DOI: http://dx.doi.org/10.19137/pys-2021-280104

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DOSSIER

 

Caracterización sociodemográfica y ocupacional de la migración reciente a la Ciudad de Buenos Aires

Socio demographic and Occupational Characterization of Recent Migration to the City of Buenos Aires

 

Rosana Martínez
Dirección General de Estadística y Censos,
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
Argentina.
rosana_m6@yahoo.com.ar

Elizabeth Carpinetti
Dirección General de Estadística y Censos,
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,
Argentina.
lizcarpinetti@yahoo.com.ar

 

Resumen: Hacia mediados del siglo XX la composición de la migración internacional que ingresa al país comienza a ser mayoritariamente de procedencia limítrofe y del Perú y a lo largo de las subsiguientes décadas se ha ido feminizando. En la última década este patrón se enriqueció con el arribo de migrantes senegaleses, dominicanos y, particularmente colombianos y venezolanos. En base a datos de la Encuesta Anual de Hogares de la Ciudad de Buenos Aires del año 2018 se analizan las características demográficas básicas y ocupacionales, así como los ingresos laborales.

Palabras clave: Migración regional; Características socio-ocupacionales; Venezolanos; Colombianos

Abstract: Towards the mid twentieth century, the international migration to the country is mainly from bordering countries and Peru, and throughout the subsequent decades it becomes more and more feminized. In the last decade, this pattern was enriched by the arrival of Senegalese, Dominican and particularly Colombian and Venezuelan migrants. Based on data from the 2018 Buenos Aires Annual Household Survey, we analyze basic demographic and occupational characteristics as well as wages income.

Keywords: Regional migration; Socio-occupational characteristics; Venezuelans; Colombians

 

Introducción

Los movimientos migratorios tienen un impacto directo sobre la dinámica de la población de un país, en su crecimiento demográfico total y sobre el crecimiento diferencial de sus unidades geográficas internas. Diferenciar cual es el papel que ha jugado este componente en el proceso es decisivo para comprender las tendencias pasadas, como para proyectar el futuro crecimiento demográfico. Asimismo, conocer la composición e inserción de los flujos que llegan a una determinada jurisdicción como la Ciudad de Buenos Aires, resulta de interés dado su transcendencia social, económica y política.
Las asimetrías y diferencias estructurales entre los países, las crisis económicas y políticas-institucionales, así como la conformación de distintos tipos de redes son algunos de los factores,  que explican la movilidad y asentamiento de personas en un país distinto al de origen, enfrentando en  muchos casos oportunidades diferenciales en el acceso al trabajo asociadas al desarrollo desigual que lleva a que los trabajadores migrantes se incorporen en determinados nichos productivos generalmente en inferioridad de condiciones laborales respecto a la población nativa.
En Argentina hacia mediados del siglo XX se produce un cambio en la composición de la migración internacional que ingresa al país que comienza a ser mayoritariamente de procedencia limítrofe y adquiriendo relevancia más tarde la proveniente del Perú, contingentes que a lo largo de las subsiguientes décadas se han ido feminizando. No obstante, en la última década este patrón se ha ido enriqueciendo con el arribo de migrantes de origen no limítrofe, particularmente del resto de la región como colombianos y venezolanos que adquieren gran dinamismo en los flujos recientes.
El trabajo se propone realizar un seguimiento de las características demográficas básicas y ocupacionales tanto de los inmigrantes internos y de países limítrofes a la Ciudad de Buenos Aires, como uno de los principales destinos, particularizando a su vez el análisis en el arribo de los nuevos contingentes provenientes de los países de la región que adquieren relevancia en forma reciente y la calidad de su inserción laboral. Se espera aportar una descripción del proceso migratorio actual y de las características de los migrantes que llegan en este período según su procedencia.

Metodología

Se presenta un abordaje descriptivo y cuantitativo con el objetivo de caracterizar la población migrante residente en la Ciudad de Buenos Aires utilizando como principal fuente de datos la Encuesta Anual de Hogares que releva la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta encuesta permite contar con estimaciones para el total de la ciudad así como para unidades político-administrativas y espaciales menores como son las 15 comunas en que se divide la ciudad y a nivel de zonas (norte, centro y sur) que resultan del agrupamiento de las comunas. Por tratarse de un relevamiento puntual la encuesta permite analizar el stock de sobrevivientes de movimientos migratorios previos a la captación de la información que no han fallecido ni vuelto a migrar.
Para este artículo se procesó información de la Encuesta Anual de Hogares (EAH) del año 2018, si bien no es una fuente de información diseñada específicamente para examinar el fenómeno migratorio, sus características muestrales y periodicidad posibilitan examinar las procedencias y características de la población inmigrante que reside en la ciudad y es un insumo a utilizar en los períodos intercensales. Los datos se presentan para el conjunto de la ciudad y a nivel de zona cuando se analiza la distribución de la población en el territorio según origen.
Se consideró oportuno caracterizar los últimos contingentes migratorios provenientes de Venezuela y Colombia dada su magnitud, la migración limítrofe que se presenta junto con los oriundos del Perú, el resto de la migración externa y también la migración interna de modo de poder contrastar las características de la población migrante externa e interna con la población nativa de la ciudad. Asimismo, cuando se analiza la migración reciente, que refiere a la migración que arribo a la Ciudad (lugar de destino) los últimos 5 años antes de realizarse la encuesta, la categoría Ciudad de Buenos Aires permite dar cuenta de la migración de retorno a la ciudad.
Dada la composición diferencial por edad de los contingentes considerados producto de la dispar antigüedad en la residencia en la ciudad, para el análisis de la inserción en el mercado de trabajo, y específicamente de la condición de actividad y ocupación, se estandarizaron las tasas según la estructura por edad de la población nativa de CABA con el objetivo de controlar las diferencias en sus estructuras etarias que impactan en sus niveles y en la comparación entre los distintos orígenes.
Por otra parte, para dimensionar las variaciones en el volumen de población no nativa de la ciudad y el crecimiento en particular del número de personas provenientes de otros países latinoamericanos no limítrofes, se explotaron los datos provenientes del último Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda (2010). El número de permisos de residencias tramitados por venezolanos y colombianos también contribuyeron a dar cuenta del aumento en los arribos de estos contingentes en el último periodo.
Se procedió a caracterizar a la población de acuerdo a la procedencia y antigüedad migratoria, sus características demográficas estructurales como el sexo y la edad, el nivel educativo, la calificación laboral, categoría ocupacional, rama, su nivel de inserción a través de las tasas de actividad económica, ocupación y subocupación, la percepción de aportes jubilatorios y por último el ingreso laboral promedio para dar cuenta de la inserción en la esfera distributiva.

Contexto regional

La migración internacional ha constituido un aspecto esencial de la historia de América y a nivel regional se han diferenciado grandes etapas migratorias de la región. Se ha distinguido una primera etapa asociada a la conquista que llega hasta la independencia, caracterizada por la incorporación de población procedente de las metrópolis europeas y esclavos traídos de África que aseguraron la explotación de los productos coloniales. Una segunda etapa que abarca desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del siglo XX marcada por una gran corriente emigratoria europea interna e internacional donde la movilidad de capitales tuvo su correlato con la movilidad poblacional. Mientras Europa avanzaba en la transición demográfica se produce un importante desplazamiento de población que se dirige especialmente al sur del continente americano formando parte del proceso de internacionalización económica que se extiende hasta las primeras décadas del siglo XX. Una tercera etapa que abarca desde la gran depresión económica de 1930, cuando muchos países limitan el ingreso de migrantes hasta promediar la década de 1960, caracterizada por los desplazamientos internos de la población hacia las grandes metrópolis donde asume mayor peso la migración regional y fronteriza dentro de la internacional. La migración interna de cada país se complementa con un gran dinamismo de las migraciones al interior de América Latina, etapa que desde una perspectiva económica se caracteriza por el pasaje de un modelo económico regional predominantemente agroexportador a otro donde sobresale el desarrollo industrial. Y por último una cuarta fase que opera a partir de fines del siglo XX cuando el saldo migratorio de la región es negativo y el panorama migratorio regional y los flujos emigratorios apuntan hacia los Estados Unidos y los países desarrollados (Pellegrino, 2003)
En un contexto heterogéneo entre los distintos países, a partir de la segunda mitad del siglo XX y hasta promediar la década del 1970, los países de la región experimentaron un alto crecimiento económico y de su población, pero el crecimiento económico no llegó al nivel registrado en los países industrializados. Las ciudades latinoamericanas crecieron con un ritmo intenso y varias de ellas se colocaron entre las más grandes del mundo, pero manteniendo la inequidad en la distribución del ingreso, rasgo histórico de la región. En ese contexto Venezuela tuvo ventajas comparativas asociadas al aumento del precio del petróleo, la fortaleza de su moneda frente al dólar y el pleno empleo atrajeron inmigrantes profesionales y trabajadores especializados, los ahorros de los inmigrantes se multiplicaban en las remesas dirigidas a sus países de origen. La población oriunda de países latinoamericanos se triplicó entre los censos de 1970 y 1980 (Pellegrino, 2003). Avanzada la década de 1970 cae el precio del petróleo y las consecuencias de la deuda externa llevan a una baja del producto bruto interno por habitante, cae el nivel de vida de los sectores medios y se produce un incremento generalizado de la pobreza e indigencia, el desempleo y la informalidad laboral (Melella, 2014).
Se despliegan también en la región otras migraciones vinculadas a la violencia política, y países como Costa Rica empiezan a concentrar refugiados y poblaciones desplazadas, esencialmente provenientes de países centroamericanos.  Las migraciones intrarregionales se interrumpen en la década de 1980, y las corrientes dirigidas hacia Venezuela y Argentina se estancan.
A partir de la década de 1990, los procesos migratorios se desarrollaron en un contexto de aplicación de políticas neoliberales, crisis económica y globalización en donde los inmigrantes no eran primordiales.
A nivel regional los procesos de reestructuración económica y el ajuste estructural impactaron en la calidad de vida de la población aumentando el empobrecimiento y la desigualdad social.
La emigración intrarregional ha sido el rasgo dominante de la migración internacional en América Latina a contar desde la segunda mitad del siglo XX.
Destaca en el panorama migratorio regional del nuevo siglo la intensificación de la migración dentro de la región (2000-2010), evidenciada de modo general por los censos, cuya expansión está asociada a la sostenida emigración desde algunos países tradicionalmente emisores, pero con nuevos destinos, como la llegada de haitianos a América del Sur y la emigración venezolana reciente, que representan una situación nueva para los países (CEPAL, 2019)
Otro aspecto llamativo de la migración en los países de América Latina en su conjunto es el peso de la población inmigrante respecto de la población total, que no llega a superar el 10%.
En el Cuadro 1se presentan los países que en 2010 registraron el mayor peso de inmigrantes, donde se puede observar la importancia de la migración reciente en algunos de ellos como Paraguay, Panamá y Chile donde representan más del 60% del total de migrantes (79,6%; 69,7% y 61,9% respectivamente), a diferencia de Argentina donde apenas alcanzan el 27,3%.
Una característica de la dinámica migratoria en la región es el intercambio poblacional entre países limítrofes que frente a las restricciones vigentes que incluso generan disuasión de los flujos hacia los países del norte (González y Fazito, 2017), se dinamiza con tratados regionales como el Acuerdo sobre Residencia para Nacionales de los Estados Partes del Mercado Común del Sur Mercosur del 2002, en que se incluyen algunos Estados asociados y otros países que han adherido posteriormente, con el que se busca facilitar la movilidad y la residencia de las personas en este espacio geográfico.
Entre los países seleccionados destaca el peso de los inmigrantes fronterizos en República Dominicana, Costa Rica y Argentina que superan el 70% en el total de migrantes externos, en tanto que entre los migrantes recientes solo en Argentina aumenta el peso de los fronterizos (en comparación con el total de migrantes) lo que confirma su alto grado de atracción migratoria regional que ha sido histórica, mientras que en todos los demás países seleccionados el peso disminuye.
Respecto a la composición por sexo en la migración total todos los países muestran un patrón feminizado excepto República Dominicana. No obstante, en la migración reciente la femineidad disminuye en todos los países con excepción de Panamá y República Dominicana, que en este último caso sigue mostrando un mayor peso masculino. En Panamá las mujeres siguen teniendo más preponderancia y en comparación con los demás países presentados en el Cuadro 1 registra el mayor nivel de feminidad de la región.
Si se analiza el peso de la población activa en el total de inmigrantes externos, Chile muestra el mayor porcentaje de activos (79,3%), aunque hay que considerar la incidencia del envejecimiento poblacional entre los contingentes migrantes dado que los países tienen diferentes procesos históricos, y que además en el total de migrantes suelen estar presente los miembros familiares que migran con posterioridad. La situación de Argentina muestra el alto protagonismo de la migración histórica mientras que en la migración reciente el peso de los activos es mayor.

Cuadro 1. Características de los inmigrantes externos totales y recientes. Países seleccionados 2010

Fuente: Elaboración sobre la base de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Observatorio Demográfico, 2018 (LC/PUB.2018/25-P), Santiago, 2019.

 

Hay que considerar que la información analizada corresponde a la ronda censal de 2010 donde muchos de los flujos migratorios que se analizan en este trabajo aún no habían adquirido la relevancia que tienen en la actualidad, lo que se pondrá de manifiesto en la próxima ronda censal.
Datos sobre Venezuela publicados por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM, 2018) dan cuenta de que ha habido un incremento de los flujos dirigidos hacia Argentina que entre enero y abril del año 2018 duplicaron las entradas y triplicaron los saldos respecto al mismo período del 2017. Los primeros cinco meses del 2018 (enero a mayo) arrojaron un saldo migratorio de 35.000 venezolanos en el país.
Como se mencionó, Argentina aplica a los ciudadanos venezolanos y colombianos el Acuerdo de Residencia para los Nacionales de los Estados Parte y Asociados del Mercosur facilitando el acceso a los permisos de residencia (temporal y permanente). Entre 2014 y 2017 el número de permisos de residencias otorgados a venezolanos pasó de 2.626 a 31.167. Los últimos datos recopilados por el ACNUR1 muestran que los permisos de residencia y de estancia regular otorgados al 12-7-2019 ascienden a 159.526 mientras que las solicitudes de condición de refugiados a mediados del mismo año suman 1.882. Por otro lado, el Ministerio de Educación resolvió simplificar los trámites para convalidar los estudios universitarios cursados en instituciones venezolanas.
No obstante, hay factores socioeconómicos y de índole político e institucional que enmarcan el arribo de migración proveniente de Venezuela, país donde los conflictos políticos y la profunda crisis económica vinculada a la crisis petrolera, con escasez de bienes básicos, falta de medicamentos y una inflación vertiginosa, sumados a la inseguridad, caracterizan la crisis política e institucional que es la principal motivación para emigrar (Gissi, 2019).
En relación a los colombianos, los últimos datos publicados por la Dirección Nacional de Migraciones muestran que las radicaciones resueltas ascendían a 17.692 (11.671 temporarias y 6.021 permanentes), ubicándose en cuarto lugar atrás de las correspondientes a venezolanos (70.531), paraguayos (47.391) y bolivianos (37.203).2Un estudio específico de la procedencia colombiana al país del año 2016 analiza la trayectoria de colombianos a la Ciudad de Buenos Aires (OIM, 2016) dando cuenta que entre las diferentes motivaciones para migrar al país se destacan los motivos laborales y económicos, educativos- profesionales y la reunificación familiar, habiéndose detectado también migración ocasionada por motivos políticos y desplazamientos, factores que generalmente operan de forma simultánea. Las ventajas que ofrece el país en términos de gratuidad o bajo costo educativo en estudios de grado y posgrado, la amplia oferta y calidad educativa es un factor relevante para esta procedencia, y el componente educativo aparece con mayor peso respecto a las otras motivaciones que propician la migración (OIM: 2016) Las mayores oportunidades laborales, de bienestar personal y familiar han facilitado la superación de situaciones de precariedad e inestabilidad imperante en su país de origen en un contexto recesivo (OIM: 2016)

La inmigración internacional en Argentina: la Ciudad como lugar de destino

Argentina ha sido históricamente un país receptor de inmigración internacional al punto de constituir un elemento significativo de su dinámica demográfica y su vida social, económica y cultural.
Con el Estado-nación organizado, hacia fines del siglo XIX, el país se constituyó en uno de los principales receptores de la inmigración de ultramar. Para 1914, un tercio de la población era extranjera. La Primera Guerra Mundial interrumpe el flujo inmigratorio europeo masivo y desde entonces, el peso de los ciudadanos de los países limítrofes no cesa de aumentar entre los extranjeros, constituyendo en la actualidad más de la mitad del total.
Junto a los migrantes limítrofes en la década de 1990 se registra un crecimiento significativo del número de peruanos que llegan al país, con presencia mayoritaria de mujeres, asociado a una combinación de factores económicos, laborales y políticos institucionales en el país de origen, junto a una situación de sobrevaluación del tipo de cambio en Argentina que hacía al país atractivo y que produjeron la salida de personas (Cerrutti, 2005). Asimismo, se observa la entrada de población de orígenes geográficos fuera de la región como es el caso de los países del bloque de la ex Unión Soviética y otros países asiáticos (Calvelo, 2012).
La Ciudad de Buenos Aires ha sido un lugar de destino para los contingentes migratorios internacionales que llegan al país en el transcurso de los distintos periodos, así como para la migración de nativos provenientes del resto del país, con distintos ritmos y volúmenes.
Entre fines del siglo XIX y principios del siguiente la ciudad fue una de las principales jurisdicciones, junto a Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba que concentró el mayor porcentaje de la migración neta total de nativos y extranjeros del período. Esta tasa positiva se replicó para el total y sus componentes con valores más bajos hasta mediados del siglo XX con un predominio del crecimiento de extranjeros hasta 1930 y de la migración de nativos entre 1930-45 que va a estar asociado al proceso de industrialización por sustitución de importaciones que incentiva la migración hacia las áreas industriales principalmente el área metropolitana de Buenos Aires. A partir del periodo 1960-1970 la migración extranjera sigue siendo positiva, no así la correspondiente a nativos, mientras que en la década del noventa la ciudad habría registrado una migración positiva de extranjeros que junto a Buenos Aires y Neuquén fueron las más altas (Lattes, 2007)
La preferencia por concentrarse en la ciudad se constata en el mayor peso relativo del conjunto de inmigrantes de Bolivia, Perú y Paraguay, contingentes que más crecieron en la década del noventa, en el total de la población de la ciudad en comparación con su participación en el total nacional registrado en el Censo de Población de 2001. Al interior de la ciudad se asientan en barrios en que el acceso a la vivienda es más barato y las condiciones habitacionales más desventajosas (Cerrutti, 2009)
El análisis comparativo de la población de la ciudad según su lugar de nacimiento a partir de los datos arrojados en los tres últimos Censos de población –1991, 2001, 2010– muestran que el peso porcentual de los migrantes internos y fundamentalmente de los oriundos de países limítrofes y del Perú en el total de población experimentan un aumento, en contraste los nativos de la ciudad y el conjunto de migrantes provenientes de otros países pierden peso relativo en esa estructura poblacional (Carpinetti y Martínez, 2014:78).
Se ha destacado el aporte de la población migrante no sólo en el crecimiento demográfico de la Ciudad de Buenos Aires entre finales del siglo XIX y principios del siguiente, sino también su participación económica constituyendo una proporción importante de la población económicamente activa (Mazzeo, 1988)
Distintos estudios que analizan la inserción en el mercado de trabajo de los migrantes de países limítrofes y del Perú dan cuenta de su inserción segmentada y concentrada en algunos sectores como la construcción, la pequeña industria y el servicio doméstico, en el caso de las mujeres. En periodos de retracción económica presentan incluso menores tasas de desocupación, a expensas de padecer condiciones laborales signadas por la precariedad, el incremento de trabajos no calificados y bajos salarios (Cerrutti y Maguid, 2007)
En el mismo sentido, Carpinetti y Martínez (2014) en base a datos de la Encuesta Anual de Hogares observan mayores niveles de actividad y ocupación por parte de los migrantes limítrofes y de Perú, destacando una más elevada sobreocupación por parte de los varones y subocupación horaria de las mujeres, así como su concentración en determinadas ocupaciones afectados por una mayor exposición a condiciones de precariedad laboral y subcalificación, en comparación con los migrantes internacionales procedentes de otro país, los migrantes internos y los nativos de la ciudad.
El incremento de la migración limítrofe así como la participación de otros orígenes sudamericanos no tradicionales en la inmigración reciente ha sido señalado en otros trabajos (Hernández, 2010; Melella, 2014; Cerrutti, 2018), relacionado en parte a un cambio en la normativa migratoria nacional en concordancia con tratados internacionales de protección de los derechos humanos de los migrantes y de sus familias, así como a la participación de Argentina en el Acuerdo de Residencia mencionado anteriormente, por el cual los ciudadanos del Mercosur y estados asociados (Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) pueden obtener la residencia en el país mediante el criterio de la nacionalidad.
Baer, Benitez y Contartese (2015) sostienen que los cambios normativos en materia migratoria como fue la puesta en vigencia de la nueva Ley de migraciones 25.871 así como la implementación del programa de normalización documentaria Patria Grande que posibilitó el acceso a una residencia legal por parte de algunos contingentes de inmigrantes, no fueron suficientes para revertir su patrón de inserción concentrado en algunas ramas de actividad verificándose una segregación de tipo horizontal.
En el siguiente apartado se presenta el análisis de las características sociodemográficas y laborales de estos nuevos contingentes regionales, en términos comparativos con el resto de migrantes y nativos, en base a los datos de la Encuesta anual de Hogares de 2018.

El nuevo patrón migratorio en la CABA

En base a la última información censal disponible y a la EAH 2018 el lugar de nacimiento muestra un repunte de la inmigración externa que, del 13,1% que representó en el año 2010 ascendió a un 14,7% (Cuadro 2), que implica un aumento del 12,2% de su peso durante el período. La población nativa de la Ciudad creció un 4,1% y la migración interna bajó un 15,1%, siendo mayor el descenso en la procedente de la provincia de Buenos Aires en relación a la del resto del país.
Dentro de la inmigración externa se destaca la migración proveniente de Venezuela y Colombia que en el año 2010 tuvo un escaso peso y hacia 2018 registran espectaculares aumentos que representan el 588% y 719% en comparación con el año 2010. Este aumento impacta en los limítrofes que presentan un peso levemente inferior, lo que muestra que el país sigue siendo una referencia regional indiscutible para la migración limítrofe y del Perú, en tanto que la proveniente de otros países externos disminuye un 18%.

Cuadro 2. Distribución y diferencia porcentual de la población residente según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2010 y 2018

Fuente: Elaboración con base en INDEC. Censo Nacional de Población Hogares y Viviendas 2010 y DGEyC-GCBA EAH 2018.

 

De acuerdo a la información reciente que brinda la encuesta de hogares de la ciudad, como se observa en el Cuadro 3, la migración que arribó en forma reciente representa el 10,4% del total de población, destacan notoriamente los inmigrantes externos provenientes de Venezuela que ascienden al 18,5% del total de inmigrantes recientes a la ciudad, en tanto que los migrantes de Colombia representan el 2,9%. De todos modos, es elevada la movilidad interna que se registra en la ciudad, como puede observarse hay 27% de población proveniente de la PBA y un 15% de otras provincias del país, como así también un 18 % de nativos de la Ciudad que retornaron.
El carácter reciente de la migración masiva venezolana se corrobora en el peso de los que comienzan a residir en la CABA en los últimos cinco años, quienes suman el 97% del conjunto de población de origen venezolana, y que en el caso de los colombianos representan el 42%. En el resto de los orígenes la participación de los que llegaron en el último periodo es menor acorde a la mayor antigüedad de los flujos en el territorio.

Cuadro 3. Distribución y peso porcentual de la inmigración reciente según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Nota: a. Valor de la celda con carácter indicativo (en estos grupos los coeficientes de variación aproximados están entre 10% y 20%).

 

Composición y distribución territorial de la población migrante
En cuanto a la estructura poblacional por sexo y grupos de edad (Cuadro 4) hay una mayor presencia femenina en el total de la población de la ciudad (53,1%), que es más notoria en total de migrantes limítrofes donde las mujeres representan el 59,4%, acorde a lo que viene siendo constatado en las últimas investigaciones disponibles, situación a destacar pues ocurre al interior de una población que por décadas ha venido envejeciendo.
La llegada de extranjeros rejuveneció la población de la ciudad y pese a la dificultad de estos contingentes para hallar un empleo formal, su arribo nutrió a la población en edades activas y contribuyó a amortiguar la caída de la tasa global de fecundidad ubicada por debajo del nivel de reemplazo generacional, que seguramente sería inferior sin la presencia de mujeres migrantes (Cerrutti, 2015).
Las oportunidades laborales en el sector servicios personales, fundamentalmente en el servicio doméstico explica la preeminencia femenina en estos flujos migratorios. Entre los migrantes internos las mujeres registran más del 55% de la población.
En contraste el arribo de inmigración latinoamericana no tradicional ofrece un menor nivel de feminización: la proveniente de Venezuela es muy pareja con 50,5% de mujeres y se observa un mayor peso de varones en la originaria de Colombia que es el único conjunto poblacional donde las mujeres son minoría representando alrededor del 48%.
De acuerdo a la edad y como es lógico suponer la migración regional registra el mayor peso de la población en edades activas comprendidas entre los 14-64 años, sin embargo, la categoría otros países registra un 44% de adultos mayores en la medida en que su perfil se asocia más a las oleadas migratorias de ultramar y en la actualidad se concentran en las edades avanzadas.
Entre los migrantes de Colombia y Venezuela que es migración muy reciente prácticamente no se registra población adulta mayor y se destaca una mayor presencia de menores de 15 años en los colombianos que se aproxima al 16%, mientras que entre los venezolanos los menores apenas superan el 10%.
En la migración interna se evidencia un mayor envejecimiento demográfico, principalmente en la categoría "otras provincias" donde los adultos mayores son el 25,6%. Considerando la migración de los últimos 5 años y de manera acorde a lo que ha sido señalado en investigaciones recientes que utilizan como insumo encuestas a hogares (Carrasco y Juárez, 2018) se observa una mayor paridad entre sexos y una disminución femenina en todos los grupos considerados resaltando la alta presencia de varones en el contingente de colombianos (61,1%) y venezolanos (51,8%). Los migrantes limítrofes y del Perú registran mayor peso de mujeres, no obstante en la migración reciente su peso es menor en comparación con la migración absoluta. En los migrantes recientes de otros países hay mayoría femenina, de todos modos esta categoría reúne procedencias disímiles que se diluyen en el promedio. Entre los nativos del país destacan los migrantes que retornan a la ciudad donde los varones alcanzan el 54,4%.
De acuerdo a la edad, como es de esperar, en la migración reciente hay mayor concentración de población en las edades activas (81%) que en el total de los migrantes, resaltando Colombia con 87,4%, seguida por otros países con 85,8%, otras provincias con 84,6% y Venezuela con 83,6%. Con respecto a los niños y jóvenes están más representados en los migrantes que retornan a la ciudad donde se registra un 20%, secundados por los migrantes limítrofes y del Perú con 18,6%, Venezuela con 15% y Colombia con un porcentaje que se deduce menor.

Las divisiones espaciales de la Ciudad

La actual configuración espacial de la Ciudad de Buenos Aires es resultado de distintos procesos históricos donde la ciudad se ha ido articulando y reconfigurando, reafirmando sus funciones comerciales y portuarias a la par del establecimiento de poderosos grupos económicos y sociales que concentraron el control del puerto y la aduana (Bertoncello, 2010).
Con la promulgación de la ley Avellaneda en el año 1876 que promueve un constante flujo migratorio se consolida y acelera el crecimiento poblacional que dará lugar a una profunda transformación de la planta urbana tradicional consolidándose barrios con distintas funciones y jerarquías. La población de mayores recursos abandona la zona sur de la ciudad y construye nuevas residencias en la zona norte, en los barrios de Retiro, Recoleta y Palermo, motivada en parte por las deficientes condiciones de salubridad que mostraba la zona sur evidenciadas por la epidemia del cólera de 1869.

Cuadro 4. Distribución porcentual de la población total e inmigrantes recientes por sexo y grandes grupos de edad, según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH 2018.
Notas: - sin valor.
a. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).
b. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 20 % y menor o igual al 30%).
--- No se presenta dato debido a que el coeficiente de variación estimado es mayor al 30%.

La planta urbana era pequeña y podía recorrerse a pie, pero en las últimas 3 décadas del siglo XIX la población de la Ciudad de Buenos Aires crece y es dinamizada por el aporte extraordinario de contingentes migratorios, que propician que su población se triplique en un marco de aumento de la ocupación y puesta en valor de la producción agropecuaria pampeana, donde se consolida el modelo agroexportador del país. En el año 1895 los inmigrantes representaron el 52% de la población de la ciudad (Bertoncello, 2010).
Crecimiento poblacional y espacial están directamente asociados al incremento y diversificación de las actividades económicas de la ciudad. Los servicios vinculados con el gobierno y con la población, así como la construcción, también amplían y diversifican el mercado laboral. De igual modo se expande la actividad industrial, que intensifica paulatinamente su carácter fabril y moderno, la población del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) crece a ritmo acelerado, muy por encima del promedio del país; esto impulsa aún más la concentración de población en la metrópoli, que pasa de representar el 25,2% de la población del país en 1935 a ser el 35,4% en 1970.
Se consolida el eje norte como área de nivel socioeconómico más alto, bien conectados a través de vías rápidas de circulación automotriz y de transporte público, estos barrios concentran el mejor nivel de infraestructura. En situación similar se encuentra gran parte de la Capital Federal, con excepción de los barrios del sur y el sudoeste.
Los profundos cambios sociales de los últimos cuarenta años se expresan y revelan en la Ciudad de Buenos Aires. La creciente desigualdad social se plasma en una configuración espacial que muestra el centro tradicional revitalizado y embellecido y algunos barrios del distrito federal y también de partidos bonaerenses de la primera corona muy transformados, con periferias encapsuladas y fuertemente vigiladas, acompañadas por sus centros de servicios autosuficientes, orientados a los sectores más acomodados de la población y donde se localizan los segmentos más modernos y productivos de la economía. Y, en el extremo opuesto, los barrios tradicionales desindustrializados (y aún no revitalizados), las antiguas periferias obreras dominadas por el empobrecimiento y la precarización, o las periferias marginales dominadas por la exclusión, junto a los enclaves de pobreza muchas veces invisibles de las villas miseria omnipresentes, las casas tomadas o los hoteles e inquilinatos, en contextos de alta informalidad laboral y económica en general (Bertoncello, 2010).
Actualmente la Ciudad de Buenos se divide en 15 comunas que están constituidas por sumatoria de barrios. A su vez también es posible analizar la división espacial de la ciudad a nivel de sus zonas. Estas últimas agrupan comunas y barrios, de modo que puede abordarse la diferenciación interna a través de las zonas, lo que posibilita la representación de los datos con mayor representatividad estadística en comparación con las comunas.
Las zonas de la ciudad son 3, la zona norte que agrupa las comunas 2¸13 y 14; la zona centro con comunas 1, 3, 5, 6, 7, 11, 12 y 15 y la zona sur con las comunas 4, 8, 9 y 10.
El abordaje de las zonas de la ciudad posibilita estudiar la segregación residencial, en tanto que el espacio permite acceder al conocimiento de las desigualdades sociales y económicas asociadas a la división territorial, dimensión básica del proceso de diferenciación y estructuración económica y social.
Al analizar la distribución espacial de la población por zona3 es necesario considerar que el acceso a las mismas representa un diferente patrón de asentamiento asociado a las ventajas comparativas que caracterizan a cada zona. Es sabido que la zona sur es más desventajosa en términos de calidad e infraestructura de servicios y vivienda, así como también que hay mayor presencia de villas de emergencia (Mazzeo et al., 2012)
En las tres zonas que se subdivide la ciudad es posible diferenciar que la zona norte y la zona sur presentan una situación polarizada, la zona norte está integrada por comunas que presentan mayor ingreso per cápita familiar, muy bajo hacinamiento, mejor cobertura de salud de su población y mayor especialización en términos de la calificación laboral de la población ocupada. Desde la perspectiva de la composición de su población presenta un alto porcentaje de personas comprendidas entre los 15 y los 59 años con nivel educativo secundario completo. En contraste la zona sur agrupa comunas con menor ingreso per cápita familiar; alto nivel de hacinamiento y de población sin cobertura de salud, de población ocupada sin calificación laboral, de hogares con ingresos menores a la canasta total, su población es más joven y hay un bajo porcentaje de personas que tienen entre 25 y 59 años que alcanzaron el nivel secundario completo.
Las mujeres de la zona sur tienen menor posibilidad de contar con atención médica en el parto (Mazzeo et al., 2012). Pero esto no solo se asocia al diferente perfil de su población en términos de oportunidades educativas, hay 2 comunas de la zona sur que presentan las mayores tasas de fecundidad adolescente. De acuerdo a un informe que utilizó datos de estadísticas vitales del año 2015 las Comunas 4 y 8 presentaron las mayores tasas de la ciudad que ascendieron a 26,6 y 28,7 por cada mil mujeres comprendidas entre los 10 y 19 años, muy por encima del promedio de la ciudad que se ubicó en 14,4 por mil; situación grave en la fecundidad adolescente temprana donde las niñas de 10-14 años alcanzaron tasas de 0,9 y 1,1 por mil respectivamente (Carpinetti y Martínez, 2017)
Como puede observarse en el Cuadro 5 para el total de migrantes la zona centro concentra la mayor proporción de población y la zona norte la menor. En el centro tienen mayor representación los nativos de la ciudad, la migración proveniente de Buenos Aires, de otros países y la migración proveniente de Venezuela donde residen más del 61% de sus efectivos representando la procedencia con mayor presencia relativa en la zona. En tanto que en la zona norte destacan los colombianos con un 42%, seguidos por los venezolanos que registran más del 33%, lo que denota selectividad en las oportunidades residenciales para estos nuevos flujos de los últimos años por encima incluso del conjunto de migrantes internos y más que duplicando a la población nativa de la ciudad que apenas supera un 17% su presencia en esa zona. En cambio, en la zona sur resaltan los limítrofes y del Perú donde se concentra el 40% de su población, que se explica por la dificultad que se presenta en el acceso a una vivienda y que lleva a recurrir a opciones informales como ocupar una casa, alquilar un cuarto en una vivienda tomada, pagar un hotel-pensión o alquilar un cuarto en una villa de emergencia (Mera, 2018).

Cuadro 5. Distribución porcentual de la población total e inmigrantes recientes por zona según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Nota: a Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).
b Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 20 % y menor o igual al 30%).
--- No se presenta dato debido a que el coeficiente de variación estimado es mayor al 30%.

 

En cuanto a la migración más reciente la zona centro muestra una menor concentración que en el total de la población que reside en esa zona (52,3 vs 53,7), y también hay mayor presencia de venezolanos. En el caso de los colombianos pareciera que los contingentes más recientes se concentran en el centro (54,1% vs. 49,5% los migrantes totales). En tanto que todos los migrantes internos recientes registran menor presencia en esa zona en contraste con el total de migrantes procedentes del resto del país. La migración limítrofe vuelve a destacarse en la zona sur con 24%, siendo el grupo que concentra mayor peso en la zona, en tanto que venezolanos y colombianos constituyen las procedencias migratorias con menor peso en esa zona de la ciudad.

La inserción en el mercado laboral

Las causas de la migración suelen asociarse a las condiciones socioeconómicas y laborales de los países de origen, por un lado, y por otro, a las características de los mercados de trabajo de los países de destino y la existencia de nichos productivos caracterizados por relaciones contractuales flexibilizadas y precarizadas donde se insertan los inmigrantes.
Desde una mirada integral, la emigración masiva se produce no solo por la falta de desarrollo de los países de origen sino principalmente por el estilo de desarrollo y, en particular por la persistencia en el tiempo de procesos de desarrollo desigual que se manifiestan en el incremento de las asimetrías económicas, sociales y productivas entre los países de origen y de destino de la migración (Canales, 2011)
El enfoque de los sistemas mundiales puso el foco en la estructuración y difusión de un sistema económico mundial desde el Siglo XVI y los desequilibrios generados por la penetración de relaciones capitalistas en los países periféricos no capitalistas, perspectiva desarrollada y difundida para explicar los flujos migratorios internacionales. Una característica de este sistema es la configuración de ciudades, denominadas ciudades globales, donde se concentran los servicios financieros, bancarios, administrativos y producción de alta tecnología, que conectan lo local con la economía mundial (Taylor, 1993).
En el contexto actual los espacios de la sociedad local o nacional son atravesados por un sistema de relaciones local-global donde la migración resulta un componente de sociedades globalizadas, los migrantes se insertan en diversos casos en procesos de trabajo que forman parte de la globalización.
La migración contribuye a la estructuración de la sociedad contemporánea en un triple proceso: aporta contingentes demográficos en poblaciones envejecidas y con niveles bajos de fecundidad asegurando su reproducción y contribuye al rejuvenecimiento poblacional del lugar de arribo de los migrantes.
A la vez aporta población en edades activas en condiciones de insertarse en un mercado laboral polarizado donde se han trastocado las formas organizativas del trabajo. Esto enmarcado en un contexto donde predomina la inserción laboral endeble que se extendió en los mercados de trabajo de la región tras los gobiernos neoliberales que asolaron en las últimas décadas del siglo pasado, y que particularmente en  América Latina se instalaron con la oleada dictatorial presente en gran parte de los países de la región, no obstante no son ajenos al fenómeno mundial predominante tras las recurrentes crisis económicas donde predomina la fragmentación y precariedad de la inserción productiva.
La relación capital trabajo se reconfigura impactando en las relaciones laborales dando paso a modalidades críticas donde el trabajo se encuentra desprotegido al ser afectado por la desregulación y la flexibilización laboral. Este fenómeno característico puede observarse a escala mundial, siendo en este contexto donde se inserta la migración particularmente en las grandes urbes conviviendo con la heterogeneidad de la fuerza de trabajo.
En tercer lugar, la migración contribuye a la reproducción de sociedades desiguales en tanto los inmigrantes se desempeñan en actividades como servicio doméstico, cuidado de personas, limpieza y mantenimiento, preparación de alimentos, tareas que engloban diversos servicios personales necesarios para la reproducción cotidiana de la población de los estratos medios y altos de la población nativa (Canales, 2015)
Los migrantes provenientes de países limítrofe y del Perú, tienen una larga tradición en Argentina, pero es a partir de la década de 1960 que comienzan a tener mayor visibilidad en los centros urbanos, en particular en la Ciudad de Buenos Aires, pese al deterioro económico y la inestabilidad que se produce a mediados de la década de 1970 estos flujos continuaron arribando a la ciudad.
La profunda crisis económica que se produjo en el país hacia fines de la década de los noventa puso fin al régimen de convertibilidad y profundizó la brecha de ingresos laborales, el desempleo y la pobreza (Maguid y Arruñada, 2005). La devaluación de la moneda respecto del dólar redujo la capacidad de ahorro, no obstante, la cantidad de migrantes limítrofes y del Perú del período aumentó, particularmente los procedentes del Perú que en esa década se decuplicaron (Cerrutti, 2005).
Como se mencionó diversos estudios han dado cuenta del acceso marginal y segmentado de estas procedencias en el mercado de trabajo, en algunos sectores como la construcción, las pequeñas industrias, y el servicio doméstico y los servicios personales en general las mujeres. Las industrias menos dinámicas –textil, confecciones, cueros y calzados–, el comercio al por menor y la construcción absorben las mayores proporciones de población migrante. No obstante, es sabido que su flexibilidad a la hora de aceptar condiciones de trabajo más precarias y remuneraciones más bajas facilitó su incorporación al mercado de trabajo aún en los momentos más críticos, y en el caso puntual de los limítrofes la inserción precaria tiene su correlato en su bajo nivel de escolarización que condiciona la calidad de la inserción. Hacia fines del año 2001 se produce una gran crisis económica y estallido social que hace trepar el desempleo, con consecuencias particularmente críticas para los migrantes que se vieron imposibilitados de generar ahorros, no obstante, no se produjo un retorno masivo a sus lugares de origen (Maguid y Arruñada, 2005)
Un rasgo característico de las nuevas procedencias regionales no limítrofes que arribaron a la ciudad en los últimos años es su mayor nivel educativo. El caso puntual de los migrantes venezolanos es un fenómeno que se expresó a escala regional, pero dado su particular perfil educativo y ocupacional ofrece la posibilidad de contrastar como el arribo de contingentes con atributos ocupacionales altamente calificados choca con mercados de trabajo donde se manifiesta el avance de formas de trabajo más precarias.
Sin dudas un rasgo característico de los mercados de trabajo en los últimos años es la expansión de las denominadas economías de plataforma donde la organización del trabajo se caracteriza por el uso de plataformas como infraestructuras digitales adaptables para casi cualquier actividad económica cuyo núcleo se basa en la explotación de datos que posibilitan la venta de servicios altamente rentables.
Pero desde la perspectiva de las condiciones de trabajo y contratación las plataformas minimizan los costos dado que los trabajadores no tienen estabilidad y protección laboral, no poseen salario, ni horario fijo, tampoco un espacio físico limitado para llevar a cabo el proceso de trabajo y poder poner en juego la solidaridad, el control es llevado a cabo a través de algoritmos que regulan las métricas de desempeño de las plataformas (Negri, 2020).
Sin dudas el alto perfil educativo de las nuevas procedencias migratorias proporciona una rápida vía de acceso al uso de las plataformas. Investigaciones recientes dan cuenta que en la empresa Rappi y Glovo el 70% de los trabajadores tiene entre 18 y 29 años, el 97% son hombres y 68% venezolanos (Negri, 2020)
La Encuesta a Trabajadores de Plataformas realizada en el año 2018 (ETP,2018) a más de 600 trabajadores señala entre sus principales resultados que más del 20% de los trabajadores de plataformas son migrantes, y más del 79% de los varones tienen nivel de calificación técnico u operativo (Madariaga et al., 2019). La edad promedio es de 37 años, más del 87% completó el nivel educativo secundario, siendo notoria la diferencia con el total de asalariados y cuentapropistas a nivel nacional (62% y 71% respectivamente), mientras que más de 37% completó estudios superiores, e incluso varios posgrados, siendo una de las conclusiones del estudio que los trabajadores de plataformas tienden a estar más educados que la población en general (Madariaga et al., 2019)

Las tasas de actividad económica
Para analizar la inserción de la población migrante en el mercado de trabajo se presentan las tasas de actividad y ocupación para cada sexo estandarizadas según la estructura por edad de la población nativa de CABA, de modo de controlar las diferencias en la composición etaria entre los distintos orígenes descriptas anteriormente que inciden en los niveles de participación laboral (Cuadro 6). Con respecto a los niveles de actividad destaca claramente la migración venezolana masculina con una tasa de 80,5% seguida por limítrofes y peruanos que registran un 74,2%. En tanto que los colombianos tienen el menor nivel de actividad con 68,3%. Entre las mujeres las procedentes de Venezuela alcanzan un 71,2% de actividad laboral, posicionándose muy por encima del resto de migrantes externas que tienen tasas inferiores al 57%.
Las migrantes provenientes de la provincia de Buenos Aires registran la mayor tasa de actividad entre las nativas del país con un nivel de 61,8%.
En cuanto a la ocupación los varones venezolanos vuelven a destacarse frente a los colombianos por su alto nivel de ocupación que alcanza el 83,6%, de todos modos son los migrantes externos de Otro país y Limítrofes más Perú las categorías migratorias externas que registran las mayores tasas de ocupación (92,1% y 91,9% respectivamente).
Entre las mujeres las provenientes de la provincia de Buenos Aires y las nativas de la ciudad tienen un nivel de ocupación superior a 90%, en tanto que entre las migrantes externas son claramente las procedentes de Colombia y Venezuela junto a la categoría Otro país las más afectadas por la desocupación. Si se consideran ambas tasas de actividad y ocupación los colombianos están peor posicionados, tienen un menor nivel de actividad y mayores tasas de desocupación. Entre los colombianos las menores tasas de actividad se explican en parte por la presencia de jóvenes que llegan a la ciudad para continuar y perfeccionar sus estudios.

Cuadro 6. Tasa de actividad y ocupación estandarizadas de la población de 14 años y más por lugar de nacimiento según sexo. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Nota: para el cálculo de las tasas se tomó la población nativa de CABA como población estándar.

 

Al examinarla forma en que se expresa la precariedad laboral, habitualmente medida en términos de la realización de aportes y descuentos jubilatorios, se puede apreciar a través de las distintas procedencias migratorias una mejor posición relativa de los nativos del país, los migrantes internos provenientes de Buenos Aires son quienes presentan una mayor cobertura previsional (90,4%). Todas las procedencias internas tienen porcentajes de cobertura que superan el 87% (Figura 1). En contraste la inmigración externa siempre se ubica por debajo del 80% de cobertura, siendo los migrantes provenientes de países limítrofes y Perú el colectivo que presenta el nivel más bajo con solo el 58,4%, luego los venezolanos con 71,2% y destacando con un mejor nivel Colombia con 80%. Hay que considerar que los mayores atributos educativos de las nuevas procedencias migratorias de países no limítrofes posibilitan una rápida inserción laboral en contraste con los limítrofes que poseen escasas credenciales y se insertan en trabajos precarios sin calificación.
De todos modos hay que relativizar la representación de este indicador porque es insuficiente para dar cuenta de todas las dimensiones y formas que hoy adopta la precarización del trabajo.
La precariedad laboral engloba situaciones laborales carentes de regulación o en condiciones de informalidad, inestabilidad y desigualdad, y generalmente los trabajadores sufren las peores condiciones de trabajo percibiendo menores salarios.
En un contexto de intensificación de la migración regional, el avance de la tecnología y su implementación masiva en los procesos de trabajo y particularmente en las plataformas digitales facilita la inserción laboral de la población perteneciente a los sectores medios y altos proveniente de países como Venezuela y Colombia, altamente calificados. Estos trabajadores son los que pueden migrar y buscan un mejor futuro en nuevos destinos, para ellos el trabajo en plataformas aparece como alternativa. No obstante, ha sido detallado que la modalidad del trabajo en plataformas digitales, en cuanto a lo que representa el proceso de trabajo en sí y la relación laboral: implica una mayor inseguridad para los trabajadores derivada de una menor calidad del empleo; dificulta la acumulación de capacidades en las empresas por la escasa inversión en innovación y la baja productividad que conlleva, vinculados a la inestabilidad laboral y, al potenciar una estructura bipolar del mercado de trabajo, conlleva a una pérdida de oportunidades de ingreso para los trabajadores calificados. El avance de la digitalización/automatización puede incrementar la desigualdad social y disminuir el peso de la clase media en la estructura socioeconómica (Madariaga et al., 2019).
Los procesos transnacionales en las últimas décadas y el continuo avance de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), no solo facilitan la movilidad humana en un contexto regional de aceleración de la migración intrarregional latinoamericana (migración sur-sur), sino también influyen directamente en el diseño y la elección del proyecto migratorio (Dekocker y Jiménez, 2019).
En un mundo globalizado y dirigido casi en su totalidad por el capitalismo como sistema económico y político, resulta indispensable transcender los límites del Estado para adentrarnos en el espacio transnacional que ayuda a entender las realidades sociales y migratorias.
En una investigación sobre la migración venezolana en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que ahondó en los proyectos migratorios puestos en marcha en la última década (2008-2018) se concluyó que son flujos caracterizados por la pertenencia a la clase social de origen, los momentos de salida (estadios de la crisis socioeconómica y política en Venezuela) y de llegada (cambios socioeconómicos y políticos en Argentina), la edad y el género. Sin embargo, y a pesar de las mayores calificaciones con las que cuentan, se trata de empleos precarizados dado su bajo salario y la ausencia de registro de la relación laboral (o su forma flexible como en el caso de Uber).
En todos los casos, los sujetos de investigación analizados describieron la situación de Venezuela como económica, social y políticamente crítica, que puso en juego la sobrevivencia propia y familiar, incluso trabajando. Buenos Aires se vislumbra como una opción con facilidades migratorias que garantizaría mayores y mejores posibilidades de vida (Pedone y Malimacci, 2019).

Figura 1. Asalariados (14 a 64 años) con descuentos y aportes jubilatorios según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Nota: (a) Valor con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).

 

En cuanto a la rama de actividad económica donde se inserta laboralmente la población se aprecian los mayores guarismos en la categoría Actividades financieras, inmobiliarias, empresariales, de alquiler, informáticas o de investigación y desarrollo que para el total de la ciudad concentra la cuarta parte de los ocupados (Cuadro 7). Luego sigue en orden de importancia la rama comercio, hoteles y restaurantes y educación, servicios sociales y de salud. Si miramos el peso de las categorías poblacionales en cada rama se observa que en actividades financieras –que incluye alquileres– destacan en primer término los migrantes nacidos en Buenos Aires y también los colombianos, ambos superan el 30% en esta categoría y por detrás se ubican los nativos de la CABA, Otro país y venezolanos que superan el 28%. Muy por debajo están los migrantes de países limítrofes y Perú con apenas 6%.
En comercio los migrantes externos tienen una alta participación, casi 39% de venezolanos, 30% de los colombianos y otros países y Limítrofes y Perú con 24 y 26%.
La gastronomía suele ser una actividad económica donde la población migrante encuentra un nicho para insertarse que además de proveer de sustento económico posibilita el encuentro con pares, la socialización y el sostenimiento de prácticas culturales, de alguna manera permite cohesionar a las colectividades.
Elementos culturales como la lengua, las fiestas cívicas y religiosas, la gastronomía, la música y los bailes se reconstituyen como estrategias de supervivencia, de interacción y convivencia de los migrantes internacionales en la sociedad de destino. La gastronomía étnica, los micro emprendimientos, los medios de comunicación de migrantes y las actividades culturales y recreativas son las principales prácticas que intensivamente desarrollan estos nuevos migrantes colombianos que los incorporan en la sociedad argentina y remarcan su etnicidad como forma de identificación y sentimiento de pertenencia (Melella, 2014)
Con respecto a la rama económica comercio la población nativa del país se ubica por debajo del 17%, resultando ser un sector de acceso al mercado de trabajo con alta inserción de migrantes externos. En Educación y servicios de salud prevalecen los nativos de la ciudad y los provenientes de Bs As. y en menor medida los de otro país. La procedencia de Colombia denota estar inserta en este sector con un 12,9%, lo que probablemente este asociado a su perfil educativo y ocupacional, y en menor escala los provenientes de países limítrofes y del Perú con 9,2% y de Venezuela con la menor inserción apenas superando el 9%.
Hay ramas donde se concentran los migrantes de países limítrofes y Perú como la construcción, donde representan a la única categoría de migrantes externos con 12,4% y donde como mínimo triplican a los migrantes internos y a los nativos de la ciudad. En el servicio doméstico es conocida la preponderancia de mujeres limítrofes y de Perú que alcanzan un 16,3% y muy por detrás aparecen los migrantes de otras provincias que tienen menos de la mitad (7,6%), Venezuela con 5,1% y valores muy bajos para los de Buenos Aires y nativos (3 y 1,8%). También puede apreciarse que en la industria hay mayor concentración de limítrofes y de Perú con 13,4% y de venezolanos con 10,4%.
Se destaca que el perfil ocupacional de la procedencia limítrofe se caracteriza por tener escasas credenciales educativas y concentrarse en ramas asociadas a la baja especialización laboral como la construcción en el caso de los varones y el comercio y los servicios las mujeres.
La migración impacta sobre el nivel educativo de los lugares de origen y destino de la población, en el Cuadro 8 se presentan los atributos educativos, el nivel de calificación y el peso que tiene la subcalificación laboral para cada categoría poblacional residente en la ciudad. En las últimas décadas la migración limítrofe y de Perú comenzó a sobresalir dentro de la migración externa y su perfil contrastó notablemente con la población nativa del país por su escaso nivel educativo, de todos modos se ha constatado que los migrantes peruanos tienen un alto nivel de completitud de estudios secundarios que contrasta con los migrantes limítrofes (Cerrutti, 2005).

Cuadro 7. Ocupados de 14 a 64 años por rama de actividad según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018
 
Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Nota: a. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).
b. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 20 % y menor o igual al 30%).
- sin valor.
--- No se presenta dato debido a que el coeficiente de variación estimado es mayor al 30%.

 

En el año 2018 el 70% de la población de dicha procedencia –Limítrofes + Perú– se concentra en la categoría más baja que comprende a los niveles educativos inferiores hasta secundario completo, porcentaje que más que duplica el promedio del total de la ciudad. Luego en orden de su peso los migrantes de otras provincias concentran un 46,5% de población en el nivel más bajo, las demás categorías tienen menos del 28% en ese nivel y sobresalen colombianos y venezolanos con 13 y 18,7% lo que da cuenta de su alto nivel educativo. En forma complementaria, en el nivel más alto que incluye la completitud del nivel superior los limítrofes y del Perú tienen 16% y los procedentes de Colombia, Venezuela y Otro país alcanzan 61,3%, 58,2% y 57,4% respectivamente, posicionándose como las procedencias con mejores atributos educativos superando incluso holgadamente a los nativos del país.
No obstante, al analizar el nivel de calificación se observa que la educación no tiene correlato con la inserción ocupacional de los trabajadores, entre los profesionales sobresalen los de Otro país con 32,3%, y luego los migrantes de Buenos Aires con 27,2%. Dentro de la migración interna asoman los de otra provincia con la menor inserción en esa categoría para la población nativa del país con 17,8%. En el nivel técnico nuevamente los limítrofes y del Perú se vuelven a posicionar con el menor nivel (11,6%), lo que se revierte en las categorías operativa y no calificada donde superan al resto, con lo cual se podría inferir que de alguna manera su nivel de calificación está asociado al bajo nivel educativo de esta procedencia.
Pero los que poseen altas credenciales educativas y no han podido plasmarlo en su inserción laboral son los colombianos y venezolanos, en particular estos últimos que pese a su alto nivel educativo concentran 26,6% de trabajadores en tareas no calificadas y casi un 69% sumando las categorías operativas y no calificadas. Los procedentes de Colombia pese a tener niveles bastante similares claramente están mejor, con 13% de no calificados y 33% sumando las categorías más bajas, en parte quizás asociado a una antigüedad mayor de este colectivo en relación al conjunto venezolano. En contraste entre la población nativa del país no se registra una alta concentración en los no calificados, a excepción de los de Otra Provincia que cuenta con 16,3% en tareas no calificadas, los nativos de la ciudad y de Buenos Aires registran 7,8% y 6,8% dando cuenta de la mejor calidad de su inserción laboral.
Para comparar la brecha entre los atributos educativos y la inserción ocupacional se calculó la subcalificación laboral que si bien para el total de la Ciudad arroja un promedio de 9,3% de subcalificación, en los venezolanos muestra las disparidades y problemas de inserción de este segmento de la población altamente calificado que sugestivamente tiene sus credenciales educativas subvaluadas con un nivel de subcalificación que ronda el 28%, acercándose al nivel de limítrofes y del Perú que ascienden a 31,6%. Entre los migrantes internos los provenientes de Otra provincia obtienen un 10,4% de subcalificación laboral que si bien es relativamente alta frente al resto de nativos del país contrasta llamativamente con los venezolanos, ya que pese a tener los de otra provincia un perfil educativo inferior –por ejemplo en la

Cuadro 8. Ocupados de 14 a 64 años por nivel educativo, nivel de calificación y subcalificación laboral, según lugar de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Notas: (1) Ocupados con nivel educativo secundario completo y más que se desempeñan en ocupaciones no calificadas.
a. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).
b. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 20 % y menor o igual al 30%).

 

categoría educativa más alta tienen aproximadamente la mitad del peso que concentran los venezolanos–si se compara el peso de la subcalificación apenas tienen la tercera parte de subcalificación (10,4% vs. 28,2%).
Investigaciones que abordan la inserción de la población venezolana en el país han señalado que la alta calificación es un dato insoslayable a la hora de analizar sus oportunidades de trabajo. Sin embargo, a pesar de tener regularizada su permanencia y la alta tasa de estudios universitarios, la población venezolana en su gran mayoría se inserta, al igual que otras poblaciones, en el mercado de trabajo no regulado (Pedone y Malimacci, 2019).
En cuanto a los ingresos percibidos de acuerdo a la procedencia y categoría ocupacional (Cuadro 9) se observa que en los patrones hay diferencias muy marcadas entre los nativos del país frente a los migrantes limítrofes y del Perú cuyos ingresos mensuales promedio rondan los 21.000 pesos. Entre los cuenta propia hay un contraste muy fuerte entre los nativos de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, por un lado, y los migrantes externos por otro; mientras el promedio de ingresos de la ciudad se ubica por arriba de los 20.000 pesos en las categorías de migrantes externos no llega a alcanzar 14.500 pesos. Considerando que la canasta básica total para un hogar tipo ascendió a 24.241 pesos en el mes de octubre de 2018 resultan preocupantes los bajos niveles salariales que presentan los trabajadores de la ciudad. Entre los asalariados vuelve a evidenciarse una importante brecha entre los nativos del país y los limítrofes y del Perú seguidos por venezolanos que no llegan a alcanzar los 20.000 pesos. Destaca otro país donde los asalariados tienen los mejores ingresos respecto a todas las demás categorías.
De todos modos, hay que tener presente que la comparación de ingresos suele encubrir la mayor carga laboral de los inmigrantes, ya sea por mayor cantidad de horas trabajadas como de trabajadores por hogar, lo que hace más crítica su situación.
Las diferencias encontradas en torno a los ingresos son muy pronunciadas y resaltan la importancia de atender las necesidades de la población inmigrante externa que en algunas procedencias como limítrofes y del Perú y venezolanos alertan sobre la exposición de estos sectores a situaciones de vulnerabilidad social, lo cual seguramente esté asociado a distintos tipos de carencias y padecimientos de estos colectivos.
Distintos trabajos han analizado que la variación en la incidencia de indicadores de pobreza estructural en base al origen migratorio es notable, y entre los trabajadores provenientes de países limítrofes y del Perú el ejemplo de peruanos y bolivianos muestran situaciones de vida más precarias, con 30% y 27% de miembros de hogares de estas procedencias que poseen algún indicador de necesidades básicas insatisfechas (Cerrutti, 2018).
En el caso de las nuevas procedencias migratorias de venezolanos y colombianos, la economía de plataformas ofrece nuevas oportunidades para generar ingresos, pero por otro lado desde el punto de vista regulatorio desafía el alcance de las normas laborales, fiscales y de protección a los trabajadores que fueron pensadas para la economía tradicional.

Cuadro 9. Ingreso laboral mensual promedio* de los ocupados de 14 a 64 años por categoría ocupacional según país de nacimiento. Ciudad de Buenos Aires, 2018

Fuente: Elaboración sobre la base de DGEyC-GCBA EAH, 2018.
Notas: *. Monto neto de SAC del ingreso por la ocupación principal percibido el mes pasado o por cobrar o que arregló que le paguen.
a. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 10% y menor o igual al 20%).
b. Valor de la celda con carácter indicativo (el coeficiente de variación estimado es mayor al 20 % y menor o igual al 30%).
--- No se presenta dato debido a que el coeficiente de variación estimado es mayor al 30%.

 

En el caso de los migrantes limítrofes y del Perú, los procesos de inserción en el mercado laboral e inmobiliario, separados con fines analíticos, pero inexorablemente entrelazados en la experiencia social de los sujetos, están atravesados por diversas formas de discriminación y obstáculos simbólicos que, en ocasiones, superan incluso a las barreras materiales de inclusión plena en la Ciudad (Marcos y Mera, 2018)
Investigaciones recientes sobre la trayectoria e integración de mujeres colombianas altamente calificadas que arriban a la Ciudad de Buenos Aires dan cuenta del favorable contexto social de acogida percibido por las migrantes que pueden integrarse laboralmente sin sentirse segregadas (Ciurlo, Couto-Mármora y Santagata, 2016).

Conclusiones

En un contexto de aumento y diversificación de la migración intrarregional al analizar el origen migratorio de la población que arriba a la Ciudad de Buenos Aires se observa en primer lugar la presencia y dinamismo de nuevas procedencias que se intensificaron en los últimos años donde destaca la irrupción de inmigrantes procedentes de Colombia y Venezuela que en el año 2018 más que sextuplican su participación respecto al último censo nacional en el total de la población de la ciudad. A diferencia del patrón feminizado que muestra la población migrante limítrofe y del Perú estos nuevos flujos presentan una composición con mayor participación de varones, que es más acentuada en el caso de los colombianos que inmigraron recientemente, y presentan un alto porcentaje de población en edades activas y elevadas tasas de actividad económica en el caso de los venezolanos.
El carácter reciente de la migración masiva venezolana se corrobora en el peso de los que comienzan a residir en la ciudad en los últimos cinco años en el conjunto de población de origen venezolana, y que en el caso de los colombianos representan un peso mucho menor.
Entre los migrantes de Colombia y Venezuela que es migración muy reciente prácticamente no se registra población adulta mayor y se destaca una mayor presencia de menores de 15 años en colombianos. Otras investigaciones han puntualizado que el motor principal por el cual emigra población joven procedente de Colombia perteneciente a sectores medios y altos es el estudio, muchos arriban para cursar una carrera en las prestigiosas universidades públicas e incluso hacen posgrados, de acuerdo a las fuentes consultadas esos jóvenes manifestaron la intención de volver a su país (Melella, 2014).
Respecto a los niveles de actividad económica destaca claramente la migración venezolana masculina seguida por los migrantes limítrofes, en tanto que los colombianos tienen el menor nivel de actividad, probablemente por el mayor peso de población joven que se encuentra completando estudios de nivel superior. Las mujeres de Venezuela sobresalen por sus altas tasas de actividad laboral, posicionándose muy por encima del resto de las procedencias migratorias e incluso de las nativas.
Si se toma en consideración los niveles de ocupación laboral los varones venezolanos vuelven a destacarse frente a los colombianos por su alto nivel, no obstante, ambas procedencias presentan las menores tasas en comparación con los trabajadores nativos y demás procedencias, cuestión probablemente asociada a su reciente arribo a la ciudad que también se expresa en su mayor exposición a la desocupación. Entre las mujeres migrantes externas son claramente las procedentes de Colombia y Venezuela junto a la categoría otro país las más afectadas por la desocupación. Si se consideran ambas tasas de actividad y ocupación los colombianos presentan peores niveles de inserción, tanto en varones como en mujeres tienen un menor nivel de actividad y mayores tasas de desocupación.
Al considerarse las ramas de actividad económica se distingue que tienen una alta participación en la rama del comercio, lo cual contrasta con una menor inserción de la población nativa del país e incluso con el peso que tiene esa rama en el total de los ocupados de la ciudad.
Mientras el mundo del trabajo está en plena transformación y la economía tiende a ser global, las instituciones sociales y políticas siguen siendo locales, regionales o nacionales. Las empresas empeñadas en reducir sus costos laborales denominan emprendedores a sus dependientes. En un mercado laboral que se caracteriza por la desocupación, donde es necesario crear nuevos puestos de trabajo, es posible que se debiliten los controles del Estado y los esquemas de protección social; por lo que puede haber, entonces, más desempleo, desigualdad e informalidad (Vila de Prado, 2019).
Las plataformas solo operarían como mediadoras o instrumento neutro para la relación social entre personas, como redes sociales para el intercambio colaborativo, donde la magia de la tecnología reduce la relación capital/trabajo a una relación entre las cosas en la cual la economía del acceso reemplazaría a la economía de la propiedad. No obstante, detrás de los negocios capitalistas colaborativos más exitosos se encuentra el capital financiero más concentrado –mediante grandes fondos de inversión– y la explotación más cruda, con la consiguiente eliminación de derechos laborales y mayor precariedad.
Esto contrasta con otro atributo de las nuevas procedencias migratorias que han ingresado en los últimos años a la ciudad, su alto perfil educativo, que es muy superior incluso al de la población nativa del país. Sin embargo, al analizar el nivel de calificación laboral se observa que la educación no tiene correlato con la inserción ocupacional ya que casi siete de cada diez tienen ocupaciones de baja calificación.  Este es otro rasgo característico de la precariedad laboral expresada a través de la subcalificación laboral, en el caso de los venezolanos la desvalorización de sus credenciales educativas triplica el promedio de la ciudad y casi sextuplica a la población nativa del país.
Las diferencias encontradas en torno a los ingresos son muy pronunciadas y resaltan la importancia de atender las necesidades de la población inmigrante externa que en algunas procedencias como limítrofes y del Perú y venezolanos alertan sobre la exposición de estos sectores a situaciones de vulnerabilidad social, lo cual seguramente esté asociado a distintos tipos de carencias y padecimientos de estos colectivos.
La Ciudad de Buenos Aires se constituye como ciudad global receptora de migrantes donde las condiciones de trabajo se deterioran a la par de que la modernidad tecnológica irrumpe con la aparición de nuevos nichos de inserción productiva donde manda la precarización y los migrantes pese a sus cualidades y alto perfil educativo padecen la falta de aportes jubilatorios, los bajos salarios y la subcalificación laboral, lo cual denota la necesidad de sistemas de protección inclusivos para que la condición migratoria deje de operar como mecanismo generador de desigualdad social.

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Notas

1 Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, plataforma de coordinación para refugiados y migrantes de Venezuela. Recuperado de https://r4v.info/es/situations/platform.

2 Dirección Nacional de Migraciones. Panorama de radicaciones resueltas 2018. Recuperado de http://www.migraciones.gov.ar/pdf/estadisticas/radicaciones_resueltas_2018.pdf.

3  Puede verse un mapa de las zonas en que se divide la Ciudad de Buenos Aires en el sitio web de la Dirección General de Estadística y Censos. Recuperado de: https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?p=52535