Partidos del Gran Buenos Aires, ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires (Mar del Plata) y Córdoba. También mediante Skype se realizaron encuestas en Corrientes, Mendoza, Chubut, San Juan y Santa Fe.

Marchas y contramarchas en números

El crecimiento de la inmigración en España a partir de finales de los ‘90’s puede calificarse de espectacular. La llegada de inmigrantes fue de tal magnitud que ha tenido un impacto demográfico y socioeconómico único en la historia española. Su presencia fue incrementándose de manera notable pasando de alrededor del 3% de la población en España en 1998, al 14 % en 2011. A inicios de 2021 la presencia de nacidos fuera de España es levemente inferior, situándose en el 11,5%. Si bien con un peso muy bajo dentro del total de inmigrantes en dicho país, las personas argentinas continúan eligiendo dicho destino. De hecho, mientras el número de personas argentinas en España pasó del 2002 al 2021 de 191.663 a 302.406, en Estados Unidos creció más tímidamente entre 2002 a 2019, de 171534 a 210.767.13

La figura 1, sobre el número de argentinos (stock) en España, expresa estos procesos de cambio tanto en origen como en destino. Desde el año 2000 al 2009 dicho stock pasa de 70.491 a 295.401, momento en el cual comienza a descender como resultado de los efectos de la crisis. Sin embargo, esta tendencia se revierte después de 2016 cuando nuevamente comienza a aumentar en forma ininterrumpida alcanzando niveles similares a los de 2009.

Figura 1. Evolución del stock de argentinos 2002-2021


Fuente: Elaboración propia sobre la base del INE, Padrón Municipal de Habitantes 1998-2021.

Nota: Los datos del Padrón corresponden al 1 de enero de cada año.

Otra forma de aproximarse a la magnitud de lo que fue el retorno a partir de la crisis del 2008 y de la recomposición de la inmigración reciente de personas oriundas de Argentina es mediante las altas y bajas del Padrón Municipal y el saldo correspondiente. En la figura 2, se comprueba que el saldo negativo aparece un año después de la crisis y alcanza su máxima expresión en 2012-2013, para mantenerse negativo (es decir con un número de personas ingresando anualmente inferior al que salía de España) hasta 2016, fecha a partir de la cual comienza a observarse un cambio de tendencia y un saldo positivo inmigratorio. La tendencia ascendente se va a mantener hasta la irrupción del COVID-19 y el cierre de fronteras.

Figura 2. España. Altas, bajas y saldo migratorio de argentinos 2006-2020

Fuente: Elaboración propia sobre la base del INE, Estadística de variaciones residenciales 2006-2020.

El análisis del comportamiento de las bajas desde el momento que el sistema de registro comienza a funcionar más apropiadamente con la instauración de las bajas administrativas por caducidad, muestra que éstas se reducen desde algo más de 15.000 cuando comienzan a sentirse los coletazos de la crisis en 2010 a alrededor de 8.500 en 2019 y a casi 6.000 en 2020. Esta evolución abre el interrogante acerca de la posibilidad de una nueva ola emigratoria aspecto sobre el cual se volverá más adelante.

El retorno en primera persona

La Encuesta TEMPER relevó información sobre las experiencias de retorno de 253 personas, abordando una serie de aspectos vinculados a las motivaciones tanto de la emigración como del retorno, las trayectorias migratorias y su imbricación con las laborales y familiares, el impacto de la situación migratoria en los procesos de integración y la adquisición tanto de credenciales educativas como de formación para el trabajo. Asimismo, indagó sobre orientaciones valorativas asociadas a la experiencia migratoria y sobre expectativas de re-emigración. Esta rica información permite desentrañar algunas claves de la experiencia del retorno.

Comenzando por los perfiles de la muestra, entre las personas entrevistadas, el 46% son varones14 y nueve de cada diez entrevistados/as son menores de 54 años de edad (con un tercio de menores de 35 años), por lo que la edad al retorno es relativamente joven. En este sentido y tomando en cuenta la perspectiva de Jauregui y Recaño (2014) en relación al efecto del ciclo de vida en el retorno, corresponde tanto a una etapa de la formación familiar que procura contar con el apoyo de una red familiar extensa o al deseo de estar junto a la familia, pero también motivada en la disolución de un matrimonio, o el deseo de cambiar de trabajo. Solo para una ínfima minoría puede vincularse al retorno con el período de retiro de la vida activa.

Los perfiles educativos de las personas retornadas entrevistadas son elevados (Figura 3): casi la mitad ha completado al menos estudios terciarios o universitarios (47%), es decir que exhiben niveles más elevados a los que relevara el último censo de población español entre los de argentinos residentes en España.

Figura 3. Distribución porcentual de personas retornadas por máximo nivel educativo alcanzado y sexo, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

Casi el 40% de los argentinos en España entre 20 y 65 años de edad (edades similares a la de los entrevistados), había alcanzado al menos estudios universitarios.15 Vale destacar, que al igual que lo que ocurre con la población argentina, los perfiles educativos de las mujeres son levemente superiores a los de sus pares varones. Mientras que un 64% de las mujeres retornadas posee al menos un título universitario, en el caso de los varones solo el 50% cuenta con formación superior.

Las razones para emigrar y para retornar

La literatura sobre migración internacional ha venido reconociendo de manera creciente la complejidad de las razones que impulsan a las personas (y sus familias) a tomar decisiones migratorias, tanto para emigrar como para retornar. Más allá de la obvia motivación a mejorar la calidad de vida en otro destino, (la cual ha estado tradicionalmente asociada a ventajas económicas), las decisiones migratorias con frecuencia involucran más de una razón y, solo en ciertas etapas del ciclo de vida, se toman de forma individual sin necesariamente involucrar de manera directa a otras personas. El género, la edad y el origen socioeconómico tienen, sin duda, un peso relevante a la hora de moldear estas motivaciones.  

En el caso las personas entrevistadas, los principales motivos que argumentaron para haber migrado a España por primera vez son bastante heterogéneos, siendo predominantes los laborales/económicos (33%). Sin embargo, siguen en orden de importancia como argumentos primarios la búsqueda de un nuevo estilo de vida (28%), el estudio (19%) y los de carácter familiar (18%).  Las razones vinculadas a un cambio en el estilo de vida y a la expectativa por tener nuevas experiencias caracteriza una orientación juvenil ya señalada en otras investigaciones (Esteban, 2015).

Estas razones principales de la migración difieren según el momento en el que se produjo la emigración. Entre quienes emigraron hasta el año 2003, es decir en pleno período de crisis, más de 6 de cada 10, lo hizo por motivos laborales y económicos como principal argumento. En cambio, a medida que la situación en la Argentina fue mejorando, esta razón fue perdiendo peso en detrimento de las razones vinculadas al estilo de vida o gustos (Figura 4).

Es interesante observar que no solo cambia la intensidad de la emigración a lo largo de los años, cuando comienza también a recuperarse la situación económica de la Argentina, sino que también simultáneamente se modifican los argumentos, aumentando el peso relativo de razones de estudio y para cambiar el estilo de vida.  

Vale destacar que existen también algunas diferencias de género en los motivos para emigrar. Básicamente los varones aducen con mayor frecuencia como motores de la migración a factores económico-laborales (38% vs. 26%) y, con menor frecuencia a los familiares (11% vs. 25%) (Figura 5). Sin embargo, varones y mujeres comparten con la misma intensidad la motivación de migrar para cambiar de estilo de vida: algo más de un cuarto de unos y de otras brindó esta respuesta como la principal razón para emigrar.

Estos resultados coinciden en parte con hallazgos cualitativos encontrados en la etapa exploratoria de la investigación. Allí argumentábamos que para los varones la falta de oportunidades, los estragos de la crisis económica, el

Figura 4. Principal razón para emigrar a España entre personas retornadas, según año de emigración, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

desempeño en empleos mal pagados, inestables o poco atractivos, o la falta de perspectivas profesionales eran las razones más frecuentemente esgrimidas, a diferencia de las mujeres. En el caso femenino, el querer encarar una nueva etapa luego de una separación, en el caso de las más jóvenes y sin hijos, o migrar para unirse con su pareja o reunirse con seres queridos, aparecían como motivos tan legítimos como el sentimiento de agobio a la hora de explicar la decisión de migrar. Los datos de la encuesta muestran que, sin embargo, varones y mujeres aducen de modo similar a motivos de estudio o a la búsqueda de otro estilo de vida, como razones que impulsaron la migración.

Las razones de la migración guardan cierto vínculo con el tiempo de estancia en España. Las personas que migraron por motivos familiares exhiben junto con quienes migraron en búsqueda de un cambio en el estilo de vida estancias de menor duración que quienes aducen como motivo situaciones económicas o laborales.

Las principales razones que aducen las personas entrevistadas para retornar son de naturaleza muy diferente, ya que predominan, tanto entre varones como entre mujeres, las de índole familiar (Figura 6). De este modo se refuta en parte la idea tanto neoclásica como de la Nueva Economía de la Migración Internacional (NELM) que la motivación del retorno se guía básicamente por factores económico-financieros (Cassarino, 2004 y 2008).  Se incluyen bajo la categoría razones variadas que incluyen el casarse (o divorciarse), la reunificación familiar, la presión de la familia para retornar, o la necesidad de venir a cuidar o asistir adultos mayores. Las más frecuentes fueron estar o reunificarme con mi familia, seguida de para estar con mi familia o porque me separé o divorcié.

Figura 5. Distribución porcentual de personas retornadas por motivos de la emigración según sexo, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

A estas razones le siguen en orden de importancia las laborales/económicas, con un mayor peso en el caso de los varones; y de estudio (ya sea haber completado los estudios en España, venir a completarlos a la Argentina o retornar a completar un entrenamiento), con mayor peso entre las mujeres. La nostalgia, el extrañar el estilo de vida argentino o el haberse sentido discriminado en España aparecen también como razones del retorno aunque en menor medida que las anteriores.

¿Existen regularidades entre las razones que motivan la migración y aquellas que promueven el retorno? ¿Pueden distinguirse categorías más frecuentes? Si bien es posible establecer 4 tipos principales, estos solo describen a la mitad de las personas entrevistadas. Estos cuatro perfiles más frecuentes son: alguien que migró por motivos económicos y regresó por motivos familiares (16%); quien emigró con la motivación de cambiar de estilo de vida y regresa también por motivos familiares (14%); el típico migrante por estudios, marcha y regresa con fines educativos (10%) y el que migra y regresa por motivos laborales (9%). Existen más allá de estos tipos muchos otros, lo cual da una indicación de la complejidad de las decisiones migratorias. El cruce de motivos de migración y de retorno también puede ser indicativo de los perfiles de las personas emigradas, así, por ejemplo, los principales motivos para retornar entre quienes emigraron con el propósito de cambiar de estilo de vida son los familiares. Entre estas personas la mención a dificultades laborales o económicas es muy infrecuente.

Figura 6. Distribución porcentual de personas retornadas por motivos del retorno según sexo, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

Un aspecto crucial del retorno es en qué medida la decisión fue voluntaria o forzada por las circunstancias (tanto en destino como en origen). Vale destacar que en la muestra nadie ha sido deportado o expulsado, por lo que son muy pocos los respondientes que indicaron que el retorno fue completamente involuntario (solo 8). Además de estos casos, uno de cada cuatro señaló que la decisión del retorno se había tomado por una mezcla de razones voluntarias e involuntarias. Ellos mayormente habían emigrado a España por motivos laborales y en menor medida para cambiar el estilo de vida.

Entre los que sostuvieron que su retorno no había sido completamente voluntario, hay claras indicaciones de que sintieron presiones para regresar y no porque hayan considerado que el propósito de la migración se hubiera completado (solo el 11%).  También entre estos retornados, el porcentaje que declaró haber tenido poco tiempo para preparar su retorno es más alto que entre quienes señalaron que su retorno fue completamente voluntario. De acuerdo con Cassarino (2004), estas personas serían las menos equipadas como para transitar exitosamente un proceso de reinserción en el país de origen.

Si bien entre quienes reportan que el retorno fue completamente voluntario, las razones más concretas indican que volvieron sin sentir grandes presiones (algunos hasta aduciendo que habían completado el propósito de su viaje) en otros casos, sus motivos podrían vincularse con deberes e imperativos morales o afectivos para el regreso (por ejemplo cuando se tiene que volver para brindar apoyo, compañía o asistencia a familiares adultos mayores). Estos aspectos denotan a las claras las enormes dificultades para identificar el carácter más o menos voluntario de las decisiones migratorias.

Trayectorias migratorias de los retornados

Conceptualizar los procesos de retorno implica el poder encontrar algunas regularidades, el no hallarlas o descubrirlas complejiza sin duda los marcos interpretativos de este fenómeno. Una pregunta clave sobre el proceso de retorno es si las trayectorias migratorias de quienes regresan comparten rasgos en términos de duración típica de la migración, sobre la complejidad de las migraciones (número de estancias en el exterior) o sobre la situación migratoria (si son los migrantes irregulares más proclives a regresar). La respuesta a estos interrogantes es que parece no existir un estilo típico de retornados en la Argentina. Por ejemplo, no se identifican duraciones típicas y si bien cuatro de cada diez personas pasaron menos de 2 años en España previo a retornar, lo cual se asocia con una migración de corta duración, prácticamente otro 40% pasó por lo menos seis años. Es más, al recortar la muestra en cuatro partes iguales se puede apreciar claramente esta variedad de circunstancias: un cuarto estuvo en España por un periodo de menos de un año, otro cuarto de un año a 3,5 años, otro cuarto entre 3,5 a algo más de 8 años y un último a más de 8 años.

Si bien la encuesta solo relevó información de personas que hubieran retornado a partir del año 2000, casi la mitad (46%) regresó entre el 2009 y el 2014, es decir que al momento de la encuesta llevaba viviendo en Argentina de 4 a 9 años. Este resultado no sorprende y es congruente con que retornaron a partir de la crisis económica. Sin embargo, esta es solo una parte de la historia, ya que no son nada despreciables las proporciones de quienes regresaron antes del 2008 (21%), o ya más recientemente, a partir del 2014 (33%), lo cual denota una elevada fluidez que indica al retorno como influido por múltiples factores.

Nótese que son pocas las personas que retornaron muy recientemente (9%) lo cual puede ser vinculado a un cambio de tendencia y a una menor propensión al retorno, evidenciada en los datos de variaciones residenciales descriptos anteriormente.

En las conceptualizaciones sobre el proceso migratorio de retorno es cada vez más difundida la idea de que el retorno como acontecimiento unilineal o una migración de regreso, se ha convertido en un mito del retorno o una ilusión del retorno (Cavalcanti y Parella, 2013). Basados en una perspectiva transnacional del proceso migratorio y tomando en cuenta la perspectiva de Cassarino sobre el retorno, éstos autores argumentan que entre las personas retornadas algunas mantienen vínculos con los países de origen y protagonizan procesos de retorno o bien migraciones pendulares con retornos transitorios.

Sin embargo, en el caso de los retornados argentinos la migración recurrente, o circular, parece no constituir un patrón frecuente, donde una elevada proporción debería haber declarado haber emigrado más de una vez. Sin embargo, este no parece ser el caso ya que la inmensa mayoría de las personas retornadas (83%) solo ha tenido una estancia fuera de la Argentina16 durante el período 1996-2018 (Figura 7). Un 10% adicional tuvo solo dos migraciones y el 7% restante, es decir una minoría es altamente móvil con 3 migraciones o más.

Probablemente debido los altos costos de instalación (incluyendo el transporte), retorno y reinstalación, la migración repetida a España no ha sido un fenómeno muy extendido; aunque esto no signifique que con frecuencia las personas retornadas mantengan fuertes vínculos y conexiones. De hecho, entre las pocas personas que emigraron más de una vez el destino principal fue España y solo un número pequeño de entrevistados tuvo como destinos Italia, Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, entre otros.17 

Figura 7. Distribución porcentual de personas retornadas por el número de estancias en el exterior, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

Contar con la ciudadanía europea sin duda provee importantes beneficios a los migrantes ya que no solo facilita los procesos de integración gracias al acceso pleno a derechos, sino que también permite realizar movimientos migratorios y estancias en la Unión Europea con una enorme libertad. A partir de esta realidad es que se indagó sobre el vínculo entre movilidad y posesión de ciudadanía entre los retornados de la muestra.

Vale comenzar indicando que un 30% de las personas entrevistadas disponían de una nacionalidad de la UE al momento emigrar, porcentaje que se incrementa a medida que pasa el tiempo y que continuará ascendiendo, para llegar al 51% en el momento de retornar a la Argentina. Sin embargo, en contra de lo que cabría esperar, el número de estancias en España no parece guardar relación con el hecho de disponer de la nacionalidad española (o cualquiera otra de la UE).

De hecho entre la pequeña proporción de quienes repitieron estancias en España el porcentaje que cuenta con alguna ciudadanía de la UE es  muy poco superior al de quienes efectuaron solo un movimiento migratorio (54% vs. 50%); por lo cual esta diferencia no llega a ser estadísticamente significativa.18 

Contar con pasaporte de la UE al momento de la primera migración tampoco guarda relación con la duración de la primera estancia en España.  A pesar de que contar con dicho pasaporte facilita una migración de más larga duración, quienes contaban con este recurso no tuvieron estancias más largas de quienes no (solo fueron en promedio un mes y medio más largas que las de quienes no tenían ciudadanía).

La temporalidad de los proyectos migratorios

La encuesta TEMPER indagó sobre un aspecto poco estudiado en la migración internacional y el retorno: las relaciones existentes entre el tiempo deseado o planeado de la migración con la duración efectiva de la estancia.  Como ocurre con muchos propósitos en la vida, no siempre los planes se corresponden con la realidad y los proyectos migratorios iniciales no son una excepción.

Los planes emigratorios de las personas entrevistadas eran variados, por un lado, algo más de un tercio (35%), planeaba quedarse menos de un año y dentro de este grupo algunos consideraban quedarse menos de 3 meses. Alrededor de 3 de cada 10 proyectaba quedarse más de un año pero no de manera definitiva. Quienes tomaron la decisión de emigrar como un plan más definitivo, es decir planeaban quedarse en forma permanente en España eran el 21% y un porcentaje más pequeño emigró sin ninguna perspectiva temporal (Figura 8).

Previo a contrastar los planes de las personas entrevistadas con lo que culminó ocurriendo, debe destacarse que, como es de esperar, las duraciones previstas varían considerablemente de acuerdo a los principales motivos esgrimidos para emigrar. Quienes emigran para cambiar de estilo de vida son mucho más proclives a planear estancias muy cortas, de hecho un elevado porcentaje planeaba quedarse menos de 1 año, lo que es coherente con la duración inicial de los permisos por estudios que se conceden.  

Por el contrario, entre quienes migran por motivos económicos, sus respuestas se concentran con mayor frecuencia en no tener una idea clara sobre la duración de la migración y entre los que aspiraban a quedarse para siempre. Estas respuestas son también congruentes con proyectos migratorios que implican un grado alto de incertidumbre.

Entre los que migraron por motivos familiares, en cambio, lo más habitual no es esperar una migración permanente a España sino una de larga duración (más de un año), pero no para siempre.

Comparando los planes originales con lo que efectivamente ocurrió puede constatarse la labilidad de los proyectos emigratorios iniciales. Se dan dos situaciones claramente opuestas: por un lado, la de aquellos que habiendo querido quedarse a vivir en España finalmente no lo hicieron (al menos por ahora) y la de quienes esperaban residir por un período corto y terminaron quedándose mucho más tiempo de lo previsto.

Figura 8. Distribución porcentual de personas retornadas por duración esperada de la última estancia en España, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER

Por un lado, obviamente ese 21% de personas que tenía planes de estancia permanente en España y retornó no pudo (¿por ahora?) cumplir ese proyecto. Entre estas personas varias retornaron antes de cumplir los 5 años de residencia en España. Por otro lado, para muchos de quienes no tenían intenciones de permanecer y planeaban estadías cortas, sus estancias terminaron alargándose bastante más de lo proyectado inicialmente. De hecho, solo un 24% vivió en España por menos de un año, a pesar de que el 34% tenía la intención de quedarse por menos tiempo al momento de emigrar.

La discordancia entre planes y realidades puede apreciarse en las siguientes situaciones. Algunas situaciones extremas así lo demuestran: las 14 personas que esperaban residir en España menos de 3 meses terminaron quedándose por un promedio de alrededor de 4 años. Para quienes planeaban quedarse más de 3 meses y menos de un año, el promedio que permanecieron fue de 5 años, y entre quienes planeaban un tiempo mayor a un año, pero no toda la vida, la duración media fue casi de 7 años.

El proceso de reintegración al mercado laboral

Un aspecto crucial en las experiencias de retorno se refiere a los procesos de reintegración económica. Como se señalara en la introducción, éste fue uno de los temas que concitó gran interés en los estudios de retorno en la región. Los interrogantes giran en torno a determinar en qué medida la experiencia emigratoria y del retorno mejora o penaliza la inserción laboral. Responder a este tipo de interrogantes no es sencillo por los requerimientos metodológicos para hacerlo, incluyendo los procesos de selectividad tanto migratoria como retorno implícito y la determinación de grupos de referencia (control) para efectuar las comparaciones.

En este trabajo no pretendemos establecer en qué medida el retorno favorece la inserción laboral vis-à-vis quienes no emigraron19 sino explorar en términos muy generales los procesos de descalificación/calificación intrínsecos en la emigración a España y en el retorno a la Argentina.

En el año en que las personas entrevistadas decidieron retornar, la mayoría se encontraba trabajando: 84% entre los varones y 74% entre las mujeres. Solo un 5% de los varones no trabajaba ni estudiaba, mientras que entre las mujeres este grupo era algo más numeroso, el 13%. Alternativamente un 11% de varones y un 14% de mujeres se dedicaban a estudiar el año que regresó.  

Al momento de la encuesta el porcentaje de ocupados es superior al de antes de volver de España (94% en el caso de los varones y 82% en el caso de las mujeres). Sin embargo, los datos sugieren que la integración plena al mercado de trabajo argentino requiere al menos un tiempo, ya que el porcentaje de personas que no trabajaba al momento de la entrevista entre quienes llegaron hacía menos de un año era del 29% mientras que entre quienes ya llevaban más tiempo en el país es considerablemente inferior.

Como se indicó al inicio las personas retornadas son en gran medida trabajadores calificados y esto se pone claramente en evidencia en la calificación de la ocupación que desarrollaban el año anterior a retornar de España: solo el 27% de los encuestados tenía un trabajo manual de baja destreza o calificación (Figura 9). Sin embargo, durante la etapa de inserción laboral inicial se detecta una situación clásica ya señalada en la literatura. Al incorporarse por primera vez en el mercado de trabajo español, las y los inmigrantes experimentan un proceso de descalificación laboral (movilidad ocupacional descendente), es decir aceptan empleos de una calificación inferior a los que desarrollaban en sus países de origen (Chiswick, 1978; Chiswick, Lee y Miller, 2006). Esteban (2017) empleando datos de la Encuesta Nacional de Inmigración (2007) relevados en España, ya lo había mostrado para los argentinos.

Mientras que el 73% de los retornados de TEMPER tenían un trabajo no manual calificado en Argentina antes de viajar a España, la proporción disminuyó al 48% una vez que llegaron a España. Con el tiempo, algunas personas accedieron a trabajos de mayor calificación, aunque, de todos modos, el porcentaje de no manuales calificados en España no alcanzó el mismo nivel que antes de la migración. En efecto, el porcentaje de trabajadores en ocupaciones con esa calificación, aumenta entre el primer empleo en España y el último del 48% al 61%. Una vez en Argentina, los retornados experimentan un proceso de movilidad ascendente, y el porcentaje se incrementa a un 83%.

La matriz de transición ocupacional (no se muestra en gráfico) indica que casi un tercio de las personas entrevistadas experimentan una movilidad ocupacional en términos de calificación descendente en su entrada al mercado de trabajo español y que, durante su estadía en España, solo el 17,5% logra mejorar su acceso a ocupaciones de mayor calificación que las de su entrada.

Vale destacar que, en la actualidad, el 66% de los encuestados ocupados son asalariados, mientras que el tercio restante son mayormente cuentapropistas y en menor medida patrones. La mayoría de estos trabajadores en relación de dependencia consideran que tienen un perfil de calificación adecuado para la labor que desempeñan, siendo solo un 11% quienes se consideran sobre calificados-as. A pesar de ello, casi un tercio sostiene que se encuentra insatisfecho con su salario (34%), y el descontento es mayor aún entre las mujeres.  En el caso de los trabajadores independientes, algo menos de la mitad afirma que desarrolla su actividad por opción o preferencia, aunque casi una proporción similar sostiene que lo hace también debido a la falta de otras opciones.

Figura 9. Personas retornadas ocupadas clasificadas por calificación de la ocupación en distintos momentos de la trayectoria migratoria, 2018


Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

Las intenciones re-emigratorias: aspiraciones y realidades

En la mirada sobre retorno migratorio prevaleció la idea del volver a casa como un cierre de un ciclo migratorio (Gmelch, 1980) y no necesariamente se lo asoció a la posibilidad de que sea un evento en trayectorias de movilidad más complejas. De hecho, la imagen del retorno como el movimiento de emigrantes de regreso a sus países de origen para reasentarse, sigue siendo muy poderosa. Sin embargo, en la literatura especializada es cada vez más aceptada la visión de que el retorno no es un evento singular y que muchas de las personas que regresan voluntaria e involuntariamente volverán a emigrar posteriormente, ya sea al país de acogida anterior o a alguno diferente.

Aquí se mostró que si bien entre las personas retornadas entrevistadas quienes efectuaron más de un movimiento migratorio son significativamente menos que las que emigraron y retornaron solo una vez, nada indica que sus aspiraciones migratorias hayan cesado, especialmente en la población más joven. Tampoco significa que todos aquellos que retornaron prefieran residir en la Argentina y no en otro/s país/es. Tal es así que ante la pregunta de si preferirían residir en la Argentina o en el exterior en los próximos cinco años, seis de cada diez, eligió el exterior (siendo esta preferencia aún superior entre quienes retornaron más recientemente) (Figura 10).

En parte estas preferencias pueden vincularse con que muchas de las personas retornadas se sintieron cómodas residiendo en el exterior, en particular en España. Al respecto se indagó sobre si se habían sentido “como en casa” cuando residieron en España y el 80% en el primer caso y 85% cuando el país de referencia es el propio, respondió afirmativamente. Esta afinidad que sienten los retornados con la vida que pasaron en España es un signo muy característico de esta migración y de cierta afinidad cultural entre ambos países.

Sin embargo, la asociación entre preferencias y emigración efectiva constituye una falacia. Es importante distinguir, como señala la literatura, entre las aspiraciones de migrar y la realidad de hacerlo (Carling y Schewel, 2018) particularmente en el caso de un país como Argentina, en donde recurrentemente la aspiración a emigrar es elevada. Durante las épocas de crisis se instala muy fuertemente en los medios de comunicación no sólo la idea de país inviable sino además la idea de la emigración como estrategia de sobrevivencia individual y familiar. Es decir, se efectúa una equivalencia entre el aspirar a emigrar al exterior y el efectivamente hacerlo, algo que como se mostrará dista mucho de ser así.

Figura 10. Distribución porcentual de personas retornadas clasificadas por su preferencia a residir en Argentina o en el exterior, 2018

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

Un acercamiento a estas diferencias es mediante una pregunta que indaga no solo por la preferencia a querer vivir en el exterior o la aspiración a emigrar, sino también que evalúe la probabilidad real de emigrar dentro de un intervalo temporal determinado (en los próximos dos años). La encuesta incluyó una pregunta sobre cuán probable sería emigrar en los próximos 2 años.

Si bien seis de cada diez retornados/as respondieron que preferirían residir o trabajar en el exterior, el porcentaje que sostiene que es muy probable que ocurra de aquí a 2 años es del 17% y algo probable un tercio (Figura 11). Esto significa que para la mitad la inclinación es solo una preferencia, hasta un deseo, pero con pocos visos de poder efectivizarse.  Vale destacar que las personas que formaron parte de la muestra de la Encuesta TEMPER sin experiencia migratoria fueron mucho menos proclives a preferir vivir o trabajar en el exterior.

Figura 11. Distribución porcentual de personas retornadas que manifestaron preferir residir en el exterior por cuán probable consideran que emigrarán de aquí a 2 años, 2018


Fuente: Elaboración propia sobre la base de Encuesta TEMPER.

También es de destacar que si bien el deseo de emigrar es algo mayor entre varones que entre mujeres (66% vs 58%), la evaluación sobre la probabilidad de que vaya a ocurrir, no varía entre sexos, aunque sí con la edad, siendo las personas de hasta 34 años las que responden en mayor proporción que es probable que vuelvan a emigrar en los próximos 2 años.

Para terminar, ¿Se abre un nuevo ciclo emigratorio?

Si bien la llegada de argentinos a tierras españolas implosionó a comienzos del nuevo milenio, tiene raíces profundas expresadas en cuantiosos flujos migratorios a lo largo del tiempo. Los datos de esta encuesta aportan textura a las explicaciones de la migración y del retorno y, al mismo tiempo, abren interrogantes sobre los comportamientos a futuro.

Un primer resultado es que, si bien el motivo laboral y/o económico es el más frecuentemente aludido, su incidencia es considerablemente más baja a la pregonada por modelos neoclásicos o de la Nueva Economía de la Migración Internacional (NELM) sobre los procesos migratorios. En este sentido, el repertorio de razones que impulsaron a los argentinos y argentinas a emigrar a España fue considerablemente vasto y complejo. Si bien todos estos motivos pueden concebirse como una búsqueda para mejorar la calidad de vida, involucra además de a las razones económicas y las motivaciones familiares y de estudio, a otras relacionadas con un afán por cambiar estilos de vida.

Las intenciones iniciales, como es lógico esperar, con frecuencia pueden verse alteradas por aspectos muy concretos, como la posibilidad de consolidar una inserción laboral en el lugar de destino. En efecto, si esta integración inicial se trunca y se entra en una espiral de trabajos inestables o mal pagos, la pretensión de alcanzar una estabilidad y posibilidad de crecimiento se ve sin duda frustrada.  De hecho, a nivel de la opinión pública, la explicación más extendida asocia el retorno de argentinos desde España con las consecuencias de la crisis internacional en el mercado de trabajo español. Sin desmerecer la relevancia de este factor, la decisión de retorno también es compleja, acompañada por otras razones de carácter afectivo-emocional.

En efecto, la encuesta TEMPER muestra que son los motivos familiares los que se declaran con mayor frecuencia como la principal razón de retorno, siendo la segunda razón la económica/laboral. Como era de esperar, los varones aluden con mayor asiduidad que las mujeres a razones de índole económica tanto para emigrar como para retornar (Cerrutti y Maguid, 2016).

La labilidad de los proyectos migratorios, con importantes derivaciones para los estudios de la migración internacional se exhibe en el débil vínculo entre la temporalidad esperada de la migración y sus tiempos reales. Los datos TEMPER permiten establecer empíricamente este aspecto poco explorado de la migración, mostrando para la mayor parte de las personas entrevistadas un desajuste entre expectativas y realidades del proceso migratorio. Este desajuste ocurre tanto debido a que extienden sus estancias más allá de lo planeado o a que regresan aun habiendo emigrado con expectativas de un asentamiento permanente.

Por último, otro resultado intrigante, que merece un análisis con mayor profundidad es que, si bien la mayoría de las personas entrevistadas declaraban sentirse satisfechas o muy satisfechas con sus vidas, seis de cada diez preferiría residir en el exterior, y alrededor de un tercio considera que será algo probable que ello ocurra dentro de los próximos dos años.

Estas respuestas en alguna medida son consistentes con los datos españoles que exhiben un repunte en el saldo migratorio de argentinos en España. Al deterioro de la economía Argentina que comenzó a evidenciarse claramente a partir el año 2017 se sumaron los efectos recesivos de la pandemia COVID-19 a nivel internacional y más recientemente la incertidumbre sobre los coletazos e impactos globales de la invasión rusa en Ucrania.

Ante esta situación se replican los mensajes ya emitidos recurrentemente en períodos críticos sobre la masiva emigración argentina al exterior.20 Sin embargo es sabido que las propensiones o deseos  de emigrar se incrementan en momentos de crisis, lo cual lo evidencian las encuestas de opinión en otros contextos internacionales. De hecho, América Latina es una región en la que el deseo de emigrar ha sido tradicionalmente alto. Sin embargo, como pudo evidenciarse, es muy clara la realidad de que no emigran los que quieren sino los que quieren y que además cuentan con los recursos necesarios (no solo económicos sino también de documentos habilitantes, redes sociales migratorias, etc.). Es decir que existe una diferencia muy básica en manifestar, el gusto o la expectativa por vivir en otro país y las reales posibilidades de concretarlo.

A la par, el escenario internacional ha experimentado cambios notables y poco tiene que ver con el generado a comienzos del nuevo milenio. A los procesos de inmovilidad generados por la pandemia le sigue un escenario incierto en materia de políticas migratorias de los principales países receptores de migración, en un contexto de un aumento significativo en el número de migrantes involuntarios en Europa. El futuro de la emigración argentina es sin duda incierto. Hoy más que nunca el contar con capital social y financiero parecen condiciones imprescindibles para emigrar, por lo que el incremento reciente en el número de argentinos en España probablemente constituya una contracorriente conformada por quienes cuentan con dichos recursos. Habrá que esperar unos años para poder dimensionar si se está frente a un significativo incremento de la emigración o si dado el contexto, se entrará en una etapa de mayor movilidad con carácter recurrente.

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Notas

1 Para una conceptualización sobre sistemas migratorios ver Fawcett (1989) y Kritz, Lean Lim, and Zlotnik (1992).

2 Sobre la emigración de Argentinos a España ver Lattes y Oteiza (1986), Oteiza (1996), Cacopardo, Maguid y Martinez, (2007), Jensen (2004), Esteban y Actis (2011), Esteban (2015), Calvelo (2008 y 2011), Rivero y Navarro Contincello (2021), Luchilo (2011), Cerrutti y Maguid (2011).

3 Vale de todos modos enfatizar que el campo de estudios migratorios en Argentina se ha focalizado fundamentalmente en los procesos inmigratorios.

4 Ver Agadjanian, Gorina y Menjıvar, 2014; Carling y Bivand Erdal, 2014; Cassarino, 2004, 2008, Dustmann y Kirchkamp 2002, Dustmann y Weiss, 2007, entre otros.

5 Ver Herrera (2005, 2008, 2012, 2013), Herrera y Pérez Martinez (2015), Hinojosa Gordonava (2008), Parella Rubio, 2012, Solé y Parella, 2005, Parella Rubio, 2007; Cerrutti y Maguid (2010); Cerrutti, Maguid y Binstock, (2013)

6 Al respecto, Martinez Pizarro y Orrego Rivera (2016) muestran la diversidad de definiciones de migración de retorno empleadas por distintos autores: algunas lo incluyen dentro de procesos más amplios de circularidad, otras como regreso al lugar de origen o al lugar de residencia habitual, mientras que otras incorporan la dimensión temporal.

7 Como la posesión o no de ciudadanía española, el sexo y grandes grupos de edad.

8 La principal limitación de estas estadísticas es que no todos los retornados se dan de baja en el Padrón Municipal. No obstante, a partir de 2006 se incluyen las bajas por caducidad dadas a aquellos extranjeros no comunitarios sin autorización de residencia permanente, que no hubieran renovado su inscripción al padrón cada dos años. Otra importante limitación de estos datos es que para la mayoría de los casos se desconoce el destino de quienes dejan de residir en España, aunque tomando en cuenta a quienes sí lo declararon, la mayoría retornó a la Argentina.

9 Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea, para el periodo 2014-2018 (grant agreement no. 613468).

10 La encuesta fue consensuada entre todos los equipos de investigación.En la Argentina la encuesta fue relevada con la coordinación de Marcela Cerrutti y Alicia Maguid.

11 Además de los contactos provistos por un amplio número de personas de diversos ambientes socioculturales, se emplearon las redes sociales (principalmente Facebook) para identificar retornados y proponerles entrevistarlos.

12 De todos modos, existen recaudos para procurar minimizar los sesgos que normalmente acompañan este tipo de muestreo. El más importante de estos sesgos que debe ser evitado es el de sobremuestrear una red particular de pares y el de incluir a retornados de una misma familia de origen o procreación. Para no producirlos, se establecieron criterios claros para no considerar familiares y limitar el número de casos de conocidos de cada respondente .

13 Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2002 y 2019; España, Instituto Nacional de Estadística, Padrón Municipal 2002 y 2021

14 Este porcentaje es levemente inferior al porcentaje que se observa entre los argentinos residentes en España (50%), de acuerdo a los datos del Padron Municipal de España en 2018, INE (www.ine.es)

15 Dado que no es posible afirmar que la muestra a retornados TEMPER sea representativa, tampoco es correcto aseverar que existe un proceso de selectividad educativa positiva en el retorno.

16 Se entiende estancia una residencia cuya duración es de 3 meses o más.

17 El número de estancias (no de personas) en otros países que no son España suman en total 15.

18 Debe alertarse sobre los límites de esta aseveración ya que los casos están censurados a la derecha, por un lado, y tampoco contamos con datos similares entre migrantes argentinos actualmente en España (pude ser que quienes tienen la nacionalidad sean más proclives a quedarse en España que a retornar y migrar repetidamente).

19 Si bien no será parte del presente artículo, vale indicar que la Encuesta TEMPER contó con un diseño adecuado para el estudio de los impactos de la migración y del retorno, mediante un diseño metodológico quasi-experimental La muestra contempla para cada persona retornada un par sin niguna experiencia migratoria. Este par comparte características de entorno socioeconómico de origen (y de ser posible familiar). Para ello se encuestó hermanos-as o primos-as de retornados sin experiencia migratoria de similares edades y sexo. Cuando esto no fue posible se aparearon los casos mediante otros proxies, como el nivel de educación de los padres y el lugar de residencia a los 15 años. De este modo se contó con una muestra de casos comparables pero sin experiencia migratoria. Esta información permite una aproximación más controlada a la medición de los efectos de la migración y el retorno tanto en logros educativos como ocupacionales.

20 A modo de ejemplo, a mediados del 2021 numerosos medios dedicaron particular interes en notas sobre una nueva “oleada” emigratoria, a continuación se presentan algunos ejemplos: Emigraron a Brasil y ayudan a quienes buscan radicarse: “Los argentinos que vienen son de clase media y están desesperados” 23 de julio, Infobae; Vendía churros en la estación de Lomas, tuvo restaurantes, lo secuestraron y emigró: hoy es chef en un hotel 5 estrellas de Mallorca, Infobae 27 de agosto; La Diaspora Argentina: como transformar una tierra de promesas en una patria expulsadora, Infobae 7 de noviembre; El 70% cree que el país empeorará en diez años y preferiría irse a vivir afuera, Clarín octubre; La emigración argentina a Israel creció en lo que va del año un 48%, Son argentinos y emigraron a Hungría en busca de estabilidad económica: “No vinimos para hacernos ricos, sino para poder ahorrar”, 1 de agosto, Infobae.