RESEÑAS

Inmigrantes y colonos en la provincia de Buenos Aires. Una mirada de largo plazo (siglos XIX-XXI), Nadia De Cristóforis, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2016, pp. 134.

 

En Inmigrantes y colonos en la provincia de Buenos Aires. Una mirada de largo plazo (siglos XIX-XXI), la Dra. Nadia De Cristóforis (CONICET - UBA - IIGG) ofrece una aproximación al análisis de los movimientos migratorios en el ámbito bonaerense a lo largo de un vasto período. De esta manera, se ponen en evidencia las características generales, los cambios y las continuidades de estos flujos humanos que se desarrollaron en contextos cambiantes, con énfasis en la descripción de los rasgos sociodemográficos de los inmigrantes y sus modalidades de integración en la sociedad receptora.
Entre sus principales objetivos, el trabajo se propone contrastar dos ideas acerca de las migraciones en la Argentina que gozan de amplio consenso en el sentido común y, en menor medida, en la historiografía que se ocupa de este fenómeno. Por un lado, destaca que el arribo de personas no se limitó al período de inmigración masiva, comprendido entre fines del siglo XIX y principios del XX, sino que se desarrolló también en etapas anteriores y posteriores. Por el otro, señala que estos movimientos no incluyeron solamente a la tradicional inmigración ultramarina, comprendiendo asimismo a las migraciones limítrofes e internas. Finalmente, y en otro orden de cosas, el libro subraya el carácter central y evidente de los efectos de estas corrientes humanas en los aspectos político, económico, social y cultural de la provincia de Buenos Aires.
El análisis apunta fundamentalmente a sistematizar la información y los resultados brindados por significativos estudios en la materia, incluyendo los más antiguos y tradicionales, así como también los más recientes e innovadores. Además, resulta valiosa la incorporación de datos estadísticos y de un anexo en el que se resume gráficamente la evolución de los flujos desde una perspectiva cuantitativa.
El libro está organizado en torno a un criterio de periodización que distingue una fase temprana de las migraciones (1820-1880), la etapa masiva (1880-1914) y el desenvolvimiento de los flujos durante el resto del siglo XX y la primera década del XXI (1914-2010). Cada una de las tres partes resultantes está constituida por dos capítulos.
La primera parte se ocupa de las políticas migratorias y las características de los inmigrantes arribados a la provincia entre 1820 y 1880. En el primer capítulo, se describen las regulaciones provinciales en el contexto de la legislación nacional. Se destacan las directrices elaboradas durante los gobiernos de Martín Rodríguez y Juan Manuel de Rosas, el funcionamiento de la “Comisión Permanente de Inmigración” desde 1857, y los efectos de la sanción de la ley de inmigración y colonización de 1876 en el ámbito bonaerense, fundamentalmente en lo que respecta al devenir de las colonias rusoalemanas de Olavarría. El segundo capítulo ofrece una explicación detallada acerca de las tempranas migraciones internacionales, especialmente de españoles, y sus efectos sobre el crecimiento poblacional bonaerense. En una serie de apartados, se analizan las condiciones existentes en la sociedad de partida, el funcionamiento de incipientes “cadenas migratorias”, la distribución espacial e inserción laboral de los inmigrantes en la provincia y sus vínculos con los nativos.
La segunda parte del trabajo retoma un esquema organizativo similar al de la primera, pero pensado para la etapa comprendida entre 1880 y 1914. En el capítulo tercero, se da lugar a una profunda descripción de las políticas nacionales y provinciales destinadas a promover el arribo de inmigrantes. En la esfera nacional, se evidencia el alcance limitado de la propaganda en los ámbitos de partida y la implementación de los pasajes subsidiados. Similar suerte parecen haber corrido las iniciativas públicas y privadas provinciales de promoción de la colonización. No obstante, los inmigrantes gozaron de una valoración positiva entre los grandes propietarios que protagonizaban las transformaciones económicas del ámbito agrario desde 1880. El cuarto capítulo, por su parte, analiza las condiciones de integración de los recién llegados en un contexto de crecimiento de su incidencia en el área bonaerense. Entre los aspectos destacados, cabe mencionar los siguientes: su contribución al crecimiento poblacional; la importancia de un aluvión constituido por varones jóvenes como fuente de mano de obra para la agricultura, la industria y el sector terciario; la influencia cultural y las etapas de su integración en la sociedad local desde el punto de vista identitario; los grupos de origen mayoritarios; las modalidades de radicación en los ámbito rural y urbano; y los procesos de movilidad social en relación con el funcionamiento de redes.
Los capítulos correspondientes a la tercera parte se encuentran organizados con un criterio cronológico. Mientras el capítulo quinto se ocupa de la evolución de los movimientos migratorios en la provincia entre 1914 y 1945, el sexto lo hace desde esa fecha hasta 2010. El primero de ellos, entonces, se concentra en la descripción de los modos de inserción de los inmigrantes ultramarinos en las áreas urbanas y rurales de la provincia, teniendo en cuenta un contexto general caracterizado por la oscilación de los flujos -en relación con un período de inestabilidad política y económica internacional- y la implementación de políticas restrictivas a nivel nacional. Finalmente, el último capítulo ofrece el análisis de un período en el que se producirá un progresivo retroceso de las corrientes europeas, un aumento del peso numérico de los inmigrantes de origen limítrofe en el total de extranjeros y la llegada creciente de migrantes internos al espacio provincial. En todos los casos, se señala cuáles eran los grupos predominantes, las condiciones de su inserción espacial y ocupacional, y el funcionamiento de las redes preexistentes.
En definitiva, el libro se constituye en un interesante aporte acerca de la cuestión migratoria en la provincia de Buenos Aires. Sintetiza los sustanciales aportes existentes en el marco de una temática de interés todavía incipiente, al mismo tiempo que evidencia la necesidad de ampliar las indagaciones sobre el área bonaerense. Se trata de una obra pensada para un público amplio, pero cuya profusa bibliografía y actualización historiográfica la convierten en una herramienta valiosa para el investigador.

Denise Rocío Ganza
CONICET - UBA - IIGG

 

Atlas de la Argentina Rural, Marcelo Sili, Martine Guibert y Roberto Bustos Cara, Capital Intelectual, Buenos Aires, 2015, pp. 296.

 

El atlas de la Argentina Rural pretende alentar un nuevo pensamiento sobre los espacios rurales, partiendo del reconocimiento de que estos no son solo lugares abiertos para la producción agropecuaria y la obtención de materias primas, sino que, ante todo, constituyen territorios de vida, lugares donde la gente construye sus historias y teje nuevas oportunidades de futuro. Para esto, procura explicar las dinámicas contemporáneas y las formas de organización territorial del mundo rural argentino, con un enfoque netamente geográfico que tiene como sustento a la cartografía como principal mecanismo de interpretación y análisis de la realidad, lo que se puede ver plasmado en la infinidad de mapas que presenta el libro, y que, a su vez, contiene información contundente de diversas fuentes según los requerimientos.
La obra que aquí se presenta pretende reflejar, de alguna manera, todos los cambios teniendo una imagen del estado actual de la Argentina rural, demostrando la complejidad y la diversidad de estos territorios. Para esto, el atlas reúne los conocimientos de los autores junto con los aportes de diversos investigadores que han colaborado en la escritura de algunos apartados específicos y otros para el desarrollo del modelo en los casos seleccionados.
La interpretación de los procesos de cambio y las formas de organización de los territorios rurales se plantea a través de tres grandes hipótesis, las cuales se encuentran explicitadas en la introducción del libro. La primera afirma que la organización y la dinámica de los territorios rurales actúa como resultado de las formas de inserción de la Argentina y sus espacios rurales en los mercados internacionales y el contexto actual de globalización. La segunda, manifiesta que -como producto de una mirada reductora, arcaica y peyorativa sobre lo rural- no se han construido políticas y procesos que permitan mejorar sustancialmente la vida en este medio. La tercera, finalmente, plantea que la Argentina rural se transforma rápidamente en función de nuevas dinámicas sociales, culturales y productivas, por lo cual emergen formas inéditas de valorización de recursos (nuevas actividades, residencias secundarias, turismo rural, entre otras), una nueva relación entre el campo y la ciudad -producto de la mayor movilidad de la gente y del cambio tecnológico-, y también de nuevos paradigmas culturales que se van construyendo en la sociedad argentina.
El libro se organiza en dos partes. La primera de ellas incluye seis capítulos que presentan una sucesión de temáticas que nos permiten observar la complejidad de la Argentina rural. En el primer capítulo, se analiza la valorización y la diversidad de los recursos naturales como claves en la organización y el desarrollo del territorio argentino y de sus áreas rurales. En el segundo, se analiza las dinámicas demográficas de la población rural, del empleo y analiza la pobreza como una problemática rural. El tercer capítulo muestra los niveles de equipamiento y conectividad de las áreas rurales, planteando que la ausencia de estos inhibe el poblamiento y la ocupación del territorio, o bien ofrece a la población menos oportunidades de mejorar su calidad de vida. En el mismo, analiza las condiciones de vivienda, provisión de agua potable, la energía, la conectividad y movilidad, las comunicaciones, el acceso a bienes y servicios, la salud y la educación. En el cuarto capítulo, se analizan los cambios en la economía y en la producción agrícola, pecuaria, la minería y el turismo rural como invención en los últimos años ante los momentos de crisis. En el quinto capítulo, los autores realizan un análisis de los actores del medio rural, desde los agricultores familiares hasta los contratistas de maquinarias, teniendo en cuenta que estos son los principales motores para mejorar la situación rural. En el último capítulo de esta parte, se hace hincapié en las políticas que se involucran en el desarrollo de la Argentina rural, en las diferentes organizaciones (estatales, cooperativas, agricultores familiares), los tipos de organización de los gobiernos locales en cada una de las provincias y las implicancias de estas en el mundo rural.
La segunda parte presenta la diversidad rural mediante el análisis de dieciocho modelos de territorios rurales que los autores agrupan en cinco tipologías, las cuales se analizan cada una en un capitulo. Esta tipificación pretende dar cuenta de la diversidad que se da en la Argentina rural, pero según afirman los mismos autores, esta es probablemente incompleta y perfectible como cualquier tipología.
Para finalizar los autores presentan algunos interrogantes que nos llevan a profundizar el repensar nuestro mundo rural, evitando la categorización y jerarquización de la razón moderna donde lo rural queda supeditado a las necesidades de lo urbano siendo éste, solo un medio de producción de la materia prima, y cambiando nuestra mirada considerándolos territorios de vida, lugares de construcción de proyectos personales y colectivos. En definitiva, el libro logra plasmar diversas dimensiones que forman parte de los ámbitos rurales visibilizando las problemáticas que aquejan a la población rural en general, y convirtiéndolas en un aporte para analizar y tipificar los territorios rurales. Por último, resta decir que este atlas integra una extensa información de diversas fuentes del propio estado y de diversos estudios, en mapas, tablas, fotografías de alta calidad y gráficos, que podría permitir abordar, a nivel país, políticas públicas más apropiadas que tengan en cuenta la identidad y las necesidades rurales.

Ana Garay
ISES - CONICET - UNT

 

Hora de balance: proceso de acumulación, mercado de trabajo y bienestar: Argentina, 2002-2014, Javier Lindenboim y Agustín Salvia (coord.), Eudeba, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2015, pp. 372.

 

Este libro, coordinado por Lindenboim y Salvia, agrupa un conjunto de investigaciones que estudian la evolución y características que tuvieron la estructura productiva, el mercado de trabajo, la distribución del ingreso y la movilidad social en la posconvertibilidad. Las investigaciones reunidas indagan los cambios y continuidades que se pueden observar en el período 2002-2012, en relación a lo sucedido en la década de 1990, tomando algunos trabajos incluso un período más extenso que llega hasta la década de 1970. Esta mirada de largo plazo es para destacar, ya que se distingue de otras investigaciones que limitan el análisis de los años recientes a una comparación con la situación de 2001-2002.
El libro consta de una presentación, y una primera parte que aborda aspectos del régimen de acumulación y la estructura productiva, y su impacto en las condiciones de empleo. La segunda parte del libro examina las heterogeneidades presentes en la actividad económica, la segmentación y precarización laboral. La tercera parte analiza aspectos de la movilidad social y la distribución del ingreso, vinculándolos con la inserción laboral de los ocupados (estratificación socio-ocupacional, categorías ocupacionales). Por último, en las reflexiones finales se sintetizan las principales contribuciones.
En la presentación, Lindenboim señala diversos aspectos que estarán presentes en los capítulos. Entre ellos, que en la posconvertibilidad hubo un importante crecimiento económico y proceso de generación de empleo, una caída de la desocupación y mejora relativa de los salarios, procesos que se dieron sobre todo en el periodo 2003-2007/8, marcando también sus límites: se trató de cambios de corto plazo y coyunturales, que no modificaron significativamente las estructuras productivas y distributivas. Por ello un elevado porcentaje de la población continúa afectado por problemas de empleo, desigual distribución del ingreso, y pobreza.
En la primera parte del libro las investigaciones de diversos autores se basan en categorías analíticas propias del marxismo, donde Graña señala que para compensar el importante rezago productivo que caracteriza la economía nacional se hace uso de tres fuentes: renta de la tierra, endeudamiento externo y venta de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, lo cual explica el deterioro laboral que se consolidó desde la dictadura. En relación al período 2002-2012, señala que las mejoras que hubo acontecieron en los primeros años pero que, a partir de 2008, los elevados niveles de precarización, empleo informal y limitada recomposición salarial se vinculan con la necesidad de una mayor compensación. Esto se demuestra también en el trabajo de Jaccoud, Monteforte y Pacífico, analizando que los aumentos de la ocupación y salario real, y la caída del empleo informal, fueron de magnitud solo en 2003-2006.
Por su parte, Kennedy demuestra que la economía nacional se caracteriza por un estancamiento desde mediados de los años 70, señalando, que desde la última dictadura militar la necesidad de una fuente extraordinaria de plusvalía puso en marcha un proceso de deterioro del salario real, que las mejoras salariales acontecidas en los primeros años de la posconvertibilidad no han logrado revertir.
Los trabajos de la segunda parte del libro se basan en la heterogeneidad estructural que caracteriza la economía nacional, lo que se traduce en mercados de trabajo segmentados. Sobre ese marco conceptual, Vera, Salvia y Poy muestran cómo el crecimiento económico por sí mismo no puede lograr una convergencia tanto en el plano productivo como ocupacional. Los autores analizan la evolución de las brechas salariales y la capacidad del sector dinámico de la economía de absorber productivamente a un sector de la fuerza de trabajo que se mantiene desocupada o en ocupaciones de subsistencia, en el marco de una estructura ocupacional que no tuvo transformaciones significativas.
Arakaki analiza en particular el empleo precario siendo este una de las manifestaciones de la venta de la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Demuestra que, si bien hubo una disminución del porcentaje de asalariados sin descuento jubilatorio y una mejora en los salarios en la posconvertibilidad, no se logró superar la situación que había a mediados de los ´90.
El análisis de cómo se reproduce la estructura económicoocupacional desigual está presente también en el trabajo de Salvia y Vera. Los autores demuestran que las competencias educativas no son condiciones suficientes ni necesarias para acceder a empleos de calidad. Asimismo, explican de qué forma la heterogeneidad estructural lleva a que los recursos educativos y beneficios políticoslaborales beneficien más al empleo en los sectores público y formal en detrimento del sector informal de pequeños establecimientos.
En la tercera sección, Plá y Rodríguez señalan que en la posconvertibilidad en relación a la década de 1990, hubo una leve prevalencia de la movilidad social ascendente sobre la descendente, aunque se evidencia una menor movilidad “relativa”, de tal forma que quien nace en un hogar de una determinada clase social tiene más posibilidades de permanecer en la misma posición que de moverse a otra (aumento del nivel de reproducción).
Chávez Molina y Sacco afirman que en el período 1992-2013 no hubo cambios sustanciales en la composición de la estructura socio ocupacional: los trabajadores recuperan en la posconvertibilidad el peso que perdieron en la década de 1990, sobre todo por el crecimiento del empleo asalariado en pequeños establecimientos.
Donza analiza la evolución de la capacidad de consumo de la población, muy afectada en los años 90 por la desocupación y la precarización laboral, y que tuvo una recuperación a partir de 2004, en particular hasta 2007, lapso en el que aumentaron tanto el ingreso por perceptor como la cantidad de perceptores por hogar. En el período 2007-2012, marcado por una desaceleración económica y menor demanda de puestos de trabajo, se estanca la posibilidad de incrementar el número de perceptores por hogar y los ingresos ya no tienen una mejora significativa, con lo cual, al final del período es claro que la mejora en la capacidad de consumo pudo solamente mitigar los efectos negativos del período 1992-2002.
En las reflexiones finales Salvia sintetiza los aportes realizados por los distintos trabajos. Remarca que si bien en la etapa de la posconvertibilidad hubo una expansión económica y del empleo, mejoras salariales y en la distribución del ingreso, el impacto de estos cambios es significativo al compararlos con la situación de 1998-2002, siendo de menor magnitud cuando la comparación se realiza con la situación existente a comienzos de los ´90 o incluso con la que había a mediados de aquella década. Afirma que el crecimiento económico y las relativas mejoras laborales y sociales no se tradujeron en cambios estructurales en la producción, persistiendo profundas desigualdades productivas y sociales, y manteniendo el mercado de trabajo su carácter segmentado. Al no alterarse la heterogeneidad estructural que caracteriza a la economía nacional, no hay una convergencia hacia el desarrollo.
Los trabajos reunidos en el libro constituyen un valioso aporte al estudio de lo acontecido en la posconvertibilidad en cuanto a lo económico, laboral y social, y constituyen una base para avanzar en el análisis de estos procesos a nivel de provincias o regiones, profundizando así el estudio de las características que tienen las desigualdades regionales en Argentina en el siglo XXI.

Ariel Osatinsky
ISES - CONICET - UNT
Facultad de Filosofía y Letras - UNT