https://doi.org/10.19137/anclajes-2024-2832  


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ARTÍCULOS

Los sesenta en el siglo XXI. Modos de imaginar la región desde/en América Latina[1]

The 60s in the 21st Century. Imagining the Region from/in Latin America

Os anos sessenta no século XXI. Modos de imaginar a região desde/na América Latina

Renata Defelice

Instituto de Estudios Críticos en Humanidades

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Universidad Nacional de Rosario

Argentina

renatadefelice6@gmail.com

ORCID: 0009-0001-5942-6650

Fecha de recepción: 05/04/2023 | Fecha de aceptación: 28/08/2023

Resumen: Las ideas de región presentes en cuatro recorridos teórico-críticos producidos en los cruces entre crítica literaria, antropología y sociología: Las Américas y la civilización de Darcy Ribeiro, Transculturación narrativa en América Latina de Ángel Rama, Literatura y subdesarrollo y El Paraná y su expresión literaria de Adolfo Prieto son revisitadas y revisadas. Se abordan a partir de las conexiones intelectuales entre sus autores, con el fin de situarlas en la coyuntura socio-cultural de los sesenta e interrogar qué podría subsistir de las postulaciones de regiones culturales latinoamericanas. La conformación de una coordenada geopolítica universitaria habilita un diálogo transfronterizo alrededor de esta problemática común. Se contesta, de esta manera, el proyecto nacional moderno con la formulación de expresiones literarias que incorporan contenidos de la cultura popular, con la aspiración de conocer su proceso formativo y sus problemas de desarrollo, y con el diseño de otras cartografías posibles.

Palabras clave: Región; América Latina; Ángel Rama; Darcy Ribeiro; Adolfo Prieto.

Abstract: This text offers a review of the ideas of region in four theoretical-critical tours produced at the intersection between literary criticism, anthropology and sociology: The Americas and Civilization by Darcy Ribeiro, Writing across Cultures: Narrative Transculturation in Latin America by Ángel Rama, Literatura y subdesarrollo and El Paraná y su expresión literaria by Adolfo Prieto. We approach these notions by considering the intellectual connections between their authors, in order to contextualize them within the socio-cultural context of the 1960s and to ask how the propositions of Latin American cultural regions might endure today. The formation of a university geopolitical framework enables cross-border dialogue around this shared issue. Thus, the modern national project is addressed by formulating literary expressions that incorporate elements of popular culture, with the aim of understanding their formative process and developmental challenges, while also envisioning alternative possible mappings.

Keywords: Region; Latin America; Ángel Rama; Darcy Ribeiro; Adolfo Prieto.

Resumo: As ideias de região presentes em quatro trajetos teórico-críticos produzidos na interseção entre crítica literária, antropologia e sociologia - As Américas e a civilização de Darcy Ribeiro, Transculturação narrativa na América Latina de Ángel Rama, Literatura e subdesenvolvimento e O Paraná e sua expressão literária de Adolfo Prieto - são revisitadas e revisadas. Essas propostas são abordadas levando em consideração as conexões intelectuais entre seus autores, com o objetivo de situá-las no contexto sociocultural dos anos sessenta e questionar o que poderia subsistir das proposições de regiões culturais latino-americanas. A formação de uma coordenada geopolítica universitária possibilita um diálogo transfronteiriço em torno dessa questão comum. Dessa forma, responde-se ao projeto nacional moderno com a formulação de expressões literárias que incorporam conteúdos da cultura popular, com a aspiração de compreender seu processo formativo e seus problemas de desenvolvimento, e com o desenvolvimento de outras possíveis cartografias..

Palavras-chave: Região; América Latina; Ángel Rama, Darcy Ribeiro; Adolfo Prieto.

Presentación

Las Américas y la civilización del brasileño Darcy Ribeiro, Transculturación narrativa en América Latina de Ángel Rama y Literatura y subdesarrollo de Adolfo Prieto se editaron cuando sus autores se encontraban en el exterior. Si bien Transculturación narrativa aparece como libro en 1982, sus dos primeras partes están compuestas por materiales publicados en revistas especializadas entre 1974 y 1976, mientras Rama trabajaba en México y Venezuela[2]. Las Américas y la civilización está fechado en Montevideo, en 1968, y fue redactado durante el exilio de Darcy Ribeiro en Uruguay. En la solapa de la primera edición de Literatura y subdesarrollo, que se terminó de imprimir el 10 de enero de 1968 en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil de Rosario, se lee: “en la actualidad, Adolfo Prieto […] se desempeña como profesor visitante en la Universidad de la República”. Estos textos se encuadran, así, en los años sesenta entendidos como época (Gilman 35-8): un bloque temporal que se extiende entre 1959 y 1973 o 1976; esto es, “entre el sueño socialista abierto por la Revolución Cubana” y “el recrudecimiento del autoritarismo” (Moraña 141) por los golpes militares en América Latina. La delimitación propuesta por Claudia Gilman rompe con los números redondos que suelen separar la cronología habitual, para poner énfasis en los campos de existencia de creencias, de circulación de discursos y de intervenciones, caracterizados, en este caso, por una impronta latinoamericanista, por el interés en los asuntos públicos, más allá de los horizontes nacionales, y por la pregunta sobre el papel del escritor y los intelectuales frente a la sociedad y el poder.

La inestabilidad de la posición de los intelectuales, en esta coyuntura, se traduce en la tensión que caracteriza, por un lado, las posturas teleológicas, las reflexiones en torno a la transformación de la estructura universitaria, la búsqueda de la autonomía latinoamericana y nacional y, por otro lado, el fracaso de dichas propuestas junto a la constelación de términos que lo circundan: derrota, congelamiento, exilio, silencio. En “La riesgosa navegación del escritor exiliado”, publicado en 1978, Rama atisba con mayor claridad las potencialidades de la derrota, aunque en términos paradójicos. Postula, en ese ensayo, el contacto entre grupos intelectuales de diversos países del continente, “poniendo a la cuenta de los dictadores la aceleración del intercambio y de la unidad latinoamericana tantas veces rubricada en el papel y tan poco en la realidad misma” (La riesgosa navegación 6)[3]. El proyecto latinoamericano es presentado aquí en la ambivalencia entre la profusión de los equipos intelectuales que detentaban la creación de mecanismos institucionales (congresos, seminarios, proyectos editoriales) y la radicalidad de los golpes militares que obligaron a esos equipos a entrar en contacto y reformular el proyecto continental en el exilio[4].

Los textos estudiados en este trabajo se inscriben, de esta manera, en la conformación de una coordenada geopolítica nucleada en Montevideo que desplaza virtualmente la oposición interior-metrópoli. Como se mencionó, el diálogo universitario entablado por Ribeiro, Rama y Prieto atiende a este programa latinoamericanista mediante la creación de mecanismos institucionales: el seminario sobre “Política de desarrollo autónomo de la Universidad Latinoamericana”, el informe “Una política cultural autónoma”, los cursos “El nacionalismo en la literatura latinoamericana”, la planificación editorial de la Enciclopedia Uruguaya, la participación en Marcha, Cuadernos de Marcha, Víspera, por mencionar solo algunos, dan cuenta de ello[5].

Esta función instituyente responde a una impronta gramsciana presente también en la reflexión y teorización común sobre las regiones culturales latinoamericanas. En este espectro se incluyen los alcances de sus argumentos considerados hoy como riesgosos e incluso anquilosados. Entre ellos, el de la autoridad de la literatura en tanto dispositivo de construcción de identidades, cuestionada como práctica minoritaria (Ludmer); el de la modernidad entendida “como proyecto unidireccional de dominación instrumentado por las élites urbanas” (Bernabé “Las fronteras vacilantes” 33), impugnado por los postulados de la modernidad desbordada (Appadurai), de los desencuentros de la modernidad (Ramos), de la colonialidad del poder (Quijano) o de la modernidad periférica (Sarlo); el carácter teleológico y bipolar presente en la identificación de lo popular con lo rural como reducto idealizado y permanente, según se desprende de algunos lineamientos de Rama; la propuesta utópica y mecanicista del progreso civilizatorio que se derivaría de las revoluciones tecnológicas según propone Ribeiro (Duplat); o los condicionamientos de las teorías político-económicas del desarrollo y la crítica social de sus posibles manifestaciones en las prácticas culturales latinoamericanas en Literatura y subdesarrollo. Frente a estas objeciones, nos interesa abordar estos proyectos de los sesenta y los setenta desde dos relaciones planteadas, pero menos continuadas, por la crítica actual. Una de ellas consiste en el cuestionamiento de lo que acarrean para su reevaluación en el presente aquellas pulsiones utópicas latentes y desarticuladas por las experiencias dictatoriales. La segunda apela a la revisión de la multiplicidad de imaginarios regionales tras el borramiento de los ejes binarios que diferenciaban campo/ciudad, literatura nacional/cosmopolitismo, regiones internas/macrorregiones, entre otras.

¿Qué zonas de los debates intelectuales de los sesenta en torno a la región se reactivan y son operativas en el presente? ¿Cómo articular esos programas con los debates actuales sobre las consideraciones propiciadas por el giro material en ciencias humanas? ¿Cuáles son las rupturas que nos habilitan a plantear nuevas estrategias y perspectivas para abordar objetos culturales que responden a otros problemas coyunturales (el de lo local, lo global, lo digital; el de la necesidad de complementar los análisis teóricos de la globalización, las modernidades alternativas y las economías capitalistas con una perspectiva que no separe la historia humana de la historia natural; el de las consideraciones ecológicas sobre la crisis planetaria actual en torno al calentamiento global, por ejemplo)?

Regiones culturales: Darcy Ribeiro con Ángel Rama

El libro de Darcy Ribeiro es un intento, dentro de la llamada antropología de la civilización, por explicar la transfiguración de las culturas originales de los pueblos dominados mediante las revoluciones tecnológicas introducidas por los dominadores. Las Américas y la civilización establece etapas sucesivas hacia la autonomía cultural en el proceso formativo de las sociedades nacionales modernas latinoamericanas y analiza de manera panorámica tanto la imposición de un sistema económico global homogeneizante como la formación de nuevas “entidades étnicas con culturas diferenciadas, muchas veces fracturadas por fronteras nacionales artificiales” (Duplat 100). Estas configuraciones macrorregionales[6] son caracterizadas como histórico-culturales para distinguirlas de las formaciones económico-sociales: “las formaciones económico-sociales son categorías de otro tipo —como el capitalismo mercantil o el colonialismo esclavista— igualmente significativas, pero distintas de las aquí descritas” (Ribeiro 81). La distinción es importante en términos de la recuperación de Antonio Gramsci en clave latinoamericana, ya que no es la dependencia económica sino el colonialismo intelectual lo que impediría el paso de lo espurio a lo auténtico. Es decir, supone una hegemonía cultural frente al determinismo enonómico y esto también se vuelve visible en la propuesta de la transculturación narrativa.

En este marco, Darcy Ribeiro despliega una clasificación tripartita de los pueblos latinoamericanos a partir de la expansión europea, atendiendo a factores migratorios, religiosos, étnicos, nacionales y a sus problemas de desarrollo. Los “pueblos transplantados” corresponderían al área rioplatense donde las migraciones de grupos europeos mantienen una homogeneidad cultural y donde “la población ladina y gaucha originaria del mestizaje de los pobladores ibéricos con el indígena, fue aplastada y sustituida como contingente básico de la nación por un alud de inmigrantes europeos” (Ribeiro 87). Los “pueblos nuevos”, por su parte, están conformados por “la confluencia de contingentes” de distintas etnias, cada vez más mestizados y aculturados al ser reunidos en grandes plantaciones tropicales o en las minas; “surgen culturas sincréticas, formadas por elementos procedentes de los diversos patrimonios que mejor se ajustaban al nuevo modo de vida” (Ribeiro 84); conformarían los Pueblos Nuevos las regiones grancolombiana, antillana, brasileña, y los chilenos y paraguayos, porque sus poblaciones indígenas no habrían alcanzado un nivel de desarrollo tal como el de los pueblos testimonio. Estos últimos, por su parte, estarían conformados por “los sobrevivientes de las altas civilizaciones autónomas”: inca, maya, azteca y la expansión de la tradición cultural hispana (Ribeiro 81). Es decir, las regiones andina y mesoamericana:

los representantes contemporáneos de los pueblos testimonio se enfrentan con problemas culturales específicos resultantes del desafío que significa incorporar sus poblaciones marginales en el nuevo ente nacional y cultural que surge, desligándolas de las tradiciones arcaicas menos compatibles con el estilo de vida de las sociedades industriales modernas. (Ribeiro 83)

Sobre este desafío trabaja también Ángel Rama (Transculturación narrativa) desde la crítica literaria al tomar la obra de los escritores transculturadores como “puentes indispensables para rescatar a las culturas regionales que tienden a desnaturalizarse por efecto del influjo modernizador, percibido como el proyecto hegemónico y homogeneizante instrumentado por las élites” (Moraña 139). Rama destaca, en este trabajo, el papel mediador de los escritores transculturadores, quienes responden al conflicto modernizador con la “deliberada construcción de una lengua literaria” elaborada “a partir de un habla popular dentro de la cual selecciona, elige, rechaza, hasta llegar a una unificación expresiva” (Transculturación narrativa 130-1). Los transculturadores se distancian de los escritores regionalistas por el “perspectivismo interpretativo” que “impone, con una concepción ya enteramente modernizada, la unificación de todos los elementos componentes de la obra: lengua, asuntos, personajes, escenarios, estructuras narrativas, imágenes, ritmos, sistemas expositivos” (132).

¿Cómo retornar a estos postulados sobre las regiones sin recaer en su carácter esquemático, en una simplificación economicista, en una reducción maniquea campo/ciudad, afuera/adentro, grupos que hegemonizan/grupos que resisten? Una vía consiste en enfatizar la idea de cultura tal como figura en la concepción de las “regiones culturales”, en tanto fue retomada fundamentalmente en los años noventa para pensar y dar lugar a diferentes prácticas artísticas, literarias, musicales, ubicándolas en las relaciones de poder. Como afirma Néstor García Canclini, en un artículo de comienzos de esa década, la “visión precursora de que lo popular no es un paquete cerrado de tradiciones y costumbres, sino que se define […] por la posición de los grupos subalternos en cada bloque histórico, ayudó a dinamizar las investigaciones nostálgicas y embalsamadoras de los folcloristas” (99). La región entendida en términos culturales permitió, por ejemplo, la revaluación de expresiones simbólicas como la del canto popular en Arguedas, caracterizado por Rama como “ópera de pobres”. Si estas tesis sobre la cultura, lo popular y lo nacional han perdido carácter explicativo, amerita sostener todavía las preguntas abiertas por estos estudios fundacionales. Como afirma Graciela Montaldo, los problemas siguen siendo los mismos: la pobreza, las migraciones, el neoexctractivismo. Lo que cambia radicalmente son los objetos de estudio y nuestras prácticas en el marco de la “recomposición neocolonial del capitalismo” (García Canclini 98).

El lugar de la imaginación y los procesos simbólicos para pensar los contactos culturales, ahora en un marco de desterritorialización, de migraciones masivas, de mercados transnacionales y circuitos globales que coexisten con formas de lo local, interrogan sobre la incomodidad de que sigan funcionando en términos de doxa ficciones críticas como la de lo rioplatense en términos de pueblos transplantados. Esta categoría de lo transplantado produce a priori un rechazo irónico, pero al tomarla seriamente patentiza una exclusión evidente: ¿no se operan procesos de transculturación en los pueblos transplantados? Quizás esta pregunta constituya una elisión en la crítica actual al haber sido manifestada por David Viñas de una manera mucho más contundente y en el mismo año en que se publicó Transculturación narrativa: “Si en otros países de América Latina la ‘voz de los indios vencidos’ ha sido puesta en evidencia, ¿por qué no en la Argentina? ¿La Argentina no tiene nada que ver con los indios? ¿y con las indias? ¿o nada que ver con América Latina? Y sigo preguntando: ¿no hubo vencidos? ¿no hubo violadas? ¿o no hubo indias ni indios?” (Viñas 18).

Explorar la conformación de los discursos latinoamericanos supone entender, como afirma Julio Ramos, que “América Latina […] no es un campo de identidad organizado, demarcado, antes de la intervención de la mirada que busca representarlo” (394). En su lectura de “Nuestra América” de Martí como “lucha de retóricas y discursos […] que se disputan la hegemonía sobre el sentido” una de las metáforas rectoras de la tradición es la del árbol, la raíz, el tronco de nuestras repúblicas en tanto fundamento de un saber jerarquizador, propio, americano. Este fundamento telúrico es rastreado en otros usos de la literatura latinoamericana como el de la raza cósmica de Vasconcelos y a dicha constelación podría sumarse la de lo transplantado según Ribeiro y Rama (Transculturación narrativa)[7].

Ahora bien, Ramos sostiene, por otra parte, que no “debemos hipostasiar la significación de una figura que en distintas coyunturas bien puede variar su funcionalidad” (401). En un momento en que la potencia de lo “trans” (transnacional, transliterario, transfronterizo, transcultural) sirve para pensar los movimientos en un presente fragmentado, la acción cotidiana de transplantar quizás pueda resignificarse en su primera acepción, en su vertiente de agri-cultura: trasladar una planta para permitir su germinación con las mejores condiciones y cuidados posibles. Esto conecta con los estudios sobre las relaciones con la materia viviente y permite atender a los saberes y cosmovisiones de la agroecología y la biodinámica alrededor de estas prácticas. Permite cuestionar también los modos de entender la explotación agrícola que han cifrado en la región pampeana la productividad de la nación, vinculando el proyecto de dominación de la naturaleza con el de la dominación del hombre por el hombre (Ferrer). Permite proponer, finalmente, otras cartografías imaginarias donde la región se configura, por ejemplo, desde lo fluvial.

Adolfo Prieto: aportes para una región fluvial

Adolfo Prieto sitúa su apertura a “Latinoamérica” en los meses de residencia en la Universidad de la República entre junio de 1967 y marzo de 1968: “no fue hasta mi llegada a Montevideo y hasta después de mis encuentros con Rama y de las verificaciones por él facilitadas en el clima intelectual de la ciudad que el nuevo rostro literario de América Latina me fue revelado” (Conocimiento 562). A pesar de lo decisivo de este encuentro, la producción de Prieto no ha sido lo suficientemente estudiada teniendo en cuenta “la recepción de las teorías críticas en el ámbito intelectual latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX” (Gramuglio, párr. 7). De igual manera, Literatura y subdesarrollo, publicado durante su estancia en Uruguay, parece no haber corrido la misma suerte que el resto de sus producciones no dispersas[8]. En este libro, Prieto detecta los factores decisivos que impusieron durante el siglo XIX la dependencia económica de la Argentina, tornando valiosa una imagen de la extensión territorial menospreciada por los cronistas durante la colonia. El planteo no le impide, por las razones coyunturales al caso, matizar esa denuncia apelando al perspectivismo histórico. Este mecanismo es desplegado sistemáticamente a lo largo de su argumentación mediante la tendencia a desestabilizar las categorías fijas del análisis multiplicando los sentidos y practicando lo que denomina “rodeos conceptuales”. Así procede con los controvertidos tópicos del desarrollo y el subdesarrollo: “la relativización de los términos ‘desarrollo’ y ‘subdesarrollo’ de ninguna manera tiende a restarle valor operacional […]. Por lo contrario, tiende a destruir el peligroso nivel de abstracción […] con que se manejan ambos conceptos” (Literatura y subdesarrollo 23). Esto ocurre también con los de nacionalismo y regionalismo, los cuales, en sus diferencias, conforman la expresión de un posicionamiento frente al “satelismo cultural” de, para el nacionalismo, los modelos europeos y estadounidense, y, para el regionalismo, del modelo de Buenos Aires. Según Prieto, la actitud de ambos es la de exaltar, efusiva, irónica y contradictoriamente, los valores del país o de la región que se encuentran sometidos a los impulsos de la modernización, transmitidos por el cine, la radio, los periódicos, las editoriales, los sistemas de premios, concursos, las revistas, la incipiente televisión.

La potencia de la región caracterizada desde estos indicadores económicos y sociológicos radica en atemperar los efectos globalizantes de la configuración nacional, mostrando niveles de desarrollo desigual en el interior del país. El regionalismo propicia una actitud crítica y de diferenciación ante “la homogeneidad impuesta al país por los sucesos políticos y la historia económica” (Prieto Literatura y subdesarrollo 159). El “rodeo conceptual” afecta también las significaciones del regionalismo, que apela tanto al eco persistente de reivindicaciones históricas, de viejos resentimientos alimentados por la tradición y los lazos de familia; como a la identificación de una comunidad a su lugar de nacimiento; y, finalmente, se valoran sus símbolos más aptos para la transferencia de las lealtades personales, provincianas. Con todo, el regionalismo constituye primordialmente una de las dos respuestas posibles ante el foco de atracción y rechazo irradiado por Buenos Aires. A la “aceptación reverencial de cualquier hecho o iniciativa” (Prieto Literatura y subdesarrollo 155) proveniente de la capital, el regionalismo opone una conducta que prioriza el enfrentamiento de la imagen central de Buenos Aires, cancelando, en pos de este único objetivo, la pluralidad de sus significaciones posibles: “el regionalismo suele reconocerse menos en el vigor con que cada región toma conciencia de sí misma, que en el frente cerrado con que todas responden al reto de la región más favorecida” (156-7)[9]. Aunque con características diversas, las expresiones literarias del regionalismo, según esta concepción, devienen, en última instancia, un “realismo adocenado”, costumbrista, que describe tipos, “mitos indígenas que sobreviven en las supersticiones y en las leyendas populares, los hábitos de vida que precedieron a los intentos de modernización del país” (160), y se confunde con el folklore y con su explotación comercial.

Un ejercicio productivo de imaginación crítica consistiría en tomar el artículo “El Paraná y su expresión literaria” como parte de la sección final del cuarto capítulo de Literatura y subdesarrollo, titulada “Subdesarrollo y regionalismo. La literatura regional”. Pensar en conjunto el libro de 1968 y el texto de 1973 permite indagar en su recepción discreta y en la circulación desfasada de temas como, en este caso, la región concebida en atención a las circunstancias del río. El retorno de la noción de región en el presente altera las cronologías lineales, rearma series, cuestiona por los modos de configuración de los clásicos y por los tiempos de las lecturas. Este hecho se visibiliza en los proyectos de la Editorial Municipal de Rosario y Ediciones UNL que reeditan El Paraná y su expresión literaria[10]. Asimismo, la colección “El país del sauce” de la Editorial de la Universidad de Entre Ríos retoma el motivo de lo fluvial en directa vinculación con la poesía de Juan L. Ortiz para urdir un espacio impreciso, donde la región se concibe como una idea en permanente emergencia. A esta lista pueden sumarse las publicaciones contenidas en el dossier “Materia Fluvial. Configuraciones estético-políticas de las cuencas de América” (2022), así como las actividades del Grupo Archivo y Región del Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (UNR-Conicet), las cuales indagan sobre la visibilidad que adquieren los escenarios fluviales en diversas prácticas contemporáneas y en los imaginarios coloniales y decimonónicos de proyectos económicos, políticos, literarios, artísticos.

Esta perspectiva permite sopesar uno de los instantes por los que transcurre El Paraná y su expresión literaria: la oportunidad histórica de la Confederación Argentina de desplazar del relato político y literario la preeminencia que el Río de la Plata conjuró en su conexión portuaria hacia el resto del mundo. Otras vías posibles de comunicación interna dominaban los proyectos aduaneros de la Confederación, entre ellos, el que trazaría el río Salado a través de Santa Fe, Santiago del Estero y Salta. Una lectura en los términos referidos aprecia, en este proyecto frustrado que fulgura a la espera en los relatos literarios, la postulación incipiente de otras cartografías, con el río como conducto, relegado por el trazado ferroviario y sesgado por el predominio imaginario del desierto.

Este ejercicio promueve, a su vez, en un gesto ambivalente, una amplitud de las concepciones de la región y el regionalismo que excede el carácter meramente animoso contra Buenos Aires y su resolución literaria pintoresquista. Las concepciones en boga durante los sesenta pugnan por su relativización en la convivencia, por ejemplo, del emplazamiento discursivo y las reproducciones del manuscrito de Ruy Díaz de Guzmán, la foto de la fachada posterior de la casa natal de Manuel José Lavardén, el óleo “Arroyo San Juan” de José Negro o el de Ricardo Supisiche, “Mujer con canoa”, los retratos, volantes y capturas cinematográficas que aparecen alrededor de “El Paraná y su expresión literaria” en la primera edición de Paraná, el pariente del mar. Además de poner en relación “La expresión literaria y la visión plástica” (para citar el título del bloque en que se inserta el artículo) y de suspender diversas cronologías, resulta productivo interrogar por la ausencia de dichas imágenes en las dos reediciones del siglo XXI.

Otro “rodeo conceptual” propicio a la multiplicación agita sin preconceptos las categorías de nacionalismo, subdesarrollo y desarrollo, para revisar los mapas transfronterizos, movilizando por el Paraná el problema indígena como tarea de muchas investigaciones pendientes sobre, por ejemplo, la Guerra del Paraguay. Estos acercamientos se reformulan a partir de las actuales perspectivas de la historia en clave climática, que propician “el entramado de la historia de la especie con la historia del capital” (Chakrabarty 67). Horacio Quiroga es uno de los escritores seleccionados en “El Paraná y su expresión literaria” para ocupar este campo de batalla simbólico que articula la región fluvial. En la concepción del regionalismo literario entendido como descripción de “tipos pintorescos”, “El retorno de Anaconda” es apreciado como una excepción alegórica, como un quiebre a la pasividad objetivada de la naturaleza. La crítica del proceso modernizador en tanto implantación de la economía extractiva latinoamericana es llevada al extremo de la alianza animal que se proyecta arrasándolo todo por el torrente del Paraná. Diversificar los medios que la literatura encontró para capturar la naturaleza conlleva cuestionar los límites de esa división, de esa representación, observar las fisuras de esas categorías, hacer estallar el repliegue homogéneo de la definición de regionalismo que se ha impuesto negativamente para destacar el rol de la imaginación en la construcción de artefactos simbólicos conectivos y para proponer otras teorizaciones producidas desde la activación de alianzas institucionales y “ensamblajes transespecie” (Andermann) que modifiquen los modos en que habitamos las regiones.

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  34. Ramos, Julio. Desencuentros de la modernidad en América Latina. Literatura y política en el siglo XIX. Caracas, El perro y la rana, 2009.
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  36. Ribeiro Coelho, Haydée. “A cultura na perspectiva de Darcy Ribeiro e Ángel Rama”. Via Atlântica, n.° 8, dic. 2005, pp. 166-83.
  37. Ribeiro Coelho, Haydée. “O exílio de Darcy Ribeiro no Uruguai”. Aletria: Revista De Estudos De Literatura, vol. 9, 2002, pp. 211-25, https://doi.org/10.17851/2317-2096.9.
  38. Rocca, Pablo. “Prólogo”. Un proyecto latinoamericano. Correspondencia, de Cándido, Antonio y Ángel Rama, Montevideo, Estuario, 2016, pp. 5-34.
  39. Sarlo, Beatriz. Una modernidad periférica. Buenos Aires 1920 y 1930. Buenos Aires, Siglo XXI, 2020.
  40. Viñas, David. Indios, ejército, fronteras. Buenos Aires, Santiago Arcos editor, 2003.

Notas

[1] Este trabajo constituye la versión adaptada de dos exposiciones ofrecidas en las V Jornadas Internas del Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH, UNR-Conicet) y las II Jornadas “La ciudad que yo inventé”, llevadas a cabo en Rosario el 9 de diciembre de 2021 y el 19 de agosto de 2022, respectivamente. Agradezco a quienes participaron en ellas por sus aportes y comentarios críticos, en especial a Ignacio Martínez, Marcela Ternavasio, Sandra Contreras, Diego Roldán y Laura Catelli. Le debo el acercamiento a los aportes de Ángel Rama, Darcy Ribeiro, Julio Ramos, entre tantas otras de las lecturas aquí retomadas, a Mónica Bernabé y su transferencia de conocimientos a lo largo de varios años de clases en la Cátedra de Literatura Iberoamericana II de la Escuela de Letras de la Universidad Nacional de Rosario.

[2] Las primeras versiones de esos capítulos corresponden a los siguientes artículos: “Los procesos de transculturación en la narrativa Latinoamericana” de 1974; “El área cultural andina (hispanismo, mesticismo, indigenismo” de 1974; “Introducción” de 1975; y “José María Arguedas, transculturador” de 1976.

[3] Rama destaca los casos de Argentina, México, Uruguay, Chile, Venezuela y otorga un lugar inédito al de Brasil tras la caída de João Goulart en 1964:

A pesar de pertenecer al común denominador de América Latina han sido muy escasas las comunicaciones culturales o políticas entre Brasil y sus vecinos. Estos intelectuales descubrieron la existencia de Hispanoamérica, no sólo en sus singularidades políticas sino también en sus modos culturales: Mario Pedroza en Chile, Ferreira Gullar en Buenos Aires, Darcy Ribeiro en Montevideo, Francisco Julião en México, si por un lado se constituyeron en embajadores de una cultura ignota ante los grupos políticamente afines, por la otra hicieron experiencias de culturas desconocidas. Pienso que un libro imaginativo y talentoso como Las Américas y la civilización de Darcy Ribeiro hubiera sido imposible sin estos largos años de exilio que le permitieron recorrer y vivir […] en diversas zonas del continente. (Rama La riesgosa navegación 5-6)

[4] Los vínculos intelectuales entre Ángel Rama y Darcy Ribeiro y sus proyectos institucionales atravesados por el drama del exilio han sido estudiados, entre otros, por Alfredo Duplat, Pablo Rocca, Haydée Ribeiro Coelho, Helena Bomeny y Alejandra Josoiowicz. El rol de Adolfo Prieto en esta trama no ha tenido, como se verá, igual atención.

[5] El seminario “Política de desarrollo autónomo de la Universidad Latinoamericana” fue organizado por el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de la República de Montevideo en marzo de 1968. En el libro Hacia una política cultural autónoma para América Latina (1969) compilado por Sergio Bagú se recoge el informe “Una política cultural autónoma” redactado por Washington Bruño, Rafael Laguardia y Ángel Rama; esta publicación está antecedida por los informes del seminario producidos por Oscar Julio Maggiolo, Carlos Quijano y Darcy Ribeiro. “El nacionalismo en la literatura latinoamericana” es el título de los cursos de verano dictados por Adolfo Prieto en Montevideo hasta su regreso a Rosario el 31 de marzo de 1968 (cfr. Avaro 65). El proyecto de la Enciclopedia Uruguaya fue planificado por Ángel Rama y Darcy Ribeiro y se concretó mediante la publicación de 63 fascículos acompañados de cuadernillos con una obra o antología de textos de aparición semanal entre mayo de 1968 y diciembre de 1969. Sobre la participación de Ángel Rama y Darcy Ribeiro en las publicaciones de Marcha, Cuadernos de Marcha y Víspera puede consultarse Ribeiro Coelho “O exílio de Darcy Ribeiro”.

[6] La categoría de “macrorregiones” es recuperada en este apartado a través de la lectura que Ángel Rama hace de Darcy Ribeiro en Transculturación narrativa. A partir de un trabajo de análisis textual con la herramienta web Voyant-Tools (https://voyant-tools.org/) determinamos la ausencia de dicha categoría en el texto de Ribeiro, así como la escasa frecuencia del término “región” y sus variantes. De hecho, no utiliza esta noción para el caso de la taxonomía de los “pueblos transplantados”, “nuevos” y “testimonio” que aquí retomamos. El análisis textual abre el interrogante sobre las fuentes con las que trabaja Rama, las cuales solicitan una revisión crítica. Escindir las notas al pie de Transculturación narrativa permite visualizar, con mayor claridad, el acervo bibliográfico que circulaba en la conformación de los imaginarios de región en la época y la necesidad de comenzar a relevarlos. Las derivas de esta tarea no solo ajustarían las hipótesis sobre la investigación específica en torno a la región, sino que además revitalizarían, al ponerlos nuevamente en circulación, varios textos que no son de acceso libre en internet, como el de Meyer, titulado “Perspectiva de análisis socio-histórico de la influencia de Guadalajara sobre su región”.

[7] A esta lista podría sumarse, en una posterior investigación, la concepción sesgada de Octavio Paz sobre el Barroco como literatura transplantada.

[8] Literatura y subdesarrollo ha sido desplazado, relegado, en pos de la vigencia anticipatoria de La literatura autobiográfica argentina de 1962 y del carácter de clásico que cobran El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna de 1988 y Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura Argentina, 1820-1850 de 1996. Estos libros consagrados, llamativamente, aparecieron antes de la dictadura de Onganía el primero, y después del retorno de la democracia los últimos.

[9] Al “vigor con que cada región toma conciencia de sí misma” contribuyó Adolfo Prieto con la promoción de las investigaciones antropológicas sobre el folklore argentino en el Valle de Santa María, con el relevo de las leyendas de Ambrosetti y Ernesto Morales y con la creación de proyectos editoriales, pedagógicos, de difusión, por poner solo tres ejemplos.

[10] El Paraná y su expresión literaria se publicó tres veces: en 1973, en 2015 y en 2021. La primera de ellas, integraba el volumen colectivo que la Editorial Biblioteca Popular Constancio C. Vigil preparó bajo el título Paraná, el pariente del mar. En la edición del 2015, el artículo abre con Conocimiento de la Argentina, volumen de la “colección de ensayos de autores locales canónicos” de la Editorial Municipal de Rosario, precedido por la investigación “Pasos de un peregrino. Biografía intelectual de Adolfo Prieto” producida por Nora Avaro. En 2021, la UNL volvió a publicar El Paraná y su expresión literaria, en la Colección Itinerarios, ahora como libro independiente con prólogo de Graciela Silvestri y dibujos de Josefina Wolf. La indagación del lapso que va de la publicación de Literatura y subdesarrollo a la de “El Paraná y su expresión literaria” enfatiza el período anterior al desmantelamiento de La Vigil en 1977 y posterior al golpe de Onganía, que obturó la continuación de las transformaciones decisivas impulsadas por Adolfo Prieto desde 1959 en el ámbito universitario. Este paréntesis, en que se sitúa su labor en la Editorial Biblioteca, reencauza unas energías institucionales definitivamente interrumpidas por la violencia política de 1976 y activadas paradójicamente por la disponibilidad intelectual tras la renuncia a los cargos académicos en 1966. La discontinuidad de estas tramas profesionales y afectivas otorga una imposible dimensión “reparadora” (Gramuglio, párr. 2) e institucional a las ediciones contemporáneas de “El Paraná y su expresión literaria” que la EMR presentó junto a la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario en el marco del IV Congreso Internacional “Cuestiones Críticas”, y a aquella que la editorial de la Universidad Nacional del Litoral preparó en 2021. Casi a la manera de Pierre Menard, estas reediciones insertan las palabras de Prieto en coyunturas imprevistas por el crítico y permiten reflexionar sobre sus continuidades y rupturas.