DOI: 10.19137/anclajes-2018-22310
RESEÑAS
Elena Castro, especialista en poesía,
estudios de género y sexualidad,
teoría queer y estudios culturales, ha dado
a conocer algunas obras sobre estas áreas,
entre las que destaco sus textos más recientes: La subversión del espacio poético en el
surrealismo español (2008) y Cos Textual-
Sexual. Cuerpo sexual-textual. Inscripcions
del design lèsbic a la poesia espanyola contemporània.
Inscripciones del deseo lésbico en
la poesía española contemporánea (2012).
El libro que nos ocupa, Poesía lesbiana
queer. Cuerpos y sujetos inadecuados (2014),
retoma la obra poética de Lucía Sánchez
Saornil, Elizabeth Mulder y Ana María
Martínez Sagi, junto a otras más –en total
serán trece las poetas revisadas– que, como
veremos, nos harán transitar por la España
del siglo XX hasta desembocar en el XXI.
El volumen se estructura a partir del
discurrir de la historia española, desde
fines del siglo XIX, pasando por el golpe
de Estado del general Miguel Primo
de Rivera (1923), la Segunda República
(1931-1939), la dictadura de Franco
(1939-1975), las primeras elecciones
democráticas (1977), hasta el primer
decenio del siglo XXI. Si atendemos a
la cronología de las poetas estudiadas, el
período que comprende esta obra abarca
desde 1895, fecha de nacimiento de Lucía
Sánchez Saornil, hasta 1974, nacimiento
de Txus García, aunque la incorporación
a la poesía de ambas nos sitúa o bien en
las primeras décadas del siglo XX (1916),
tal es el caso de Sánchez Saornil, o bien
en la primera década del siglo XXI (2011),
si nos referimos a García. De cualquier
modo, estamos hablando de casi un siglo
de recorrido poético.
La obra se abre con una “Introducción”,
en la que la autora sienta las bases de los
términos que le van a servir para vertebrar
todo el libro: escritura, poetas lesbianas y
queer. Para establecer qué entiende por escritura
sigue muy de cerca lo esbozado por
el filósofo y teórico queer español Paul B.
Preciado, quien en “Pienso, luego existo” (2013) la define como “tecnología de producción
de subjetividad” (7). El porqué de
su elección queda justificado al señalar que
sólo se ocupará de aquellas lesbianas que
defienden un cuestionamiento crítico de
sí mismas y rechazan toda concepción homogeneizadora
de las identidades, es decir,
aquellas que renuncian a toda concepción
fija y estable de la identidad, las que deconstruyen
las etiquetas identitarias, las
disidentes sociales, sexuales y de género
que se resisten a toda normalización y, desde
luego, al devenir mujer normativo. A
la hora de referirse a lo queer, consciente
de que esta denominación ha sido muy
utilizada en los últimos años para afirmar
la excentridad, la inestabilidad de categorías,
el fluir del deseo y de las identidades,
con una voluntad antiasimilacionista, que
replantea los modelos de subjetividad en
toda la sociedad, siguiendo lo esbozado por
Alberto Mira (Para entendernos 621-622),
Castro defiende la idea de que las teorías
queer cuestionan también el concepto de
sujeto político «mujer» (y «homosexual»)
para concentrarse en la subjetividad performativa.
Será, pues, la inestabilidad en la
identidad genérica existente en los textos
de estas poetas lo que les permita conformar
una subjetividad propia y, junto con
el Manifiesto contra-sexual de Preciado,
afirmará que ellas “(re)presentan el género
como una tecnología sofisticada de
resistencia que produce cuerpos sexuales” (11). Así, fijado el corpus, se servirá de la
escritura para examinar cómo “las poetas
queer, disidentes sexuales y genéricas, la
usan para inscribirse en la memoria y en el
presente, para producir cuerpos y sujetos
propios, (in)inteligibles” (7). Conocedora
de que en los últimos años se ha dado paso
a investigaciones en las que se ha analizado
la producción de identidades genéricas y
prácticas sexuales en la narrativa española
del siglo XX y XXI y que no ha ocurrido lo
mismo con la obra de las poetas lesbianas
queer, este libro pretende subsanar dicho
vacío. Un volumen que da cuenta de la
poesía queer de poetas queer españolas.
El diálogo teórico lo establecerá con la
crítica vertida por la academia anglosajona
y estadounidense, en este sentido cobran
particular importancia los trabajos de Judith
Butler, Monique Wittig y Michel
Foucault, a los que acude constantemente
a lo largo de la obra. No obstante, adquiere
protagonismo Paul B. Preciado, autor
de dos textos emblemáticos: Manifiesto
contra-sexual (2002) y Testo Yonki (2008).
No debemos obviar que en las últimas décadas
en el panorama español han cobrado
importancia una serie de autores/as a cuyas
producciones se hace imprescindible acudir
si se trata de acercarnos a los estudios
de género, sexualidad y teoría queer. Algunos
de estos nombres son: David Córdoba,
Beatriz Gimeno, Ricardo Llamas, Alberto
Mira, Raquel Osborne, Javier Sáez, Lucas
Platero, Meri Torras, Paco Vidarte, Fefa
Vila…
Los restantes apartados del libro se estructuran
cronológicamente. El primer capítulo
o momento precursor está dedicado
a las poetas lesbianas queer de las tres primeras
décadas del siglo XX: Lucía Sánchez
Saornil (Luciano de San-Saor), Elizabeth
Mulder y Ana María Martínez Sagi. A ellas
se les debe la valentía de inaugurar esa (re)
presentación de identidades no normativas
y desestabilizaciones genéricas en sus textos, “al romper la rígida división de roles
genéricos y de las identidades sexuales impuestas
por el patriarcado y reclamar una
corporalidad para el cuerpo lésbico/queer
que supone una resistencia a la heteronormatividad”
(18). El género es visto como
espacio político, por lo que las estrategias
de apropiación de la performatividad masculina
servirán para desnaturalizar la diferencia
sexual, espacios de resistencia donde
es posible observa una subjetividad performativa
propia.
El segundo capítulo cubre la producción
de las poetas lesbianas durante la dictadura de Francisco Franco, época en la
que impera el mandato patriarcal –orden
natural: heterosexualidad normativa– de
subordinación de la mujer al hombre, motivo
por el cual se niega la sexualidad de
la mujer, el derecho al placer y al goce de/
por sí mismas. En este apartado veremos a
Gloria Fuertes y Alfonsa de la Torre “cuestionando
el discurso del poder, alterándolo
mediante el propio lenguaje, [es] como se
consiga dar voz a lo silenciado y producir
discursos, espacios e identidades contrahegemónicas” (46). Esto es lo que apreciamos
en Gloria Fuertes, una de las dos
poetas analizadas, quien parodia el discurso
del poder al apropiarse del significante “mendigo” y “mendiga” para significar a ‘homosexuales’ y ‘lesbianas’, dado que a
ellos se refería La ley de vagos y maleantes
del código penal español de 1933, en
la que se recogía aquellas conductas consideradas
antisociales –vagabundos, nómadas,
mendigos, rufianes, proxenetas–,
posteriormente modificada por el régimen
franquista para incluir la represión de los
homosexuales (1954). La estrategia de Alfonsa
de la Torre es diferente, ella se (re)
apropia y resignifica el lenguaje litúrgico,
al utilizar la figura de Lilith, arquetipo de
mujer abyecta, primera esposa de Adán,
según los textos religiosos hebraicos, expulsada
del Paraíso por no querer acatar la
sumisión sexual –la posición del misionero– y la reproducción. Interesante hubieran
sido las aportaciones de Erika Bornay, Las hijas de Lilith (1990), en la construcción
de esa femme fatale, reflejo de una sociedad
sexofóbica y misógina. La imagen
de Lilith será igualmente retomada con
posterioridad por Andrea Luca, pero en
este caso bajo la forma andrógina de una
nueva raza con voz femenina.
El tercer capítulo abarca las décadas
del setenta a la del noventa, desde la dictadura
aún presente a la democracia: era de
transición llena de cambios, no sólo políticos
sino también culturales. En lo que se
refiere a la mujer se perpetúa la existencia
de un modelo ideal femenino heredado del
franquismo que ya no sirve y en esta nueva
era de libertad se reclama un/otro modelo
en que mirarse (Keefe Ugalde, En voz alta
24). Las propuestas poéticas recogidas serán
diversas, pero en todas ellas se desvela
la regulación que del lenguaje, género e
identidad hace la heteronormatividad, entendida ésta como poder. Ana María Moix
muestra una desestabilización genérica, en
un doble sentido, sexual y literario. Pureza
Canelo se posiciona como identidad
configurándose en su actividad discursiva
y Andrea Luca (antes Dolores Álvarez) denuncia
la imposibilidad de reconocerse o
aceptar los modelos que le vienen dados
por el sistema normativo y propone la
construcción de un ser andrógino como
estrategia discursiva de desestabilización
genérica.
Una selección de apuestas de la poesía
reciente es lo que encontramos en el cuarto
capítulo. En particular Habitación de
hotel (2007) de Cristina Peri Rossi, quien
piensa y escribe el deseo lésbico fuera de
la estructura sexual binaria. De esta manera,
logra que su poema devenga espacio
político, liberador en lo que concierne al
deseo entre mujeres. Por su parte, Concha
García, continuará con este rechazo de las
tecnologías de poder de la heteronormatividad,
pero atentando contra ella mediante
una sujeto hablante que se siente desubicada
en el mundo, resistiéndose a ese
devenir mujer normativo. Lo mismo hará Katy Parra, quien se (re)apropiará de los
cuentos infantiles, cuestionando el control
del poder sobre la producción de la subjetividad.
Un paso más allá da María Eloy
García, quien construye “una subjetividad cyborgqueer”, según lo nomina Elena Castro,
siguiendo de cerca a Donna Haraway
(Manifiesto cyborg, 1985), pues se trata de
un sujeto sin género, en este caso de una
sujeto poética que se resiste a toda categorización
genérica. Por último, en la era del
llamado postfeminismo o, según señala
Preciado, transfeminismo del “movimiento
tullido-trans-puto-marico-bollero-intersex
y postporno” (Transfeminismo 10),
el cual habría comenzado en 2009, relacionado
con el colapso de mercados financieros,
el aumento de la deuda pública y
las políticas de austeridad, surge la poética
de Txus García. Una genderhacker que habita
en el Middlesex, en clara alusión a la
obra de Jeffrey Eugenides, cuyo protagonista,
Cal Stephanides, como Tiresias, ha
vivido como mujer y como hombre. En su
poética se advierte también una resistencia
al propio concepto de género, entendido éste como una construcción que se utiliza
como herramienta de opresión, un sistema
de poder que produce, controla y limita
los cuerpos para adaptarlos al orden social
establecido, pretendiendo modificar, ampliar,
alterar y transformar los códigos que
rigen todas estas construcciones sociales.
La suya es una subjetividad propia que se
resiste a la identidad, sexualidad y generización
normativas, una intención clara de
negar la naturalización de una identidad
heterosexual hegemónica, pero también,
afirmará Elena Castro, “de una supuesta
identidad contrahegemónica, homogeneizadora
de todo el colectivo lesbiano o gay.
Denuncia en definitiva la exclusión de las
minorías periféricas, reclama un espacio
para ellas a la vez que proclama la mutabilidad,
hibridez e inestabilidad de toda
identidad de género, […] sexualidades y
géneros imposibles de clasificar” (155).
Con ello nos sitúa en un espacio posgénero,
posidentitario. En este sentido, dicha
poética parece coincidir en su propuesta
con el manifiesto de Preciado: “Somos
un batallón sexo-semiótico, una guerrilla
cognitiva, una armada de amantes. Terror
anal. Somos el futuro parlamento postporno,
una nueva internacional somatopolítica
hecha de alianzas sintéticas y no
de vínculos identitarios. Dicen crisis. Decimos
revolución” (Transfeminismo 13).
Con todo, esta obra se erige en un
compendio de propuestas poéticas transgresoras
que desestabilizan el sistema hegemónico
y apuestan por la producción de
cuerpos y de sujetos no heterocentrados difíciles
de etiquetar. Sin lugar a dudas, Elena
Castro cumple con creces los objetivos
marcados: subsanar el vacío existente sobre
la producción de identidades genéricas y
prácticas sexuales en la poesía española del
siglo XX y XXI. Estudio innovador que da
voz a la poesía queer de poetas queer españolas
y un referente imprescindible para
futuros trabajos que quieran continuar indagando
en esta materia.
Ángeles Mateo del Pino
DEPARTAMENTO DE FILOLOGÍA
HISPÁNICA, CLÁSICA Y DE ESTUDIOS
ÁRABES Y ORIENTALES.
UNIVERSIDAD DE LAS PALMAS DE
GRAN CANARIA. ESPAÑA