RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
La actualidad de los argumentos desarrollados
por el italiano Alessandro Baricco
(Turín, 1958) hacen de este ensayo un tema
de absoluta vigencia para el campo educativo.
El texto fue originalmente una entrega por capítulos
para el periódico La Repubblica entre
mayo y octubre de 2006 y publicado en español
en 2008; su lectura hoy en soporte libro
impreso, da cuenta de una relación intrínseca
entre el formato original secuencial de treinta
entregas periodísticas y el corazón profundo
del planteo de Baricco.
Estructurado a partir de la dupla histórico
conceptual bárbaros-saqueo y apelando a la
historia1 que la educación formal
ha reproducido sistemáticamente,
ambos términos se auto-sostienen
aún hoy tan profundamente
enlazados en nuestra cultura, que
Baricco habla desde este lugar a
sabiendas que allí están sus lectores2.
Tres ejes organizan su discurso
sobre los lugares y los objetos
donde el saqueo de los bárbaros
se hace visible, y tal vez en cierta
perspectiva devastador: el futbol,
el vino y el conocimiento (o las
formas de conocer).
En este último eje queremos centrar nuestro
comentario, no porque los anteriores tengan
una relevancia menor en la educación,
sino porque “Respirar con las branquias de
Google”3 es el que nos atraviesa con urgencia
en las instituciones formales de todos los niveles.
“Lo sé –dice el autor– la objeción es: lo que está en la red, por muy grande que sea la red, no es el saber. O, por lo menos, no es todo el saber. Por mucho que esto derive, con frecuencia, de una determinada incapacidad para utilizar Google, se trata de una objeción sensata: pero no os hagáis demasiadas ilusiones. ¿Pensáis que no ocurrió lo mismo con la imprenta y con Gutenberg? ¿Tenéis idea de las toneladas de cultura oral, irracional, esotérica, que ningún libro impreso ha podido contener en su interior? ¿Sabéis todo lo que se ha perdido porque no entraba en los libros? ¿O en todo lo que ha tenido que simplificarse e incluso degradarse para poder llegar a ser escritura, y texto, y libro? Pese a todo, no hemos llorado mucho por ello, y nos hemos acostumbrado a este principio: la imprenta, como la red, no es un inocente receptáculo que cobija el saber, sino una forma que modifica el saber a su propia imagen. Es un embudo por donde pasan los líquidos (…) Nos guste o no, eso ya sucedió con Gutenberg, volverá a suceder con Page y Brin4” (2011:102).
Ese es el primer temblor al
que el autor nos enfrenta y es sólo
el comienzo. Lo que sigue es más
profundo, porque se dirige directamente
al corazón del problema:
los bárbaros; aquellos que respiran
naturalmente con las branquias
de Google, los que “toman
apuntes” y fotos de nuestras clases
con su celular o la Tablet; los que
hace tiempo han “mutado” del papel-lápiz hacia
otras formas de experimentar con el conocimiento.
Y es una mutación colectiva, donde–a nuestro modo y en distintos grados–, los
docentes también nos dirigimos.
El problema sin embargo, –como lo plantea
Baricco– es de sentido: “Navegar en la red
(…) nunca han sido más precisos los nombres.
Superficie en vez de profundidad, viajes en vez
de inmersiones, juego en vez de sufrimiento” (op.cit.:111).
Entonces, ¿Cuál es el sentido del aprendizaje
en la superficie? ¿Cómo opera este estudiante
que decide surfear en lugar de bucear
como nosotros?:
“La idea de que entender y saber signifique penetrar a fondo en lo que estudiamos, hasta alcanzar su esencia, es una hermosa idea que está muriendo: la sustituye la instintiva convicción de que la esencia de las cosas no es un punto, sino una trayectoria, de que no está escondida en el fondo, sino dispersa en la superficie, de que no reside en las cosas, sino que se disuelve por fuera de ellas, donde realmente comienzan, es decir, por todas partes (…) En el mundo de la red, a ese gesto le han dado un nombre preciso: surfing (acuñado en 1933, no antes, tomándolo prestado de los que cabalgan las olas sobre una tabla). ¿No veis la levedad de ese cerebro que está en vilo sobre la espuma de las olas?” (pp.:110-11).
En este punto, lo necesario del ensayo de
Baricco, es lo que el autor hace después de las
cien primeras páginas de su texto, devenido
hasta aquí en la descripción de una “mutación” extendida que puede palparse del fútbol a Google,
pasando por el vino.
Alessandro Baricco no duda en llevar al
extremo sus afirmaciones: “El bárbaro piensa
menos5, pero piensa en redes indudablemente
más extensas. Efectúa en horizontal lo que
nosotros estamos habituados a imaginar en
vertical” (pp.:159); y recién entonces, haciendo
honor a su condición de novelista, cuando
el lector puede sentir el temblor bajo los pies,
en las próximas cien páginas reconstruye el sentido del saqueo y la mutación hacia atrás y
adelante. Hacia atrás junto a los chinos y sus “propios” bárbaros:
“El asunto sonaba como un problema de estrategia militar, pero ellos hicieron de él un problema casi filosófico, intuyendo que tomar una decisión equivalía a elegir una determinada idea de sí mismos, una determinada definición de qué eran el imperio y China (…) Porque la pesadilla de la civilización no es ser conquistada por los bárbaros, sino ser contagiada por ellos (…) Tiene miedo a tocarlos. Así que tarde o temprano a alguien se le ocúrrela idea: lo ideal sería poner una buena muralla entre ellos y nosotros” (pp.:205).
Hacia adelante, planteando que aquello
que puede salvarnos de la extinción está íntimamente ligado a esta mutación; y que en la
esencia de cualquier mutación, mutar implica
necesariamente perder algunas características
para conservar otras.
Y sobre esto la educación tiene mucho que
aportar, por una larga trayectoria de transformaciones,
y porque se trata de hacerlo con los
mutantes y dentro de la mutación. Estamos
inmersos en una nueva forma de conocer
y experimentar, inmersos hasta el cuello en
una mutación aunque se pretenda salir de ella
construyendo murallas chinas.
Notas
1 Historiografía occidental y hegemónica en las instituciones educativas en los distintos niveles.
2 Mal que nos pese, todavía se sigue hablando en las instituciones educativas de “…la caída del Imperio Romano por causa de las invasiones bárbaras…” cuando una renovada historiografía desde el SXX ha venido proponiendo otras lecturas sobre el tema. En los textos escolares germanos, el episodio se enseña como “migraciones de pueblos”.
3 Título del capítulo correspondiente pp.:. 95-112.
4 En alusión a Larry Page y Sergei Brin, los estudiantes norteamericanos que desarrollaron el motor de búsqueda Google.
5 “Piensa menos en profundidad”, me atrevo a acotar.
María Cristina Martínez
IHAM - CIMED
FAUD/ Facultad de Humanidades
UNMDP-Argentina
arq_mcmartin@hotmail.com
“Sembrado por Mario”, óleo. Gustavo Gaggero
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