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MISCELÁNEAS

Dora, la tejedora

Mariana Rulli

Investigadora y Profesora Asociada CIEDIS-UNRN

 

En abril de 2023, la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) otorgó el Doctorado Honoris Causa a la Dra. Dora Barrancos que fuera aprobado a través de la Resolución UNRN 010/2023. Lo que siguen son las palabras de laudatio brindadas por la Dra. Mariana Rulli en el acto académico celebrado el 31 de mayo del mismo año en la ciudad de Cipolletti.

En esta Laudatio quisiera responder dos preguntas: La primera: ¿Por qué  la UNRN otorga a Dora Barrancos el Doctorado Honoris Causa? La segunda: ¿Para qué la UNRN le concede este título a Dora Barrancos?

No quisiera ahondar en los títulos y otros logros formales que ha ido obteniendo y cosechando a lo largo de su carrera académica. Quisiera, en cambio, que tomemos un poco de distancia de su camino académico formal, proponiendo algunas reflexiones sobre la contribución tanto de la investigación como de su acción política. Después de bucear por las distintas Doras: la socióloga, la historiadora, la profesora, la investigadora, la militante, la amiga, la compañera, a la conclusión a la que arribé es que Dora ha combinado y retroalimentado su vida académica con su vida política y su marca registrada ha sido su generosidad, su optimismo y su coherencia. Les propongo recorrer ejemplos que epitomizan esta relación virtuosa entre su generosidad, formación académica, su inteligencia, su producción científica, su compromiso y acción política, su optimismo y su coherencia.  

Dora ha contribuido a revelar y entender décadas críticas de la historia de nuestro país y nuestra región.  Esa contribución se debe, a que vivió esas mismas décadas en su piel, en su cuerpo, en carne propia sin ahorrar en riesgos ni en pasión. La misma Dora ha reconocido en uno de sus textos que “los contextos hicieron sus operaciones, burilaron mis concepciones y orientaron mis opciones y no solo en materia de conocimiento historiográfico”.  

Dora creció en Jacinto Arauz, un pueblo de La Pampa. Su padre era un maestro socialista, y su madre de religión valdense. Dora reconoce que heredó de ellos la sensibilidad por los desposeídos, la avidez por el conocimiento y la dedicación obstinada e incansable al trabajo[1].

Apenas graduada de socióloga en la UBA, en 1968, comenzó a trabajar profesionalmente en la Dirección de Educación Agrícola, en el Ministerio de Agricultura, y de la mano de Pedro Krotsch y Rodolfo Puiggrós se acercó al peronismo y comenzaron sus años de militancia política. En los setenta, en los años de la última dictadura civico-militar, debió exiliarse a Brasil donde, según la propia Dora, comienza su identificación con el feminismo a partir de un caso de violencia de género, en 1979, en el que una joven de clase acomodada había sido asesinada a tiros por su pareja, quien, luego, alegó “defensa del honor” para justificar el asesinato (hoy femicidio). La benevolencia del tribunal con el acusado y el tratamiento dado a la mujer en los medios de comunicación impactaron profundamente en Dora.

Durante los  años de exilio, se acercó a la historia, realizó su maestría en Educación en 1983 (Universidad Federal de Minas Gerais) y años más tarde, ya de regreso en Argentina, se doctoró en Historia en la Universidad Estadual de Campinas en 1991. Ya en nuestro país, comenzó a investigar en el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales  y luego como investigadora del CONICET.


       En los ochenta estrechó aún más el vínculo entre el feminismo y la academia y comenzó a desarrollar un robusto repertorio teórico vinculado a las sujeciones y la moralidad sexual en el mundo del trabajo y de los sectores populares, los dilemas éticos en torno a la maternidad y en el devenir de las disidencias. Ya en los noventa, sus investigaciones sobre la historia de las mujeres comenzaron a trascender las fronteras de sus aulas, se transformaron en materias, cursos, proyectos de investigación, se multiplicaron. La organización de las Jornadas de Historia de las Mujeres, a partir de 1991, son una muestra de ese crecimiento.

Quisiera detenerme en su labor como formadora de investigadoras. Sus tesistas y becarias me testimonarion sobre la generosidad, y también exigencias de rigurosidad, con las que Dora les abrió las puertas. En cada reunión de devolución de la tesis se abría un árbol de lectura, nuevas ramas de ideas, nuevas hojas llenas de preguntas. Ha dedicado gran parte de su tiempo (y sabemos lo poco valorado que es el tiempo de las mujeres y cómo las mujeres subsidiamos el tiempo de los otros) a formar becarias, tesistas, investigadoras.  

Dora dejó bien en claro que una de las acciones políticas cruciales era provocar el recambio generacional en los estudios feministas y de género era a través de la formación constante de jóvenes académicas feministas. Con una dedicada tarea de orfebrería, impulsó el recambio generacional de académicas feministas tejiendo un pacto intergeneracional entre ellas.

Entre 2010 y 2019, fue Directora del CONICET del área de Ciencias Sociales y Humanas pisando a fondo -con el pie feminista- el acelerador de la burocracia del CONICET logróando implementar valiosas reformas con perspectiva de género. Cuando renunció en 2017 a su cargo denunció al gobierno nacional porque no cumplía con su obligación de designar a su reemplazante electo, advirtiendo que había una enorme sub-ejecución presupuestaria. Dora tiene su palabra, que se replica y transforma la realidad.

Dora es federal y ha logrado irradiar procesos de transformación colectiva, viajando por todo el país dictando clases, promoviendo investigaciones, sembrando semillas y tejiendo redes en las universidades más antiguas, en las más jóvenes como la nuestra, en el norte y en el sur. Ha colaborado, también, con el proceso de institucionalización de los protocolos de actuación de violencias de género en las universidades a través de su contribución en la creación de la RUGE.

Consciente de que los cambios no son solo aquí y ahora, sino que deben trascender los muros propios y los tiempos presentes, Dora nos ha incentivado a conocernos, a intercambiar, a cobijarnos entre nosotras, a trabajar codo a codo, a formarnos tanto en lo académico como en lo político y, fundamentalmente, en lo humano.

En 2016, cuando varias profesoras, investigadoras, no docentes y estudiantes de la UNRN nos movilizarnos para que se aprobara un protocolo de actuación en nuestra universidad y un plan de igualdad, Dora vino y nos ayudó a traccionar la voluntad política que necesitábamos por esos tiempos para aprobar estas normativas.

Dora es historiadora, por eso sabe que es en la calle donde las feministas escribimos nuestra historia. Así, ha contribuido en los principales debates normativos en nuestro país: la ley de violencias, las leyes de identidad de género y matrimonio igualitario, la ley de paridad, la ley Micaela, la interrupción voluntaria del embarazo. En los últimos años, Dora también ha acompañado la jerarquización de la institucionalidad de género a nivel nacional. Como integrante y asesora del consejo consultivo del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y apoyando las políticas públicas implementadas recientemente. Dora como protagonista, ha estado siempre del lado de la vida y de los derechos humanos.

¿Por qué, entonces, la UNRN le otorga el Doctorado Honoris Causa a Dora Barrancos?

Porque Dora ha tejido puentes y redes entre generaciones, entre provincias y universidades, entre pasado, presente y futuro, entre la academia y la calle. Porque nos enseñó, con optimismo, que no hay derrota que nos detenga, que el cambio emancipador es posible, y que nuestras universidades, nuestro país y el mundo, más pronto que tarde, serán plenamente feministas.

¿Para qué la UNRN otorga este Doctorado Honoris Causa?  

Para consolidar un sistema de valores dentro de la Universidad. Para que quede cada vez más claro que la igualdad, la democracia, la generosidad, la coherencia y el optimismo, el compromiso con la rigurosidad académica, la producción científica situada en una realidad social, el enfoque feminista y de derechos humanos y la acción política transformadora, son pilares axiológicos de nuestra universidad.

La docencia, la investigación, la extensión y la gestión en esta Universidad se verán en el espejo de Dora.  Con su palabra y con su acción ha logrado mover la rueda de la historia. En su camino nos hace un llamado a cambiar la forma de hacer en nuestras universidades, un llamado a cambiar el mundo.

En estos tiempos complejos y difíciles, Dora nos ha enseñado que tenemos que dejar el pesimismo para tiempos mejores y ponernos en marcha. Este Doctorado Honoris Causa nos sube la vara como institución, es una brújula que nos orienta, y que nos exige que nuestras palabras y nuestras acciones superen el test de Dora Barrancos y que acabamos de incluir en nuestra vida institucional.

Notas

[1]   Martín, A. L. y Valobra, A. (2019) Dora Barrancos: Devenir feminista. Una trayectoria político-intelectual, CABA, CLACSO: Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras, 2019.