DOI: http://dx.doi.org/10.19137/huellas-2023-2721

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Cita sugerida: Flores, F. C. y Del Fabro, K. I. (2023). “El cerro sagrado”.
Imaginarios y prácticas espaciales en torno al cerro Uritorco (Córdoba, Argentina).
Revista Huellas, Volumen 27, Nº 2, Instituto de Geografía, EdUNLPam: Santa Rosa. Recuperado a partir de: http://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/huellas

ARTÍCULOS

“El cerro sagrado”. Imaginarios y prácticas espaciales en torno al cerro Uritorco (Córdoba, Argentina)

“The sacred hill”

 Imaginaries and spatial practices around the Uritorco hill (Córdoba)

"El cerro sagrado"

Imaginários e práticas espaciais sobre o cerro Uritorco (Córdoba, Argentina)

Fabián Claudio Flores[1]

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas /

Universidad Nacional de Luján

licfcflores@hotmail.com

Karina Inés Del Fabro[2]

Universidad Nacional de Córdoba

candire72@gmail.com

Resumen: El cerro Uritorco, de 1950 msnm constituye el macizo de mayor altura correspondiente al cordón de las sierras Chicas cordobesas. Desde la década de 1980, comenzaron a emerger una serie de narrativas en torno al cerro que se condensaron en un entramado de sacralidades donde se tejen leyendas ancestrales indígenas, relatos acerca de apariciones de naves y seres intra y extraterrestres, y discursos new age, esotéricos y místicos que subscriben su sacralidad. En este artículo nos focalizamos en comprender cómo se construyó el cerro Uritorco como representante de este tipo de discursos, es decir, cómo se concibió (y concibe) al objeto geográfico como espacio sagrado, situando el análisis en la perspectiva espacial. En este sentido, la mirada estará puesta en dos dimensiones claves que configuran el abordaje geográfico cultural: por un lado, los imaginarios geográficos nutridos de los discursos espaciales presentes y, por el otro, las prácticas concretas que los sujetos despliegan y que son motorizadas por esos imaginarios sobre el lugar.

Palabras clave: sacralidad; espacio sagrado; cerro; prácticas espaciales

Abstract: Uritorco hill, at 1950 meters above sea level, is the highest massif in the Sierras Chicas range in Córdoba. Since the 1980s, a series of narratives around the hill began to emerge, which turned into a framework of sacredness where ancestral indigenous legends, stories about UFO and intra and extraterrestrial alien appearance, and new age, esoteric and mystical discourses that underwrite its sacredness are interwoven. In this article we focus on understanding how the Uritorco hill was constructed as a representative of this type of discourse, that is, how the geographical object was conceived (and is still conceived) as a sacred space, placing the analysis in the spatial perspective. In this sense, the focus will be placed upon two key dimensions that shape the cultural geographical approach: on the one hand, the geographical imaginaries powered by present spatial discourses and, on the other hand, the concrete practices that subjects display and that are motorized by those imaginaries about the place.

Keyswords: sacredness; sacred space; hill; spatial practices

Resumo: O Cerro Uritorco, a 1.950 metros acima do nível do mar, constitui o maciço mais alto correspondente ao serrado menor de Córdoba. Desde a década de 1980, uma série de narrativas começaram a surgir em torno do morro que se condensaram em uma rede de sacralidade onde se tecem lendas ancestrais indígenas, histórias sobre o aparecimento de naves e seres intra e extraterrestres, e New Age, discursos esotéricos e místicos que subscrevem a sua sacralidade. Neste artigo nos concentramos em entender como o cerro do Uritorco foi construído como representante desse tipo de discurso, ou seja, como o objeto geográfico foi concebido (e é concebido) como um espaço sagrado, situando a análise na perspectiva espacial. Nesse sentido, o olhar estará voltado para duas dimensões fundamentais que compõem a abordagem geográfico-cultural: por um lado, os imaginários geográficos alimentados pelos discursos espaciais presentes e, por outro, as práticas concretas que os sujeitos desenvolvem e que são motorizados por esses imaginários sobre o lugar.

Palavras-chave: sacralidade; espaço sagrado; morro; práticas espaciais

RECIBIDO 30-06-2023 / ACEPTADO 30-07-2023

Introducción


A lo largo de la historia, las montañas han sido objeto de significación cultural y social en gran parte de las sociedades, motivo por el cual han ocupado y ocupan un rol central y estratégico en la construcción del espacio. El filósofo rumano Mircea Eliade (1981, p. 274) expresa que las montañas, por su altura, verticalidad y majestuosidad parecen evocar una idea de elevación espiritual. Según este filósofo, al ser las montañas los puntos más cercanos al cielo, las culturas les han otorgado atributos mágicos constituyéndose como “pilares del cielo donde establecer un vínculo con lo sagrado”. Asimismo, estas materialidades geográficas son depositarias de valores afectivos elaborados y renovados constantemente por las sociedades, y para quienes las sacralizan, la realidad de montaña se transforma en realidad sobrenatural, tomando connotaciones espaciales particulares y significativas (Sanz Tolosana, 2009). Sitios como el monte Shasta y las montañas de Dakota en Estados Unidos; Machu Picchu en Perú; el monte Uluru en Australia o el volcán Fuji en Japón, son ejemplo de configuraciones geomorfológicas con fuertes atributos sagrados.

En la Argentina, uno de los más trascendentes en este sentido es el cerro Uritorco, en la provincia de Córdoba. Este monte, que constituye la cumbre más elevada de las Sierras Chicas de Córdoba, se convirtió en el representante de un discurso sagrado muy singular que lo definió a nivel local, y lo proyectó en la escala nacional y mundial. En torno al mismo se conjuga un entramado de sacralidades donde se tejen leyendas ancestrales indígenas, relatos acerca de apariciones de naves y seres intra y extraterrestres, y discursos new age, esotéricos y místicos que signan su sacralidad y que le dan una identidad espacial a localidad de Capilla del Monte (Otamendi, 2008) donde se emplaza este accidente geográfico.

En este artículo nos proponemos comprender cómo se construyó el cerro Uritorco como representante de este tipo de discursos, es decir, cómo se concibió (y concibe) al objeto geográfico como espacio sagrado, situando el análisis en la perspectiva espacial. En este sentido, la mirada estará puesta en dos dimensiones clave que configuran el abordaje geográfico cultural: por un lado, los imaginarios geográficos nutridos de los discursos espaciales presentes y, por el otro, las prácticas concretas que los sujetos despliegan en el lugar y que son motorizadas por esos imaginarios.

Metodológicamente, la mirada es cualitativa, con el desarrollo de un denso trabajo de campo experiencial de corte etnográfico, entrevistas en profundidad y otras informales, y fuentes primarias y secundarias que aportan contenido documental al caso.

Del cerro Uritorco a la zona Uritorco

Las Sierras de Córdoba, dispuestas hacia el oeste de la provincia, recorren 600 km. de norte a sur conformando un complejo montañoso de cadenas paralelas con faldeos orientales suaves y vertientes occidentales abruptas y escarpadas. Compuestas por rocas metamórficas de origen ígneo (como el granito), y rocas sedimentarias (como areniscas y calizas), se integran en tres sistemas orográficos principales: las Sierras Occidentales, las Sierras Grandes y las Sierras Chicas, separadas por valles, quebradas y fallas. El cerro Uritorco, de 1.950 msnm constituye el macizo de mayor altura correspondiente al cordón de las Sierras Chicas, el cual se desarrolla en una longitud de 400 km. y se encuentra separado del cordón de las Grandes por el valle de Punilla. Hacia el norte del cerro, se desarrolla otro sistema orográfico: el Copacabana, que se ramifica en tres direcciones de oeste a este: las Sierras de Masa (que culminan en el cerro Pajarillo de 1.650 msnm.), la de Copacabana, y las Higuerita e Ischilín.

Esta descripción morfológica del área no es más que el marco o el escenario en el que se despliega todo un complejo simbólico, cultural y espacial conocido como “zona Uritorco” (ver mapa de la figura Nº 1). Esta hierozona (área donde lo sagrado se adscribe como característica central) se configura en torno a tres vértices que coinciden con tres cerros sagrados considerados -además- como santuarios extraterrestres (Flores, 2022): el ya mencionado Uritorco, el Pajarillo[3] y el Colchiqui[4].

Figura Nº 1. Geografía de la zona Uritorco (Córdoba)

Fuente: elaboración propia sobre la base de Google Earth.

El origen de esta “zona Uritorco” se halla en ciertos acontecimientos concretos ligados a la “Huella del Pajarillo”, pero también en la maduración de narrativas y prácticas esotéricas vinculadas al movimiento new age local que ya circulaban años atrás[5]. Hasta 1985, la comarca de Capilla del Monte se enraizaba en las “costumbres serranas”, la “tradición colonial” y “la religión católica” (Allié de De Nicolai, 1984), mientras que el cerro Uritorco ocupaba un lugar muy marginal en la constelación de atractivos turísticos, y solo resaltaba su imagen por su magnificencia estructural. Pero hacia 1986, en el marco del floreciente proceso de democratización que posibilitaba nuevas ideas, nuevos modos de pensar y creer, un acontecimiento en particular y ciertas narraciones esotéricas que no encuadraban con las oficiales, cambiaron los sentidos y significados en torno al Uritorco, y otros atractivos naturales del lugar. Las nuevas formas culturales relacionadas a la new age (que comenzaron a ser visibilizadas en Argentina en el contexto de la post-dictadura) se ligaban con la sacralización del self, la autonomía del creyente y la posibilidad de auto sanarse, el ecologismo, el holismo y el ecumenismo, la capacidad para incorporar diversos credos y ritos sin establecer jerarquías y la habilitación para incorporar prácticas esotéricas (Papalini, 2018). Este fue, de alguna manera, el paraguas cultural que habilitó el germen de esas novedosas morfologías del ser y del creer.

Dentro de este nuevo marco de creencias y sus prácticas derivadas, narrativas sobre extrañas luces en la zona del Uritorco, relatos sobre la existencia de una ciudad intraterrena debajo del cerro y, un hecho concreto en el Pajarillo (la “Huella del Pajarillo”), marcaron el nacimiento de la llamada “zona Uritorco”. Luego del acontecimiento extraordinario del verano del ‘86 y su difusión, se comenzaron a afianzar los imaginarios en torno a la existencia de ERKS[6], el supuesto hallazgo en las entrañas de la montaña de un “Bastón de Mando”, re-interpretaciones en torno a los indígenas comechingones, el énfasis puesto en la energía particular de la zona y el avistamiento de ovnis que, con un importante apoyo estatal contribuyeron a reinventar la historia local, y le otorgaron al cerro Uritorco y a Capilla del Monte un nuevo marco de significados y formas de experimentar la realidad. Así, había nacido la “zona Uritorco”:

Aunque toda la región ya era considerada un centro espiritual newager, a partir de 1986 este tema se institucionaliza, el intendente participa en la difusión del hallazgo, se tematiza públicamente y se difunde para captar un tipo de turismo específico (Papalini, 2018 p. 67).

De esta forma, entendemos que el espacio no se vuelve sagrado sólo por su materialidad física. Como construcción social, el espacio es resultado de la interacción entre las prácticas sociales, las representaciones, los sentidos y las experiencias, esto es: el mundo simbólico de los sujetos según el contexto. Pero como lo sagrado –también– se construye dinámicamente, en consecuencia, para entender cómo los grupos e individuos sacralizan el espacio es necesario tener en cuenta las creencias y las dimensiones experienciales, en tanto el espacio es vivido y sentido primero, y luego organizado y practicado socialmente. La “Huella del Pajarillo” abrió el juego y habilitó la visibilidad de diversas creencias y prácticas que, como hemos enfatizado, se venían gestando desde años anteriores en torno al cerro Uritorco y a ciertos atractivos del área. Dichas narrativas, vivencias y experiencias consagraron al monte como místico y sagrado, y junto con los nuevos imaginarios espaciales y la institucionalización de la “huella” generaron un proceso de sacralización/esoterización de la zona en general y del cerro en particular. Fue, un complejo entramado de creencias, actores y relaciones las que operaron en la emergencia de esta nueva organización espacial llamada “zona Uritorco” (Otamendi, 2008).

A inicios de los noventa, el cerro, institucionalizado como hierofanía cardinal, como santuario extraterrestre vinculado especialmente al turismo ovni y famoso tanto local como internacionalmente, pasó a formar parte de la propiedad de una familia de la elite argentina: la familia Anchorena.

En el noventa, los Anchorena compran, compran la estancia Uritorco. Va de acá, tiene 972 hectáreas. Va de acá por toda la Av. Doering, a la Banda, barrio La Banda, camino a Ojo de Agua. Pero de la cumbre del cerro para este lado, no es de Anchorena, es de Pavón, donde dividen las aguas. (Entrevista a J., lugareño que fue casero en la estancia Uritorco).  

Como indica J., el faldeo oeste del cerro, en la actualidad, es parte de las 980 hectáreas compradas en el año 1992 a la familia Fontaine Silva:

en realidad, el que lo compra fue Marcelo Ferrari, uno de los maridos de una de las señoras Anchorena. […] Claro, él caminaba en el campo, y acá andaba pisando una piedra, y dice oh mira lo que han comprado acá, mirá mi mujer, pa’ mirar el cerro, (se ríe), esto no sirve pa’ nada, dice. Esto fue con la idea porque lo de la energía, a ellas también les gusta, les gusta lo que hay hoy. También entraron en eso, en los relatos, les gusta el relato. Y es gente muy católica, pero también creen en todo lo otro. (Entrevista a J., lugareño que fue casero en la estancia Uritorco).    

Ahora bien, en el momento en que las hectáreas correspondientes a la estancia Uritorco fueron adquiridas por la familia Anchorena, este predio constituía un área natural protegida declarada como tal por el estado provincial. Así, la Reserva Natural Forestal Uritorco fue creada por resolución en el año 1991 (306/1991) bajo la lógica de “proteger y conservar las masas boscosas autóctonas y la fauna asociada del cerro Uritorco”.

 

El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Recursos Renovables resuelve: 1ª DECLARAR, ad-referéndum del Poder Ejecutivo, Reserva Forestal Natural al Cerro “El Uritorco” con una superficie de novecientas cuarenta y siete (947) hectáreas. Cuatro mil setenta y siete (4077) metros cuadrados, situados en las adyacencias de Capilla del Monte, Departamento Punilla, Córdoba, estableciéndose como límites de la misma los correspondientes a la propiedad registrada a nombre de Gastón Fontaine Silva que figura inscripto en el Dominio al Folio Nª 694 del año 1930-Oficina Catastral Cosquín (Ley de Áreas Naturales de la provincia de Córdoba, 2000: s/n). 

Esta superposición de incumbencias y/o jurisdicciones público-privadas obligó a regular el acceso al cerro Uritorco, en el mismo momento en que se inició la creación de un complejo turístico ubicado en su base, donde se cobra una entrada para poder utilizar las instalaciones, y otro costo diferencial para poder hacer el ascenso (tanto de manera diurna o bien con guías durante el ascenso nocturno).

Imaginarios espaciales en escena


Los imaginarios siempre refieren a creaciones socio-históricas de figuras, formas e imágenes que contienen significados y que se entretejen en las estructuras simbólicas de la sociedad. Además, poseen la capacidad de desplazarse a través del tiempo y el espacio (Lindón, 2017), especialmente al referirse a imaginarios espaciales.

“Los imaginarios se construyen de informaciones registradas, en interpretaciones producidas en el pasado, en la sumatoria de imágenes saturadas de sentidos, en distintas expresiones artísticas, así como en informaciones contenidas en los paisajes y lugares” (Comerci, 2017 p. 3). Sin embargo, estas informaciones no son inocentes; poseen un sentido político comúnmente vinculado a intereses dominantes que pueden construir la imagen que se desea (Lobato Corrêa, 2012).

En el proceso de construcción y legitimación de los imaginarios devienen diferentes negociaciones donde los sujetos involucrados intentan posicionar sus perspectivas, desde el Estado (en todas sus instancias), las instituciones públicas y privadas, los habitantes del lugar, los visitantes, etc.; cada uno con intereses dispares y posibilidades de ejercer poder e imponerlos.

Varios son los imaginarios que se traman en torno al Uritorco y que devienen en prácticas espaciales (que abordaremos en el apartado siguiente). Nos interesa centrarnos en aquellos imaginarios que perfilan al cerro como un sitio que condensa dos imágenes centrales: lo natural y lo sagrado, y que funcionan de manera articulada.

Uno de los actores claves en la imposición de los imaginarios son los propietarios del predio que, a través de su sitio web (https://cerrouritorcoam.com.ar/) expresan esta síntesis, a modo de “sedimentos de épocas anteriores que se conjugan con nuevas representaciones” (Lefebvre, 1991 p. 105). Por un lado, recuperan el halo místico construido en los ochenta, la sacralidad del Uritorco en torno a lo mágico, energético y ancestral (indígena), pero, por otro lado, enfatizan en las cualidades relacionadas a la materialidad física y natural del mismo:

Esta maravilla única en todo Sudamérica nos comparte la sabiduría ancestral de los comechingones, su flora, fauna y las manifestaciones que de nuestra alma surgen y esperan ser reencontradas. Disfrute de la magia, la naturaleza y la energía del Gran Cerro Uritorco (https://cerrouritorcoam.com.ar/).

Este sitio web menciona -también- la infraestructura turística y las prácticas posibles de realizar en su dominio a través de un relato y de fotografías que despuntan menos el lado místico-esotérico del cerro, y con más fuerza el valor intrínseco de la naturaleza con el Uritorco como eje organizador del espacio. En este sentido, tanto el camping llamado “cerro Uritorco San Rafael”, como el restaurant “Los Cóndores” que se localiza en el mismo lugar, se describen de la siguiente manera:

el lugar está situado en el corazón de los bosques serranos a los pies del cerro Uritorco, Las Gemelas y el Dique los Alazanes. Es ideal para estar al contacto con la naturaleza y poder disfrutar de las únicas especies autóctonas del lugar. Al margen del predio se encuentran las aguas puras y cristalinas del río Calabalumba, que ofrece ollas de aguas profundas y continuas cascadas invitando al continuo disfrute (https://cerrouritorcoam.com.ar/).

Este énfasis puesto en el entorno “natural” se complementa con los sedimentos de la narrativa new age recurriendo a los saberes ancestrales, pero -además- construye una interpretación simbólica como espacio sagrado al conjugar la dimensión natural y la experiencia sensorial y emocional, características de las nuevas modalidades turísticas:

a los pies del Cerro Uritorco, un lugar donde lo natural es el misterio […], un lugar donde la naturaleza le da un abrazo a tu alma, a los pies del cerro Uritorco contemplando la hermosa flora y fauna serrana (https://cerrouritorcoam.com.ar/).

Por su parte, el estado provincial a través de la Agencia Córdoba Turismo (cordobaturismo.gov.ar) orienta sus discursos espaciales en la misma sintonía, refiriendo a que el cerro se halla en un marco de imponente “naturaleza”, y que su ascenso se realiza en medio de una “generosa y variada vegetación”, entre “vertientes y lagunillas”. También alude a los “misterios” que lo rodean y “sus senderos cargados de enigmas”. Es decir, una vez más, los imaginarios circulan en la misma sintonía. De igual modo, la Secretaría de Turismo de Capilla del Monte (localidad donde se sitúa el cerro) cuenta con una página web (https://www.turismocapilla.gob.ar) donde aparecen dos solapas centrales referidas a sus atractivos: una llamada “natural” y otra “mística”. El imaginario se expresa en la forma en la que se presenta la comarca: “Reconocida como uno de los centros energéticos más importante del país, Capilla del Monte ofrece una gran variedad de experiencias relacionadas a la espiritualidad y la meditación” (https://www.turismocapilla.gob.ar), pero, además, abre la puerta al universo de lo extraordinario al mencionar que: “El fenómeno OVNI en el mundo, cada vez toma más protagonismo y este territorio es el más representativo de la Argentina”.

Asimismo, los imaginarios espaciales en torno a la sacralidad del sitio compendian un amplio abanico que va desde “la energía del cerro”, su condición de “santuario extraterrestre y contenedor de la ciudad intraterrena de ERKS” hasta las representaciones que recuperan la idea de ser un sitio sagrado para los comechingones. Estos imaginarios no solo están presentes en los asiduos usuarios de la new age, agentes del sistema turístico local y visitantes ligados a las heterodoxias turísticas presentes en toda la zona, sino -también- por el propio estado municipal quien, como ya hemos visto, motoriza todos estos imaginarios y lo canaliza en acciones concretas como es la política local de semiografiar (esto es marcar simbólicamente el territorio) con referencias a estos ideales y formas culturales (ver Figuras Nº 2 y 3).

Figuras Nº 2 y 3. Marcas en la infraestructura urbana con temática ovni/et

Fuente: fotos propias de los autores, 2021.


Prácticas espaciales en el “sagrado” cerro Uritorco

En tanto el cerro es parte de la estancia Uritorco, para acceder al mismo es necesario ingresar al “Complejo Turístico cerro Uritorco”, al cual se llega desde la plaza principal de Capilla del Monte en un recorrido de 3 km. El ingreso al complejo se produce tras cruzar la portada principal en donde trabajadores de la empresa reciben a los visitantes para informar sobre servicios y actividades, cobrando un monto a quienes llegan en vehículos privados. Al atravesar ese portal, en un trayecto de 500 mts. aproximadamente, se encuentra el área central donde se puede acceder a los servicios.

La infraestructura incluye dos playas de estacionamiento, el restaurant “Los Cóndores”, dos campings (“El Ranchito” y “Camping cerro Uritorco San Rafael”), una confitería y el comercio de venta de souvernirs “Wayrakuna”. Un mirador realizado con materiales de la zona es el lugar desde donde los visitantes toman fotografías al cerro y donde se sientan a contemplar la mole de granito señalada por un cartel al estilo “Hollywood” colocado recientemente. Desde este mirador, una escalera conduce al río Calabalumba, y tras cruzar un puente colgante, se arriba a la confitería y al sendero para subir al cerro. Esto implica que para ascender al Uritorco es necesario primero, ingresar al complejo, y luego a la confitería donde se abona el acceso y se registra al visitante.

Las actividades más frecuentes promovidas desde el complejo se ligan a la práctica de trekking al Uritorco, al cerro de la Cruz, el sendero de la Higuera, y otros parajes como Huertas Malas y el dique Los Alazanes. El trekking diurno al Uritorco tiene una duración de aproximadamente siete horas en función de la capacidad física, y es posible realizarlo sin guía. El sendero para subir hasta la cima cuenta con seis puntos de descanso hasta llegar a la cumbre: el primero llamado Mirador del Caminante; el segundo es la Posta del Silencio; el tercero la Hondonada del Buey; el cuarto, llamado La Quebrada del Viento y, el quinto, el Valle de los Espíritus, donde se encuentra un refugio para quienes realizan el ascenso nocturno. El último es la Pampilla a 1.725 msnm.

En el sector de ingreso, un cartel que versa sobre la leyenda indígena del cerro da la bienvenida al turista y la tienda de suvenires llamada “Wayrakuna Uritorco” se presenta con otro cartel que menciona: “conectando con los elementos de la naturaleza del Sagrado cerro Uritorco” junto a la imagen de un indígena. Allí, las representaciones relacionadas al monte como lugar de avistamientos de ovnis han quedado relegadas a los productos que venden los artesanos y la tienda de recuerdos, y a un cuadro que representa una pareja de seres extraterrestres con el que los visitantes se toman fotografías.  Los objetos incluyen muñecos, stikers, vasos pintados etc. con seres de color verde de ojos grandes y en distintos materiales y tamaños. Estas materialidades, vinculadas con lo indígena y los relatos ovni se conjugan en el espacio con símbolos del panteón católico, como la presencia de ermitas a las Vírgenes de Lourdes y de Luján.[7]

Naturaleza y espíritu vuelven a estar presentes en los discursos de los practicantes del ascenso. Con un criterio idealista y sentimental, el discurso encarna al cerro como espacio sagrado en sintonía a las narrativas de la new age, pero principalmente con nuevos relatos que incitan a “conocer y experimentar la naturaleza como conexión con el alma y lo emocional” y vivenciar al lugar “como propiciador de experiencias y emociones que ligan al sujeto con la naturaleza, y así con el espíritu”.

Cuando desde el abordaje cultural en geografía referimos a las prácticas espaciales, no podemos dejar de pensar en otra dimensión cardinal que opera sobre éstas: la subjetividad espacial. Lindón (2012) manifiesta que la subjetividad espacial se configura con cada experiencia vivida por el sujeto adquiriendo potencialidad para construir la realidad socio-espacial. Por eso es necesario comprender que:

la subjetividad y las prácticas no pueden existir una con independencia de la otra. No existen prácticas que no emerjan en un mundo de sentido y no es posible concebir subjetividades que no sean movilizadas en el hacer cotidiano (Lindón, 2012 p. 705).

Dicha subjetividad se conformaría por la herencia, la forma en que fue sociabilizado el sujeto, su educación, trabajo, su medio material, el contexto cultural, el género, todos aspectos que como indica Yi Fu Tuan (2007) son necesarios para comprender las preferencias de los individuos con respecto al entorno, sumados a la corporalidad y sus emociones (Lindón, 2012). Situaciones que siempre se dan socialmente.

Las prácticas del trekking se llevan a cabo motorizadas por diferentes intereses y fines, y trazadas por subjetividades dispares que retoman imaginarios ligados a lo sagrado en todo su amplio espectro. P.T. tiene 32 años y guía grupos al Uritorco (tanto en la ascensión diurna como en la nocturna), y además se desempeña como bombero voluntario trabajando básicamente en los incendios de los cerros. Sus ancestros se vinculan al linaje de los pueblos originarios, comunidad comechingona que habita en San Marcos Sierras. En su narrativa expresa que:

en la cima del cerro hay morteros, por eso creo que pudo haber sido sagrado; son bajitos o sea que, para la molienda de semillas, olvídate. Hay dos teorías que no están avaladas: que hayan sido para moler hierbas y otra más religiosa, porque si las llenás de agua se pueden ver las constelaciones. (P.T., guía).

Su subjetividad en torno al cerro se materializa en la práctica como guía de trekking en la que, al igual que en la entrevista explica: “primero el cerro es colector de agua, también repara al pueblo de las tormentas, tornados; al estar este accidente geográfico nos repara”. En relación a las experiencias relata instancias vividas en la zona Uritorco relacionadas a luces e interferencias en los dispositivos tecnológicos, galopes de caballos y silbidos extraños que vincula al carácter “extraordinario” que tiene el lugar.

La narrativa de la sacralidad ligada a la presencia de los comechingones en la zona está presente -también- en otro tipo de prácticas más orientadas al universo de la new age, como los grupos e individuos que se acercan a la zona a realizar meditaciones o ejercicios y rituales vinculados a la energía del cerro. A.L. lleva veinte años ofreciendo artesanías en la base del cerro y afirma contundentemente que el Uritorco es sagrado porque lo era para los indígenas. Comenta que en sus experiencias de meditación logra percibir la presencia de los aborígenes, y tiñe el ascenso al cerro como una experiencia sensorial:


vaya a saber que energías usaban los pueblos originarios. Porque tiene muchas cosas, el lugar me da paz, el oxígeno, las plantas de poder, el quebracho colorado. Los indígenas se sienten cuando hacés meditación; la meditación hace que bajes la vibración corporal. En cada parte del ascenso la experiencia es imborrable, solo se siente. (A.L., artesano en el Uritorco).

Otras de las prácticas frecuentes en toda la zona Uritorco, aunque con menor presencia en el cerro, son los encuentros de “contactismo”. En el universo cultural de la ovnilogía y sus seguidores, se denomina contactismo a la práctica a través de la cual determinadas personas pueden establecer diferentes formas de contacto (mental o física) con seres intra o extraterrestre o experimentar distintas manifestaciones de su presencia (Flores, 2022). Estas se llevan a cabo en lugares especiales caracterizados como “santuarios extraterrestres” (Flores, 2022), y bajo la acción de determinados canalizadores que tienen la posibilidad de llevar a cabo la práctica de manera eficaz.
O. es poblador local de Capilla del Monte, propietario del emblemático Hotel Roma, que cuenta con una historia cargada de toda una tradición esotérica. En su juventud, hacia mediados de los ochenta, O. fue participante de las ceremonias de contacto que propiciaba Ángel Cristo Acoglanis, el líder fundador de la mitología uritorkeana, en la zona de Los Terrones. En una primera instancia, O. concuerda con el resto de los sujetos en que, el Uritorco era sagrado para los pueblos originarios locales, además de ser centro energético por sus características geológicas, pero enfatiza que, ante todo, el cerro es sagrado porque se constituye como “antena de ERKS”. En su discurso resalta y reinterpreta las propiedades del lugar:

El cerro, además de estar constituido por feldespato que es la base de la roca, por granito en mayor concentración y por cuarzo, tiene un buen porcentaje de wólfram (sic). El wólfram, es un elemento utilizado en la industria del acero para la templanza; hoy junto con el silicio se lo conjuga para templar todo. Nosotros lo usamos como nueva tecnología, computadora, celulares, fibra óptica, etcétera. Así que mirá la importancia que tiene en el día de hoy también […] (Entrevista a O., canalizador-contactista). 

Las prácticas rituales que actualmente lleva a cabo O. se legitiman a través de su experiencia espacial en el cerro que fue adquiriendo en compañía de su maestro canalizador (Acoglanis). En ese espacio sagrado, O. afirma haber visto “naves que ingresan a ERKS” y que “cargan de energía al cerro”, e incluso expresa que lo sintió “ronronear”. Como parte de sus prácticas de contactismo, el canalizador aduce que:

cuando uno trabaja con el cerro (hemos hecho trabajos de migración, empezando con relajación y después dejándonos transportar) te digo que nos ha mostrado cavernas hermosísimas, caminos internos impresionantes, como una especie de ascensores, y zonas donde hemos sido acostados y nos han bañado con un polvo parecido al oro, pero no es oro, cuando nos levantamos se caía solo. Esto es no físicamente, sino a nivel astral. Y bueno, para trabajar la templanza, el cerro es impresionante como te va generando en el interior tuyo empoderamiento, fuerza, poder … y esto lo sabemos. (Entrevista a O., canalizador-contactista).

Si bien el caso de O. representa una morfología más, estos modos de hacer sagrado al cerro, de religarlo con lo trascendente, se vinculan al universo de ciertos grupos sociales específicos y minoritarios sumidos en el marco cultural de la cosmología uritorkeana y de la herencia que dejó el auge de la etapa esotérica (décadas del noventa y dos mil).

Así, queda en evidencia la existencia de múltiples tensiones dentro del universo simbólico de valoraciones que adopta el cerro, que se traduce en prácticas espaciales que tienen como raíz común la explotación económica a través de distintos mecanismos: visitas, caminatas, charlas, rituales, entrenamientos, etc. (ver Figura Nº 4).

Figura Nº 4: ritual de armonización en la base del Uritorco

Fuente: foto de la autora, 2021.

Palabras finales

Las sacralidades construidas en torno al cerro son múltiples, variadas y contradictorias, y se han ido cimentando a través del tiempo. Tradiciones indígenas se funden con narrativas alienígenas, reapropiaciones newager y discursos míticos y ancestrales.  

Si bien podemos advertir que las sacralidades sobre el cerro vinculadas a los seres extraterrestres y los relatos esotéricos lograron imponerse a partir del acontecimiento del Pajarillo (1986), y con mucha potencia a lo largo de las dos primeras décadas, en la actualidad el panorama ha cambiado progresivamente.

La complejidad de los actores que conforman el espacio local tensiona esos imaginarios que provocaron la esoterización del espacio, y fueron sumando nuevas narrativas territoriales ligadas a la sacralidad de la naturaleza, y de la montaña. Lo curioso de estos procesos es que dialogan de manera enmarañada, traduciéndose en novedosas prácticas en el espacio que conducen a la lógica de “vivir la experiencia del Uritorco”. Se percibe un vínculo con el cerro ligado a lo emocional y corporal más que a lo racional, donde los imaginarios espaciales florecen bajo la lógica de conjugar varios tópicos: naturaleza, misterios, experiencia, energía, entre otros. Como indica David Seamon (1979) observamos que dichos relatos dan cuenta de la experiencia espacial corpórea relacionada a lo emocional, y a su vez “lo que ocurre en nuestros cuerpos cuando hacemos conciencia del entorno que nos rodea produce emociones que estructuran esa experiencia espacial” (Lindón, 2012 p. 7).

Actualmente, el Uritorco parece posicionarse como eje organizador de un espacio turístico que, gestado por los propietarios en sintonía con los técnicos del estado municipal y provincial, motorizan imaginarios y prácticas que cohabitan con las místicas- esotéricas como relictos de una etapa anterior. En este período se vuelve a dar aquello que ocurrió hacia fines de los ochenta cuando el perfil de localidad criolla, serrana y católica, pasó a un segundo plano, dando lugar a “espacios intersticiales, en los que se desarrollan prácticas espaciales no reductibles a los parámetros formales del espacio controlado” (Roulleau–Berger, 1999). Así, en lo cotidiano, los símbolos y sentidos atribuidos al Uritorco componen una mixtura que no siempre está en sintonía con las acciones (y decisiones) de los técnicos y los propietarios, situación que transforma al cerro en un lugar de tensiones materiales y simbólicas.

Esta singularidad, que convirtió al Uritorco en el ícono del turismo espiritual, en la actualidad, comienza a virar hacia la concepción de hierofanía experiencial, materia prima, ícono, referente y organizador espacial del turismo activo de toda la zona. Así, el Uritorco se constituye hoy como lugar de conexión con distintas sacralidades, pero también como lugar de múltiples imaginarios y prácticas. El actual slogan de la comarca que lo aloja, lo expresa de manera precisa: “Capilla del Monte, pueblo Uritorco”, dando cuenta de la intención de capitalizar y potenciar más directamente este atractivo turístico para la localidad serrana.

Referencias bibliográficas

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Notas

[1] Fabián Claudio Flores es geógrafo, Magister y Doctor en Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nacional de Luján. Se desempeña como profesor e investigador del Departamento de Ciencias Sociales, y es Investigador Independiente del CONICET.

[2] Karina Inés Del Fabro es geógrafa. Profesora y Licenciada en Geografía de la Universidad Nacional de Córdoba.

[3] El cerro Pajarillo constituye uno de los elementos centrales de las narrativas esotéricas locales a partir de la denominada “Huella del Pajarillo”. El 9 de enero de 1986 apareció sobre el faldeo de la sierra del Pajarillo, en la Quebrada de Luna, una superficie calcinada de forma oval de unos 100 metros de diámetro, que se denominó la “Huella del Pajarillo”. El hecho fue atribuido al descenso de un ovni y despertó el interés de turistas curiosos, de algunos pobladores locales, el estado municipal y de investigadores del fenómeno ovni (Otamendi, 2008; Papalini, 2018).

[4] El Cerro Colchiqui o Charalqueta funda sus propiedades en una leyenda que refiere al suicidio en masa de mujeres, niños y ancianos comechingones que se arrojaron para evitar ser sometidos por los españoles; como nunca se encontraron sus cuerpos, se alude a que pasaron a otra dimensión. Esta narrativa opera como garante de las propiedades del lugar para desarrollar prácticas esotéricas, de contactismo y/o sagradas de manera eficaz.    

[5] “¿Qué sucede?, hay en la Argentina una situación política diferente que es el retorno a la democracia, hay la posibilidad de que la gente se reúna, hay la posibilidad de que se realicen otro tipo de actividades. Claro, de pronto había un grupo de jóvenes que a lo mejor les interesaba experimentar con algunas sustancias y podían llegar a hacerlo sin caer en un calabozo. Entonces, se comienzan a dar grupos de meditación, grupos que están avalados por una corriente mundial que es la new age.  La new age que era una variante del capitalismo, una contracultura individualista, decía de la autosanación, autocuración, autoayuda, el hecho de sentir yo puedo, yo cambio, yo soy y yo soy sin importarme demasiado el que está en la mesa de al lado. Todo eso confluyó, yo no lo digo desde afuera no como observador participante, yo soy parte del mito Uritorco y Capilla del Monte, y en eso está la cultura new age, que lleva a formar pequeños grupúsculos, pequeñas tribus que comparten esa forma de pensar” (Entrevista realizada a R. M., psicólogo social y ufólogo).

[6] ERKS significa Encuentro de Remanentes Kosmicos Siderales. En la cosmología contactista hace referencia a una ciudad intraterrena, etérea e interdimensional que se localizaría en el interior del cerro Uritorco.

[7] Una ermita de la Virgen de Lujan preside el inicio del sendero de ascenso al cerro Uritorco junto a un cartel que indica: “El cerro es sagrado”. También sendas cruces en las cumbres del mismo y del cerro La Cruz. Estos símbolos católicos se complementan con otro modo de hacer sagrado vinculados a prácticas como la procesión y misa en honor a la virgen de Lourdes, patrona de la localidad de Capilla del Monte. El rito se realiza en la base del cerro cada 11 de febrero con la presencia del párroco de la ciudad e incluye a toda la población que desee participar.