DOI: http://dx.doi.org/10.19137/praxiseducativa-2017-210205

ARTÍCULOS

 

El Departamento de Extensión Universitaria. Una huella sin inventario en la historia de la Educación Popular y de la Educación de Jóvenes y Adultos en Argentina

The department of university extension: a track without inventory in the history of Popular Education and Youth and Adult Education in Argentina

 

Cinthia Wanschelbaum *

 

Resumen: En el artículo presentamos avances de una investigación cuyo objeto de estudio se focaliza en el proyecto político- pedagógico y las acciones de educación popular con jóvenes y adultos del Departamento de Extensión Universitaria (DEU) que funcionó en la Universidad de Buenos Aires, entre los años 1956 y 1966. El Departamento de Extensión Universitaria se propuso articular la Universidad con el pueblo. El foco de sus acciones estuvo en la Isla Maciel. Allí, durante diez años, se desarrollaron acciones educativas, sanitarias y asistenciales que tuvieron como objetivo solucionar los problemas de los habitantes de la Isla, a partir de un trabajo conjunto entre la universidad y la comunidad.

Palabras clave: Educación de adultos; Extensión Universitaria; Educación Popular; Universidad de Buenos Aires; Historia de la educación.

Abstract: In the paper we present progress of a research project that aims at studying the political-pedagogical project and actions of popular education with youth and adults in the Department of University Extension of the University of Buenos Aires which ran between 1956 and 1966.The Department of University Extension attempted to articulate the university with the people. The focus of its actions was in the Maciel Island. There, for ten years, they developed educational, health and welfare actions in order to solve the problems of the inhabitants of the island, from a joint effort between the university and the community.

Key Words: Adult Education; University Extension; Popular Education; University of Buenos Aires; Education History.

 

En los trabajos de investigación que venimos desarrollando en nuestro equipo1, advertimos una escasa producción de estudios en el campo de la Educación de Jóvenes y Adultos (EDJA) en general, y en la historia de la EDJA en particular. A pesar de la relevancia que esta problemática tiene en la realidad educativa concreta en cuanto a los niveles de expulsión escolar que afectan a amplios porcentajes de jóvenes y adultos2, no existe una amplia producción de conocimientos científicos al respecto, como sí la hay con relación a la escuela y a la niñez3. Hegemónicamente, los estudios se focalizan en el sistema escolar para la infancia y, a su vez, los que sí estudian la EDJA, refieren en su mayoría a la alfabetización de adultos y la capacitación laboral o profesional. En las Ciencias de la Educación existe, por tanto, una vacancia en la investigación científica sobre la EDJA (Llosa, 2011 y Wanschelbaum, 2012). Específicamente, ciertos períodos históricos y experiencias pedagógicas no han sido estudiados.
En este sentido, el objeto de nuestra actual investigación se focaliza en el proyecto político- pedagógico y las acciones de educación popular con jóvenes y adultos del Departamento de Extensión Universitaria (DEU) que funcionó en la Universidad de Buenos Aires, entre los años 1956 y 1966.
Consideramos que resulta relevante recuperar y dar a conocer la historia del DEU porque aún falta mucha información y conocimiento sobre una experiencia muy significativa en la historia de la EDJA, de la Educación Popular y de la Universidad. Lo realizado por el DEU es recordado en el ámbito universitario como “una experiencia única”4 que nunca volvió a repetirse y que significó un hito en la formación profesional de destacados intelectuales argentinos que participaron5. “La experiencia de Extensión marcó a fuego a dos o tres generaciones”6. Sin embargo, hasta el momento no fue objeto de investigación en la historia de la EDJA, ni en estudios sobre la historia de la Universidad argentina. Ha sido objeto, sí, del “olvido histórico” (Sirvent, 2011).
La búsqueda de antecedentes, es decir, de los conocimientos previos existentes acerca del objeto de investigación, fue la que nos hizo reparar en dicha omisión. En la búsqueda no encontramos estudios sobre la intersección de los campos investigados que refieran al período entre 1950 y 1960. Los antecedentes que encontramos corresponden a momentos previos y posteriores: el gobierno peronista (Rodríguez, 1995 y Michi, 1997) y el gobierno de Illia (Bottarini, 2009). Con relación a las pesquisas focalizadas específicamente en el DEU, hallamos un trabajo realizado por Silvia Brusilovsky, titulado “Extensión universitaria y educación popular”, publicado por Eudeba en el año 2000. El trabajo consiste en un estudio de reconstrucción de la experiencia en general y una tesis de licenciatura de Beatriz Erbin titulada “Memorias e imágenes de Extensión Universitaria en Isla Maciel” que analiza, desde una mirada antropológica, lo realizado en la Isla Maciel en cuanto a las interacciones con la población y las instituciones. Ninguno de ambos antecedentes refiere a nuestro objeto específicamente, ni lo investiga del modo que nosotros proponemos. El DEU también aparece mencionado en textos de Toer (1988), Schwarstein y Yankelevich (1989), Puiggrós (1994) y Sanguinetti (1988), en los cuales se destaca la importancia del proyecto, pero sin profundizar mucho más, ni realizar un estudio sistemático.
Además de ser relevante el estudio del DEU para la producción de un nuevo conocimiento científico, recuperar su historia y proyecto político-pedagógico resulta significativo para pensar a la EDJA, la Educación Popular, la Extensión Universitaria y el vínculo entre ellas en la actualidad. El DEU constituyó un proyecto pionero en la producción y desarrollo de conocimientos y acciones respecto de la relación entre la educación, la universidad, la sociedad y el Estado. Estos temas hoy en día siguen vigentes y son objeto de debate, y en los que el DEU aparece como modelo de intervención a imitar y a adaptar en el presente7.
Con nuestra investigación, pretendemos elaborar críticamente lo que somos como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora y que nos ha dejado una infinidad de huellas que no han sido inventariadas8. Nos proponemos, al investigar la huella del DEU, efectuar ese inventario.

El contexto de creación del Departamento de Extensión Universitaria

El 16 de septiembre de 1955 se produjo en Argentina un golpe de Estado. La llegada de los militares al poder significó la apertura de un período de represión y de Terrorismo de Estado (Bayer, Borón y Gambina, 2010), autoproclamado como la “Revolución Libertadora”. Un sector de la universidad festejó esperanzado el golpe, a la par que otro salió a manifestarse a las calles en su contra. Las manifestaciones se concentraban frente al Círculo Militar o se movilizaban hasta Plaza de Mayo al grito de“No queremos dictaduras, ni gobierno militar” (Kleiner, 1964, p.145).
La “Libertadora” sancionó por Decreto la ley de “Organización de las Universidades Nacionales”9. Pese a que el presidente provisional de facto, el general Lonardi, dijo en un discurso frente a los estudiantes que “la autonomía universitaria deber ser lo más amplia posible y cada universidad conformará su propia fisonomía espiritual sin interferencias del poder central”10, decretó la intervención de las universidades.
Al momento de hacerlo, las universidades de todo el país habían sido tomadas por los estudiantes, en defensa de la autonomía universitaria. Los centros de estudiantes y federaciones adheridos a la Federación Universitaria Argentina (FUA) se hicieron cargo del gobierno provisional de estas instituciones. En una semana, se realizaron asambleas multitudinarias con estudiantes apoyando la ocupación y defendiendo la democracia. Kleiner (1964) afirma que esta resistencia estudiantil a la intervención militar en las universidades fue un“hecho político nuevo en la vida universitaria” (p.146). En una declaración del 23 de septiembre de 1955 la FUA determinó:

Para que no sea estéril el derramamiento de tanta sangre fraterna, la Federación Universitaria Argentina ratifica una vez más que la democracia y la libertad deberán afirmarse con un mínimo de medidas concretas e impostergables, a saber:
Plena vigencia de los derechos de asociación, reunión y libertad de expresión. Derogación de la legislación represiva: estado de guerra interno, ley de residencia, ley de seguridad del Estado, ley de espionaje y sabotaje, etc. Disolución de los organismos policiales creados para la persecución e intimidación de los adversarios del régimen: Sección Especial, Orden Social, Gremial y Político, etc.
Libertad Sindical y reconocimiento del derecho de huelga, garantizando la no injerencia estatal en el movimiento obrero y su libre desenvolvimiento.
Reapertura de los Centros estudiantiles, gremiales y culturales.
La FUA recuerda también al pueblo y al gobierno que la democracia debe ser defendida del privilegio económico, de la intromisión del imperialismo. La posesión de nuestras riquezas naturales, el completo dominio de nuestra economía, son condiciones indispensables para la vigencia de una democracia integral.

Algunas de las reivindicaciones estudiantiles se lograron. Se eliminó la resolución que exigía el certificado de buena conducta a los universitarios y la universidad dejó de ser un apéndice de la Sección Especial. Sin embargo, con la sanción de la nueva ley universitaria el gobierno militar trató de amainar la acción estudiantil de masas.
En ese contexto de lucha, movilización y participación, en 1957, y por primera vez en la historia de la Universidad de Buenos Aires (UBA), profesores, graduados y estudiantes eligieron sus autoridades universitarias. Risieri Frondizi fue nombrado como rector por la Asamblea Universitaria. Al asumir sus funciones, este anunció que:

(...) la nueva universidad no sería un claustro para minorías socialmente privilegiadas, ni tampoco un recinto de concepción demagógica: se abría al pueblo –a todo el pueblo argentino– con el espíritu alentado desde 1918. (UBA, 1962 p. 11)

En efecto, el nuevo rector propuso para la UBA una “revisión total de su quehacer” (UBA, 1962, p. 10) en pos de una democratización de las estructuras universitarias. Para ello y como pilar fundamental de ese proyecto universitario, se creó en 1956, el Departamento de Extensión Universitaria (DEU)11.

El Departamento de Extensión Universitaria: romper los límites del privilegio

La creación del DEU no fue ajena al movimiento y a la lucha estudiantil que describimos y analizamos en el apartado anterior. De hecho, podríamos ubicar su fundación como parte de las demandas del sector. En efecto, la iniciativa de instituir en la UBA un organismo de extensión universitaria fue impulsada por los estudiantes organizados en la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA).
Durante los años previos a 1956, dentro de la FUBA funcionaba una “Comisión Obrero- Estudiantil” cuyo objetivo fue producir un “encuentro” entre los estudiantes universitarios y su “medio social”, como ellos lo denominaban. Además, existía una “Comisión de Estudio” de temas educativos. Estas Comisiones estaban conformadas por estudiantes de las diferentes facultades de la universidad y trabajaban con Sociedades de Fomento y Bibliotecas Populares de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires.
Es decir, que el DEU no nació de un día para el otro por decisión única del nuevo rector, sino que se trató de la formalización y ampliación en la estructura de la universidad de una experiencia que venían desarrollando los estudiantes. Quienes conducían la FUBA estaban convencidos de que la universidad, en general, y la UBA, en particular, debían tener una política de trabajo universitario por fuera de la institución.
El DEU dependió directamente del rectorado y tuvo un lugar de importancia en la estructura administrativa de la UBA. Primero se designó una Comisión “encargada de su organización y de establecer sus objetivos y modos de acción”12. Su conducción estuvo a cargo de Amanda Toubes y Noemí Fiorito, quienes formaron un equipo dedicado a concretar el sueño de una “universidad para el pueblo” (DEU, 1958, p. 3). El objetivo principal del DEU fue que la universidad se extienda más allá de sus restringidos límites y esté “más metida en el pueblo” (DEU, 1966, p. 2).
Partían de un diagnóstico crítico sobre la universidad. Por un lado, sostenían que pese a que la universidad era pública y de acceso irrestricto, éste estaba restringido a reducidos sectores sociales. Identificaban que estudiar era un privilegio y que desde la universidad había que romper con los límites de ese privilegio.

La realidad del país vista desde la Universidad actual, es la realidad restringida a los límites del privilegio. Los campos de investigación, los problemas y las necesidades culturales quedan restringidos solo a esos pocos sectores. (DEU, 1958, p.3)

Por otro lado, planteaban que la universidad no estaba estudiando e interviniendo en los problemas reales del país, cuando esa debería ser su función. “Era una universidad […] que el país se le escapaba de las manos”13. Para el DEU, la función de la Universidad debía ser detectar problemas, estudiarlos y elaborar soluciones concretas.

En su tarea de Extensión Universitaria, la Universidad, se propone, ante todo educar al pueblo y al universitario, para que, conjuntamente, trabajen en el desarrollo integral de la comunidad. Se trata de obtener un cambio en la actitud de unos y otros: que el hombre del pueblo pueda contar con los elementos necesarios para la solución de sus problemas; que el hombre de ciencia y el técnico asuman, al fin, su responsabilidad en la obra por el bienestar común. (DEU, 1958, p.58)14


”Orígenes” acrílico. Carola Ferrero

Y a eso se dedicaron de manera sistemática, planificada, novedosa, contradictoria, difícil y alegre. Durante diez años, la UBA realizó un trabajo con la sociedad que nunca antes se había hecho (y que no se volvió a hacer), poniendo “todo lo que se aprende en los libros y en los laboratorios al servicio del hombre”. (DEU, 1966, p.2).

El Departamento de Extensión Universitaria en Isla Maciel

Para el desarrollo de las actividades concretas de extensión universitaria, el DEU estableció lo que, en un primer momento, denominaron “Plantas Piloto”: el Centro de Desarrollo de la Comunidad de Isla Maciel (CDCIM), la Radiotelefonía y las Bibliotecas Populares. Con el correr de los años, a esas Plantas Pilotos iniciales, le sumaron un trabajo de formación con sindicatos y el “Entrenamiento industrial”15.
Concretamente, el trabajo del DEU comenzó en abril de 1956, en la Planta Piloto de Isla Maciel con la instalación del CDCIM. Eligieron Isla Maciel porque les pareció que, dadas las características que tenía la isla, era el lugar indicado para comenzar. Observaban que Isla Maciel era un territorio que sintetizaba el proceso de urbanización acelerada de Buenos Aires, un proceso de diferenciación social, económica y cultural, y de migraciones internas16.
A partir de un trabajo de identificación de necesidades y problemas de su realidad junto con las instituciones vecinales existentes en la Isla, se encaró un plan de trabajo destinado a solucionar los siguientes problemas: el educacional, el de asistencia sanitaria y el de asistencia familiar. El pensar y el hacer respecto a dichos problemas fueron los que atravesaron las iniciativas del CDCIM durante los diez años de trabajo del DEU en la Isla. Como se lo habían propuesto, la teoría aprendida en las aulas universitarias refirió a una práctica concreta, en una realidad determinada.

El problema educacional y el Programa Educativo

El problema educacional demandó la conformación de un Programa Educativo conformado por: la Escuela Vespertina, el Centro de Recreación, el Jardín de Infantes y el Centro Juvenil.
La Escuela Vespertina fue la primera iniciativa que se organizó. Se inauguró en junio de 1956 y estuvo destinada a jóvenes, entre 12 y 20 años, y a adultos. Allí funcionó una Escuela Primaria para Adultos, cursos de diferente tipo17 y actividades con grupos infantiles. Los profesores de la Vespertina fueron estudiantes, graduados y profesores de la universidad. Fue una “escuela de puertas abiertas”18, un lugar de encuentro y de organización del barrio.
El Centro de Recreación fue inaugurado un año después, en 1957, en Dock Sud. Estuvo destinado a niños de 6 a 12 años “para la prevención de la deserción escolar” (Speier, 2016). Se implementó un “Programa de Asistencia Integral y de Apoyo” a la Escuela Primaria, que tuvo como objetivo que los niños y las niñas que vivían en la Isla y que no iban a la escuela, comenzaran a ir. Los niños y las niñas iban al Centro a la mañana, desayunaban, almorzaban y luego una asistente social los llevaba a la escuela. El Programa se desarrolló junto con la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Avellaneda.
El Jardín de Infantes se abrió en agosto de 1959 y funciona hasta el día de hoy. Su apertura estuvo a cargo de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad de Avellaneda, en respuesta a la recomendación y fundamentación elaborada por el DEU.
El Centro Juvenil se creó en 1963 como necesidad de implementar una propuesta para los ex alumnos de la Vespertina que concluyeron el sexto grado. Fue un espacio de diversas actividades recreativas y culturales para la muchachada–como suele decir Amanda Toubes– que andaba con algunos problemas. También desde allí, se hicieron actividades para toda la comunidad de la Isla. El objetivo era que los muchachos aprendan a:

Colaborar en un grupo y a respetar a los demás; a ser disciplinados y responsables; a desear aprender cosas nuevas y superarse” […]
Los muchachos podrán así, en el futuro, participar mejor en la vida y progreso de su barrio, de su sindicato, de su partido político, de su país. (DEU, 1966, p. 17)

El conjunto de estas iniciativas modificó la situación educativa en la Isla Maciel. En los años que el DEU comenzó su trabajo en Maciel, en Argentina, de cada diez niños que comenzaban primer grado inferior, solo tres completaban sexto grado (un 30%). En Isla Maciel, con la implementación del Programa Educativo del DEU (la Escuela Vespertina, el Centro de Recreación, el Centro Juvenil y el Jardín de Infantes), al cabo de diez años, se logró que de cada diez niños en edad escolar, siete completaran la escuela primaria (el 70%).

El problema de la asistencia sanitaria y el Centro de Salud

Otro de los problemas sobre los que se trabajó fue el de la asistencia sanitaria. Uno de los inconvenientes más serios que tenía Maciel era el de la salud. Las condiciones de vida hacían que los habitantes de la Isla se enfermaran mucho, sobre todo los chicos. Había hospitales cerca, pero no iban o iban cuando ya estaban enfermos. Frente a esta situación, el enfoque de trabajo fue el de la prevención y, desde esa perspectiva, se decidió instalar un Centro de Salud (en vez de un hospital o una salita de primeros auxilios).
En 1956, comenzaron a trabajar con un médico domiciliario y una enfermera de terreno. Recorrían el barrio para averiguar sobre la salud de los habitantes y para curarlos. Además, atendían en la escuela todos los días. Tenían mucha demanda y resultaba incomodo, obviamente, seguir atendiendo en la escuela. A propuesta y demanda de los vecinos, en 1957, empezaron a atender en la Salita de Primeros Auxilios que ya existía en la Isla, pero que estaba cerrada. Y en 1959, empezó a funcionar en ese mismo lugar el Centro de Salud. Ese espacio también resultó reducido, entonces los vecinos organizaron una Cooperadora y compraron un terreno. Allí, se construyó –con colaboración del Ministerio de Salud Pública de la Provincia de Buenos Aires– el nuevo local del Centro de Salud19 y se trabajó en un Programa de Medicina Preventiva.
El Centro de Salud trabajaba para curar a la gente que ya estaba enferma, a la par de cuidar que la gente sana no se enferme.

Porque así se evitan problemas mayores, se está más tranquilo, no se pierde tiempo y se gasta menos en remedios. Los hombres, las mujeres y los niños viven más felices y fuertes, pueden trabajar mejor y progresar. Por eso nuestro Centro de Salud trató de atacar la enfermedad antes que llegasen. (DEU, 1966, p. 22)

Para saber qué hacer, para conocer las carencias sanitarias y asistenciales del barrio, el Departamento de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Médicas y la Cátedra de Medicina e Higiene Social (cuyo titular era el profesor Guido Ruiz Moreno), realizó un estudio. Sobre la base de ese estudio, se realizaron los programas.
El Centro de Salud tuvo los siguientes servicios: Atención al niño sano y enfermo, Atención de la mujer embarazada, Enfermedades de mujeres, Clínica de adultos, Enfermería, Laboratorio de análisis y Servicio social. Los programas fueron: Plan materno-infantil, Club de Mujeres (mujeres embarazadas y madres lactantes), Campaña por diarrea, Control de enfermedades transmisibles, Atención a la morbilidad, Educación sanitaria, Saneamiento ambiental. Estuvieron conformados por: Director, Médicos de niños, Partera, Médico de mujeres, Médico de adultos, Enfermeras, Auxiliares de enfermería, Laboratoristas, Asistentes sociales, Empleados administrativos, Mucamas. Todos trabajaban en equipo.
Allí, los universitarios aprendieron lo que no habían aprendido en los libros. De hecho, todos fueron aprendiendo juntos. “Los vecinos supieron cosas que antes no conocían, también ellos enseñaron a los profesionales […]. Así todos fuimos un poco maestros de todos”. (DEU, 1966, p.25)

El problema de la asistencia familiar y el Programa de Asistencia Social

El DEU también organizó un Programa de Asistencia Social para las familias del barrio, que comenzó a funcionar desde marzo de 1956. El equipo estaba conformado por asistentes sociales y un grupo de estudiantes de la Escuela de Asistencia Social de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En el barrio las llamaban las “Señoritas de la Salita”.
La función de las Asistentes Sociales fue orientar, guiar, ayudar a buscar las soluciones para los problemas que se presentaban (en la escuela, de salud, trabajo, en la familia, de documentos). Las pensaron como “un puente entre los vecinos y los servicios públicos” (DEU, 1966, p. 28). Ellas visitaban a los vecinos en sus casas, conversaban con la familia, de modo de establecer una relación “casi como si fuera una amistad” (DEU, 1966, p. 27). Las Asistentes Sociales, por el trabajo que realizaron, fueron las que estuvieron más en contacto con las familias.

El golpe del fin

El 29 de julio de 1966 el gobierno militar encabezado por Juan Carlos Onganía decidió intervenir las universidades, derogar la Ley Universitaria y con ello, suprimir la autonomía universitaria y el gobierno tripartito. Estas acciones no solo se llevaron a cabo por medio de decretos y reglamentaciones, sino que, y sobre todo, mediante la represión a los docentes y estudiantes universitarios, denominada como “La noche de los bastones largos”.
Frente a esta situación y tras largas discusiones, los trabajadores del DEU decidieron renunciar a sus puestos porque no querían sentirse “comprometidos con una Universidad cerrada, ciega y muda” (DEU, 1966, p.31). Es decir, no querían ser cómplices de una universidad contraria a la universidad por la que habían luchado y trabajado en consecuencia.
Con mucho dolor, dejaron el trabajo en la Isla. Y eso significó el fin de la experiencia más importante de extensión universitaria en la historia de la Universidad de Buenos Aires y, arriesgaríamos a decir, de la historia de la universidad argentina. Una experiencia que encontró soluciones a los problemas del pueblo, que tradujo las demandas populares en propuestas concretas, que rompió con la lógica asistencialista y trabajó hombro a hombro con los vecinos y las organizaciones del lugar y que, por último, hizo de los universitarios, hombres y mujeres comprometidos con la realidad de su país.


”En lo profundo” acrílico. Carola Ferrero

La huella del DEU en la historia de la Educación Popular y de la Educación de Jóvenes y Adultos en Argentina

Como se ha podido apreciar en el artículo, el trabajo realizado por el DEU entre 1956 y 1966, sentó las bases de una Educación Popular con jóvenes y adultos en Argentina. Su proyecto político-pedagógico y sus acciones, constituyeron una iniciativa pionera en la producción, desarrollo y articulación de conocimientos y acciones en los campos de la Educación Popular, la Educación de Jóvenes y Adultos y la Extensión Universitaria. El proyecto y las acciones fueron decididos e implementados a partir de los problemas, las necesidades y las demandas concretas de los habitantes de la Isla.
El proyecto del DEU configuró una Pedagogía de la Praxis que apeló continuamente a una unidad dialéctica entre teoría y práctica, y entre universidad y pueblo. En ese modo de hacer, novedoso, fue constituyendo una práctica y una teoría de la Educación Popular y de la Educación de Jóvenes y Adultos que las nuevas generaciones estudiamos y admiramos por la unidad entre el saber, hacer y sentir que significó y la huella que nos dejó.

Notas

* Doctora de la Universidad de Buenos Aires, en el área de Ciencias de la Educación. Actualmente es Investigadora Asistente del CONICET. Jefa de Trabajo Prácticos de la materia Teorías de la Educación II, del Departamento de Educación de la Universidad Nacional de Luján. Ayudante de Primera en Investigación y Estadística Educacional I, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Profesora en el Profesorado de Nivel Primario de la Escuela Normal Superior Nº1. Presidenta la Asociación de Graduados en Ciencias de la Educación (AGCE). CONICET-IICEUBA Áreas de trabajo: Educación de Jóvenes y Adultos, Educación Popular, Universidad, Historia de la Educación. Lavalleja 1050 3ºC. CABA (1414), Argentina.cinwans@gmail.com.

1 Programa de Investigación “Desarrollo Sociocultural y Educación Permanente: la Educación de Jóvenes y Adultos mas allá de la escuela” y del Proyecto UBACYT (2014-2017): “Poder, participación social, cultura popular y educación permanente: identificación y conformación de la red de factores y procesos que se articulan como condiciones de la construcción de la demanda individual y social por educación permanente”, dirigido por la Dra. María Teresa Sirvent y Co-dirigido por la Dra. Sandra Llosa.

2 El procesamiento y análisis de los datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas del año 2010, señala que 14.075.486 personas, es decir el 57,63% de la población de 15 años y más, asistió a la escuela pero no asiste más. Topasso, P., Castañeda A., J.P. y Ferri, P. (2016).

3 En un estudio sobre la producción de investigaciones y estudios referidos a temas de la EDJA en Argentina del Ministerio de Educación de la Nación (DiNIECE, 2010), contabilizaron entre 1990 y 2009 la producción de solo setenta y ocho (78) publicaciones y/o trabajos divulgados por medios electrónicos referidos a investigaciones y estudios en temas de la EDJA.

4 “Subsidios para la hermanita pobre de la docencia y la investigación”. Javier Lorca. Página 12. 27 de junio de 2004. http://www.pagina12.com.ar/diario/ universidad/10-37061-2004-06-27.html.

5 Entre ellos, Amanda Toubes, Ana Diamant, Emilia Ferreiro, Adriana Puiggrós, Gino Germani, Guillermo Savloff, Hilda Santos, Hugo Calello, Jorge Albertoni, Juan Carlos Marin, Juan Carlos Tedesco, Julio Testa, Luis Sidicaro, María Teresa Sirvent, Noé Jitrik, Noemí Fiorito de Labrune, Risieri Frondizi, Silvia Brusilovsky, Susana Vior.

6 Entrevista a Juan Carlos Marín en “Recuperando la experiencia del proyecto Maciel”. En Debates Universitarios. Jueves 9 de agosto de 2007. Disponible en: lhttp://debatesuniversitarios.blogspot.com.ar/2007/08/recuperando-la-experiencia-del-proyecto. html.

7 “Los principios políticos que se sostuvieron en los diez años que duró la EU hoy continúan siendo temas de debate. Evaluar la calidad, definir la relación universidad, sociedad y Estado, formar profesionales como sujetos sociales, construir y validar conocimiento, siguen siendo tema de discusión”, en Lischetti, M. y Petz, I. (2009). Universidad-sociedad: breve historia de un vínculo. Revista Espacios Nº41. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

8 Gramsci (1975, p. 246) en sus Cuadernos de la Cárcel escribió: “El comienzo de la elaboración crítica es la conciencia de lo que realmente se es, es decir, un conócete a ti mismo, como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora y que ha dejado en ti una infinidad de huellas recibidas sin beneficio de inventario. Es preciso efectuar, inicialmente, ese inventario”.

9 Decreto 6403/55. Publicado en el Boletín Oficial el 3 de enero de 1956. Uno de los puntos principales de esta ley es que permitió al sector privado crear universidades y expedir diplomas y títulos habitantes (Artículo 28).

10 Citado por Kleiner, B. (1964).

11 Resolución Nº73.

12 Resolución Nº73/56. Integraban dicha Comisión: Risieri Frondizi, Gino Germani, Guillermo Savloff, Juan Carlos Marin y Noé Jitrik.

13 Entrevista a Amanda Toubes. Julio, 2016.

14 El resaltado corresponde al original.

15 Se trató de un trabajo de extensión que consistió en llevar a estudiantes de Química, de Ingeniería y de Ciencias Exactas a fábricas.

16 Isla Maciel está situada sobre las orillas del Riachuelo, frente a La Boca. En 1956, era un vecindario de unas quince manzanas cuya población era aproximadamente de 12.000 habitantes.

17 Cursos de Oficios Navales, Cursos de Preparación Comercial, Cursos para Mujeres y Niñas.

18 Entrevista a Amanda Toubes. Julio, 2016.

19 En la calle Montaña 172, donde se encuentra funcionando hasta el día de hoy como Unidad Sanitaria de la Municipalidad.

 

Bibliografia

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21. Universidad de Buenos Aires. (1956). Resolución Nº73/56.

22. Universidad de Buenos Aires (1958). Estatuto.

23. Universidad de Buenos Aires. (1962). Guía.

24. Wanschelbaum, C. (2012). El olvido está lleno de memoria. Las políticas de Educación de Jóvenes y Adultos durante el gobierno de Alfonsín (1983-1989). Un estudio de caso: el Plan Nacional de Alfabetización (tesis doctoral). Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

Fecha de Recepción: 28 de diciembre de 2016
Primera Evaluación: 29 de marzo de 2017
Segunda Evaluación: 15 de abril de 2017
Fecha de Aceptación: 22 de abril de 2017

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