DOI: http://dx.doi.org/10.19137/aljaba-2019-230104

ARTÍCULOS

 

LAS TAREAS DE CUIDADO EN ROMA. MIRADAS AL INTERIOR DE LA FAMILIA

The care tasks in Rome. Looks inside the family

 

Mariana de Dios Herrero
Instituto Interdisciplinario de Estudios de Géneros
Universidad Nacional de La Pampa

 

Resumen: El presente artículo analiza la película Roma del director mexicano Alfonso Cuarón. El estudio se centra en las experiencias de cuidado desarrolladas en el interior de la familia, cuya protagonista es una empleada doméstica. Consideramos que el cine constituye una herramienta potente para el cuestionamiento de lo obvio, la producción de preguntas donde no las haya, y la creación de nuevos espacios de interpelación de la realidad. En este sentido, nuestro trabajo pretende ser un aporte en clave de género que atienda a la resignificación del lenguaje que se usa para designar los temas y los problemas que afectan a las mujeres1.

Palabras clave: Cuidado; Trabajo doméstico; Espacio privado; Género; Cine.

Abstract: This article analyzes the Rome film of the Mexican director Alfonso Cuarón. The study focuses on the care experiences developed within the family, whose protagonist is a domestic employee. We consider that the cinema constitutes a powerful tool for the questioning of the obvious, the production of questions where there are none, and the creation of new spaces of interpellation of reality. In this sense, our work aims to be a gender-based contribution that addresses the resignification of the language used to designate the issues and problems that affect women.

Keywords: Care; Domestic work; Private space; Gender; Cinema.

Sumario: Introducción. En el espacio de la intimidad familiar. El empleo doméstico más que un trabajo, una trama de vínculos. Distribución de las tareas de cuidado al interior de la familia. Reflexiones finales.

 

Introducción

Roma es la última película del director mexicano Alfonso Cuarón, estrenada el 30 de agosto de 2018 en el Festival de Venecia y unos meses después, el 14 de diciembre, en Netflix. Recibió el premio León de Oro en su primera presentación. Además, fue nominada en diez categorías director y película extranjera.
El film transcurre en Roma, un barrio de clase alta tradicional en la Ciudad de México durante los años 1970 y 1971. La protagonista es Cleo, una de las dos empleadas domésticas que trabaja y convive con la familia integrada por Sofía, Antonio y sus hijos e hija: Tonio, Paco, Pepe y Sofía. También viven en la casa: Teresa la abuela materna, Adela la otra empleada y Borras la mascota. La trama se inicia cuando Antonio viaja a un Congreso. En el desarrollo de la historia se irá develando el motivo real de su partida.
Las imágenes y la sonoridad forman una estampa impecable de la época. Otorgándole, las tonalidades grises, la misma sensación de nostalgia o melancolía que nos provoca mirar fotografías viejas. En blanco y negro, los personajes se despliegan en el colorido de lo cotidiano. Cuarón, supo colocar la lente en ese lugar, y ampliarla, permitiéndonos ver a la familia, acercarnos a sus vivencias como si fuéramos parte de cada una de las escenas.
La originalidad de la película reside en el clima íntimo que logra el director, a través de lo visual y también por lo sonoro. Pues, prevalecen los sonidos naturales; el trino de los pájaros en el patio de la casa, los ladridos de los perros vecinos. El agua que se escurre entre las baldosas, el avión moviéndose ruidosamente en un recorte de cielo. Los vendedores de la calle y los desfiles militares. La marcha del auto al entrar al garaje. No hay musicalización, sólo alguna canción en la radio acompaña a Cleo cuando realiza las tareas cotidianas, o a Antonio, en el auto al llegar a la casa.
En ese devenir de la vida familiar, las mujeres, aunque diferentes, se vuelven parecidas. ¿En qué pueden parecerse Cleo, una joven mixteca empleada doméstica, con su patrona Sofía una profesional dedicada al hogar, esposa y madre de cuatro hijos? El espacio que habitan y comparten, con las relaciones que allí se entretejen, las vuelve semejantes.

En el espacio de la intimidad familiar

El espacio de la intimidad familiar, el hogar, es definido por Amorós (1994) como el espacio de las idénticas. “Entre varias excelentes amas de casa, todas ellas son igualmente excelentes, pues no hay manera de objetivarlo, de acuerdo con unos parámetros. Es el espacio, por lo tanto, de la indiscernibilidad” (p. 2). En esta casa, en la amplitud de las habitaciones, entre lo que se dice y se oculta, entre lo que se ve y lo invisible, donde la familia vive su día a día, Sofía y Cleo son idénticas.
En este espacio privado, doméstico, “es como si se diera un operador distributivo que troquelara individualidades” (Amorós 1994, p. 2). El espacio público, al ser el espacio del reconocimiento es el de los grados de competencia. Por el contrario, las actividades que se desarrollan en el espacio privado, las actividades femeninas, son las menos valoradas socialmente, no se ven ni son objeto de apreciación pública. Asimismo, las actividades que se desarrollan en el espacio público suponen un poder que ha de ser repartido, mediante un sistema de relaciones. En cambio, en el espacio privado no se reparte ni poder, ni prestigio, tampoco reconocimiento, son las mujeres mismas, las repartidas.
También, desde ese ámbito privado, la mujer se dedica a reproducir las condiciones de posibilidad del ejercicio de la libertad del varón en el espacio público. Porque lo doméstico está garantizado por ella. Incluso será artífice, de la intimidad y el disfrute de otro/a. Ideas que se cristalizan en varias escenas del film. Sofía espera la llegada de su marido en la puerta de la casa, y la vemos atenta a sus requerimientos durante el desayuno o en la sala, mientras la familia mira televisión.
En el nudo de la trama sabremos que Sofía, bioquímica de profesión nunca ejerció, en cambio, se dedicó a la familia. En este sentido, opera la división sexual del trabajo. La mujer desde la infancia es socializada para el desempeño de tareas domésticas. Beauvoir (1999, p. 422), afirmaba en 1949: “El trabajo que la mujer realiza en el interior del hogar no le confiere ninguna autonomía, no es directamente útil a la comunidad, no desemboca en ningún porvenir y no produce nada”.
Lamas (1996) sostiene que lo femenino, por ser la mujer la que pare y cuida los hijos, se asocia a lo maternal, lo doméstico, contrapuesto con lo masculino como lo público. La dicotomía masculino femenino, establece estereotipos que condicionan los papeles y limitan las potencialidades humanas de las personas, puesto que estimulan o reprimen los comportamientos en función de su adecuación al género. Los espectadores recorremos Roma, como testigos silenciosos, vivenciamos los sentimientos de sus personajes. Escuchamos las conversaciones de Sofía con una amiga por teléfono o con Teresa, en los rincones de la casa, escondiéndose de los niños y la niña. Conocemos la verdad sobre la ausencia de Antonio, nos volvemos cómplices como Cleo, del secreto familiar.
En una escena fugaz se revela la soledad que une a dos mujeres tan diferentes entre sí. Sofía llega a la casa borracha, Cloe la recibe. Sofía, la toma de las mejillas y le dice: “no importa lo que te digan siempre estamos solas”. Ambas sufren un abandono, Antonio se ha ido con otra mujer mientras a Cleo, embarazada, la ha dejado su novio. La casona parece más inmensa para ese universo femenino en que ambas sostienen el cuidado del hogar.
Cleo en la tarea de cuidado asume el papel principal. El protagonismo de Cleo en la narración familiar, no es ficción, sino un recuerdo de Cuarón, de su biografía personal, lo que otorga al personaje una importancia mayor si lo traspalamos al plano real.

El empleo doméstico más que un trabajo, una trama de vínculos

Más allá de la narración del recuerdo, acontece en Roma la caracterización de un tipo de trabajo, el que realizan las empleadas domésticas que ha permanecido invariable, a lo largo del tiempo. Así se observa en trabajos de investigación que analizan el empleo doméstico en la actualidad.
De acuerdo a nuestro estudio: “El mundo privado de las empleadas domésticas”2, no es como cualquier otro trabajo asalariado. Aunque se recibe salario, se desarrolla no en el ámbito público, el de la producción, reconocido y valorado socialmente, propio del hombre; sino en el privado, el de la reproducción, no valorado y propio (natural) de la mujer. Esta zona difusa, en la que se ubicaría el empleo doméstico, donde lo privado y lo público se presenta solapado, aparece su especificidad. En el marco de nuestra investigación, observamos en los testimonios analizados, como lo afectivo tiñe la relación entre trabajadora y patrona junto a la familia, maridos hijos e hijas, mascotas y otros integrantes que vivan en el hogar o se relacionen con él.
El hogar de las familias para las que trabajan, es habitado por las trabajadoras como el hogar propio. Esta analogía entre el propio hogar y el lugar de trabajo se observa en otra tarea incluso más personal y comprometida como es el cuidado de los niños y niñas.
De acuerdo a Batthyany (2017) el trabajo de cuidado puede definirse como la acción de ayudar a un niño o a una persona dependiente en el desarrollo y el bienestar de su vida cotidiana. La autora hace hincapié en el vínculo emocional que implica la tarea, entre el que brinda cuidados y el que los recibe, “un vínculo por el cual el que brinda cuidados se siente responsable del bienestar del otro y hace un esfuerzo mental, emocional y físico para poder cumplir con esa responsabilidad. Por lo tanto, cuidar a una persona es hacerse cargo de ella” (Hochscield, 1990, citado en Batthyany. 2017, p. 178)
Vemos ese vínculo en varias escenas, Cleo despierta a los niños y la niña, de modo diferente, como a cada uno/a le gusta. Conversa con el más pequeño, comparte su juego. Lo busca en la escuela y se refiere a él diciendo “mi niño”. Se ocupa de Borras, el perro, limpia su excremento cada día del piso embaldosado del patio y cuida que no salga a la calle.
En este sentido, la empleada doméstica se ocupa del “cuidado del otro/a”, en términos Todorov (1993) el que cuida se consagra al otro/a y goza de ello, aunque no recibe aplausos. En el trabajo de las empleadas domésticas aparece el cuidado del otro/a imperceptible pero latente y es esa virtud cotidiana, silenciosa y a veces hasta invisible lo particular del empleo doméstico pues no se expresa en cualquier trabajo asalariado. La escena más ilustrativa, es la del tramo final de la película, en la playa, Cloe no sabe nadar, pero ante el llamado de auxilio de los niños entra al mar a buscarlos.
Roma, nos muestra la cotidianidad del hogar, las relaciones de sus integrantes, desde la perspectiva de su empleada doméstica. Desde esa mirada, nos sitúa a los espectadores, y nos hace visible esta forma de trabajo que más que un trabajo es un vínculo o más bien una trama de vínculos. Como concluíamos en nuestra investigación citada, parecería que entre empleadas - empleadoras más que un contrato laboral lo que se establece es un vínculo constituido por las percepciones y sentimientos que las implicadas construyen en esa interacción, pero no exenta de conflictos puesto que no deja de ser una relación de poder y por lo tanto asimétrica.
Cleo y Adela trabajan todo el día, sólo al final de la noche se encuentran en la pequeña habitación que comparten. Hacen ejercicio a la luz de una vela, porque Teresa no quiere que gasten electricidad y las controla desde la ventana de su habitación. En contraposición a esta escena la vemos a Teresa acompañar a Cloe a elegir la cuna de su futura hija y es también quien la lleva al hospital cuando se desencadena el parto. Otro momento, que evidencia esta relación compleja entre las mujeres, es cuando Cleo le cuenta a Sofía que está embarazada, su patrona reacciona de manera comprensiva y hasta maternal. La consuela y reconforta con palabras y un brazo. También la acompaña al hospital y la lleva a una médica de confianza. En estas escenas queda al descubierto que si bien la relación es personal no lo es en términos de igualdad, en todo caso lo es de dependencia.
La complejidad del vínculo entre patrona y empleada se visibiliza en Roma. Ahora bien, nos preguntamos ¿qué facetas adquiere esa relación laboral en el contexto actual ante los avances de la mujer en el terreno de lo público?

Distribución de las tareas de cuidado al interior de la familia

El trabajo de las empleadas domésticas es el que delegan las mujeres de clase media y alta, para poder salir a trabajar y /o desarrollarse en su profesión. Las tareas domésticas, esto es los quehaceres del hogar y el cuidado de los niños y niñas, constituyen todavía, una responsabilidad exclusiva de la mujer, aunque trabaje a la par de su compañero varón.
En distintas escenas de las películas observamos que las tareas son realizadas por Cleo o Adela, y es Sofía quien las distribuye y controla. Antonio no se dirige a ellas para solicitar su atención. Vemos en la escena de la sala mientras miran televisión que es Sofía quien le pide a Cleo que traiga un té de manzanilla para Antonio.
Tampoco las quejas son dirigidas a Cleo, tal como se muestra en una escena, en que Antonio y Sofía discuten, él le dice a Sofía: “¿Dónde está mi corbata café? Es que nunca encuentro nada en la casa”. Sofía responde: “Ahorita le pregunto a Cleo”. Antonio continúa quejándose “todo está hecho un desastre. En el refrigerador me encuentro botes vacíos guardados, ¿para qué? Me bajo del coche y la caca del perro está ahí”.
La película ilustra a una familia en los años setenta, los cambios desde entonces han sido significativos sin embargo algunos estudios aun muestran que la distribución de las tareas de cuidado en el hogar sigue siendo desigual entre los hombres y las mujeres.
Wainerman (2005), en el marco de una investigación realizada en Buenos. Aires en la primera década de este siglo, expresa que hoy en día los varones, en comparación con la generación de sus padres, incrementaron su participación en las actividades hogareñas, pero de manera no pareja con sus compañeras, pues el mantenimiento de la casa sigue a cargo exclusivo de las mujeres. En este contexto, la investigadora se pregunta ¿la revolución que han llevado a cabo las mujeres en el mercado de trabajo está dando lugar a una revolución en la familia, en cuanto a la inclusión de los varones en el mantenimiento de la casa y los hijos, o más bien se trata de una “revolución estancada”?3.
Battanhy (2008) en Uruguay llega a similares resultados en una investigación desarrollada entre el año 2007-2008 sobre el trabajo del cuidado y el uso del tiempo de las mujeres. Según la investigadora, el estudio dio cuenta de que la división sexual del trabajo de cuidado infantil al interior de los hogares sigue líneas de género muy definidas en el tipo de tareas que realizan mujeres y varones y también en la intensidad y cantidad de tiempo dedicado a las mismas. Estos resultados muestran que los cambios entre las generaciones más jóvenes, aparentan ser todavía lentos.
Investigaciones más recientes en nuestro país, como el estudio realizado por Ana Graciela Burgardt y Fabiana Böhm Carrer en la Universidad Nacional de Cuyo (2017), a partir de la información de la Encuesta Anual de Hogares Urbanos (EAHU) realizada durante el tercer trimestre de 20134, sostiene que las mujeres de Mendoza destinan al conjunto de las tareas domésticas prácticamente el doble de tiempo que los varones (6,4 horas por día promedio frente a 3,4 horas diarias).
Además, señalan que en relación con las actividades domésticas no remuneradas la tasa total nacional es del 88,9 % para las mujeres y un tiempo promedio diario dedicado a su realización de 6,4 horas, mientras que para los varones es del 57,9 % y un tiempo promedio de 3,4 horas.
Pautassi (2018) explica que en los últimos años se han acrecentado las demandas y movilizaciones de las mujeres tal como se ha visto en el paro mundial de las mujeres el 8 de marzo. Sin embargo, no se ha avanzado en una revisión y transformación de la injusta división sexual del trabajo, tanto en el ámbito del trabajo productivo como del cuidado.
Las tareas que realizan las empleadas domésticas, constituyen un trabajo socialmente desvalorizado que hunde sus raíces en la misma subvaloración del trabajo doméstico aquel que es “propio”, “natural” de la mujer (ama de casa) realizado “por amor” a su familia.
En este marco, Pautassi (2018) señala que las tareas de cuidado sean remuneradas o no, no han sido valorizadas, y el trabajo de las empleadas domésticas ha recibido en la mayoría de los países de la región un trato discriminatorio, sin derecho a la seguridad social, y en la mayoría de los casos, con disposiciones por fuera de los Códigos de Trabajo. Si bien en estos últimos años se ha dado un reconocimiento del cuidado como derecho humano, en materia de compromisos de los Estados para reconocerlo y garantizarlo, en normas laborales, de la seguridad social o de los sistemas no contributivos, no se ha concretado.

Reflexiones finales

Como afirmamos al inicio del artículo, el cine resulta una herramienta que contribuye al cuestionamiento de lo real proporcionando nuevos puntos de vista que a través de la teoría posibilita la problematización de situaciones o acontecimientos cotidianos naturalizados y la identificación de tensiones conceptuales.
En este sentido, la película muestra un espacio femenino que nos invita a preguntarnos: ¿Qué rasgos caracterizan a cada una de las mujeres de la casa? ¿En qué contrastan los personajes o cómo se asemejan? ¿Cómo aparece en la narrativa de la película lo masculino? ¿Cómo viven Sofía y Cleo la maternidad? ¿Qué emociones, qué pensamientos, qué experiencias y qué acontecimientos nos sugieren los personajes?
Las relaciones en el hogar en cuanto a la distribución de las tareas, también abren interrogantes en torno a cuánto han cambiado en la actualidad ¿Cómo resuelven las familias en la actualidad la repartición de las tareas de cuidado?
En síntesis, Cuarón, quizás sólo tuvo la intención de narrar el recuerdo de su “nana”, sin embargo, deja al desnudo un espacio femenino en donde lo común, son las tareas de cuidado. Asimismo, echa luz sobre un tipo de trabajo particular, el de la empleada doméstica.
Trabajo en el que se manifiesta la desigualdad en varios sentidos, por un lado, de género, porque se trata de una actividad de mujeres “el cuidado” tarea que una mujer (la patrona), delega a otra (la empleada), y por otro de desigualdad social: las patronas mujeres de clase media o alta pueden ejercer su trabajo fuera de la casa con libertad porque otras mujeres, de clases populares o clase media empobrecida se ocupan de la responsabilidad del cuidado del hogar y lo hacen por sueldos bajos.
Del mismo modo, la responsabilidad de tareas de cuidado en la familia aceptadas por las mujeres, aunque trabajen fuera del hogar como sus compañeros, supone una sobrecarga y el consecuente desgaste mayor de energía por la responsabilidad que implica.

Notas

1 El artículo se desprende de una Acción y un Proyecto de Extensión Universitaria que llevamos adelante desde el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Géneros denominado: “Ciclo de cine, sexualidad y empoderamiento” (años: 2017-2019). Este proyecto desarrolla dos líneas de trabajo articuladas entre sí, por un lado, la realización de talleres de debate y reflexión en torno a películas o documentales vinculados a problemáticas de género; por otro lado, la sistematización de experiencias y elaboración de materiales de enseñanza y aprendizaje desarrolladas en el marco del Proyecto y de otras acciones que los colegios despliegan en el marco de su programa de Educación Sexual Integral.

2 El estudio fue realizado entre los años 2005 y 2009 en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, en el marco de un proyecto de investigación mayor: “Mujeres en La Pampa contemporánea: ciudadanía, identidad y estrategias de vida” del Instituto Interdisciplinario de Estudios de la Mujer UNLPam, dirigido por María H. Di Liscia. En una primera parte del trabajo se analizaron los testimonios de 12 casos a través de entrevistas semiestructuradas y en profundidad. En la segunda parte fueron realizadas historias de vida de madres e hijas empleadas domésticas.

3 El concepto revolución estancada fue acuñado por Hochschild y Machung (1989) en el libro The Second Shift: Working Parents and the Revolutionat Home. En esa investigación realizada en Estados Unidos, Hochschild afirmaba que la mayoría de las mujeres trabajan el “primer turno” fuera de sus hogares, aunque ellas, siguen ocupándose del “segundo turno” que implican las tareas del hogar. La presencia de ese segundo turno o doble jornada laboral explica por qué esa revolución ocurrida en el mundo público, se ha estancado al interior del hogar. La doble jornada también ha sido denominada “doble presencia” por la socióloga italiana Laura Balbo, que utilizó el término en el año 1978 en su artículo: “La doppiapresenza”, con esta distinción, destaca, la autora, la incidencia, no ya en las dos jornadas de trabajo distintas y separables, sino en la doble carga de trabajo en un mismo espacio, tiempo y jornada. En este contexto señala Bonaccorsi (1999, p. 87) “Es así, como el mercado de trabajo capitalista se ha inclinado para determinados trabajos por esta mano de obra puesto que es barata (pocas veces presenta la antigüedad y suficiente por su discontinuidad o trabaja a tiempo parcial) a la vez es flexible debido a que se puede prescindir de ella, reducir las horas de trabajo, etc.”.

4 Según Rodríguez Enríquez (2015) esta encuesta consiste en la primera información con cobertura nacional urbana que se produce en el país, y permite nutrir el debate sobre la manera en que los hogares organizan sus actividades de cuidado de niños, niñas y personas mayores, y las desigualdades de género que aquí se generan y reproducen. La investigadora señala que no es una Encuesta de Uso del Tiempo (EUT), sino un módulo acotado que indaga sobre un listado de tareas limitado, lo que puede llevar a dejar de captar algunas o muchas tareas de cuidado. Sin embargo, el módulo provee evidencia sobre la presunción de una utilización del tiempo diferente por parte de varones y mujeres, y una sobrecarga de las mujeres en las responsabilidades de cuidado.

 

Bibliografía

1. Amorós, Celia (1994) “Espacio público, espacio privado y definiciones ideológicas de ‘lomasculino’ y ‘lo femenino’”, en Amorós, Celia, Feminismo, igualdad y diferencia,México, UNAM, PUEG. P

2. Batthyány, Karina (2007) “Género, cuidados familiares y uso del tiempo”. Recuperado de:http://www.cienciassociales.edu.uy/wpcontent/ uploads/sites/3/2013/archivos/Karina%20Batthy%C3%A1ny%20 G%C3%A9nero,%20cuidados%20familiares%20y%20uso%20 del%20tiempo. pdf. P.177-198.

3. Bonaccorsi, Nélida (1999) “El trabajo femenino en su doble dimensión doméstico y asalariado”, en La Aljaba, segunda época. Revista de estudios de la Mujer. UNLu. P.87 -91.

4. De Beauvoir, Simone (1999) El Segundo sexo. Bs. As., Sudamericana.

5. Di Liscia, María Herminia (comp.) (2011) Mujeres en La Pampa contemporánea: ciudadanía, identidad y estrategias de vida. EdUNLPam. Santa Rosa. La Pampa. Argentina

6. Hochschild, Arlie y Machung Anne (1989). The Second Shift: Working Parentsand the Revolution at Home. New York: Avon Books.

7. Pautassi, Laura (2018) “El cuidado como derecho. Un camino virtuoso, un desafío inmediato”. Revista de la Facultad de Derecho de México. Tomo LXVIII, Número 272, Septiembre-Diciembre 2018. P 718 -742.

8. Rodríguez Enríquez, Corina (2015) El trabajo de cuidado no remunerado en Argentina: un análisis desde la evidencia del Módulo de Trabajo no Remunerado. Documentos de Trabajo “Políticas públicas y derecho al cuidado” 2. Recuperado de: http://elcuidadoenagenda.org.ar/ publicaciones.

9. Todorov, Tzvetan (1993) Frente al límite. Argentina, SXXI.

10. Wainerman, Catalina (comp.) (2005) La vida cotidiana en las nuevas familias ¿Una revolución estancada? Buenos Aires. Lumiere.

Recibido: 05/07/2019
Aceptado: 13/09/2019