DOI: https://dx.doi.org/10.19137/praxiseducativa-2022-260101

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EDITORIAL

 

El Campo de las Prácticas como territorio articulador de una formación integral

 

María Graciela Di Franco
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina
chdifranco@gmail.com
ORCID: 0000-0002-6312-1825

                                                                                                                                                                                                   

El Campo de las Prácticas

Hace tiempo que desde estas páginas iniciales hemos planteado la mudanza de los planes de los planes de estudio a favor de una formación docente que fortalezca el valor formativo de la práctica, en tanto poder formativo o performativo mucho mayor que los discursos y que constituye un campo que gesta saberes genuinos, propios, novedosos, contradictorios con lo que decimos o predicamos acerca de ellas. Las vinculaciones curriculares que se establecen al interior del trabajo en el Campo de las prácticas se sostienen en una epistemología de la práctica que construye saberes de igual valor que las teorías. Esta perspectiva es novedosa en relación a las miradas hegemónicas que dejaron a la práctica como último tramo de la formación (residencia) y en la que se “transferían” los saberes construidos en cinco años de carrera. La episteme de la práctica que asumimos nos exige la relación dialogada con la comunidad, con las y los otros que intervienen y la toma de decisiones compartidas a favor de la reducción de los niveles de exclusión y fracaso escolar en las aulas de secundaria donde nos involucramos. Estas épocas de temporalidades y espacialidades deslocalizadas este campo fortalece el valor de las territorialidades en contextos de prácticas pedagógicas en emergencia/insurgencia.
Avanzamos en la importancia de interpelar la formación docente en la inmediatez, en la simultaneidad que implica vivir en tiempos de pandemia donde las certezas construidas están en tensión, y un ejercicio reflexivo resulta fundamental para reducir el caos que genera esta situación inédita. Retomar el valor colectivo de la disfuncionalidad provocada por esta pandemia para invertir su sentido territorial como oportunidad para reimaginarnos nuevas formas de construcción del saber. Volver oportunidad para pensar que estos territorios fragmentados por la pandemia comiencen a consolidarse en territorios en red, donde se debilitan las fronteras y se fortalecen los movimientos de resistencia, hacia una formación política de comprensión e intervención con otrxs.
Este es un espacio y un tiempo de comunicación distinta para devolver el lugar epistemológico a los saberes y prácticas locales, del margen, fronterizos (Mignolo, 2007; Escolar y Besse, 2011), y que comiencen a otorgarle a estas nuevas prácticas construidas el encuadre a los aprendizajes, el mismo valor que se le ha otorgado a los saberes académicos y que pueden dialogar.
Estas prácticas permiten analizar los currículos como múltiples territorios, donde se politizan las relaciones sociales, relaciones y conflictos que conviven y en las cuales, nos involucramos y otorgamos sentido en nuestro trabajo de formación.
En estas prácticas deslocalizadas en tiempos de formación hemos amplificado las voces del territorio poniendo en diálogo a estudiantes, docentes, graduadxs y militantes.
La presencia de graduadas/os volvió vivo al mandato fundacional y todas/os los formadores, más allá del espacio curricular en el cual enseñemos nos ocupamos de la práctica de enseñanza poniendo en dialogo tanto contenido disciplinar, pedagógico, docente. Las y los graduados aportan a la conflictividad de la formación y ofrecen modos de cuestionamientos, de resistencias. Aprender a escucharles para que la hospitalidad, de sentido a habitar esta nueva experiencia de abrir las puertas institucionales y dejarse habitar por lo novedoso de la historia escolar. Cada carrera de nuestra facultad gestó encuentros con graduados y graduadas a través de conversatorios, ateneos, recorridos virtuales, paisajes de aprendizajes, foros. La voz de referentes territoriales estuvo en diálogo con propuestas que se llevan a cabo desde las cátedras o grupos de cátedras. Cada carrera encuentra modos, potentes. En alguna la modalidad elegida más activa es la de los conversatorios convocados a favor de trabajar vínculos de las asignaturas con sus saberes específicos; con la enseñanza en escuelas secundarias y en particular la enseñanza a partir de problemas, de distintas escalas y temporalidades,  en indagar cómo se trabaja , la función docente, vínculos entre docencia e investigación, la función social de la currícula, uso de las fuentes,  nuevas problemáticas en las aulas universitarias y secundarias, incorporación de estudios de género, derechos humanos, estudios regionales.
En otras carreras las y los graduados ponen en contexto los modos de habitar la escuela y enseñar en tiempos de pandemia, de aislamiento y de los agrupamientos posteriores poniendo énfasis en el acompañamiento a trayectorias y en los procesos de revinculación.
El trabajo está centrado en el diseño de estrategias de lectura, análisis y producción, y exposición oral y escrita a partir de los conocimientos adquiridos en cada asignatura y la selección de un corpus posible en la enseñanza secundaria. En trabajo con graduadxs se recuperan articulaciones a partir del diseño de actividades, diseño de cuadernillos compartidos y entrevistas con ejes en la revisión en la práctica y en reflexionar acerca del fracaso escolar.
Otra modalidad elegida en el trabajo con graduadxs de primaria y secundaria fue la entrevista poniendo en valor aprendizaje y trayectorias, contenidos, saberes de diseños curriculares, libros de texto y producciones propias; enseñanza y evaluación. En esta ocasión también se la devolución a lxs graduadxs se sustancie en la forma de propuesta áulica diseñadas a partir de necesidades expresadas por lxs graduadxs en las entrevistas y las construcciones que posibilitaron las interacciones entre docentes y estudiantes entre las cátedras.
Otro grupo de asignaturas planificaron colaborativamente los encuentros para (re)pensar el lugar de la/el docente en la formación y en la práctica con adolescentes y adultas/os en tiempos de presencialidad y virtualidad, sin perder de vista el contexto actual de pandemia; analizar propuestas de enseñanza implementadas en educación secundaria transversalizadas en ESI y DDHH y reflexionar acerca de problemáticas que atraviesan la vida de las personas y habitan el territorio escolar desde las voces de militantes sociales que ayudan a comprenderlas en primera persona y a desmontar ese sentido común hegemónico que nos compromete la escuela en térmicos de consolidación y ampliación de derechos en una educación democrática.
Las voces de las militantes sociales –convocadas a partir de proyectos de extensión-y articula funciones nodales de la universidad: docencia, investigación, extensión (Bofelli, 2021; Tomasino 2019; Umpierrez, 2020). Las luchas de los diferentes movimientos sociales sirvieron como iniciativa para la construcción de un pensamiento crítico que articuló la reflexión intelectual con la actuación política transformadora. La militancia emerge como el compromiso ético y político con el cambio social, motivo por el cual implica posiciones y actuaciones proactivas en varias esferas de la vida, incluyendo la inserción en espacios colectivos de articulación, discusión y movilización que permita visibilizar y potencializar luchas por una sociedad más justa e igualitaria.
Pensar en una formación docente que active modos de resistencia popular y que ponga en tensión en la comunidad escolar los mandatos hegemónicos naturalizados demanda conocer, comprender, construir, intervenir. En nuestro caso, docentes y estudiantes nos reconocemos como parte del territorio escolar, y conocer lo que allí sucede es parte del proceso de indagación y de problematización en la formación, que entendemos centrada en una epistemología de las prácticas que construye saberes propios, inéditos, potentes.
Con estas nuevas miradas más humanas, más reales, más propias, modificamos los contenidos de las asignaturas en las que participamos, ponemos en tensión teorías y prácticas heredadas, y avanzamos en el diseño de prácticas de enseñar que promueven la consolidación y ampliación de derechos humanos. El trabajo con los movimientos populares (Ouviña, 2015) o socioterritoriales (Mançano Fernandes, 2005), con colectivas feministas, con movimientos trans, o con cooperativas populares, potencian otros puntos de vista y otros modos de intervención.  Estar en el campo, en el territorio, a través de graduadas/os y militantes, nos ha permitido pensar qué conocimiento se construye y advertir que tenemos que construir otro saber, con otros y otras. Confiamos que esos procesos van a generar transformaciones afuera, pero sobre todo avanza en transformar la formación al interior de la universidad (Umpierrez, 2020).

 
ST, lápices sobre hojas. Romina Solange Finks

 

Las/os militantes aportaron sus vivencias, saberes y metodologías de trabajo para consolidar una formación cercana a las necesidades expresadas por estudiantes, docentes y directivos de las escuelas. A partir de este diálogo con las/os militantes también se diseñan propuestas de enseñanza de abordaje interdisciplinario, se fomenta el trabajo cooperativo, contextualizado. De las conclusiones que elaboran estudiantes y docentes se puede señalar que las/os militantes recorren una ruta de prácticas de conocimientos otros en contra de aquelloas des-contextualizadas, ahistóricas y des-carnadas; permiten situar el conocimiento y cartografiar desde dónde se habla, quién habla y para qué se habla; sus voces nutren procesos sociales de des domesticación; des colonización y des patriarcalización. La narración y la reconstrucción de sus vidas se convierte en una herramienta de lucha que sirve para denunciar la violencia, el racismo estructural y en todas las voces se reconoce el valor de las instituciones formadoras –escuela, universidad- al hacer una opción política por la consolidación y ampliación de derechos y que centre los procesos de enseñanza y de aprendizaje en estas dimensiones al provocar la reconstrucción de los esquemas habituales de conocimiento de los/as estudiantes, para entender y discutir formas naturalizadas de dominación.

Bibliografía

1. Boffelli, M. (2021). Incorporación curricular de la extensión: política, enfoque e instrumento de gestión de la UNL: 28 de abril de 2021 en el Panel Políticas institucionales, enfoques y evaluación. Universidad de Litoral, Revista +E. https://youtu.be/Gwab8d_Yj08

2. Mançano Fernandes, B. (2005). Movimentos socioterritoriais e movimentos socioespaciais: contribuição teórica para uma leitura geográfica dos movimentos sociais en Revista Nera, Año 8, N° 6, 14-34.

3. Mignolo, W. (2007). La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial. Barcelona: Gedisa.

4. Tommasino, H. (2020). Modelos de integralidad de la extensión universitaria. Ponencia en VI Jornadas de Extensión universitaria Integración de las 3 funciones sustantivas de las universidades en el siglo XXI. 30 de octubre 2020. Panamá

5. Umpierrez, A. (2020). “La universidad en la cárcel”, Ponencia las VII Jornadas de Extensión de la Universidad Nacional de La Pampa. 19 de noviembre de 2020.